miércoles, 2 de enero de 2008

PROYECTO PARA LA PRESCRIPCIÓN ENFERMERA

Ya disponemos del texto del PROYECTO DE ORDEN DEL MINISTRO DE SANIDAD Y CONSUMO POR LA QUE SE DESARROLLA LA DISPOSICIÓN ADICIONAL DUODÉCIMA DE LA LEY 29/2006, DE 26 DE JULIO, DE GARANTÍAS Y USO RACIONAL DE LOS MEDICAMENTOS Y PRODUCTOS SANITARIOS, que de ser aprobado, incluirá una lista de productos y medicamentos que las enfermeras podremos prescribir. Pego a continuacion un resumen del proyecto, podeis ver el texto completo en el enlace adjunto.

La cooperación multidisciplinar es uno de los principios básicos de la Ley 44/2003, de 21 de noviembre, de ordenación de las profesiones sanitarias, que determina que las actuaciones sanitarias dentro de los equipos de profesionales se articularán atendiendo a los criterios de conocimientos y competencia de los profesionales que integran el equipo, en función de la actividad concreta a desarrollar, de la confianza y conocimiento recíproco de las capacidades de sus miembros, y de los principios de accesibilidad y continuidad asistencial de las personas atendidas.
En los equipos de profesionales sanitarios, los profesionales de enfermería desarrollan una labor esencial como elemento de cohesión de las prestaciones de cuidados a los usuarios de los servicios sanitarios, orientados a la promoción, mantenimiento y recuperación de la salud así como a la prevención de enfermedades y discapacidades y que el ejercicio de la práctica enfermera implica necesariamente la utilización, bajo distintas modalidades, de medicamentos y productos sanitarios.
Los profesionales de enfermería, podrán indicar y en su caso autorizar los productos sanitarios relacionados en el anexo II, en la correspondiente orden de dispensación o entrega.
2. Los profesionales de enfermería, en el ejercicio de su profesión, podrán usar o en su caso, autorizar el uso de medicamentos en los siguientes supuestos:
2.1 En el marco de los principios de atención integral de salud y para la continuidad asistencial:
a) En aplicación de protocolos institucionales de elaboración conjunta y en planes de cuidados estandarizados, autorizados por las autoridades sanitarias competentes.
b) En el seguimiento protocolizado de los tratamientos que se establezcan con base en una prescripción médica individualizada.
2.2 Los medicamentos no sometidos a prescripción médica relacionados en el Anexo III, en aplicación de protocolos normalizados para su uso racional, en la correspondiente orden de dispensación.

ANEXO II
1. Algodones
2. Gasas
3. Vendas.
4. Esparadrapos
5. Apósitos.
6. Parches oculares
7. Tejidos elásticos destinados a la protección o reducción de lesiones o malformaciones internas.
8. Duchas vaginales, irrigadores y accesorios para irrigación
9. Cánulas rectales y vaginales.
10. Bragueros y suspensorios.
11. Absorbentes para la incontinencia urinaria.
12. Otros sistemas para incontinencia.
13. Aparatos de inhalación (inhaladores, cámaras de inhalación, insufladores).
14. Sondas
15. Bolsas recogida de orina.
16. Colectores de pene y accesorios.
17. Bolsas de colostomía
18. Bolsas de ileostomía
19. Bolsas de urostomía.
20. Accesorios de ostomía
21. Apósitos de ostomía.
22. Sistemas de irrigación ostomía y accesorios.
23. Sistemas de colostomía continente.
24. Cánulas de traqueotomía y laringectomía.
25. Otros según determinen las autoridades sanitarias competentes

ANEXO III
Medicamentos incluidos en los grupos terapéuticos de la siguiente relación:
A01A Estomatológicos (excepto antifúngicos para tratamiento oral local)
A02A Antiácidos
A06A Laxantes
A07B Absorbentes intestinales
A07C Fórmulas para rehidratación oral
A07D Inhibidores de la motilidad intestinal
A07F Microorganismos antidiarreicos
A11A y A11B: Polivitáminicos
D02 Emolientes y protectores
D03 Cicatrizantes y enzimas proteolíticos
D04 Antipruriginosos (incluyendo antihistamínicos, anestésicos)
D08 Antisépticos y desinfectantes
D09 Apósitos medicamentosos
M01A Antiinflamatorios y antirreumáticos por vía oral: Ibuprofeno 100,200 y 400 mg
M02A Preparados tópicos para dolores musculares y articulares
N02B Analgésicos y antipiréticos: acido acetilsalicílico, paracetamol
N07BA Fármacos usados en dependencia a nicotina: sólo medicamentos cuyo principio activo sea nicotina
P03 Ectoparasiticidas
R02A Preparados faringeos
R05CA Expectorantes
S02DC Otológicos: reblandecedores de cerumen

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Me parece correcto lo que dice SATSE....

EL DEBATE SOBRE la prescripción enfermera
está tomando un camino sesgado
y equivocado. El conformismo de
algunos nos está llevando a una situación
inviable y que traerá problemas a corto
plazo, además de carecer de una visión
global sobre el futuro del Sistema Nacional
de Salud, sus recursos y sus necesidades
en las próximas décadas. Nadie entiende
que en una época en la que se intenta
eliminar fronteras, rediseñando las
profesiones con nuevos currículos académicos
y homogeneizando sus funciones,
tanto en los centros sanitarios como en la
sociedad, aquí nos entretengamos en seguir
defendiendo unos parámetros del siglo
pasado, dando la espalda a las auténticas
necesidades no sólo del sistema, sino
las que nos viene reclamando la propia
sociedad civil, que lo único que quiere
es un SNS eficaz y de calidad a todos
los niveles.
Flaco favor haríamos a nuestros propios
profesionales de enfermería y a los
usuarios si a la primera oportunidad renunciáramos
a la prescripción enfermera
por un plato de lentejas. Eso es lo que se
desprende del documento que la Comisión
de Farmacia del Consejo Interterritorial
del Sistema Nacional de Salud ratificó
en su última reunión, recibiendo el beneplácito
de algunas organizaciones contentas
con que la enfermería pueda usar y
autorizar fármacos, aunque ello nos lleve
a una vergonzosa renuncia del término
“prescripción”, después de una dilatada
campaña en favor de introducir este término,
con todos sus efectos, en la terminología
sanitaria de vanguardia. Una situación
lamentable, que traerá consecuencias
si llega a prosperar el documento
de la Comisión de Farmacia. Nadie entendería,
y menos la profesión enfermera,
que después de años defendiendo la prescripción
enfermera, en la primera negociación
se renuncia a ella, a una bandera
que es el símbolo –junto a la licenciatura–
del ser y la identidad de una profesión
que quiere estar en la “champions” de la
Sanidad, con luz propia y con aspiraciones
de futuro.
Los profesionales de Enfermería queremos
prescribir –no usar o autorizar–
fármacos que, para colmo, se pueden
comprar sin receta en la farmacia, lo que
se podría considerar una burla a las expectativas
de los profesionales y denota
un profundo desconocimiento tanto de
la realidad enfermera como de las necesidades
del SNS. Se tiene la impresión de
que lo único que se desea es tranquilizar
a la profesión enfermera de cara a las
próximas elecciones generales de marzo,
ofreciendo un acuerdo de mínimos vergonzante,
que humilla a los profesionales
de Enfermería en su deseo de adecuar
su profesión a
los parámetros
más avanzados,
en consonancia con los países líderes de
la Unión Europea.
Ya es hora de dejar de mirar por el retrovisor,
de parchear las políticas sanitarias.
Es tiempo de hombres de Estado,
que reconozcan que la Sanidad necesita
rediseñar de una forma general no sólo
su estructura, sino el papel de cada una
de las profesiones sanitarias. Y éstas tendrán
que modificar sus planes de estudio,
ampliar sus conocimientos en algunas
materias e introducir nuevas de acuerdo
con las necesidades de salud y las tipologías
de la sociedad. Esto nos llevaría a introducir
modificaciones en leyes como la
de Ordenación de las Profesiones Sanitarias
o la del Medicamento, en la que se
ampliarán las competencias de las enfermeras
con la prescripción, avalada tanto
por su formación académica como por
un sistema sanitario en permanente evolución,
no anquilosado por intereses corporativistas
como hasta ahora.
¿Qué sería de las profesiones sanitarias
amordazadas por el desencanto o la renuncia
permanente? La invisibilidad, la
peor de las penurias. Y Enfermería no está
dispuesta a renunciar a la prescripción
enfermera, en el más amplio sentido de
la palabra, pese a quien pese, porque está
en juego nuestro futuro como profesión y
nuestro prestigio como profesionales de
la salud, que quieren seguir avanzando
en su liderazgo en la Sanidad.

Anónimo dijo...

El avance de la Enfermería no pasa por la prescripción de medicamentos. El verdadero progreso de nuestra profesión se forjará cuando admitamos que no somos médicos frustados y que tenemos un campo de acción propio. Si no ¿qué nos distinguiría de los médicos?. Si la diferencia es -bajo tu punto de vista- que ellos prescriben más y nosotros menos, entonces el futuro ha terminado. Lo que nos distingue de los médicos y demás profesionales es que cuidamos de forma holística exista o no enfermedad o la persona se sienta sana o enfermera la persona. Los médicos curan, desafortunademente a veces sólo pueden intentar hacerlo. La pregunta es ¿queremos seguir bajo la sombra de la medicina o queremos ser árbol de una vez por todas?.
Sí a la enfermería científica, a la enfermería basada en la evidencia, en los modelos...
Sí a los diagnósticos enfermeros,
Sí a cuidar holísticamente.
No a la prescripción, pues solo nos hundirá aún más en la miseria y la dependencia médica. Por la autonomía profesional y el trabajo en equipo.

Anónimo dijo...

Yo casi diría enfermera al 200 por ciento, pues no podria estar más de acuerdo contigo.
Porque preocuparse por recetitas, que al final, nos quitarán de nuestro verdadero trabajo, y no involucrarse más en los PAE, especialidades, estudios, recursos humanos?

XMMeijome dijo...

Me gustaría dejar a este respecto el interesante punto de vista de Antonio J. Valenzuela publicado en acta sanitaria:

Echando mano de una de las acepciones de la Real Academia Española con las que la RAE define la prescripción, yo me quedaría con la de 'adquirir un derecho real por el transcurso de cierto tiempo', como para intentar argumentar, en esta misma línea vaga que ahora los médicos manejan, la posibilidad y derecho de prescripción enfermera que se cuestiona. Nos sobra tiempo para haber demostrado ya que ciertas líneas de trabajo colaborativo que se vienen perpetuando, y en muchas ocasiones protocolizando como vertientes de prescripción enfermera, son asumidas, respetadas e institucionalizadas y otorgan sin ningún tipo de cuestionamiento, a la Enfermería, 'ese derecho real por el transcurso del tiempo', que no por el amparo legal que se nos niega y que nos deja al descubierto normativo y 'con el culo al aire'.

Interpretación simplista

Huyendo de una interpretación simplista, no puedo nada más que, de nuevo, referir que circunscribir el concepto o la idea de prescripción enfermera al entorno farmacológico o de receta, es sesgado, malintencionado y evidentemente falso, si lo que se pretende es argumentar condicionantes de formación, idoneidad, eficiencia, seguridad del paciente y competencia. Atributos que incuestionablemente encierra y son potenciados por nuestra profesión y actos que lo que reclaman es el reconocimiento legislado y la posibilidad más amplia de ser responsables y evaluadores de nuestras propias intervenciones prescritas desde un entorno autónomo, ante situaciones y asistencias en las que se nos exija actuar en beneficio del paciente y sin el participio directo de un médico; situaciones para las que estamos capacitados, contamos con los conocimientos, las habilidades y la actitud cuidadora de forma profesional y que venimos realizando bajo esa idea de beneficencia, no maleficencia y de respeto al derecho de autonomía, algunas veces apoyándonos en la prescripción farmacológica, pero nunca de forma exclusiva y siempre bajo enfoques holísticos, humanos.

La sociedad también entiende que, ante algunas de sus necesidades de salud, la enfermera es el referente más claro, cercano y con potencial de ayuda a la fuerza, conocimientos y voluntad de los pacientes, como para conseguir, mediante prescripciones e intervenciones enfermeras, el mayor grado de autonomía de los mismos, y éso pasa por la necesidad de prescribir, seguro que algunas veces también recetando, por qué no?

Recetas claras

Las recetas se siguen escribiendo en latín, no nos engañemos, al menos ésa debe ser la sensación de muchos pacientes cuando intentan interpretar la cinética y dinámica que va a sufrir su proceso de enfermedad con la ayuda de lo ahí escrito y sin ninguna información añadida que aclare sus ansiedades y dudas en ese exclusivo acto en que se convierte la receta médica, ése, parece ser que pasaporte casi divino y que parece que se sigue anhelando en ese salto 'a nivel superior'.

Yo no estoy empeñado en recetar, está claro; mi empeño y mi derecho es el de prescribir y es lo que se está reivindicando, aunque esa prescripción pase a veces por la prescripción farmacológica y el acto burocrático de recetar o rellenar una receta, siendo éste el aspecto má cuestionado y que más intereses ocultos encierra, tanto en el sentido de anhelo como de recelo ante tamaña usurpación que nos haga 'iguales'. Quien haya confundido el discurso, o no lo haya planteado de forma clara, pertenezca al Consejo que pertenezca, que asuma ahora las consecuencias de este debate y de la falta de adhesión de ambos colectivos.

No dejaría de ser ridículo el intento de acceso de las enfermeras a las recetas bajo la premisa de que ésta se repita autocopiativamente una y otra vez por parte del médico y pudiéndose entonces y así, ante la fuerza de la desidia y la generosidad provocada por el tedio, tener la posibilidad de repetir el acto para el que tan solo unos pocos tienen potestad, formación (en Farmacología la misma que las enfermeras), competencias y el apoyo 'desinteresado' de la industria y para terminar consiguiendo notoriedad.

En España se hacen muchas cosas sin pensarlas objetivamente desde una perspectiva global, sino por la presión de diferentes colectivos. Realmente si así es y esperemos que en ésto, como en muchas otras cosas, el sentido común dé paso a la posibilidad ya manifestada en algunas Comunidades Autónomas de que la prescripción enfermera, así entendida y en su más amplia acepción, sea una realidad consensuada y completamente argumentada y como Norma. Las enfermeras nos encontramos en la mejor de las disposiciones, en todos los sentidos, lo aseguro. Sólo hace falta que tanto el colectivo médico, como el enfermero, entiendan la verdadera dimensión de lo que ahora se va a valorar como propuesta de Decreto de modificación.

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