lunes, 25 de julio de 2016

CANADÁ Y SUS ENFERMERAS



No es lo mismo leer historia que verla y pasear por los lugares que se ha producido y que no se han olvidado, con un trato especial y diferente. La demostración de orgullo de los canadienses por sus enfermeras religiosas que iniciaron los cuidados de enfermería en su país, queda constancia en sus catedrales de sus ciudades más importantes.

¿Si te preguntan para que sirve la historia y cual es su utilidad?
El profesor de historia Carlos Guijarro de Murcia, le contestó: para que seamos conscientes de lo que aquí pasó, pronto les serán entregados a nuestros jóvenes el testigo que deberá custodiar con diligencia y ceder a otros en un futuro no muy lejano. “La Historia enseña cómo cumplir con ese cometido, mostrándole ejemplos de la negligencia de unos y el buen hacer de otros. Porque todos están llamados a dejar un mundo mejor al que se les entrega, y para eso deben conocer lo que se les confía”.

FOTO 1 L´Hotel Dieu de Quebec 1639. Junio – Julio 2016

Kanata
La primera colonia permanente francesa se estableció en 1605 en Port Royal, Nueva Escocia. El área canadiense de Norteamérica ya había sido visitada con anterioridad: los noruegos la habían pisado por primera vez sobre el año 1000 DC; Jhon Cabot, un veneciano a las órdenes del rey Enrique VII, divisó tierra cerca del golfo de San Lorenzo; los franceses llegaron a esta zona a principios del siglo XVI. En 1534 Jacques Cartier, en nombre de Francisco I, navegó hacia el continente americano. Regresó a Francia sin haber podido encontrar ni oro ni un paso por el noroeste hacia el Oriente (1).

Cuando Cartier regresó un año más tarde, navegó por el río San Lorenzo, donde encontró poblados indios. Cartier les preguntó a los indios nativos por el nombre del territorio donde habitaban y creyendo él que se refería al poblado, le respondieron “Kanata”, que significa “el lugar donde vivimos”. Así, Cartier llamó a esta tierra Canadá, que es su nombre actual. También en una época se le llamaba “Nueva Francia” (1).

Cartier fue seguido a Canadá por exploradores, frailes franciscanos, jesuitas, dominicos y otros colonos. Estos religiosos pronto pidieron a Francia que enviara a mujeres para enseñar a los niños y cuidar a los enfermos. Sin embargo, la primera mujer que hizo las veces de enfermera en esta nueva tierra fue Marie Hubou (apellido de su segundo marido). Era esposa del cirujano - boticario Louis Hébart, al que Samuel de Champlain, el famoso explorador, había llevado consigo en 1617 (1).

FOTO 2 L´Hotel Dieu de Quebec 1639. Junio – Julio 2016

Los jesuitas publicaron informes sobre la ayuda que necesitaban en los “Jesuit Relations”. Tenían la intención de fundar escuelas para los niños indios, construir hospitales para los enfermos y mejorar las condiciones sociales en general (1).

Gracias a los informes de los jesuitas, posteriormente se fortaleció la práctica de enfermería con la llegada de los Jesuitas, quienes dieron un notable impulso a la fundación de hospitales. Fundaron escuelas para los niños indios, construyeron hospitales para los enfermos y mejoraron las condiciones sociales y sanitarias en general. Los europeos contagiaron el sarampión, la viruela y la tuberculosis a los nativos, que acusaron al hombre blanco de la destrucción de su raza. Para los religiosos fue casi imposible combatir esas enfermedades con las condiciones existentes en el lugar. Sus intentos se verían frustrados por la suciedad, el frío, las condiciones inadecuadas de las viviendas, los piojos y el carácter indómito de los nativos (1).

Las publicaciones e informes de los jesuitas suscitaron un gran interés entre los hombres y mujeres de Francia. La Duquesa de Aiguillon, sobrina del cardenal Richelieu, se puso en acción. En 1637 firmó un contrato con las Hermanas Hospitalarias Agustinas de Dieppe por el que prestarían sus servicios como hermanas de hospital y envió a trabajadores para que pusieran los cimientos del primer hospital de Nueva Francia. El Hôtel Dieu de Quebec fue inaugurado en 1639, y su personal estaba compuesto por tres Hermanas Agustinas de la Misericordia de Jesús, éstas llegaron el 1 de agosto de 1639, fundando posteriormente doce monasterios-hospitales en Québec (1).

FOTO 3 Monasterio y Museo de las Hermanas Agustinas. Quebec

Estas monjas pertenecían a una orden de clausura y habían sido preparadas para cuidar a los enfermos. Llevaban una túnica de algodón blanco con un cinturón de cuero negro y un velo negro. Las tres pertenecían a familias francesas acomodadas. Marie Guenet de St. Ignace; Anne Lecointre de St. Bernard y Marie Forestier de St. Bonaventure de Jesús. Tuvieron que afrontar múltiples penalidades, y a los 8 meses ya había fallecido una de ellas.

Las Hermanas Agustinas de la Misericordia de Jesús, apenas desembarcar, ya se encontraron desbordadas por los pacientes. Al ser la sala del hospital muy pequeña, fue necesario erigir cabañas, al estilo de las de los nativos, en su jardín. Puesto que no había provisiones para tanta gente, tuvieron que cortar en dos o en tres trozos algunas de las mantas y sábanas que habían traído para estas pobres gentes enfermas. En una palabra, en lugar de tomarse un pequeño descanso y refrescarse después de las grandes incomodidades que habían sufrido en el mar, se encontraron tan sobrecargadas y ocupadas que temimos perderlas a ellas y nuestro hospital desde su mismo nacimiento. Los enfermos llegaban de todas partes… Su hedor era tan insoportable, el calor tan intenso, los alimentos frescos tan escasos y malos… Resumiendo, desde el primero d agosto hasta el mes de mayo del año siguiente, más de cien pacientes ingresaron en el hospital y más de doscientos pobres nativos encontraron alivio allí (Kenton, 1925; páginas 169-170) (1).

FOTO 4 Hermanas del Hôtel Dieu cuidando a los indios en Montreal. J. McIsaac. 1747. Cortesía del Hôtel Dieu, Archivos religiosos hospitalarios de Saint-Joseph, Montreal, Canadá

En este hospital de Quebec se organizaron unas consultas externas para el tratamiento de los nativos cuyas enfermedades no requerían su ingreso hospitalario. Las Hermanas enseñaron y formaron a las mujeres nativas que colaborarían con ellas en el cuidado de los enfermos, aunque sus obligaciones eran fundamentalmente domésticas, como cocinar, limpiar, hacer las camas y preparar las provisiones. Entre 1640 y 1644 dichas Hermanas acudieron a Sillery, una misión jesuita próxima a Quebec, para cuidar a los nativos, pero tuvieron que regresar por la actitud belicosa de los iroqueses.

Las Hermanas Ursulinas acompañaron a las Hermanas Agustinas en el viaje desde Francia. Era una orden de monjas maestras reclutadas por Madame de la Peltrie, quien se había comprometido en la creación de una escuela misionera para los nativos. Sin embargo, pronto fueron enseñadas y formadas para el cuidado de los enfermos con el fin de que pudiesen ayudar a combatir durante las epidemias. Hubo un brote de viruela en la escuela, y el hogar de las Hermanas se convirtió en alojamiento improvisado para los contagiados. En este hospital de urgencias, murieron muchos indios hasta que finalmente la enfermedad desapareció de forma espontánea. Esta instrucción a corto plazo en el cuidado de los enfermos podría considerarse como la primera formación y supervisión de enfermeras de América. Tan pronto como fue posible, las Hermanas Ursulinas volvieron al trabajo para el que habían sido preparadas inicialmente, el de maestras (1).

FOTO 5 Hermanas Ursulinas. Quebec

En 1643 se crea el Hospital en Montreal. En 1658 se construye el Hotel Dieu de Quebec y en 1644 se había creado el Hospital de la Provincia de Montreal. En la fundación de este último se destacó la figura de Juana Mance (1606 – 1673), una mujer de alto nivel educativo que pronto se dirigió a Francia solicitando ayuda económica, ya que las Hermanas religiosas debían encarar muy serias dificultades por falta de recursos y personal idóneo. A Juana Mance se le considera una figura romántica dentro de la enfermería canadiense. Francia respondió a las demandas canadienses enviando solamente tres Hermanas de la Orden de San José y a dos Hermanas de la Caridad quienes, por su escaso número y preparación, pasaron a trabajar con otras órdenes religiosas “las Hermanas Cinzentas” y con organizaciones misioneras. Mance siguió desempeñándose en el cuidado de los enfermos hasta 1659 (1 y 2).

Juana Mance, era hija de padres franceses ricos y había sido educada en un convento de Hermanas Ursulinas. Desde su más tierna infancia, Juana demostró su inclinación religiosa. Aprendió sobre los cuidados de enfermería al colaborar con las Damas de la Caridad en 1638 durante una grave epidemia. A su llegada a Canadá, se le permitió integrarse en la clausura de las Hermanas Agustinas de Quebec, donde esperó a que se completara la construcción de Ville Marie, el futuro Montreal. Aquí se empleó a fondo Juana y tuvo la gran oportunidad para aprender los cuidados de enfermería y cómo funcionaba la administración de un hospital. Llegó a Montreal el 17 de mayo de 1642 bajo el patrocinio económico de una acaudalada filántropa, Madame de Bullion, quien deseaba que fundase allí un hospital.

Los habitantes de esta colonia vivieron en paz durante un año aproximadamente, después del cual vinieron las inundaciones y las luchas con los iroqueses. Más de la mitad de los colonos murieron a manos de los indios. En una diminuta cabaña-hospital dentro del fuerte, Juana Mance atendía a los heridos por las flechas. Preparaba sus propias medicinas, trataba los sabañones y la congelación, practicaba la sangría y cuidaba a los indios iroqueses igual que a los colonos. En octubre de 1644 se hizo el hospital más grande, se dividió en dos salas, habitaciones para el servicio, una cocina y una habitación para Juana. El hospital estaba rodeado por una empalizada y protegido por un foso debido a los siempre amenazantes iroqueses. Durante casi 15 años Juana Mance llevó a cabo todo el trabajo de enfermería con la colaboración de unas pocas ayudantes. Se ganó la reputación de ser la “primera enfermera seglar de Canadá” y también de Norteamérica (1).

FOTO 6 Ventanal Jeanne Mance. Vidriera emplomada. Basílica de Notre-Dame, Montreal, Canadá. Aparece en la parte central rodeada de enfermos. En la parte izquierda, las primeras tres hermanas de la orden de las Hospitalarias de San José y en la parte derecha se las ve cuidando a los enfermos en Montreal

Juana regresó a Francia en 1657 para recabar ayuda económica y reclutar personal de enfermería. Tres monjas de Hospital de la Sociedad de San José de la Flèche (Hospitalarias de San José) fueron a Montreal para formar al personal del Hôtel Dieu, con Juana Mance de directora, cargo que ostentaría hasta su muerte en 1673. Las religiosas sufrieron múltiples adversidades durante el primer siglo de existencia del hospital: ataques de los indios, pobreza extrema, incendios, terremotos y hambre. Perseveraron y finalmente alcanzaron una notable prosperidad y el reconocimiento a su trabajo.

En el siglo XIX, Francisca Gifford, fue la primera religiosa enfermera canadiense, hija del primer médico del hospital. Por ese mismo tiempo en 1739, Marguerite Marie D'Youville, fundó la congregación de las Hermanas de la Caridad en Montreal también llamadas Hermanas Grises, para el cuidado de los enfermos, ancianos y niños expósitos. Sus miembros no estaban enclaustrados, de forma que podían llevar su trabajo y sus cuidados hasta los hogares de los más necesitados. Las Monjas Grises fueron realmente el antecedente histórico de las actuales enfermeras de distrito de Canadá (1 y 2). Sin embargo, su labor tuvo que enfrentarse a la incomprensión de la gente, que no veía de buen grado a las monjas caminando libremente por las calles.

FOTO 7 L´Hotel Dieu de Quebec 1639. Junio – Julio 2016

Durante el siglo XVII, vio cómo toda la obra francesa en Quebec y Montreal pasaba a control de los ingleses como resultado de la Guerra de los Siete Años. Canadá pasa a ser colonia británica y, en ese contexto, aparecen hospitales municipales con enfermeras sin formación.

El principal asentamiento de los ingleses fue en Ontario y, si bien en 1864 se proyectó crear una Escuela de Enfermería, la idea no prosperó.

En 1875 el Hospital General de Montreal solicita a Inglaterra la colaboración de Florence Nightingale para crear su Escuela de Formación de Enfermeras (1).

Canadá tuvo una de las primeras Escuelas que siguieron el modelo Nightingale, ubicada en el St. Catharine´s General and Marine Hospital (1874). Los reglamentos para las enfermeras se establecieron en las regulaciones de la Escuela de formación (que más tarde se llamó Mack Training School) y estaban influidos por los principios de Miss Nightingale. El primero de estos estatutos estipulaba:

FOTO 8 Ursulinas de Quebec y María de la Encarnación

Las enfermeras, durante el cumplimiento diario de sus deberes, deben observar la más estricta reserva y evitar cautelosamente el “chismorreo”: su conducta debe ser amable y respetuosa en todo momento, y cuando estén de servicio en casas particulares, se espera de ellas que, además de encargarse completamente de los pacientes, eviten causar molestias innecesarias, cuiden de sí mismas y presten la mayor atención a la preparación de la comida para los enfermos; asimismo, ayudarán con alegría en otras cuestiones, aunque no estén directamente relacionadas con su deber, cumplirán fielmente las instrucciones del médico y, en situación de emergencia, informarán de cualquier caso en que la ejecución de sus órdenes haya sido excedida u omitida. No demostrarán preferencias por ningún médico. Atenderán escrupulosamente a los deberes especiales para con el paciente con la delicadeza y la exactitud que les han enseñado sus superiores, y nunca obstaculizarán o criticarán el tratamiento. Gibbon y Mathewson, 1947; páginas 144 y 145 (1).

Las órdenes religiosas de enfermería en América
Muchas monjas y sacerdotes religiosos llegaron a América con los colonizadores franceses y españoles y proporcionaron al menos unos cuidados de enfermería mínimos a las comunidades católicas. Las Monjas Agustinas, las Monjas Ursulinas y las Hermanas de la Caridad son las que aparecen citadas con mayor frecuencia en la historia del servicio de enfermería en los hospitales de América del Norte y América del Sur. Las órdenes religiosas de mujeres también contribuyeron enormemente a los cuidados de enfermería durante la Guerra de Secesión. Su organización y motivación les proporcionaban una ventaja notable sobre las seudoenfermeras seglares de la época. Enseñaban ellas mismas organizando cursos y preparaban a las nuevas enfermeras. Casi todos los miembros de estas órdenes tenían una cierta preparación y habían recibido una formación esmerada. Solían ser mujeres refinadas e inteligentes con un interés sincero por el cuidado de los enfermos. A ellas les ofrecían formarse en los cuidados de enfermería, ejercitarla o dedicarse a la educación parroquial y atender a los más necesitados.

Los grupos protestantes de enfermería también atendieron a los enfermos y heridos durante el tiempo de la Guerra de Secesión.

La Basílica de Santa Ana de Beaupré, está junto al Río San Lorenzo a 30 kilómetros al este de la ciudad de Quebec. Es una iglesia católica con muchos milagros de curas de enfermedades. Es un importante santuario del catolicismo, con cerca de medio millón de peregrinos que la visitan cada año. El 26 de julio es la fiesta de Santa Ana, santa patrona del Quebec.

FOTO 9 María Caterina de San Agustín. Basílica de Santa Ana de Beaupré

Las Hermanas Agustinas de la Misericordia de Jesús en Québec
A través de los siglos marcados por una devoción total, las Hermanas Agustinas de la Misericordia de Jesús, han fundado doce monasterios-hospitales en Québec y misiones en el extranjero. Asimismo, a continuación de la creación de la Federación de monasterios en 1957, las Agustinas han hecho construir una casa de formación en Sillery.

En Canadá, la presencia de las Hermanas Agustinas de la Misericordia de Jesús se ha expandido. Empezaron en el Hôtel-Dieu du Précieux-Sang establecido en Québec en 1639, se agregan al Hospital General en 1693, el Hôtel-Dieu du Sacré-Cœur de Jesús en 1873, Chicoutimi en 1884, Lévis en 1892, Roberval en 1918, Gaspé en 1926, Saint-Georges en 1949, Montmagny en 1951, Alma en 1954, Jonquière y Dolbeau en 1955.

FOTO 10 Manuel Solórzano en la Plaza de Notre Dame de Montreal. Monumento a Juana Mance

La semilla de mostaza de 1639 se ha transformado en un gran árbol. La Iglesia, que protege maternalmente a las comunidades religiosas, se ha ocupado, desde el comienzo del siglo XX de remediar el  problema del aislamiento de los Monasterios sugiriendo formas de unión, tales como una Federación de monasterios autónomos o de un Generalato.

Juana Mance, Una laica deseosa de servir en Nueva Francia
Juana Mance nació en Langres en Champagne francesa, el 12 de noviembre de 1606. Muy joven quiso entregar su vida a Dios y sintió un llamado misionero para el Canadá.
«Sé que Dios me quiere en Canadá, pero no sé ni donde, ni tampoco para que misión. Me abandono totalmente a su voluntad ».

Después de discernimiento, sale con Paul de Chomedey y una recluta de hombres. Llegan a la isla de Montreal, el 17 de mayo de 1642 para establecerse en Ville-Marie: es cofundadora de esta colonia. Con la ayuda financiera de la Sra. de Bullion, Juana Mance funda el Hôtel Dieu y atiende a los heridos y enfermos, franceses y amerindios; prepara para la llegada de las Hospitalarias de San José.

Conociendo los designios del fundador Jerónimo Le Royer, en 1659, Juana Mance trae desde Francia a las tres primeras Hospitalarias. Entonces comienza la historia de la gran colaboración entre esta laica y las Hospitalarias de San José, hasta el 18 de junio de 1673, cuando fallece.

FOTO 11 L´Hotel Dieu de Quebec 1639. Junio – Julio 2016

Oración para conseguir favores por la intercesión de Juana Mance
Dios todopoderoso, Queremos agradecerle al recordar los orígenes de nuestra fe en tierra canadiense.
Te glorificamos cuando evocamos la memoria de Juana Mance.
Por su intercesión y ejemplo, haz que busquemos en todo tu voluntad, fuente de alegría y libertad.
Sagrado Corazón de Jesús, te suplicamos por la intercesión de tu Santa Madre y de tu fiel servidora Juana Mance, escuchar nuestra oración y conseguirnos los favores que te pedimos… que sea para tu gloria, nuestro propio bien y la glorificación de Juana Mance.

Discusión
Fueron los colonizadores de origen francés quienes crearon los primeros hospitales en América del Norte. En Canadá estos hechos ocurrieron en Québec y Montreal “ambas pertenecientes a colonias francesas”, aunque sin personal ni recursos materiales que permitieran atender satisfactoriamente a los enfermos y enfrentar, las situaciones de epidemia tan frecuentes en aquella época. Gracias a los Jesuitas, a las Hermanas Agustinas y a las Hermanas Ursulinas, que emprendieron el largo aprendizaje de la enfermería en la atención y cuidados a las personas y la formación en los hospitales; hoy en día las enfermeras tienen sus universidades en tierras canadienses.

Bibliografía
1.- Historia de la Enfermería. M. Patricia Donahue. Versión española de la obra original “Nursing. The Finest Art. An Illustrated History”, publicada por The C. V. Mosby Company. B-24.474-99

2.- Historia de la Enfermería. Aspectos relevantes desde sus orígenes hasta el siglo XX. María Rosa Parentini. Ediciones Trilce. Uruguay 2002

3.- Religiosas Hospitalarias de San José

Manuel Solórzano Sánchez
Diplomado en Enfermería. Servicio de Traumatología. Hospital Universitario Donostia de San Sebastián. OSI- Donostialdea. Osakidetza- Servicio Vasco de Salud
Insignia de Oro de la Sociedad Española de Enfermería Oftalmológica 2010. SEEOF
Miembro de Enfermería Avanza
Miembro de Eusko Ikaskuntza / Sociedad de Estudios Vascos
Miembro de la Red Iberoamericana de Historia de la Enfermería
Miembro de la Red Cubana de Historia de la Enfermería
Miembro Consultivo de la Asociación Histórico Filosófica del Cuidado y la Enfermería en México AHFICEN, A.C.
Miembro no numerario de la Real Sociedad Vascongada de Amigos del País. (RSBAP)

2 comentarios:

Rufi García Nadal dijo...

MUY INTERESANTE.GRACIAS POR HACERNOS LLEGAR ESTAS IMÁGENES
Y SU HISTORIA.SALUDOS DESDE CARTAGENA

Pepe Guerra dijo...

Muchas gracias Manolo...por compartir tus experiencias...y mas!!!
Un abrazo, PPGuerra