RESUMEN
Se analizan las posibles
hipótesis de trabajo a las que fue expuesta Clara Louise Maass durante la
investigación para la creación de una vacuna contra la fiebre amarilla y como
consecuencia de su participación en ella, su fallecimiento. Además se describe
la participación de personajes que intervinieron en las investigaciones de la
fiebre amarilla en Cuba y que fueron homenajeados en este país, así mismo se
promueve el recuerdo y el reconocimiento
a Clara Maass por su entrega y participación total en la búsqueda de una vacuna
contra la fiebre amarilla. Los profesionales de la Enfermería y de Medicina
relacionados con La Salud pública, con la Epidemiología con la investigación
estarán siempre reconociéndola, su muerte solo refleja a una enfermera heroica
para la humanidad.
PALABRAS
CLAVE
Clara Maass, Fiebre
Amarilla, Vacuna contra la fiebre amarilla, Walter Reed, Carlos Finlay.
AUTORES:
María
Martha López Magaña:
Licenciada en Enfermería, MCSP: Coordinadora de la especialidad de Enfermería
en Salud Publica del Centro Universitario de Ciencias de la Salud (CUCS). Jesús Roberto Colín Ortiz: MCP y MSP:
Técnico Académico Tit B, 20 hs. CUCS. José
Cruz Pérez Serna: MCP y MSP: Profesor Investigador CUCS. María Refugio Cabral de la Torre.
Licenciada en Enfermería y MSP: Coordinadora de Extensión y Vinculación del
Departamento de Enfermería para la Atención, Desarrollo y Preservación de la
Salud Comunitaria del CUCS. Melquiades
Aguirre Orozco: MCP y MSP: Profesor de asignatura CUCS. Bernardo Ramírez González: MCP y
Epidemiólogo: Director de la UMF Nº. 1 del IMSS en Guadalajara, Jalisco. María Guadalupe Díaz Cárabes.
Licenciada en Enfermería: Coordinadora de Investigación del Departamento de
Enfermería para la Atención, Desarrollo y Preservación de la Salud Comunitaria
del CUCS. Irma Ávila Rodríguez.
Licenciada en Enfermería, MCSP, Coordinadora de Enseñanza del Departamento de
Enfermería para la Atención, Desarrollo y Preservación de la Salud Comunitaria
del CUCS. Félix Tonatihú Casillas Coles.
Licenciado en Enfermería: Alumno de la Maestría en Ciencias de la Salud
Pública, CUCS. Todos ellos pertenecientes a la Universidad de Guadalajara,
México.
INTRODUCCION
La muerte de la
enfermera Clara Maass provocó que se terminaran en Cuba los experimentos de
fiebre amarilla en humanos1, antes de ella ya habían fallecido otras
personas en diferentes trabajos de investigación sobre el mismo padecimiento,
por un lado en el equipo de la 4ª Comisión de Estudio de la Fiebre Amarilla
dirigido por Walter Reed había fallecido Jesse W. Laziar y en el equipo, de
Carlos Finlay se habían reportado algunos fallecimientos en sus trabajos de
investigación, no todos los fallecimientos fueron consecuencia del mismo
objetivo, en el caso de Jesse el objetivo real era determinar la participación
de un mosquito en el mecanismo de trasmisión, aunque se dice que su muerte fue
por descuido de él; en el caso de los que fallecieron con Carlos Finlay, de 20
personas investigadas a 1981 se registran dos fallecimientos, uno de ellos por
fiebre amarilla a consecuencia de una inoculación realizada con mosquito y el
otro fallece como consecuencia de la enfermedad1,2; en el caso de
Clara Maass el objetivo aparente del equipo de investigación en el Hospital
“Las Animas” era elaborar una vacuna contra la fiebre amarilla, en este
proyecto ya habían sido “vacunados” o sometido a la exposición de picaduras de
mosquito a 19 voluntarios; ella fue la única mujer y además la única
profesional de la enfermería que se involucró en ese proyecto; como voluntaria
fue expuesta repetidamente a picaduras de mosquito infectado durante varios
meses hasta que uno de ellos le provoco la enfermedad y la muerte.1,3
FOTO 001 Retrato de Clara
Maass
LA MUERTE
DE CLARA MAASS: LAS POSIBLES HIPOTESIS
Al llegar Clara al
Hospital “Las Animas”, llegaba una enfermera de excelente preparación,
representaba ella el perfil técnico profesional ideal para enfermería, por esas
fechas no había en Cuba personal con sus características, exceptuando las otras
tres enfermeras militares que había que terminaron su trabajo con Walter Reed
en febrero del 19014, posterior a esa etapa no hay referencias de
más profesionales de enfermería norteamericano trabajando en ese lugar y es la
única norteamericana también que se involucra en este proyecto como voluntaria;
el personal de enfermería que servía en el mismo hospital era empírico de
origen religioso o voluntario, de hecho, las Escuelas de Enfermería formales
surgen en ese país a partir de la ocupación norteamericana y propiamente el
término “Enfermería” se utiliza en Cuba por primera vez también por esas fechas5;
mientras el equipo de trabajo de investigación estaba tratando de comprobar las
hipótesis que Carlos Finlay había hecho para inmunizar a los susceptibles, en
un informe de Durham, se dice al respecto: “Es un hecho incontrovertible que el
Dr. Carlos J. Finlay de la Habana fue el primero en establecer la
experimentación directa para demostrar y probar sus ideas sobre el papel que
desempeña el mosquito en la trasmisión de la fiebre amarilla: Su método
consistía en alimentar mosquitos con sangre de enfermos de esa fiebre, antes
del sexto día de la enfermedad y aplicarlos después, con un intervalo de dos,
cuatro o cinco días a personas susceptibles. Su propósito era producir una
enfermedad ligera de fiebre amarilla con el objeto de obtener la inmunidad”. El
25 de julio de 1900 durante una agradable conversación que tuvimos el honor de
sostener con el amable investigador, nos informo de numerosos detalles sobre
sus experimentos comenzados en el año 18816,7. Esta hipótesis es muy
semejante a la que señalan que dijo Guiteras que coordinaba la investigación
sobre la inmunización de la fiebre amarilla, “al producir casos atenuados de
fiebre amarilla, estos se podrían controlar, y una vez recuperado el enfermo
este sería inmune al padecimiento”, sin embargo otros autores como Martínez
comenta en su artículo “Dos casos de auto experimentación en la Comisión de la
Fiebre Amarilla: Clara Maass y Jesse William Lazear (1900-1901)”, respecto a
estos experimentos, existe una versión de que se llevaban a cabo en forma
secreta y que para ello se necesitaban “conejillos de indias humanos”, no sin
admitir el riesgo para los individuos que voluntariamente se sometían a dichos
experimentos1. Una vez que Clara determino participar, le pidió a su
madre -en una carta- que no se preocupara si llegaba a enfermar de fiebre
amarilla, pues le decía entre otras cosas que era común padecerla en esa época
del año, ella estaba segura de que era inmune a dicha enfermedad, ella había
servido al ejercito en Jacksonville Florida, Savannah Georgia, Santiago Cuba y
Manila Filipinas, donde había visto y
atendido a soldados enfermos de paludismo, fiebre tifoidea, disentería,
viruela, fiebre amarilla y dengue, eventualmente ella había enfermado de este
último padecimiento en Manila, Filipinas en mayo de 19001,3;
finalmente Clara se expuso en el hospital a las picaduras de mosquitos
infectados, los recibió en siete ocasiones entre los meses de mayo, junio y
agosto de 1901.
Entre los 19 voluntarios
que participaron en estos experimentos Clara fue la única mujer, y fue la única
enfermera y era la de más alto nivel profesional en ese hospital y
probablemente en Cuba, además era la única persona voluntaria de origen
norteamericano, ella fue expuesta a picaduras de mosquitos más veces que la
mayoría de los que participaron en la investigación, y de los que participaron
en el equipo de Walter Reed solo J. Morán fue expuesto a picaduras de mosquito
durante tres días pero su tiempo de exposición real fue como una hora; algunos
autores consideran que tuvo 15 picaduras de mosquitos infectados en una hora.
El 14 de junio Clara fue
picada por el mosquito “Vergara” llamado así porque este mosquito había picado
a un paciente de fiebre amarilla de nombre Santiago Vergara; Clara enfermo y
presentó poca fiebre, el mes de julio trascurrió sin novedad, sin embargo para
entonces los investigadores tenían la certeza de que el vehículo de trasmisión
era el mosquito pero permanecía una duda en virtud de que otros que habían sido
picados permanecían sanos –esta parece otra hipótesis de trabajo-, el 14 de
agosto la exponen de nuevo a las picaduras de los mosquitos que habían
provocado previamente dos casos de fiebre amarilla, el 18 de agosto Clara
enfermo y seis días más tarde el 24 de agosto de 1901 falleció, al morir tenía
25 años de edad, había nacido el 28 de junio de 1876 en East Orange, Nueva
Jersey1,6,8,9,10
Al
revisar las propuestas de Finlay nos encontramos también que el preconizo un
medicamento de tipo profiláctico y quizás curativo, en relación a este él dijo
“he pensado que la fiebre amarilla sea
entre todas las enfermedades de la patología humana la que mejor se presta a la
medicación por medio de inyecciones con la serosidad inmunizante de sujetos
aclimatados, ya con el objeto de procurar una protección profiláctica a los
recién venidos ya para combatir las manifestaciones alarmantes en los casos
graves de enfermedad”, según el Dr. Jorge Leroy y Cassay, este recurso
terapéutico no fue otro que el suero de un sujeto inmune, recogido en la
serosidad de un vejigatorio aplicado con todas las condiciones de asepsia
necesarias e inyectado al sujeto a quien se trata de inmunizar, cosa que
también publicó en junio de 1898, según lo describe en el trabajo “A plausible method of vaccination against
yellow fever”, inserto en The Philadelphia Medical Journal, en el que
reproduce también la favorable opinión emitida por el Dr. Roux, del Instituto
Pasteur de Paris. En carta del 10 de diciembre de 1894 sobre lo perfectamente
fundado de la idea que somete a su juicio, y en la que manifiesta además que él
cree tener la idea de haber sido el primero en aplicar el de principio del
descubrimiento de Behring y Kitasato al sujeto humano6 esta opción
también debe de considerarse entre las hipótesis, pues el objetivo inicial era
más bien crear una vacuna.
¿Le
estarían dando a Clara algo como supuesto preventivo y luego la exponían al
mosquito? Con el argumento de que ya era inmune o le daban algo después que
ella enfermaba que en este caso fallo, es decir buscaban la inmunidad, la otra
alternativa era exponerla varias veces a la picadura del mosquito para lograr
también la inmunidad y la otra opción también es factible, es decir que estuvieran
con ella viendo si los resultados señalados por Reed en relación a la
trasmisión de la fiebre amarilla era a través del mosquito. Según Walter D.
McCaw, Mayor del cuerpo médico de la Armada de los Estados Unidos en su trabajo
sobre Walter Reed: “El hombre, su
trabajo, y el reconocimiento mostrado a partir de los resultados obtenidos por
él y sus asociados en la Comisión para la Fiebre amarilla”, señala que,
Guiteras en la Habana, y el Servicio del Hospital de Marina y de Salud Pública
de Veracruz, y por último una delegación del Instituto Pasteur de Paris, en Río
de Janeiro, confirmaban de la manera más convincente la precisión y la
exhaustividad de las conclusiones de la comisión estadounidense, es decir
confirmaban lo obtenido por Walter Reed en Marianao4; finalmente hay otra hipótesis de
trabajo que es la de J. Figueres, Martínez señala que el equipo del Hospital
“Las Animas” trabajaba con la hipótesis de Figueres, y esta dice que “al producir casos atenuados de fiebre
amarilla, estos se podrían controlar, y una vez recuperado el enfermo este
seria inmune al padecimiento” la hipótesis prácticamente es la misma que la
de Finlay y teóricamente él también se encontraba en el mismo lugar1.
El
3 de diciembre de 1952, se inaugura una placita en Marianao municipio de la
Habana Cuba donde se homenajeo a Carlos Finlay y a sus compañeros de
investigación, al personal de la 4ª Comisión Contra la Fiebre Amarilla al mando
de Walter Reed, a los voluntarios de la US Army que participaron en los
trabajos con Walter Reed, al Gobernador militar en Cuba que impulso el proyecto
de investigación y autorizaba los presupuestos para trabajar con humanos y a
otros que según los diferentes equipos cooperaron en la investigación ya como
voluntarios ya como trabajadores activos, a esta placita se le bautizó como
“Parque Lazear” y está ubicado en el barrio Pogolotti por la calle 90 entre la
60 y 61 A,
llegar ahí implica unos 20 minutos de la Habana vieja y se puede llegar a él
perfectamente en carro*, en ese lugar hay un pequeño parque pavimentado con un
paredón de piedra al fondo, en forma semicircular como de 2 metros de altura, donde
se colocaron 9 placas de bronce o tarjas, dos de ellas rectangulares y siete
circulares o medallones, con la siguiente organización, en los extremos del
mismo paredón se encuentran las placas de bronce rectangulares, con los nombres
de 25 personajes, en la primera se tienen 12 nombres de personajes y como
título se lee en la misma “VOLUNTARIOS”, y en la otra placa hay 13 y en el
centro de la placa se lee “ESTOS COOPERARON”, los primeros 7 de esta placa
también son voluntarios, el resto fue personal operativo de la investigación,
entre esas dos placas se encuentran los siete medallones y ahí encontramos los
rostros de los personajes que fueron considerados claves para la investigación:
en el 1º. está Jesse W. Laziar (1866-1900), en el 2º. Walter Reed (1843-1902),
en el 3º. Claudio Delgado (1833-1915), en el 4º. (el central) Carlos Finlay
1833-1915, en el 5º. Leonard Wood
(1860-1927), en la 6º. James Carroll, (1854-1907) y en el último, es decir en
el 7º. ahí está el de Arístides Agramonte (1868-1931). (Fotos: 4, 5, 6, 7, 8, 9,10 11,
12, 13, 14, 15).
FOTO 002 Placita en
Marianao
Las
inscripciones de las placas de los extremos se grabaron en honor a los voluntarios
y los que cooperaron que de algún modo tuvieron que ver en los estudios
realizados en ese lugar entre el 20 de noviembre de 1900 y el 7 de febrero de
1901, con los cuales se confirmo el trascendental descubrimiento del agente
trasmisor a través de la picadura de un mosquito infectado de la fiebre
amarilla anunciado por el sabio cubano Carlos J. Finlay Barres en 18811,6,8,11,12
Los personajes de
la placa de “VOLUNTARIOS” son:
Folk Levi Everett,
Hanberry James Leonard, Jernegan Warren Gadsden, Kissinger John Richard, Morán
John Joseph (Reportado como voluntario por la armada nacido en Ohio, junto con
Kissinger entro a la casa infestada de mosquitos luego contrajeron la
enfermedad y no fallecieron le ofrecieron ingresarlo al experimento estipulándosele
que no recibiría ningún pago, formaba Parte de la Comisión del canal del Istmo.
Según Arístides, Kissinger y Moran debieron haber recibido un reconocimiento de
la US Army. Él estuvo en la caseta número 2 acostado más de una hora con su
cuerpo expuesto a la picadura de 15 mosquitos infectados que volaban libres en
el local, el enfermo). Sonntag Charles Gustave, Weather Walks Edward, West
Clayde Llewelyn, Cooke Robert Page, England Thomas Marcus, Hildebrand James,
Andrus John Newitt.
Y continúan más voluntarios
en la segunda placa
Forbes Wallace
Wellington, Olsen William, Méndez Álvarez Jacinto, Benigno Antonio, Fernández
Nicanor, Martínez José, Presedo Vicente.
En esta segunda placa
aparecen también los que cooperaron:
Kean Jefferson Randolph
(Hean Jefferson), Sternberg George Miller, Truby Albert E, Ames Roger Post,
Lambert Gustaf E, Warner Lena
(Enfermera, trabajo en el equipo de Walter Reed, fue contratada considerando el
criterio de inclusión de que ella era resistente a la fiebre amarilla, ya que se
había expuesto al padecimiento cuando ella era una niña y enfermó del mismo
padecimiento creándole inmunidad).
FOTO 003 Placas
conmemorativas
De los personajes que
están en los medallones y que también llaman la atención en la investigación de
la fiebre amarilla son:
Claudio Delgado y
Amestoy: Él fue colaborador clave de Carlos Finlay, de origen español, en
agosto de 1886 Finlay inicia con Delgado, el estudio de la fiebre amarilla
aplicando procedimientos de Louis Pasteur (1822-1895), con este doctor se
encuentran protocolizados 104 casos de inoculaciones experimentales hasta 1900.
Leonard Wood: General
gobernador militar de Cuba y médico, impulsó a la 4ª Comisión para la
investigación de la fiebre amarilla, autorizo permiso para realizar
experimentos sobre personas no inmunes y dinero para recompensar a los
voluntarios que se sometieran a tratamiento.
Arístides Agramonte
Simoni: Nació en Camagüey, Cuba el 3 de junio de 1868, hijo del Gral. Dr.
Eduardo Agramonte y Piña y sobrino del héroe cubano de la independencia Ignacio
Agramonte y Loynaz, de niño vivió en Mérida, Yucatán, México donde hizo su
instrucción elemental, luego estudio en Nueva York, y en la Universidad de
Columbia hizo la carrera de Medicina, regresa a Cuba como médico investigador
bacteriólogo del ejercito norteamericano, fue miembro de la Comisión que
estudio la fiebre amarilla, fue maestro de la Universidad de la Habana y fue
propuesto para premio nobel sin lograr obtenerlo, falleció el 17 de agosto de
1931 en New Orleans, su cadáver fue trasladado al horno crematorio de Brooklyn.
FOTO 004 Panteón
Cristóbal Colón
Clara
Louise Maass, fue sepultada en el panteón Cristóbal Colon de la Habana
con honores militares** y sus restos fueron exhumados y trasladados por el
ejercito de EE UU al Cementerio Fairmont de Newark, New Jersey donde se
caracterizó la tumba con una simple piedra al estilo militar, posteriormente
personal de Newark Memorial (anteriormente alemán) Hospital promovieron la
colocación de una lapida de granizo de color rosa con la placa de bronce
modificando así la propuesta inicial. En 1952 el Newark Hospital Alemán cambio
de nombre a Clara Maass Memorial Hospital, que desde entonces se mudo a
Belleville Nueva Jersey, en navidad de 1949 apareció un timbre (sello de
correos) donde ella se encuentra al centro, arriba de ella dice: Lutheran
Memorial Hospital y bajo su imagen dice “por
la ciencia y la humanidad”, en 1976 en el centenario del aniversario de su
nacimiento, el Servicio Postal de Estados Unidos emitió un sello conmemorativo
en honor de Miss Maass con valor de 13 centavos. El salón de la fama de la
Asociación de Enfermeras de América, lleva el nombre de Clara Maass, el día 13
de agosto la Iglesia Luterana la conmemora como “Una restauradora de la humanidad”;
en Cuba el hospital donde ella trabajo y donde se incorporó posteriormente como
voluntaria a la investigación pusieron una placa en su honor, este hospital tan
trascendental en la historia de la investigación de la fiebre amarilla en 1970
fue transformado y en él se hizo un Hospital de Pediatría. Cuba editó un sello de correos de dos centavos en fecha propiamente del
cincuentenario de su muerte, el timbre de color rojo, en el centro se observa
ella, a los lados los hospitales donde trabajo, el timbre se puso en circulación
el 24 de agosto de 1951, según orden con el número 19 de fecha 7 de agosto de
1951, y de él se imprimieron 3 millones de ejemplares3 también se le
puso su nombre a una Escuela de Enfermería y a un Hospital1,3 9,13,14. No hay
noticias de ella en otros países.
FOTO
005 Placa y sellos conmemorativos
En relación al grupo de
enfermeras que trabajo con Walter Reed, se señalan que eran tres4, una de ellas fue
homenajeada, su nombre aparece en las placas de bronce ella es Angedine Lena Warner, en la placa aparece
como Lena Warner, ella fue contratada por el ejército para el equipo de Walter
Reed con ciertas condiciones propicias para el proyecto de investigación, el
criterio de inclusión era contrario al que utilizaron con Clara para
incorporarla, esta era inmune la otra no13. Sus condiciones propicias eran que ella
había padecido le fiebre amarilla cuando era una niña y había sobrevivido al
cuadro, es decir era inmune, al contrario de Clara que en la investigación
quisieron crearle ese estado de inmunidad y solo se provocó su muerte.
CONCLUSIONES
Es posible que con Clara
se hayan trabajado las hipótesis señaladas, pues otras más que también están
como posibles, son descartadas de antemano: una de ellas, de que fue contratada
por un elemento del ejército de los Estados Unidos y que este la haya obligado
a participar en el proyecto de investigación, en el equipo de Reed. Se dice,
que los militares participantes eran puros voluntarios, lo que sugiere
descartar lo anterior; y la otra sería, de que hayan estado estudiando la
historia natural de la enfermedad de la fiebre amarilla, esta hipótesis también
es poco probable, pues Finlay tenía ya un buen numero de casos estudiados,
incluyendo aquellos que habían fallecido, pero independientemente de eso, el
número de muertos estimado en Cuba por año era de más de mil, por tal motivo la
historia natural tampoco debió haber sido motivo de investigación, pero, además
otros aspectos relevantes que debieron considerarse fue el diagnóstico clínico
que le hicieron, se siente confuso.
¿Si era inmune porque
murió? Y luego porque la consideraron inmune, solo porque ella lo manifestaba y
en base a ello la involucraban, o porque le habían proporcionado algo
equivalente a la vacuna que teóricamente la hiciese aparecer como inmune, entonces
había una confusión evidente ahí, o fue otro padecimiento como dengue o como
leptospirosis u otro, en el caso del dengue, ella había enfermado en Manila,
pero si consideramos este, la siguiente pregunta es, ¿seria el mismo serovar?
En aquella época no existía información sobre estos, en el caso de
leptospirosis, a principios de siglo XXI aún no se conocía; casos de
leptospirosis en esa época eran diagnosticados como fiebre amarilla.
Exceptuando a C. Finlay, a L. Wood y a C. Delgado la gente que fue homenajeada
corresponde a los que trabajaron con W. Reed. C Delgado no aparece en ninguno
de los hospitales como operativo, teóricamente se le hizo el reconocimiento por
haber trabajado con Finlay en los años previos a 1900, es decir no estaba en el
equipo y en las fechas propuestas; en el Hospital “Las Animas” no aparece, ni
Guiteras Gener, no aparece Díaz Albertini, no aparece Gorgas, ni aparece Clara,
tampoco hay reconocimiento a este hospital, ya que este fue eliminado como tal
en 1970, al contrario de donde trabajo W. Reed
una de las casitas fue convertida en monumento, difícilmente a Clara le
iban a poner en el “Parque Lazear”, era una voluntaria mujer y enfermera expuesta a las picaduras del mosquito, no era oficial del
ejército cuando fue contratada, había fallecido fuera del periodo
referido, cuando no estaba previsto, fuera de la fechas para considerar a los
homenajeados y fuera del lugar adecuado para lo mismo, ella trabajaba en el
Hospital “Las Animas” bajo las ordenes de la Sanidad Cubana, no bajo las
ordenes de W. Reed, posiblemente le habrían pagado 100 dólares por ser
voluntaria en cada propuesta de exposición al mosquito y 200 dólares cuando se
enfermó la primera vez y quizás también la última cuando falleció.
Probablemente eso afectó
cualquier propuesta para recordarla a través del tiempo, como su muerte provocó
que se terminaran los experimentos con humanos en Cuba, quizás tampoco eso
gusto, ya que estaba provocando el nacimiento de la bioética en la
investigación, aunque esto no está citado por nadie, en fin hay muchas
preguntas de porque no fue homenajeada, y porque su caso no fue citado o
comentado por los expertos, a pesar de que algunos de ellos la involucraron en
siete exposiciones al riesgo, hasta que falleció.
Después de este análisis
creemos que su participación no fue reconocida por la sociedad médica en
general y la de enfermería en lo particular, tanto la de esos tiempos como la
actual, no se le dio su lugar como enfermera mártir en la búsqueda de la vacuna
contra la fiebre amarilla; Clara apoyo con su participación a la Epidemiología,
a La salud Pública, a la investigación; su muerte y la de Jesse W. Lazear
impactaron hasta al Canal de Panamá, ya que este se vio beneficiado con los
nuevos descubrimientos, a partir de estos, las medidas de sanidad se orientaron
a controlar la densidad del mosquito y por lo tanto a disminuir el riesgo de
infección por fiebre amarilla.
Clara brindó otra imagen
de la enfermera al involucrarse
en la investigación, con todo el riesgo que implicaba, a soportar todo,
exponerse a todo, incluso a la muerte con sólo el objetivo de lograr nuevos conocimientos, hacer crecer a la
ciencia médica para que luego sus resultados fueran aplicados en toda la
humanidad.
Como corolario la vacuna
Contra la Fiebre amarilla fue descubierta por el sudafricano Max Theiler en
1937, 36 años después de la muerte de Clara Maass, en 1951 le concedieron el
premio nobel7,
la propuesta de Finlay o la de Guiteras con los avances tecnológicos que había
en esa época difícilmente saldría adelante.
BIBLIOGRAFIA
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15.- Jesús Rubio Pilarte y Manuel Solórzano Sánchez. Clara Louise Maass.
Contribución a la Profesión de Enfermería y a la Humanidad. Publicado el sábado
3 de septiembre de 2011 en ENFERMERÍA
AVANZA:
AGRADECIMIENTOS
*el equipo investigador
hizo la visita en motocicleta.
**en este mismo panteón
fue sepultado Carlos Finlay, ahí hay un obituario de la Oficina Sanitaria
Panamericana en su honor.
A la casa Carlos J.
Finlay de Camagüey Cuba por la atención brindada al equipo investigador. La
primera fotografía forma parte de los archivos oficiales de esta casa. Así
mismo agradecemos a la Maestra Enriqueta
Camberos González, Jefa del Departamento de Enfermería para la Atención,
Desarrollo y Preservación de la Salud
Comunitaria del CUCS, de la Universidad de Guadalajara, por su entusiasmo y
apoyo para abordar esta investigación.
El resto de las
fotografías fueron tomadas por el equipo investigador, las figuras se tomaron
del artículo de Amaro Cano M. del C. citada en la bibliografía. Para cualquier
comentario hacerlo al Dr. Jesús Roberto
Colín Ortiz, correo roco_323@hotmail.com
o a la maestra Martha López Magaña,
correo esp.marthalopezm@hotmail.com
COLABORADORES
Oscar Javier Vergara
Escobar. Docente Facultad de Enfermería. Fundación
Universitaria de Ciencias de la Salud. Bogotá- Colombia
Raúl
Expósito González
Enfermero. Servicio de
Anestesia y Reanimación. Hospital “Santa Bárbara” de Puertollano. Ciudad Real. Experto en Barberos, Ministrantes y
Sangradores
Jesús
Rubio Pilarte
Enfermero y sociólogo.
Profesor de la E. U. de Enfermería de Donostia. EHU/UPV
Miembro
no numerario de La RSBAP
Manuel
Solórzano Sánchez
Enfermero Hospital
Universitario Donostia de San Sebastián. Osakidetza /SVS
M. Red Iberoamericana de Historia de la Enfermería
Miembro
no numerario de La RSBAP
2 comentarios:
Buen artículo, ella dió un gran impulso a la enfermeria, así como criterio tanto éticos como morales que actualmente se aplican.
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