sábado, 11 de febrero de 2017

EL MITO ERÓTICO DE LA ENFERMERÍA: ORIGEN Y PAPEL DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN


Autora: María Amparo Lozano García.
Centro: Facultad de Ciencias de la Salud. Sede Lanzarote. Segundo curso del Grado en Enfermería 2016-2017 Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.
Tutora: María Luz Fika Hernando. Profesora titular. Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.

FOTO 1 Portada de su trabajo. Amparo Lozano García

Amparo, originaria de Albalate de Zorita en la provincia de Guadalajara; desde los 17 años vive en Canarias, Primero vivió en Tenerife y actualmente reside en Lanzarote. Trabaja como Auxiliar de Clínica desde hace 21 años, inicialmente en el ámbito hospitalario y en la actualidad en una mutua de accidentes con la que compagina los estudios de Grado en Enfermería.

Introducción
La enfermería, ha sido ancestralmente considerada como una profesión femenina, a pesar de que la primera referencia a la misma proviene de la India donde los encargados de los cuidados eran hombres, por considerar que las mujeres no eran lo suficientemente “puras” para desarrollarla; podemos decir que fue algo cultural localizado y que el devenir de la historia fue colocando los elementos hasta el punto en el que los encontramos hoy.

Recordar, también, que antes de Florence Nightingale, existía un estigma sobre la profesión, la creencia de que todas las mujeres que se dedicasen a ella, fuera del ámbito religioso, probablemente serían prostitutas (1) o mujeres de vida disoluta, ya que no se concebía  como un quehacer de las mujeres honestas.

La imagen de la enfermera ha sido tratada a lo largo de la historia con connotaciones eróticas en gran medida. Todos somos testigos de que no hay una buena tienda de disfraces que no ofrezca una gran variedad de “enfermera picante”. De hecho, de todo el catálogo del mayor centro erótico de Europa (Mundo Fantástico, ubicado en Madrid) el atuendo más vendido es el de enfermera (2).

FOTO 2 Disfraz de enfermera en contraposición con el de médico, de una propaganda de tiendas de disfraces. Disfraz en internet

Tampoco debemos olvidar los medios de comunicación, donde en un gran número de películas eróticas, intervienen mujeres “vestidas” de enfermera. Gloria Gallego, profesora titular del departamento de enfermería de la Universidad de las Islas Baleares quiso cuantificar la presencia de enfermeras en el cine X, para lo que analizó películas porno y eróticas de doce videoclubs, cuatro sex-shops y dos video-bancos de Palma de Mallorca, recopilando más de trescientas películas fijándose sólo en las que aparecían profesiones. Certificó que las enfermeras eran las profesionales que más aparecían en ellas (68 % de las películas revisadas), seguidas por las monjas (23 %) (3).

Dentro de los spots publicitarios concentrados en un certamen, uno de ellos correspondía a un anuncio de una empresa brasileña de diamantes. La imagen ofertada era la de una pareja encamada en el que las libidinosas carantoñas no eran atendidas por parte de la mujer, ante el desdén sufrido el hombre, con más esperanza que fe, abrió un pequeño estuche en el que destellaba una sortija de diamantes, la mujer, cansada de los deseos instintivos de su pareja se volvió desencajada y le gritó: “¿crees que soy una niña de dieciocho años, una enfermera o una prostituta?” Es evidente que podía haber dicho una doctora, una ingeniera, una filóloga o una portera, pero no fue así, y lo que dijo fue: una enfermera (4).

En el año 2006, los médicos de un hospital, de un pequeño pueblo al noroeste de Rumanía, estaban cansados de los “aburridos” uniformes que usaban las enfermeras. Consideraban que la vestimenta como “fuera de moda” y exigían a la autoridad sanitaria, que les pusieran minifalda en el uniforme, opinando el Dr. Iulian Serban, autoridad médica local, que esa prenda sería la más elegante (5).

FOTO 3 “Él está sacando turno para la enfermera”, puede leerse en el texto (a). Disfraz en internet

The Local, un diario sueco en inglés, publicó la noticia de que un hospital de Estocolmo había publicado un anuncio en el que pedía “enfermeras atractivas como las de la televisión”. Jörgen Andersson, responsable de la enfermería en el Södersjukhuset (hospital que puso el anuncio) explicaba a la prensa local que querían, sobre todo, enfermeras competentes, y dejaba entrever que la publicidad la habían hecho para llamar la atención (6) … damos fe de que lo consiguieron.

Como último elemento introductorio, queremos mencionar el comentario realizado por el Dr. Pedro Cavadas, eminente cirujano y autor del primer trasplante de rostro en España. El 11 de mayo del 2012 comentó públicamente (2): “Dudo mucho que un niño entienda qué es ser médico. Te puede gustar llevar bata blanca o que creas que vas a ganar mucha pasta o te tirarás a la enfermera…”. Pensamos que obvian los comentarios.

En este punto, se impone definir la palabra estereotipo. Según el diccionario de la Real Academia Española (RAE) (7), un estereotipo es una imagen o idea aceptada comúnmente por un grupo o sociedad con carácter inmutable. Es una imagen mental muy simplificada y con pocos detalles acerca de un grupo de gente que comparte ciertas cualidades características y habilidades. Estos estereotipos se convierten en un modo “natural” de pensar, de hablar y de bromear acerca de los grupos sociales reales.

Las sociedades asignan un estereotipo femenino y otro masculino y por tanto se espera que tanto la mujer como el hombre desarrollen los roles que les han sido asignados.

A la mujer, le han determinado valores como buena, tierna, amable, comprensiva, atractiva físicamente, afectiva y preocupada siempre por los demás. En cuanto al hombre, este debe ser, agresivo, triunfador, sustento de la familia, activo, independiente y profesional.

Con todos estos ingredientes, confirmamos y constatamos el por qué la profesión enfermera está estereotipada como una profesión de mujeres. De hecho estos rasgos están tan incorporados en la mentalidad popular que en algunos países se pone en tela de juicio la masculinidad de cualquier enfermero varón (8).

En palabras de Jesús Rubio Pilarte, “En la construcción de los estereotipos que hay acerca de la profesión enfermera, han influido el sexo femenino y su propia historia” (9).

En este trabajo partimos de las siguientes hipótesis:
El mito erótico de la profesión está fundamentado en su origen, en el hecho de que eran mujeres, en la concepción de que las mujeres no debían trabajar fuera del ámbito familiar y en las propias funciones del trabajo, que conlleva el contacto físico y el trato directo con varones desconocidos.
La expansión y mantenimiento del mito erótico de la enfermera está en la sociedad moderna, en relación con los medios de comunicación.

Con los objetivos de:
Conocer el marco histórico en el que se desarrolla la profesión y el origen de determinados estereotipos que la lastran.
Conocer el papel de los medios de comunicación en estos estereotipos.

Metodología
Para la realización de esta revisión bibliográfica hemos analizado diferentes artículos académicos obtenidos mediante los buscadores Pub Med, Dialnet, Index de enfermería y Google académico, así como la información recabada a través de artículos no académicos (principalmente prensa escrita) buscados directamente a través de Google.

Como palabras clave, hemos utilizado: imagen, estereotipos, sexy y erótico, siempre acompañados de la palabra enfermera, junto a mito erótico de la enfermería y origen.

También hemos llevado a cabo el mismo proceso con las palabras clave: enfermería y medios de comunicación y estereotipos enfermeras en medios de comunicación.

Igualmente, hemos consultado diversos artículos sobre historia de la enfermería a través de la búsqueda con las palabras: origen de la enfermería e historia de la enfermería.

Hemos podido comprobar que no existen muchos trabajos que traten el tema del estereotipo erótico en la enfermera de manera específica, pero sí bastante producción sobre estereotipos de la enfermera en general, así como sobre la visión sexista o machista de la profesión.

En lo que se refiere a producción académica sobre la influencia de los medios de comunicación en los estereotipos, se encuentra abundante bibliografía, incluidos diversos estudios sobre el tema.

Con toda la información, hemos intentado construir un origen plausible del mito en cuestión y demostrar la influencia de los medios de comunicación en la propagación y mantenimiento del mismo.

FOTO 4 Enfermeras 1880

Marco Teórico
Consideramos relevante echar una mirada hacia atrás para intentar entender la situación actual. Tal y como indicó Gracia Guillén, “¿Por qué la enfermería es cómo es? Eso o se analiza en su gestación o no se entiende. Y además un profesional ha de ser una persona que tenga conciencia de su rol, y éste es un rol histórico-social creado por los hombres, por las sociedades” (10).

La historia de la enfermería es la historia de los cuidados. En palabras del profesor Diego Gracia: “Lo constitutivo de toda actuación profesional sanitaria es el cuidado, no la curación” (10).

No olvidemos que la palabra griega therapeía significó originariamente el acto de cuidar los objetos del templo, y que la therápaina tiene en griego el sentido de persona dedicada al cuidado, bien del templo, bien de una casa. La terapéutica no consiste primariamente en curar, sino en cuidar. Los cuidados son un elemento básico de toda relación humana y en ese sentido, un índice de humanización: “Dime como cuidas y te diré al grado de humanidad al que has llegado” (10).

Puede que el comienzo de estos cuidados se remonte al origen mismo de la humanidad. Parece que el homo sapiens fundamentaba sus conceptualizaciones en analogías y sin duda, fertilidad y protección nutricia caracterizan al ente femenino. Así, ¿quién si no la mujer está capacitada para “crear”, dar vida? ¿Quién si no la mujer cuida de la “prole” y se encarga de satisfacer sus necesidades básicas? Quizás por esto, la humanidad se desarrolló bajo la protección de la deidad femenina durante un periodo cercano al 30.000 a.C. hasta el 3.000 a.C. Recordemos a la Venus de Willendorf o la diosa parturienta, por ejemplo. Después, y a lo largo de la historia, corresponde a la mujer, la tarea de cuidar a los hijos, cuidar a los hermanos, cuidar a los padres, cuidar a su marido… Este cuidado doméstico, que podemos considerar “cuidado de supervivencia” es la primera aproximación al quehacer enfermero.

En el Imperio Romano, trayendo para sí a grandes figuras de la Medicina Helénica, surge una cultura sanitaria que tiene como origen la religión cristiana. El amor al semejante centra la atención de toda una sociedad y tiene importantes repercusiones para la enfermería.

FOTO 5 Damas aristocráticas voluntarias realizando labores de enfermería (b)

Así, surgen grupos de personas dedicadas al cuidado, ya fuera del contexto familiar, inicialmente como expresión de deseos filantrópicos y vocacionales: la comunidad cristiana, las vírgenes, las viudas, las matronas romanas, y las diaconisas.

Febe (60 d.C.) es reconocida como la primera diaconisa y enfermera visitadora, siendo la única diaconisa a quien menciona San Pablo en el Nuevo Testamento.

La herencia de todos estos cuidados, pasan después a manos de las monjas, como representantes de este pensamiento cristiano.

Torres y Sanhuenza (11) corroboran que “La conducta de la mujer cuidadora es transformada por los valores del servilismo, caridad y abnegación en un marco abstracto y contemplativo”.

A comienzos del S XIX, tiene lugar un cambio de paradigma y aparece una nueva mentalidad. La ciencia médica evoluciona y el campo del saber se desarrolla a la vez que a las mujeres se les arrebata la autonomía. Aparece ahora un nuevo rol, el de Ayudante Técnico o colaborador de un ser superior, el médico (11, 12).

La enfermería renace en la mitad del S XIX de la mano de Florence Nightingale (13), creando la enfermería moderna con un modelo que permite la evolución en los cuidados, pero a su vez, impregna la imagen de la enfermera con los principios de servidumbre a la técnica y a la medicina (13).

FOTO 6 Típica imagen representativa de Florence Nightingale (c)

Así, promueve una ideología basada en que para ser buena enfermera también hay que ser “buena mujer” (13), visión que implica la exclusividad del cuidado llevado a cabo por mujeres (13).

De este modo, poco a poco, se va conformando la profesión. Se negó el acceso a los hombres a las escuelas de enfermería, institucionalizándose dos ocupaciones, practicantes y enfermeras, además de las de matronas.

La docencia de los practicantes era impartida en las Facultades de Medicina, orientada a técnicas de cirugía menor, vacunas o curas. Mientras, las enfermeras eran formadas en escuelas hospitalarias y su trabajo estaba orientado a prestar diferentes cuidados a los enfermos.

Como corolario, comentar que la profesión de enfermera ha sido identificada a lo largo de la historia, de una manera u otra, con el género femenino, y a su vez, el género femenino con las cualidades de servilismo, obediencia, abnegación, y muchos otros tópicos.

Todas las etapas de este desarrollo han tenido elementos comunes: La subyugación de género, religiosa y médica, y la escasa valoración económica y social de la profesión. Condiciones que en nada propiciaron la autonomía, la identidad, la creatividad, el auto-concepto y la autovaloración (11).

FOTO 7 Este beso, dado por un marinero a una enfermera desconocida, se ha convertido en icono del mito erótico de la enfermería y se ha usado para identificar el punto final de la II Guerra Mundial. Fue tomada por Alfred Eisenstaedt y publicada en la portada de la revista LIFE (d)

Históricamente ha sido una profesión realizada principalmente por mujeres cuyo trabajo y esfuerzo cuidando se devaluaba por su malentendida inherencia al sexo femenino, lo que le confería un carácter obligatorio que restaba a sus logros cualquier reconocimiento (15).

En opinión de Errasti, et al (16), “la enfermería es una profesión que ha sufrido del estereotipo público durante mucho tiempo, estando sujeta a ser vista como una profesión predominantemente femenina, bajo el mandato del médico y sin un campo competencial propio”.

Con todo esto, llegamos a una sociedad, la actual, donde los medios de comunicación pasan a ser el principal sistema de distribución de información, siendo frecuente que desde los mass-media se reduzca a la mujer al ámbito de lo privado (16), se proyecten imágenes simplistas, negativas, inexactas o violentas sobre ellas, o continúen trasmitiendo prejuicios sobre la presunta superioridad masculina en lo relativo a la capacidad intelectual, liderazgo, eficacia o aptitud (17).

La publicidad es un medio de comunicación de masas poderoso e influyente por ser un importante agente de socialización, casi universal, siendo también un instrumento social de aprendizaje de conductas, de creación y de consolidación de modelos que se imitan (16).

FOTO 8 Distintos anuncios de una bebida refrescante (e)

Entre las formas sexistas en las que se trata el tema de enfermería en la publicidad y otros medios como el cine o la televisión, suele ser frecuente que aparezca con el uniforme que tradicionalmente ha vestido la enfermera, consistente en falda blanca, cofia, y a veces un delantal. Esta forma con que recurrentemente los medios representan a las enfermeras, no parece acorde a la realidad ni conveniente para la imagen social de las enfermeras (18), ya que actualmente se tiende a eliminar la cofia y el delantal del uniforme de trabajo de las mujeres enfermeras. No olvidemos que los hombres enfermeros, no los llevan.

Los sesgos y estereotipos transmitidos por los medios de comunicación sobre las enfermeras, son en gran medida responsables de la distorsionada imagen que la opinión pública tiene de las mismas (18).

Puede resultar significativo el hecho de que el primer desnudo integral del cine español fue protagonizado por “una enfermera”, en este caso, María José Cantudo en la película La Trastienda, de 1975.

El poder del cine ha sido subrayado muy acertadamente por Aguilar: “El cine se alimenta de la realidad, que a su vez la retroalimenta. Nutre nuestro imaginario, nos fabrica recuerdos, nos propone modelos, nos enseña códigos de conducta (…) modela nuestra subjetividad y nuestra vida” (19).

En el año 2010, se publicó en España un trabajo (20) que intentaba describir las actitudes de los estudiantes de enfermería ante los estereotipos de la propia profesión. Se intentó valorar la evolución de la percepción de estereotipos de género de enfermería en los estudiantes, al compararlo con el estudio de Annette M. Links de 1993.

En líneas generales, los resultados sugerían evidencia en la persistencia de imágenes de enfermeras, de acuerdo con los estereotipos femeninos más obsoletos: ángeles, vírgenes, objetos sexuales, meretrices o autoritarias, coincidiendo con los estereotipos comunes a las mujeres, independientemente de su profesión, tal y como se recoge en los estudios de Muff, J., Kalisch, BJ et al. y Salvage, J.

En definitiva, en la publicidad que aparecen mujeres enfermeras con falda y cofia blanca, se transmiten estereotipos sexistas como el rol profesional de la enfermería, profesión vinculada tradicionalmente al género femenino.

En esta relación, en la mayoría de ocasiones, la enfermera aparece representada en la faceta de “enfermera seductora”, junto a otras características de personalidad, consideradas propias de las enfermeras, tales como ternura, falta de control, afectividad marcada, frivolidad, pasividad, sumisión, docilidad y subordinación en su quehacer profesional.

Asimismo se detectan dos estereotipos ligados a roles sociales: el de mujer dedicada a actividades y cuidados elementales, y el de mujer considerada con simple valor estético y sexual. El modelo de mujer enfermera que sobre todo se transmite en la comunicación publicitaria se corresponde con el modelo de enfermera seductora, que además desarrolla una presencia simplemente decorativa en la acción publicitaria.

Este modelo de enfermera tentadora o sugerente se caracteriza porque aparece representada, sobre todo, desde una perspectiva sexo-lúdica, como una mujer joven, pasiva, atractiva, sensual y desafiante (21).

En las enfermeras se reproducen los estereotipos considerados como femeninos y esto perjudica a la evolución de la enfermería como ciencia (22).

FOTO 9 Novela de 1960 titulada “Enfermera pelirroja”. En su parte superior reza: “Una asignación a un yate glamoroso y la tentación de olvidar las obligaciones en los brazos de un hermoso extraño”. (f)

Discusión
Diversas son las propuestas sobre el posible origen del mito erótico de la enfermera. Un artículo en prensa digital (23), proponía, entre otros, la posibilidad de que la cultura japonesa sea origen de este mito. En Japón no estaba bien visto que la mujer trabajara fuera del hogar. Ella debía atender a la familia, recibir a su marido y cuidar a sus hijos. Sin embargo, había profesiones que podían ser llevadas a cabo por mujeres, como las de enfermera, maestra y secretaria (otros iconos eróticos), pero estaban mal vistas en la sociedad. Al no contar con el respeto de la población, estas mujeres podían ser usadas en el porno, sin que la censura fuera muy estricta.

Otra teoría propuesta y de la que no hemos obtenido datos fiables, más allá de un artículo de prensa, es la de que la enfermería en la antigüedad estaba muy mal reconocida, por lo que las enfermeras no ganaban dinero para llevar a casa. Debido a esto, algunas enfermeras pactaban mantener relaciones sexuales con sus pacientes para así poder llevar un dinero extra o comida a casa (23). Teoría que no compartimos, ya que por un lado, inicialmente la enfermería no era una profesión como tal sino que más bien se administraban cuidados y casi siempre en el marco de un espíritu piadoso, cuando no, propiamente religioso.

Otra hipótesis se basa en la época oscura de la enfermería donde, tras la reforma protestante, apareció una corriente de pensamiento que indicaba que para la salvación no era necesaria la caridad de la iglesia, por lo que el papel de la misma entró en decadencia. Al no contar con unos cuidados óptimos, tuvo lugar un importante déficit en las personas que se encargaban de administrar los cuidados a los enfermos, motivo por el que los gobiernos, de los países afectados, pactaron tratos con las cárceles para que las presidiarias trabajaran como enfermeras a cambio de su libertad o reducción de las condenas. Asimismo, también se contrató a prostitutas que aparte de cuidar, ejercían sus servicios con los pacientes para aumentar el precario salario (18).

No hemos encontrado ninguna confirmación bibliográfica que confirme que la carencia de enfermeras fuera debida a una crisis de origen “filosófico”. Bajo nuestro punto de vista se trataba más bien de que, por un lado, debido a las guerras, se necesitaba mucho más personal para cuidar y las órdenes religiosas no llegaban a todos los lugares y por otro, porque era complicado desplazar a personal no militar a estas zonas, lo que suponía abandonar el hogar y exponerse a los peligros bélicos.

Es cierto que muchas delincuentes y prostitutas ejercieron los cuidados, razón por la que Florence Nightingale, una vez ordena la profesión, decidiera incluir en el uniforme la “famosa” cofia como distintivo y evitar que las enfermeras “confundidas” con las prostitutas.

FOTO 10 Enfermeras con cofia y la lámpara, tan representativas de Florence Nightingale (g)

Podemos pensar que el hecho de que las prostitutas ejercieran la profesión de enfermería, pudiera ser el origen de la visión erótica de la profesión, pero ¿perduraría en el tiempo ese pensamiento cuando se trataba de algo puntual en un momento cultural determinado? ¿Persiste de algún modo esa imagen impresa en algún lugar del cerebro masculino y por eso continúa? Una vez se organiza la enfermería y se convierte en profesión ¿no cambia la concepción? ¿No se pierde esa información a lo largo del tiempo, cuando los medios de comunicación de aquella época no son los de ahora?

Gloria Gallego en un magnífico trabajo (3) realiza una encuesta a profesores de enfermería, a enfermeras, a médicos y auxiliares y con ello elabora un listado de posibles razones, por las que se relaciona a la profesión de enfermera con la pornografía. Posteriormente, ese listado lo pasó a los alumnos de la escuela y a gestores, para que opinaran sobre las relaciones propuestas y con eso elaborar el peso específico de cada ítem, obteniendo 48 puntos, mayor peso, el considerar la enfermería una profesión eminentemente femenina, seguida de la utilización del físico y del modo en que afecta la imagen ofrecida por los medios de comunicación, con 39 puntos.

Consideramos que el trabajo, reafirma la hipótesis planteada de manera muy clara.

FOTO 11 Enfermeras con típico atuendo con reminiscencia a sirvientas (h)

Si bien el término inglés nurse (enfermera), deriva del vocablo latín nutrire, es decir, alimentar o amamantar, y el significado original es aquella mujer que alimenta a un niño que no es suyo (24), históricamente usado para hacer referencia a los atributos femeninos de ternura, sensibilidad y nutrir (24).

Bridges (25), en una revisión bibliográfica sobre estereotipos en la enfermería, identificó 34 distintos, considerando cuatro como los más relevantes (25, 26, 27), ángel del cielo, hacha de batalla, criada del médico y “enfermera traviesa”.

En sus orígenes, las enfermeras funcionaban como “sirvientas” de los médicos (hombres) (28), momento en el que surge el estereotipo de sirvienta del médico, representando la división del trabajo y el poder e influencia, basado en el género (26).

FOTO 12 Las enfermeras funcionaban como “sirvientas”

Los uniformes en el pasado tendían a ser diseñados como los de las criadas o como delantales de amas de casa. Algunas veces, los uniformes eran muy ceñidos a la cintura, acentuando la figura de reloj de arena (26).

En definitiva, la profesión de la enfermería ha estado marcada desde el principio por el machismo imperante en las sociedades, ya que era una profesión, en sus inicios, considerada femenina. No olvidemos que realizaban en las casas aquellas tareas que se consideraban de mujeres. Por otro lado, y bajo el mismo estigma, eran féminas que, como parte de su labor, veían cuerpos desnudos, tenían contacto físico y relación más estrecha de lo habitual para la época, con hombres desconocidos, lo cual se interpreta no desde un punto de vista profesional, sino como mujeres fáciles buscando dicho contacto. Tal vez incluso, el pensamiento androcéntrico podía llevar a pensar que el contacto no era para hacer su labor, sino vinculado a una atracción física.

En otro orden de cosas, estos estereotipos son inculcados en la población a través del bombardeo constante que son los medios de comunicación, hasta hacer huella en el subconsciente del individuo, que convierte en suyo el pensamiento impuesto, y luego a su vez, es utilizado por dichos medios, como modo de atraer y vender.

En un estudio publicado en el año 2005 (29), quisieron evaluar, la forma en que los medios retrataban a la enfermería en comparación con otros trabajos, ocupaciones o profesiones. Revisaron los artículos de 156 periódicos del Reino Unido abarcando un periodo de 5 años.

FOTO 13 Hospital Bellevue. Enfermeras 1880

Entre los datos obtenidos destacamos los siguientes:
El adjetivo pícara fue relacionado con la profesión de enfermería en 252 ocasiones. Con el médico en 13 ocasiones. Con profesiones como fisioterapeuta, trabajador social, farmacéutico, etc., no se encontró ni una sola mención en ese sentido.

La palabra sexy aparecía en relación con enfermeras en 150 ocasiones, siendo sólo superada por la profesión de actriz, donde aparecía ligada en 514 ocasiones. En el resto de las profesiones, son números escasos, salvo en el médico que aparecía en 31 ocasiones, muy lejos de las 150 de las enfermeras.

La palabra profesional, iba ligada a la del médico en 355 ocasiones, mientras que a la  de enfermera en 187.

Cuidados, aparecen con la palabra médico en 237 ocasiones y con enfermería en 129.

Trabajo duro, en 82 ocasiones en relación con la enfermería y en 84 en relación con el médico.

Creemos que es bastante demostrativo del papel que ejercen los medios de comunicación en proveer de estereotipos a la sociedad, que luego los demanda a modo de películas, etc. y además son utilizados como reclamo de sectores concretos de la colectividad.

FOTO 14 Imagen de película anime, películas japonesas de fantasías animadas, muy de moda entre la juventud actual (i)

Conclusiones
Hay que estudiar la historia y la evolución de los cuidados para entender la situación actual de la enfermería y para programar cómo queremos que sea el futuro.

La corriente de pensamiento androcéntrica es la clave de la imagen de la enfermera.

La imagen de la enfermería se ve influida por la íntima naturaleza de los cuidados en sí.

Debido a los cánones de tipo machista imperantes en el pasado y que aún no han sido erradicados de la sociedad, ésta profesión no tiene el reconocimiento que se merece en función de la labor desarrollada.

Los medios de comunicación de masas y los mensajes (explícitos o implícitos) que trasmiten, son los principales responsables del mantenimiento de los estereotipos comúnmente aceptados por la sociedad.

A pesar de la evolución de la enfermería como profesión, su imagen pública sigue estancada en el pasado, sin que la totalidad de la sociedad conozca cual es el punto en el que hoy en día se encuentra.

Son los propios profesionales de la enfermería los que deben poner en valor esta profesión, potenciando su imagen pública, la investigación y desde luego, su autoimagen.

Hay que dar a conocer el verdadero rol enfermero y para eso, se pueden también utilizar los medios de comunicación, dándole “la vuelta al calcetín” y pasando de transmitir estereotipos negativos a otros más reales y adecuados…ya hemos visto programas sobre policías, sobre médicos, ¿para cuándo sobre enfermeros en su quehacer diario?

FOTO 15 Enfermeras National Reserve 1920

Nos gustaría terminar este trabajo reforzando el último punto de nuestras conclusiones, porque esta es una profesión hecha para los que la amamos, al margen de reconocimientos, al margen de que nos miren como segundones, al margen de que no se reconozca el valor de nuestro trabajo.

Pero es precisamente desde ese amor a esta profesión desde donde tenemos que plantearnos cómo protegerla, no para nosotros, sino para dignificar su nombre.

Florence Nightingale modeló una nueva profesión extraída de siglos de ignorancia y superstición. No la hizo perfecta, pero abrió el camino para que todos y cada uno de los que la componemos, sigamos abriendo caminos cada día. Releamos y reflexionemos sobre este párrafo, parte de su legado:

“La enfermería es un arte y si se pretende que sea un arte, requiere una devoción tan exclusiva, una preparación tan dura, como el trabajo de un pintor o de un escultor, pero ¿cómo puede compararse la tela muerta o el frío mármol con el tener que trabajar con el cuerpo vivo, el templo del espíritu de Dios?

Es una de las Bellas Artes; casi diría, la más bella de las Bellas Artes” (30).

FOTO 16 Postal conmemorativa de Florence Nightingale, muy poco después de su muerte. (j)

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BIBLIOGRAFÍA
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Siles-González, J. Origen de la enfermería en el cine: el género histórico-documental y biográfico. Quaderns de cine 2009

MATERIAL GRÁFICO

FOTOS
Foto 5 Dispensario de Santa Isabel de San Sebastián
Dispensario de Santa Isabel de San Sebastián
“Santa Isabel” Kontsultategia Donostian

Manuel Solórzano Sánchez
Graduado en Enfermería. Servicio de Traumatología. Hospital Universitario Donostia de San Sebastián. OSI- Donostialdea. Osakidetza- Servicio Vasco de Salud
Insignia de Oro de la Sociedad Española de Enfermería Oftalmológica 2010. SEEOF
Miembro de Enfermería Avanza
Miembro de Eusko Ikaskuntza / Sociedad de Estudios Vascos
Miembro de la Red Iberoamericana de Historia de la Enfermería
Miembro de la Red Cubana de Historia de la Enfermería
Miembro Consultivo de la Asociación Histórico Filosófica del Cuidado y la Enfermería en México AHFICEN, A.C.
Miembro no numerario de la Real Sociedad Vascongada de Amigos del País. (RSBAP)


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