Autora: María Amparo Lozano García.
Centro: Facultad de Ciencias de la Salud. Sede
Lanzarote. Segundo curso del Grado en Enfermería 2016-2017 Universidad de Las
Palmas de Gran Canaria.
Tutora:
María Luz Fika Hernando. Profesora
titular. Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.
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1 Portada de su trabajo. Amparo Lozano García
Amparo, originaria de Albalate de
Zorita en la provincia de Guadalajara; desde los 17 años vive en Canarias,
Primero vivió en Tenerife y actualmente reside en Lanzarote. Trabaja como
Auxiliar de Clínica desde hace 21 años, inicialmente en el ámbito hospitalario
y en la actualidad en una mutua de accidentes con la que compagina los estudios
de Grado en Enfermería.
Introducción
La
enfermería, ha sido ancestralmente considerada como una profesión femenina, a
pesar de que la primera referencia a la misma proviene de la India donde los
encargados de los cuidados eran hombres, por considerar que las mujeres no eran
lo suficientemente “puras” para desarrollarla; podemos decir que fue algo
cultural localizado y que el devenir de la historia fue colocando los elementos
hasta el punto en el que los encontramos hoy.
Recordar,
también, que antes de Florence Nightingale, existía un estigma sobre la
profesión, la creencia de que todas las mujeres que se dedicasen a ella, fuera
del ámbito religioso, probablemente serían prostitutas (1) o mujeres de vida
disoluta, ya que no se concebía como un
quehacer de las mujeres honestas.
La
imagen de la enfermera ha sido tratada a lo largo de la historia con
connotaciones eróticas en gran medida. Todos somos testigos de que no hay una
buena tienda de disfraces que no ofrezca una gran variedad de “enfermera
picante”. De hecho, de todo el catálogo del mayor centro erótico de Europa
(Mundo Fantástico, ubicado en Madrid) el atuendo más vendido es el de enfermera
(2).
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2 Disfraz de enfermera en contraposición con el de médico, de una propaganda de
tiendas de disfraces. Disfraz en internet
Tampoco
debemos olvidar los medios de comunicación, donde en un gran número de
películas eróticas, intervienen mujeres “vestidas” de enfermera. Gloria Gallego, profesora titular del
departamento de enfermería de la Universidad de las Islas Baleares quiso
cuantificar la presencia de enfermeras en el cine X, para lo que analizó
películas porno y eróticas de doce videoclubs, cuatro sex-shops y dos
video-bancos de Palma de Mallorca, recopilando más de trescientas películas
fijándose sólo en las que aparecían profesiones. Certificó que las enfermeras
eran las profesionales que más aparecían en ellas (68 % de las películas
revisadas), seguidas por las monjas (23 %) (3).
Dentro
de los spots publicitarios concentrados en un certamen, uno de ellos correspondía
a un anuncio de una empresa brasileña de diamantes. La imagen ofertada era la
de una pareja encamada en el que las libidinosas carantoñas no eran atendidas
por parte de la mujer, ante el desdén sufrido el hombre, con más esperanza que
fe, abrió un pequeño estuche en el que destellaba una sortija de diamantes, la
mujer, cansada de los deseos instintivos de su pareja se volvió desencajada y
le gritó: “¿crees que soy una niña de dieciocho años, una enfermera o una
prostituta?” Es evidente que podía haber dicho una doctora, una ingeniera, una
filóloga o una portera, pero no fue así, y lo que dijo fue: una enfermera (4).
En
el año 2006, los médicos de un hospital, de un pequeño pueblo al noroeste de
Rumanía, estaban cansados de los “aburridos” uniformes que usaban las
enfermeras. Consideraban que la vestimenta como “fuera de moda” y exigían a la
autoridad sanitaria, que les pusieran minifalda en el uniforme, opinando el Dr.
Iulian Serban, autoridad médica
local, que esa prenda sería la más elegante (5).
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3 “Él está sacando turno para la enfermera”, puede leerse en el texto (a).
Disfraz en internet
The
Local, un diario
sueco en inglés, publicó la noticia de que un hospital de Estocolmo había
publicado un anuncio en el
que pedía “enfermeras atractivas como las de la televisión”. Jörgen Andersson, responsable de la
enfermería en el Södersjukhuset
(hospital que puso el anuncio) explicaba a la prensa local que querían, sobre
todo, enfermeras competentes, y dejaba entrever que la publicidad la habían
hecho para llamar la atención (6) … damos fe de que lo consiguieron.
Como
último elemento introductorio, queremos mencionar el comentario realizado por
el Dr. Pedro Cavadas, eminente
cirujano y autor del primer trasplante de rostro en España. El 11 de mayo del
2012 comentó públicamente (2): “Dudo mucho que un niño entienda qué es ser
médico. Te puede gustar llevar bata blanca o que creas que vas a ganar mucha
pasta o te tirarás a la enfermera…”. Pensamos que obvian los comentarios.
En
este punto, se impone definir la palabra estereotipo. Según el diccionario de
la Real Academia Española (RAE) (7), un estereotipo es una imagen o idea
aceptada comúnmente por un grupo o sociedad con carácter inmutable. Es una
imagen mental muy simplificada y con pocos detalles acerca de un grupo de gente
que comparte ciertas cualidades características y habilidades. Estos
estereotipos se convierten en un modo “natural” de pensar, de hablar y de
bromear acerca de los grupos sociales reales.
Las
sociedades asignan un estereotipo femenino y otro masculino y por tanto se
espera que tanto la mujer como el hombre desarrollen los roles que les han sido
asignados.
A
la mujer, le han determinado valores como buena, tierna, amable, comprensiva,
atractiva físicamente, afectiva y preocupada siempre por los demás. En cuanto
al hombre, este debe ser, agresivo, triunfador, sustento de la familia, activo,
independiente y profesional.
Con
todos estos ingredientes, confirmamos y constatamos el por qué la profesión
enfermera está estereotipada como una profesión de mujeres. De hecho estos
rasgos están tan incorporados en la mentalidad popular que en algunos países se
pone en tela de juicio la masculinidad de cualquier enfermero varón (8).
En
palabras de Jesús Rubio Pilarte, “En la
construcción de los estereotipos que hay acerca de la profesión enfermera, han
influido el sexo femenino y su propia historia” (9).
En
este trabajo partimos de las siguientes hipótesis:
El
mito erótico de la profesión está fundamentado en su origen, en el hecho de que
eran mujeres, en la concepción de que las mujeres no debían trabajar fuera del
ámbito familiar y en las propias funciones del trabajo, que conlleva el
contacto físico y el trato directo con varones desconocidos.
La
expansión y mantenimiento del mito erótico de la enfermera está en la sociedad
moderna, en relación con los medios de comunicación.
Con
los objetivos de:
Conocer
el marco histórico en el que se desarrolla la profesión y el origen de
determinados estereotipos que la lastran.
Conocer
el papel de los medios de comunicación en estos estereotipos.
Metodología
Para
la realización de esta revisión bibliográfica hemos analizado diferentes
artículos académicos obtenidos mediante los buscadores Pub Med, Dialnet, Index
de enfermería y Google académico, así como la información recabada a través de
artículos no académicos (principalmente prensa escrita) buscados directamente a
través de Google.
Como
palabras clave, hemos utilizado: imagen, estereotipos, sexy y erótico, siempre
acompañados de la palabra enfermera, junto a mito erótico de la enfermería y
origen.
También
hemos llevado a cabo el mismo proceso con las palabras clave: enfermería y medios
de comunicación y estereotipos enfermeras en medios de comunicación.
Igualmente,
hemos consultado diversos artículos sobre historia de la enfermería a través de
la búsqueda con las palabras: origen de la enfermería e historia de la
enfermería.
Hemos
podido comprobar que no existen muchos trabajos que traten el tema del
estereotipo erótico en la enfermera de manera específica, pero sí bastante
producción sobre estereotipos de la enfermera en general, así como sobre la
visión sexista o machista de la profesión.
En
lo que se refiere a producción académica sobre la influencia de los medios de
comunicación en los estereotipos, se encuentra abundante bibliografía,
incluidos diversos estudios sobre el tema.
Con
toda la información, hemos intentado construir un origen plausible del mito en
cuestión y demostrar la influencia de los medios de comunicación en la propagación
y mantenimiento del mismo.
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4 Enfermeras 1880
Marco
Teórico
Consideramos
relevante echar una mirada hacia atrás para intentar entender la situación
actual. Tal y como indicó Gracia Guillén,
“¿Por qué la enfermería es cómo es? Eso o se analiza en su gestación o no se
entiende. Y además un profesional ha de ser una persona que tenga conciencia de
su rol, y éste es un rol histórico-social creado por los hombres, por las
sociedades” (10).
La
historia de la enfermería es la historia de los cuidados. En palabras del
profesor Diego Gracia: “Lo
constitutivo de toda actuación profesional sanitaria es el cuidado, no la
curación” (10).
No
olvidemos que la palabra griega therapeía
significó originariamente el acto de cuidar los objetos del templo, y que la therápaina tiene en griego el sentido de
persona dedicada al cuidado, bien del templo, bien de una casa. La terapéutica
no consiste primariamente en curar, sino en cuidar. Los cuidados son un
elemento básico de toda relación humana y en ese sentido, un índice de
humanización: “Dime como cuidas y te diré al grado de humanidad al que has
llegado” (10).
Puede
que el comienzo de estos cuidados se remonte al origen mismo de la humanidad.
Parece que el homo sapiens fundamentaba sus conceptualizaciones en analogías y
sin duda, fertilidad y protección nutricia caracterizan al ente femenino. Así,
¿quién si no la mujer está capacitada para “crear”, dar vida? ¿Quién si no la
mujer cuida de la “prole” y se encarga de satisfacer sus necesidades básicas?
Quizás por esto, la humanidad se desarrolló bajo la protección de la deidad
femenina durante un periodo cercano al 30.000 a.C. hasta el 3.000 a.C. Recordemos a la
Venus de Willendorf o la diosa parturienta, por ejemplo. Después, y a lo largo
de la historia, corresponde a la mujer, la tarea de cuidar a los hijos, cuidar
a los hermanos, cuidar a los padres, cuidar a su marido… Este cuidado
doméstico, que podemos considerar “cuidado de supervivencia” es la primera aproximación
al quehacer enfermero.
En
el Imperio Romano, trayendo para sí a grandes figuras de la Medicina Helénica,
surge una cultura sanitaria que tiene como origen la religión cristiana. El
amor al semejante centra la atención de toda una sociedad y tiene importantes
repercusiones para la enfermería.
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5 Damas aristocráticas voluntarias realizando labores de enfermería (b)
Así,
surgen grupos de personas dedicadas al cuidado, ya fuera del contexto familiar,
inicialmente como expresión de deseos filantrópicos y vocacionales: la
comunidad cristiana, las vírgenes, las viudas, las matronas romanas, y las
diaconisas.
Febe
(60 d.C.) es reconocida como la primera diaconisa y enfermera visitadora, siendo
la única diaconisa a quien menciona San Pablo en el Nuevo Testamento.
La
herencia de todos estos cuidados, pasan después a manos de las monjas, como
representantes de este pensamiento cristiano.
Torres y Sanhuenza (11) corroboran que “La conducta de la
mujer cuidadora es transformada por los valores del servilismo, caridad y
abnegación en un marco abstracto y contemplativo”.
A
comienzos del S XIX, tiene lugar un cambio de paradigma y aparece una nueva
mentalidad. La ciencia médica evoluciona y el campo del saber se desarrolla a
la vez que a las mujeres se les arrebata la autonomía. Aparece ahora un nuevo
rol, el de Ayudante Técnico o colaborador de un ser superior, el médico (11,
12).
La
enfermería renace en la mitad del S XIX de la mano de Florence Nightingale (13), creando la enfermería moderna con un
modelo que permite la evolución en los cuidados, pero a su vez, impregna la
imagen de la enfermera con los principios de servidumbre a la técnica y a la
medicina (13).
FOTO 6 Típica imagen representativa
de Florence Nightingale (c)
Así,
promueve una ideología basada en que para ser buena enfermera también hay que
ser “buena mujer” (13), visión que implica la exclusividad del cuidado llevado
a cabo por mujeres (13).
De
este modo, poco a poco, se va conformando la profesión. Se negó el acceso a los
hombres a las escuelas de enfermería, institucionalizándose dos ocupaciones,
practicantes y enfermeras, además de las de matronas.
La
docencia de los practicantes era impartida en las Facultades de Medicina,
orientada a técnicas de cirugía menor, vacunas o curas. Mientras, las
enfermeras eran formadas en escuelas hospitalarias y su trabajo estaba
orientado a prestar diferentes cuidados a los enfermos.
Como
corolario, comentar que la profesión de enfermera ha sido identificada a lo
largo de la historia, de una manera u otra, con el género femenino, y a su vez,
el género femenino con las cualidades de servilismo, obediencia, abnegación, y
muchos otros tópicos.
Todas
las etapas de este desarrollo han tenido elementos comunes: La subyugación de
género, religiosa y médica, y la escasa valoración económica y social de la
profesión. Condiciones que en nada propiciaron la autonomía, la identidad, la
creatividad, el auto-concepto y la autovaloración (11).
FOTO
7 Este beso, dado por un marinero a una enfermera desconocida, se ha convertido
en icono del mito erótico de la enfermería y se ha usado para identificar el
punto final de la II Guerra Mundial. Fue tomada por Alfred Eisenstaedt y
publicada en la portada de la revista LIFE (d)
Históricamente
ha sido una profesión realizada principalmente por mujeres cuyo trabajo y
esfuerzo cuidando se devaluaba por su malentendida inherencia al sexo femenino,
lo que le confería un carácter obligatorio que restaba a sus logros cualquier
reconocimiento (15).
En
opinión de Errasti, et al (16), “la enfermería es una profesión que ha sufrido
del estereotipo público durante mucho tiempo, estando sujeta a ser vista como
una profesión predominantemente femenina, bajo el mandato del médico y sin un
campo competencial propio”.
Con
todo esto, llegamos a una sociedad, la actual, donde los medios de comunicación
pasan a ser el principal sistema de distribución de información, siendo
frecuente que desde los mass-media se reduzca a la mujer al ámbito de lo
privado (16), se proyecten imágenes simplistas, negativas, inexactas o
violentas sobre ellas, o continúen trasmitiendo prejuicios sobre la presunta
superioridad masculina en lo relativo a la capacidad intelectual, liderazgo,
eficacia o aptitud (17).
La
publicidad es un medio de comunicación de masas poderoso e influyente por ser
un importante agente de socialización, casi universal, siendo también un
instrumento social de aprendizaje de conductas, de creación y de consolidación
de modelos que se imitan (16).
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8 Distintos anuncios de una bebida refrescante (e)
Entre
las formas sexistas en las que se trata el tema de enfermería en la publicidad
y otros medios como el cine o la televisión, suele ser frecuente que aparezca
con el uniforme que tradicionalmente ha vestido la enfermera, consistente en
falda blanca, cofia, y a veces un delantal. Esta forma con que recurrentemente
los medios representan a las enfermeras, no parece acorde a la realidad ni
conveniente para la imagen social de las enfermeras (18), ya que actualmente se
tiende a eliminar la cofia y el delantal del uniforme de trabajo de las mujeres
enfermeras. No olvidemos que los hombres enfermeros, no los llevan.
Los
sesgos y estereotipos transmitidos por los medios de comunicación sobre las
enfermeras, son en gran medida responsables de la distorsionada imagen que la
opinión pública tiene de las mismas (18).
Puede
resultar significativo el hecho de que el primer desnudo integral del cine
español fue protagonizado por “una enfermera”, en este caso, María José Cantudo en la película La
Trastienda, de 1975.
El
poder del cine ha sido subrayado muy acertadamente por Aguilar: “El cine se alimenta de la realidad, que a su vez la
retroalimenta. Nutre nuestro imaginario, nos fabrica recuerdos, nos propone
modelos, nos enseña códigos de conducta (…) modela nuestra subjetividad y
nuestra vida” (19).
En
el año 2010, se publicó en España un trabajo (20) que intentaba describir las
actitudes de los estudiantes de enfermería ante los estereotipos de la propia
profesión. Se intentó valorar la evolución de la percepción de estereotipos de
género de enfermería en los estudiantes, al compararlo con el estudio de Annette M. Links de 1993.
En
líneas generales, los resultados sugerían evidencia en la persistencia de
imágenes de enfermeras, de acuerdo con los estereotipos femeninos más
obsoletos: ángeles, vírgenes, objetos sexuales, meretrices o autoritarias,
coincidiendo con los estereotipos comunes a las mujeres, independientemente de
su profesión, tal y como se recoge en los estudios de Muff, J., Kalisch, BJ et
al. y Salvage, J.
En
definitiva, en la publicidad que aparecen mujeres enfermeras con falda y cofia
blanca, se transmiten estereotipos sexistas como el rol profesional de la
enfermería, profesión vinculada tradicionalmente al género femenino.
En
esta relación, en la mayoría de ocasiones, la enfermera aparece representada en
la faceta de “enfermera seductora”, junto a otras características de
personalidad, consideradas propias de las enfermeras, tales como ternura, falta
de control, afectividad marcada, frivolidad, pasividad, sumisión, docilidad y
subordinación en su quehacer profesional.
Asimismo
se detectan dos estereotipos ligados a roles sociales: el de mujer dedicada a
actividades y cuidados elementales, y el de mujer considerada con simple valor
estético y sexual. El modelo de mujer enfermera que sobre todo se transmite en
la comunicación publicitaria se corresponde con el modelo de enfermera
seductora, que además desarrolla una presencia simplemente decorativa en la
acción publicitaria.
Este
modelo de enfermera tentadora o sugerente se caracteriza porque aparece
representada, sobre todo, desde una perspectiva sexo-lúdica, como una mujer
joven, pasiva, atractiva, sensual y desafiante (21).
En
las enfermeras se reproducen los estereotipos considerados como femeninos y
esto perjudica a la evolución de la enfermería como ciencia (22).
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9 Novela de 1960 titulada “Enfermera pelirroja”. En su parte superior reza:
“Una asignación a un yate glamoroso y la tentación de olvidar las obligaciones
en los brazos de un hermoso extraño”. (f)
Discusión
Diversas
son las propuestas sobre el posible origen del mito erótico de la enfermera. Un
artículo en prensa digital (23), proponía, entre otros, la posibilidad de que
la cultura japonesa sea origen de este mito. En Japón no estaba bien visto que
la mujer trabajara fuera del hogar. Ella debía atender a la familia, recibir a
su marido y cuidar a sus hijos. Sin embargo, había profesiones que podían ser
llevadas a cabo por mujeres, como las de enfermera, maestra y secretaria (otros
iconos eróticos), pero estaban mal vistas en la sociedad. Al no contar con el
respeto de la población, estas mujeres podían ser usadas en el porno, sin que
la censura fuera muy estricta.
Otra
teoría propuesta y de la que no hemos obtenido datos fiables, más allá de un
artículo de prensa, es la de que la enfermería en la antigüedad estaba muy mal
reconocida, por lo que las enfermeras no ganaban dinero para llevar a casa.
Debido a esto, algunas enfermeras pactaban mantener relaciones sexuales con sus
pacientes para así poder llevar un dinero extra o comida a casa (23). Teoría
que no compartimos, ya que por un lado, inicialmente la enfermería no era una
profesión como tal sino que más bien se administraban cuidados y casi siempre
en el marco de un espíritu piadoso, cuando no, propiamente religioso.
Otra
hipótesis se basa en la época oscura de la enfermería donde, tras la reforma
protestante, apareció una corriente de pensamiento que indicaba que para la
salvación no era necesaria la caridad de la iglesia, por lo que el papel de la
misma entró en decadencia. Al no contar con unos cuidados óptimos, tuvo lugar
un importante déficit en las personas que se encargaban de administrar los cuidados
a los enfermos, motivo por el que los gobiernos, de los países afectados,
pactaron tratos con las cárceles para que las presidiarias trabajaran como
enfermeras a cambio de su libertad o reducción de las condenas. Asimismo,
también se contrató a prostitutas que aparte de cuidar, ejercían sus servicios
con los pacientes para aumentar el precario salario (18).
No
hemos encontrado ninguna confirmación bibliográfica que confirme que la
carencia de enfermeras fuera debida a una crisis de origen “filosófico”. Bajo
nuestro punto de vista se trataba más bien de que, por un lado, debido a las
guerras, se necesitaba mucho más personal para cuidar y las órdenes religiosas
no llegaban a todos los lugares y por otro, porque era complicado desplazar a
personal no militar a estas zonas, lo que suponía abandonar el hogar y exponerse
a los peligros bélicos.
Es
cierto que muchas delincuentes y prostitutas ejercieron los cuidados, razón por
la que Florence Nightingale, una vez
ordena la profesión, decidiera incluir en el uniforme la “famosa” cofia como
distintivo y evitar que las enfermeras “confundidas” con las prostitutas.
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10 Enfermeras con cofia y la lámpara, tan representativas de Florence
Nightingale (g)
Podemos
pensar que el hecho de que las prostitutas ejercieran la profesión de
enfermería, pudiera ser el origen de la visión erótica de la profesión, pero
¿perduraría en el tiempo ese pensamiento cuando se trataba de algo puntual en
un momento cultural determinado? ¿Persiste de algún modo esa imagen impresa en
algún lugar del cerebro masculino y por eso continúa? Una vez se organiza la
enfermería y se convierte en profesión ¿no cambia la concepción? ¿No se pierde
esa información a lo largo del tiempo, cuando los medios de comunicación de aquella
época no son los de ahora?
Gloria Gallego en un magnífico trabajo (3) realiza una
encuesta a profesores de enfermería, a enfermeras, a médicos y auxiliares y con
ello elabora un listado de posibles razones, por las que se relaciona a la
profesión de enfermera con la pornografía. Posteriormente, ese listado lo pasó
a los alumnos de la escuela y a gestores, para que opinaran sobre las
relaciones propuestas y con eso elaborar el peso específico de cada ítem,
obteniendo 48 puntos, mayor peso, el considerar la enfermería una profesión
eminentemente femenina, seguida de la utilización del físico y del modo en que
afecta la imagen ofrecida por los medios de comunicación, con 39 puntos.
Consideramos
que el trabajo, reafirma la hipótesis planteada de manera muy clara.
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11 Enfermeras con típico atuendo con reminiscencia a sirvientas (h)
Si
bien el término inglés nurse (enfermera), deriva del vocablo latín nutrire,
es decir, alimentar o amamantar, y el significado original es
aquella mujer que alimenta a un niño que no es suyo (24), históricamente usado
para hacer referencia a los atributos femeninos de ternura, sensibilidad y
nutrir (24).
Bridges (25), en una revisión bibliográfica
sobre estereotipos en la enfermería, identificó 34 distintos, considerando
cuatro como los más relevantes (25, 26, 27), ángel del cielo, hacha de batalla,
criada del médico y “enfermera traviesa”.
En
sus orígenes, las enfermeras funcionaban como “sirvientas” de los médicos
(hombres) (28), momento en el que surge el estereotipo de sirvienta del médico,
representando la división del trabajo y el poder e influencia, basado en el
género (26).
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12 Las enfermeras funcionaban como “sirvientas”
Los
uniformes en el pasado tendían a ser diseñados como los de las criadas o como
delantales de amas de casa. Algunas veces, los uniformes eran muy ceñidos a la
cintura, acentuando la figura de reloj de arena (26).
En
definitiva, la profesión de la enfermería ha estado marcada desde el principio
por el machismo imperante en las sociedades, ya que era una profesión, en sus
inicios, considerada femenina. No olvidemos que realizaban en las casas
aquellas tareas que se consideraban de mujeres. Por otro lado, y bajo el mismo
estigma, eran féminas que, como parte de su labor, veían cuerpos desnudos,
tenían contacto físico y relación más estrecha de lo habitual para la época,
con hombres desconocidos, lo cual se interpreta no desde un punto de vista
profesional, sino como mujeres fáciles buscando dicho contacto. Tal vez
incluso, el pensamiento androcéntrico podía llevar a pensar que el contacto no
era para hacer su labor, sino vinculado a una atracción física.
En
otro orden de cosas, estos estereotipos son inculcados en la población a través
del bombardeo constante que son los medios de comunicación, hasta hacer huella
en el subconsciente del individuo, que convierte en suyo el pensamiento
impuesto, y luego a su vez, es utilizado por dichos medios, como modo de atraer
y vender.
En
un estudio publicado en el año 2005 (29), quisieron evaluar, la forma en que
los medios retrataban a la enfermería en comparación con otros trabajos,
ocupaciones o profesiones. Revisaron los artículos de 156 periódicos del Reino
Unido abarcando un periodo de 5 años.
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13 Hospital Bellevue. Enfermeras 1880
Entre
los datos obtenidos destacamos los siguientes:
El
adjetivo pícara fue relacionado con la profesión de enfermería en 252
ocasiones. Con el médico en 13 ocasiones. Con profesiones como fisioterapeuta,
trabajador social, farmacéutico, etc., no se encontró ni una sola mención en
ese sentido.
La
palabra sexy aparecía en relación con enfermeras en 150 ocasiones, siendo sólo
superada por la profesión de actriz, donde aparecía ligada en 514 ocasiones. En
el resto de las profesiones, son números escasos, salvo en el médico que aparecía
en 31 ocasiones, muy lejos de las 150 de las enfermeras.
La
palabra profesional, iba ligada a la del médico en 355 ocasiones, mientras que
a la de enfermera en 187.
Cuidados,
aparecen con la palabra médico en 237 ocasiones y con enfermería en 129.
Trabajo
duro, en 82 ocasiones en relación con la enfermería y en 84 en relación con el
médico.
Creemos
que es bastante demostrativo del papel que ejercen los medios de comunicación
en proveer de estereotipos a la sociedad, que luego los demanda a modo de películas,
etc. y además son utilizados como reclamo de sectores concretos de la
colectividad.
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14 Imagen de película anime, películas japonesas de fantasías animadas, muy de
moda entre la juventud actual (i)
Conclusiones
Hay
que estudiar la historia y la evolución de los cuidados para entender la
situación actual de la enfermería y para programar cómo queremos que sea el
futuro.
La
corriente de pensamiento androcéntrica es la clave de la imagen de la enfermera.
La
imagen de la enfermería se ve influida por la íntima naturaleza de los cuidados
en sí.
Debido
a los cánones de tipo machista imperantes en el pasado y que aún no han sido
erradicados de la sociedad, ésta profesión no tiene el reconocimiento que se
merece en función de la labor desarrollada.
Los
medios de comunicación de masas y los mensajes (explícitos o implícitos) que
trasmiten, son los principales responsables del mantenimiento de los
estereotipos comúnmente aceptados por la sociedad.
A
pesar de la evolución de la enfermería como profesión, su imagen pública sigue
estancada en el pasado, sin que la totalidad de la sociedad conozca cual es el
punto en el que hoy en día se encuentra.
Son
los propios profesionales de la enfermería los que deben poner en valor esta
profesión, potenciando su imagen pública, la investigación y desde luego, su
autoimagen.
Hay
que dar a conocer el verdadero rol enfermero y para eso, se pueden también
utilizar los medios de comunicación, dándole “la vuelta al calcetín” y pasando
de transmitir estereotipos negativos a otros más reales y adecuados…ya hemos
visto programas sobre policías, sobre médicos, ¿para cuándo sobre enfermeros en
su quehacer diario?
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15 Enfermeras National Reserve 1920
Nos
gustaría terminar este trabajo reforzando el último punto de nuestras
conclusiones, porque esta es una profesión hecha para los que la amamos, al
margen de reconocimientos, al margen de que nos miren como segundones, al
margen de que no se reconozca el valor de nuestro trabajo.
Pero
es precisamente desde ese amor a esta profesión desde donde tenemos que
plantearnos cómo protegerla, no para nosotros, sino para dignificar su nombre.
Florence Nightingale modeló una nueva profesión extraída de
siglos de ignorancia y superstición. No la hizo perfecta, pero abrió el camino
para que todos y cada uno de los que la componemos, sigamos abriendo caminos
cada día. Releamos y reflexionemos sobre este párrafo, parte de su legado:
“La
enfermería es un arte y si se pretende que sea un arte, requiere una devoción
tan exclusiva, una preparación tan dura, como el trabajo de un pintor o de un
escultor, pero ¿cómo puede compararse la tela muerta o el frío mármol con el
tener que trabajar con el cuerpo vivo, el templo del espíritu de Dios?
Es
una de las Bellas Artes; casi diría, la más bella de las Bellas Artes” (30).
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16 Postal conmemorativa de Florence Nightingale, muy poco después de su muerte.
(j)
1.-
Cohen, H. La enfermera y su identidad profesional. Barcelona: Grijalbo; 1988
2.-
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2012
3.-
Gallego Caminero, G; Miro Bonet,M et all. Imagen social de la enfermería. La
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4.-
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39
5.-
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http://archivo.elnuevodiario.com.ni/sucesos/191640-sucesos-insolitos/
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20minutos.es. [Online]. Disponible en:
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[Acceso 14 Diciembre 2016]
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MATERIAL
GRÁFICO
Portada: www.nosdisfrazamos.com
e) http://www.weheartit.com (der.) y https://es.pinterest.com (izq.)
FOTOS
Foto 4 http://es.pinterest.com
Foto 5 Dispensario de Santa Isabel
de San Sebastián
Dispensario de Santa Isabel de San Sebastián
“Santa Isabel” Kontsultategia
Donostian
Manuel Solórzano
Sánchez
Graduado en Enfermería. Servicio
de Traumatología. Hospital Universitario Donostia de San Sebastián. OSI-
Donostialdea. Osakidetza- Servicio Vasco de Salud
Insignia de Oro de la Sociedad
Española de Enfermería Oftalmológica 2010. SEEOF
Miembro de Enfermería Avanza
Miembro de Eusko Ikaskuntza /
Sociedad de Estudios Vascos
Miembro de la Red Iberoamericana
de Historia de la Enfermería
Miembro de la Red Cubana de
Historia de la Enfermería
Miembro Consultivo de la
Asociación Histórico Filosófica del Cuidado y la Enfermería en México AHFICEN,
A.C.
Miembro no numerario de la Real
Sociedad Vascongada de Amigos del País. (RSBAP)
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