Euzkadiko Gudontzidia. La Marina de Guerra Auxiliar de Euzkadi fue una de las unidades militares más singulares y peor conocidas de las que tomaron parte en la Guerra Civil de 1936-1939. En esas unidades navales había asignados practicantes.
Derivado de la Constitución de la República de 1931 y del Estatuto de Autonomía Vasco aprobado en Referéndum en 1933, primera votación en que en la península las mujeres ejercitaron su derecho al voto; el Gobierno de Euzkadi se constituyó el 7 de octubre de 1936. Ese día, en la Casa de Juntas de Guernica, mientras gudaris y milicianos paraban al ejército sublevado en Elgeta, los concejales vizcaínos, guipuzcoanos y algunos alaveses eligieron, por casi total unanimidad, primer presidente del Gobierno de Euzkadi a José Antonio Aguirre, abogado de treinta y dos años, alcalde de Guetxo y diputado a Cortes desde 1931. En nombre del Gobierno de la República José Echevarría Novoa, gobernador civil y presidente de la Junta de Defensa de Vizcaya, invistió como Lendakari a Aguirre, quien pronunció este juramento:"Ante Dios humillado, en pie sobre la tierra vasca, con el recuerdo de los antepasados, bajo el árbol de Guemica. juro cumplir fielmente mi mandato".
A continuación, dio a conocer la lista de su Gabinete, de concentración nacional, y su programa ministerial, pactado previamente. Su composición fue la siguiente:
Presidencia y Defensa, José Antonio Aguirre (PNV); Gobernación. Telestoro Monzón (PNV); Justicia y Cultura, Jesús María de Leizaola (PNV); Hacienda, Heliodoro de la Torre (PNV); Agricultura, Gonzalo Nárdiz (Acción Nacionalista Vasca); Industria, Santiago Aznar (PSOE); Trabajo, Juan de los Toyos (PSOE); Asistencia Social, Juan Gracía (PSOE); Comercio y Abastecimiento. Ramón M. Aldasoro (Izquierda Republicana); Sanidad. Alfredo Espinosa (Unión Republicana), y Obras Públicas, Juan Astigarrabía (PC de Euskadí).
En plena guerra, y sin poder contar con la colaboración del Gobierno de la República, el Gobierno de Euzkadi tiene que organizarse en todos sus ámbitos. El propio Lehendakari Aguirre asume la constitución del cuerpo de Ejército de Euzkadi. Un Ejército propio y distinto al de las milicias irregulares. El decreto del 25 de octubre de 1936 firmado por Aguirre y publicado en el Diario Oficial del País Vasco, establece acorde con la declaración ministerial del día 7, que “todas las unidades, Armas y Cuerpos del Ejército” que operan en Vizcaya quedan “bajo la autoridad superior del Consejero de Defensa de Euzkadi”; esto es, del propio Aguirre. Con lo que se crea un Mando militar propio, supremo, desligado del Ejército del Norte, que existía ya, en principio. Además pone en marcha las siguientes medidas:
Llamar cuatro reemplazos: 1932, 1933, 1934 y 1935.
Militarizar las milicias, que deberán usar uniforme y quedar sujetas al fuero militar.
Militarizar los técnicos y obreros especializados, así como la incautación de las fábricas y talleres, es decir, la industria, la poderosa industria vizcaína.
Establecer zonas de guerra
Crear los organismos competentes: Estado Mayor y Departamento (o pequeño Ministerio) de Guerra, con todas las dependencias propias de una administración militar.
Así, el Gobierno Vasco llegó a crear un pequeño ejército de 40.000 hombres con el Lehendakari Aguirre como Comandante en Jefe.
Fue el 15 de octubre de 1936 cuando el presidente del Gobierno de Euzkadi y consejero de Defensa, José Antonio Aguirre, designó a Joaquín Egia y Untzueta Jefe de la Sección Marina que empezaría a funcionar diez días después.
La misión confiada a esta Sección era la de organizar una fuerza naval auxiliar de la Armada Republicana que se dedicara a la protección del tráfico mercante y de las faenas de pesca en aguas propias y mantuviera libres de minas submarinas los accesos a los puertos vascos. Y es así como nació la Marina de Guerra Auxiliar de Euskadi, una de cuyas tareas básicas fue la de escoltar buques mercantes que llegaban a Bilbao. En este contexto esta fuerza naval una autonomía orgánica y operativa absoluta respecto de la Marina Republicana.
Para organizar esta fuerza auxiliar, Egia convirtió en "buques de guerra" a un buen número de pesqueros que estaban refugiados en Bilbao, sin ninguna ocupación. En su mayoría habían llegado en la evacuación de Pasajes. Les dotó de artillería en unos casos (bous armados) o de aparejos para el rastreo de minas submarinas en otros (dragaminas).
Para la protección del tráfico mercante y de los pesqueros que faenaban en aguas territoriales se escogió a 4 bacaladeros de la empresa PYSBE de Pasajes, llegados a Bilbao en la evacuación de Guipúzcoa. El 30 de octubre de 1936 el presidente del Gobierno Vasco, José Antonio Agirre firmó los decretos de incautación de los buques Hispania, Euzkal-Erria, Mistral y Vendaval, ocupándose la Armada Republicana de artillarlos. Se les instaló al principio 1 cañón de 101’6 mm. a proa y 2 ametralladoras en el puente (el Mistral llevaba también 1 de 76’2 mm. a popa). El 9 de diciembre fueron rebautizados Araba, Bizkaya, Gipuzkoa y Nabarra y entre enero y febrero se les instaló a todos, menos al Araba, un segundo cañón de 101’6 mm. a popa. El Araba, que siempre tuvo sus calderas en muy mal estado, fue desarmado en febrero de 1937 y entró en dique a continuación para sufrir una profunda modificación que no se había completado cuando cayó Bilbao en junio. Todos los buques fueron pintados de color gris aplomado, llevando en sus amuras, en color negro, la inicial de su nombre o el numeral correspondiente; izaban la ikurriña a proa y la bandera tricolor republicana a popa.
Las tripulaciones se organizaron con personal voluntario, procedente de las marinas mercante y pesquera, que suplió su escasa o nula formación militar con entrega, disciplina y una elevada motivación. Se necesitaban 300 hombres y se presentaron más de 3000 voluntarios, de los que más de 900 llegaron a pasar por las filas de la Marina de Euzkadi. Con el fin de dotar a estos buques y a todos los de la Marina Vasca de personal sujeto al control del Gobierno de Euzkadi, el 10 de noviembre de 1936, se publicó el Decreto de creación del Voluntariado de Personal de Mar.
La mayoría del personal del Voluntariado del Mar provenía de las localidades costeras vascas, más de la mitad eran vizcainos (57 %), destacando el elevado número de bermeotarras (más del 11 % del total); algo más de la cuarta parte eran guipuzcoanos (28 %) y muy pocos los alaveses y navarros (cerca del 1 % entre ambos); el resto (14 %) eran nacidos fuera de Euskal Herria, en su mayoría en Galicia (11 %), y también en Cantabria, Andalucía, Castilla, Aragón, Asturias, Madrid y Cataluña. Por lo que se refiere a su militancia política, el 57 % pertenecía a Solidaridad de Trabajadores Vascos o al Partido Nacionalista Vasco, el 19 % era de la UGT o del Partido Socialista y porcentajes menores estaban afiliados a la CNT (5 %), Acción Nacionalista Vasca (4 %), Izquierda Republicana (2 %), Partido Comunista (2 %) y diversos sindicatos profesionales (1 %). Finalmente un 10 % no estaba afiliado o se desconocía su afiliación.
Una vez incorporados quedaban sujetos a las leyes y fueros de la Marina de Guerra y sometidos a la disciplina militar. Todo el personal recibió vestuario exterior de faena y de paseo. El primero era tipo mono y el segundo consistía en un chaquetón y pantalones en tonos que iban del gris verdoso al azul marino, junto con botas de pescador y boina oscura. No se utilizaron insignias, ni galones que identificaran los grados de cada uno, aunque llegó a esbozarse un proyecto. A los comandantes de los bous se les asignó la categoría de tenientes de navío, aunque el resto de la nomenclatura jerárquica se tomó de la existente en la Marina civil.
En el “destructor José Luis Díez” estaba embarcado el capitán médico José Muxika Arana, natural de Bergara (PNV).
Todos los buques de la Marina de Guerra Auxiliar de Euskadi tenían embarcado, al menos, un practicante. Entre ellos se encontraban: Tomás Aguirre Ajuria; practicante del “bou Nabarra”, nacido en Bilbao (STV) fallecido en el combate de Cabo Matxitxako, después de atender a los heridos de su barco; Bernardo Alacano; practicante del “bou Bizkaya” nacido en Bizkaia (EGI-STV); Anastasio Arbe Oleagoitia; practicante del “bou Araba”, nacido en Bilbao (STV) posteriormente embarcado en el “destructor Ciscar”; José Ignacio Gorostidi Axuria; practicante del “bou Donostia” nacido en Álava (PNV); Antonio Imaz Areitioaurtena; practicante del “bou Gazteiz” nacido en Bizkaia (Sin afiliación); José María Sáenz Martínez; practicante del “bou Gipuzkoa” nacido en Bilbao (No afiliado); Fernando Zabaleta Abaitua; practicante del “destructor José Luis Díez” nacido en Mendata (PNV-STV); Donato Andonegui Tellechea, marinero enfermero del “destructor José Luis Díez” nacido en Bermeo (PNV-STV) y Francisco Colominas Casas, marinero enfermero del “destructor Ciscar” nacido en Cataluña (Estat Catalá).
La propuesta de Nombramiento del personal sanitario era realizado por la Jefatura de Sanidad Militar del ejército republicano. Los practicantes de los Bous Gipuzkoa, Bizkaia y Nabarra hicieron su prácticas y obtuvieron el título en el Hospital de Basurto.
El sueldo mensual de los practicantes era de 500 pesetas al mes. El personal sanitario de los buques principales atendían las necesidades sanitarias de enfermería del personal de los buques más pequeños como dragaminas y lanchas auxiliares. Documentación extraída del Archivo particular del Bou Bizkaia que está en el Archivo General de la Administración en Alcalá de Henares.
Los practicantes de los bous artillados decidían que personal o soldados podían estar capacitados para el servicio y quien era incapacitado o dado de baja. Dentro de sus cometidos, era de especialmente importante la atención a los heridos en combate.
Además ponían vacunas (tifus, fiebre amarilla, viruela, etc y de todas las enfermedades de la época), además del resto de actividades propias de su profesión, realizando tanto curas como atendiendo toda clase de enfermedades.
Los practicantes mandan una carta donde se quejan de que quieren obligarles a hacer guardias en los “bous”. Dándoles la razón el día 8 de enero de 1937, por la Jefatura de la Marina de Guerra. Al no realizar guardias en los barcos, se las cambian para que los sábados, los practicantes durante la instrucción militar de 10 a 12, debían de dar conferencias sobre la higiene y las enfermedades. Además cada 15 días harán reconocimiento médico a toda la dotación.
El Canarias avistó sólo al Gipuzkoa que venía de la parte de Santoña y abrió fuego contra él. A los pocos minutos una salva del Canarias le desmontó el cañón de popa y otra provocó un incendio en el puente; 5 tripulantes resultaron muertos y 12 más heridos. El Gipuzkoa contestó al fuego y alcanzó a su vez al Canarias produciéndole un muerto y un herido (las primeras bajas de la campaña). Persiguiendo al Gipuzkoa, el Canarias se colocó al alcance de las baterías costeras de Punta Galea y Punta Lucero que empezaron a disparar para ayudar al bou. Enseguida, el crucero rebelde hizo rumbo Norte y se retiró y el Gipuzkoa, seriamente averiado, pudo entrar en Portugalete.
El practicante José Mª Sáenz Martínez del “bou Gipuzkoa” se multiplicaba para intentar atender a todos los heridos, que una vez en tierra fueron evacuados a hospitales de Bilbao.
Entretanto, el “bou Bizkaya” se había topado cerca de Machichaco con un misterioso mercante de bandera estoniana que había apresado el “crucero Canarias” poco antes del combate. Resultó ser el Yorkbrook que transportaba armas para los republicanos. Inmediatamente el “bou Bizkaya”, aprovechando que el Canarias se hallaba ocupado con el “bou Gipuzkoa”, le condujo a Bermeo, recuperándo así el buque y el armamento.
En el “bou Bizkaya” estaba como 2º Oficial de la Marina Mercante Avelino González Zulaika, pasando posteriormente a 1º Oficial de la Marina, casado con la enfermera Miren Begoña Elorriaga Aurrekoetxea y con domicilio en la calle Amistad nº 10 de Las Arenas (Bizkaia), y siendo posteriormente exilados en Burdeos, entre los hijos que tuvieron quiero destacar a su hija Nerea González Elorriaga, hoy enfermera diplomada con residencia en el país austral de Chile.
Al resto del convoy se habían unido ahora los pesqueros Pantzeska y Joseba Mikel, que regresaban de sus faenas. Desconociendo lo ocurrido, al poco rato se topó el convoy con el Canarias. Primero abrió fuego contra el Galdames, causando la muerte a cuatro pasajeros por lo que el mercante izó bandera blanca y paró las máquinas. Disparó luego contra el Donostia, que se alejó, y finalmente contra el Nabarra. El comandante del Nabarra, a pesar de la desigualdad de fuerzas, decidió presentar batalla al crucero y hundirse combatiendo antes que rendir su barco. El Pantzeska y el Joseba Mikel aprovecharon este momento para ponerse a salvo.
De todas las acciones en las que participó la Marina de Guerra Auxiliar de Euzkadi, el Combate de Matxitxako es, sin lugar a dudas la más importante, que se desarrolló en medio de un fuerte temporal. El 5 de marzo de 1937, en el cabo Matxitxako y con olas de más de 5 metros, estos bacaladeros artillados se enfrentan en un combate desigual al buque insignia de la flota sublevada, el crucero Canarias, en el que destaca el coraje de la tripulación del “bou Nabarra”. Una salva lateral del "Canarias" lanzaba 1.000 kilos de acero y explosivo, mientras que una salva de los cuatro bous pesaba unos 75 kilos. Teóricamente, dadas las características de protección del crucero (51 mm y 38 mm), los proyectiles de 101 mm de los bous no podían alcanzar ninguna parte vital del "Canarias“. Durante el combate, ya que el “bou Nabarra" estaba sólo, eran primero 1.000 kilos contra 22 (11 kg cada proyectil de 101 mm) y luego contra 11, después del fallo de la pieza de proa.
El “bou Nabarra" hace fuego sin cesar, a la vez que se aleja al norte, tratando de separar al crucero del mercante "Galdames". El "Canarias" reacciona rápidamente. Habiendo fijado "in situ" sus tres presas con órdenes y amenazas dirige ahora su atención al "Nabarra" y empieza a batir el bou con su artillería. Un obús toca en proa, cortando las cadenas en los escobenes y precipitando las anclas al mar. Varios tocan en cubierta; otros, perforantes, atraviesan el casco. Empieza un incendio a proa, otro en media cubierta. En la cubierta, tapizada de esquirlas y cascotes de metralla, corre la sangre.
De los primeros muere un contramaestre de Ondarroa. Luego un marinero. El practicante, Tomás Agirre, tratando de curar heridas, es herido a su vez, también de los primeros. La metralla lo acribilla todo. El palo mayor cae. La chimenea, alcanzada varías veces, está destrozada e inclina a estribor. La pieza de proa del Nabarra se bloquea porque se agarrota definitivamente el cerrojo del cañón. La pieza de popa sigue tirando sin cesar, a veces tiene que hacer fuego por elevación hacia proa, rozando chimenea y arboladura. Un obús alcanza el puente blindado de mando, que queda destrozado, y hasta el timón ha perdido sus cabillas. Llaman a un artillero para que coja el timón, porque el timonel ha muerto, con un brazo arrancado. El segundo oficial Olabeaga, ha perdido varios dedos y está tocado en las costillas. Pese a estar herido, Tomás Agirre continúa atendiendo a los heridos.
En uno de los acercamientos del "Canarias" un obús del "Nabarra" alcanza al crucero, matando a un guardiamarina y haciendo varios heridos. Un proyectil del crucero atraviesa cubierta superior, inferior, y estalla en el tubo de alimentación de las calderas y máquina del "Nabarra". Saliendo de las entrañas del "Nabarra" aparecen varios titubeantes moribundos, quemados por el vapor. Sus carnes escaldadas cuelgan lastimosamente; han perdido cejas, pelo, piel, y se les va la vida.
El comandante del Nabarra, Enrique Moreno ordena abrir las compuertas del fondo para hundir el barco, al tiempo que comienza el desalojo. En medio del temporal y bajo el fuego enemigo, se botan como se pueden los botes salvavidas, saltando al agua para llegar a ellos. 5 tripulantes mueren ahogados, al no poder alcanzar los botes, entre ellos, el practicante herido, Tomás Aguirre. Enrique Moreno y Ambrosio Sarasola deciden quedarse en el barco y hundirse con él. El crucero se acerca al bou y le dispara a quemarropa una tremenda andanada que ha quedado grabada en la memoria de los supervivientes. Todo salta, y puente, cubiertas, cañones, tapas, maderas y maquinillas vuelan por los aires… y el “bou Nabarra” se hunde.
Mientras el gran crucero maniobra para recoger el primer bote del "Nabarra", Francisco Elortegi, comandante del "Donostia", da avante toda máquina para recoger el segundo bote. Al hacer esto, el pequeño bou se acerca a menos de dos millas del crucero, colocándose a distancia suicida de la artillería del "Canarias". Este acto de valor sin esperanza define bien a aquellos hombres y aquella batalla, a la vez que respeta la eterna tradición de los marinos en su obligación de salvar a sus compañeros.
De la lancha le llegan fuertes gritos y opiniones: "¡Escapad!" "¡Para caer presos ya bastamos nosotros!" "¡Nosotros tenemos más responsabilidad, se hace de noche, mientras nos cogen podéis escapar”"
Elortegi, emocionado, les echa baldes para achicar, vendas para los heridos, que es lo que le piden desde la lancha, arrumba al norte y pronto el pequeño bou desaparece en la noche que cae rápidamente.
Como decíamos anteriormente el 5 de marzo de 1937, en el cabo Matxitxako estos bacaladeros artillados se enfrentan en un combate desigual al buque insignia de la flota sublevada, el crucero Canarias, en el que destaca el coraje de la tripulación del “bou” Nabarra. El practicante de este buque, Tomás Aguirre Ajuria, de 30 años, y natural de Bilbao fallece durante la primera hora de combate alcanzado por la metralla mientras atendía a los heridos. Junto al practicante Tomás Aguirre Ajuria, fallecieron otros 29 marineros, incluídos el capitán y el primer oficial que se hundieron con el Nabarra. Los 20 supervivientes fueron recogidos y atendidos por el Canarias. Posteriormente fueron encarcelados en la Cárcel de Ondarreta en Donostia, juzgados en Consejo de Guerra y condenados a muerte. Por intercesión directa del Comandante del Canarias, Salvador Moreno y especialmente de Manuel de Calderón director de tiro del mismo barco y posteriormente ayudante naval de Franco en Burgos, son indultados, por el valor demostrado en combate.
Lo ocurrido en Matxitxako fue excepcional. El corresponsal del diario Times de Londres, Steer, en su libro "The tree of Gernika", hizo una emocionante narración del combate de cabo Matxitxako. El gran poeta inglés, C. Day Lewis, escribió un espléndido poema de inspiración épica, y lo publica con el título "The Nabarra (Overtures to death and otherpoems)".
Otros autores como Juan Pardo San Gil, José María Gamboa, Joaquín Sarria, Alejo Bilbao y José Miguel Romaña que también han recogido lo ocurrido en Matxitxako aquel 5 de marzo de 1936, y en el año 2006, coincidiendo con el 70 aniversario se ha editado un cómic titulado “Mar de plomo”
Desde hace 30 años, el 5 de marzo en Bermeo se rememora la batalla de Matxitxako. El valor que demostraron los miembros de los cuatro Bous de la Marina de Guerra Auxiliar de Euzkadi que hace más de 70 años libraron una "desigual" batalla con el crucero franquista Canarias.
El Lehendakari ha destacado la valentía de aquellos "hombres de mar" que ante la amenaza del totalitarismo supieron levantarse para defender la libertad de Euskadi al lado de la República y que "a pesar de los escasos medios con los que contaban, fueron capaces de contribuir decisivamente en labores de aprovisionamiento, escolta, evacuación y defensa de la costa vasca".
En el acto de conmemoración del 70 aniversario del combate de Matxitxako el Lehendakari se ha referido a éste como un ejemplo de "honor", porque "posiblemente ha añadido, no haya a lo largo de la dramática Guerra civil un episodio tan lleno de reconocimiento y respeto al adversario" y en este sentido ha reconocido el apoyo personal del comandante del crucero Canarias, Salvador Moreno, que fue "decisiva" para salvar la vida de los marineros vascos apresados tras el combate.
El acto del 70 aniversario de la batalla de Matxitxako concluyó con la inauguración de la escultura Matxitxakoko guda de Nestor Basterrechea.
Un enlace importante es:
La marina de guerra auxiliar de Euskadi (1936 – 1937)
http://www.gipuzkoa.net/kultura/museos/um/castella/mgae/mgae.htmAgradecimientos para:
Juan Pardo San Gil, Juantxo Egaña y Nerea González Elorriaga
Un abrazo para todos
Manuel Solórzano Sánchez y Jesús Rubio Pilarte
Enfermeros
Hospital Donostia
San Sebastián
masolorzano@telefonica.netNota: Las fotos están escaneadas de libros que tratan el tema, de Juan pardo y Juantxo Egaña.