Elementos para una historia de la Enfermería Española contemporánea
Os voy a presentar este fantástico y excelente libro realizado por
Mª Del Carmen Sellán Soto. Ha dedicado su vida a la Enfermería desde hace más de treinta años, siendo actualmente la Directora de la Escuela Universitaria de Enfermería de La Paz, perteneciente a la Universidad Autónoma de Madrid, y responsable de la Unidad Docente de Matronas de esta Comunidad Autónoma.
Esta dedicación comenzó cuando cursó los estudios de Ayudante Técnico Sanitario y se tituló por la Universidad de Santiago. Obtuvo la Diplomatura por la Universidad Nacional De Educación a Distancia y cursó la Licenciatura de Psicología en esta misma Universidad. Finalmente obtiene el Grado de Doctor en psicología por la Universidad Autónoma de Madrid en el Departamento de Psicología Biológica y de la Salud. Ha presentado más de cien trabajos en foros científicos y colaborado en numerosas publicaciones: doce libros y más de cincuenta artículos. Ha asistido a Jornadas, Congresos Nacionales e Internacionales de Historia de la Enfermería y otros.
Este libro lo ha presentado en el 20 aniversario de
FUDEN. La
Fundación para el Desarrollo de la Enfermería, que en 1989 inicia su andadura, para potenciar y proporcionar el desarrollo de la salud en todas sus vertientes. Tras veinte años de trabajo (1989 – 2009), FUDEN se ha consolidado como la organización de referencia para las enfermeras españolas en áreas tan importantes para el desarrollo profesional como la formación, la metodología, la investigación y la cooperación enfermera. Todas las actividades desarrolladas a través de estas áreas promueven no sólo mejoras en la propia actividad profesional de las enfermeras, sino también en los cuidados que a través de éste colectivo se presta al población, siendo éste el objetivo principal de acción de FUDEN.
http://www.fuden.es/ El libro consta de 280 páginas, con un prólogo de
Diego Gracia, con un Prefacio. Notas sobre los elementos de una historia, de la misma autora
Mª Carmen Sellán Soto, con siete capítulos bien diferenciados, Bibliografía y Apéndice con desarrollos legales.
En el
Capítulo 1. De las prácticas cuidadoras al inicio de la profesión del cuidado, nos narra la prehistoria del cuidado, el mismo en civilizaciones antiguas. El cristianismo y las prácticas cuidadoras. Las órdenes mendicantes. Las Órdenes religiosas relevantes para el cuidado en España. Colectivos laicos y su contribución a las prácticas cuidadoras. La Reforma Protestante y las consecuencias del cuidado. Las organizaciones del cuidado en la Europa Protestante. El Instituto de las Diaconisas de Kaiserswerth. La Escuela de enfermeras del Hospital St. Thomas.
Capítulo 2. El contexto de la profesionalización de la Enfermería en España. Instituciones. Situación socio-sanitaria del siglo XIX en España. Formación de ministrantes, practicantes y matronas. Federico Rubio. La Institución Libre de Enseñanza y la Enfermería. La creación del cuerpo de enfermeras. Influencia del Kraussismo.
Capítulo 3. El nacimiento de la Enfermería en España. Legalización de la Enfermería en España. Escuela de Santa Madrona. Escuela de la Mancomunidad de Cataluña. Escuela de Enfermeras Casa de Salud de Valdecilla. La Escuela de Enfermeras de la Cruz Roja. Otras Instituciones Educativas. La Escuela Nacional de Puericultura. Escuela Nacional e Sanidad. Enfermeros psiquiátricos. Escuela Nacional de Instructoras Sanitarias. El problema de los límites profesionales. La Guerra Civil. La formación enfermera en la posguerra. El plan de estudios. Competencias profesionales. Colegios profesionales.
Capítulo 4. El Ayudante Técnico Sanitario. “Más que enfermera y menos que médico”. El tránsito de enfermera a ATS. Planes de estudios, Las Escuelas, Especialidades. La regulación del ejercicio profesional. Instituciones Sanitarias. Colegios Profesionales. La Imagen Social de ATS. Perspectiva Histórica de la Enfermería como disciplina.
Capítulo 5. El Diploma de Enfermería. El Camino hacia la Universidad. Curso de Nivelación. La Enfermería en la Comunidad Económica Europea. Instituciones. Las Escuelas Universitarias de Enfermería. Las Especialidades. Estrategias para la Implementación de la Educación Superior en Enfermería. Otras Licenciaturas. Títulos Propios. La regularización del ejercicio profesional del Diplomado en Enfermería.
Capítulo 6. FUDEN. Veinte años de desarrollo enfermero.
Capítulo 7. El final del principio.
Bibliografía; Apéndice: Desarrollos Legales.
Como veréis en 280 páginas este fabuloso libro, nos da un repaso desde nuestros orígenes, en la antigüedad, hasta nuestros días en la Universidad. Un camino que ha invertido muchísimos años de estudio y trabajo hasta llegar hasta donde estamos.
La enfermería ha evolucionado desde las primeras tribus que poblaron la tierra y sociedades antiguas hasta el siglo XIX. El cuidado humano en su origen era una unión o una mezcla entre
magia, mito y religión, todo ello proporcionaba el cuidado. Coexistían en el mundo las personas que se dedicaban a cuidar y se mezclaban los
curanderos, petriquillos, sanadores o sanadoras, curadoras o cuidadoras no tituladas con religiosas, matronas, ministrantes, cirujanos y varones religiosos, barberos y médicos ilustrados.
En el caso de
Mesopotamia, existen pocas referencias al papel que desarrollaban los cuidadores. Cabe pensar que esta actividad era realizada por esclavos, sirvientes y las mujeres en el hogar. Sabemos también que hacia el año 700 a. C. ejercían parteras y nodrizas.
En
Egipto, las reinas solían poseer conocimientos de medicina, y en las distintas épocas hubo mujeres médicas y cuidadoras, libres y esclavas, que se encargaron de la atención de los enfermos y la preparación de las medicinas. De hecho, los cuidados domésticos relacionados con el mantenimiento de la salud del grupo, como se desprende del
Papiro de Ebers, eran organizados por la dueña y realizados por sirvientes.
En
Grecia, el papel de la mujer ateniense se reduce al hogar, puesto que no podía iniciarse en los “
misterios de las artes”. Su función principal en relación con los cuidados se recoge en la literatura en las figuras de “
nodrizas” y “
parteras empíricas”. Por otra parte, los ciudadanos propiamente dichos no practicaban trabajos manuales; la posición social de quienes los realizaban, sirvientes y esclavos, clarifica la escasa importancia de los cuidados “
enfermeros”, que continuaron llevándose a cabo en el ámbito doméstico.
En la
Roma precristiana, las mujeres tenían conocimiento del uso de hierbas con fines curativos y con fines abortivos. En este sentido se entiende la acusación que reciben con frecuencia de envenenadoras. En cuanto a la atención al parto la profesión de parteras era ejercida exclusivamente por mujeres.
En el
Cristianismo, la predicación del mensaje de Jesucristo fue el hecho fundamental en la evolución del cuidado y en sus prácticas suministradas por las mujeres cuidadoras, que constituyen, el núcleo valorativo de la historia de la Enfermería.
……
al ser humano enfermo ya no se le cuida por lo que tiene, sino por lo que es, como persona y como hijo de Dios. Como tal, absolutamente digno, pues fue creado a su imagen y semejanza. La dignidad del ser humano se concibe como un valor radical. El amor al prójimo, que se manifiesta en el cuidado a los enfermos, rompe las barreras de lo doméstico y favorece la institucionalización del cuidado enfermero basado en un concepto de ayuda al otro. De esta forma podríamos afirmar que la Futura Enfermería comienza su proceso de institucionalización de la mano del cristianismo. Existe a este respecto un cierto grado de acuerdo entre los historiadores de la enfermería (ver Donahue, 1985; Hernández Conesa, 1995; Siles, 1999; Sellán 2007)……
En el Nuevo Testamento aparece la palabra
diákoniá, con el tiempo derivará en la palabra “diaconisa” con la que se designa a las “
primeras enfermeras de la historia”. En la Primera Epístola de San Pablo a los Romanos, se menciona a
Febe, mujer nombrada diaconisa y que algunos autores consideran, en concreto, la
primera “enfermera” de la historia. Febe, al igual como las demás diaconisas de su época, cuidaba de los enfermos en sus domicilios, educaba a huérfanos y hacía tareas pastorales.
En Roma la patricia
Fabiola fundó el primer hospital cristiano público en su propia casa, atendiendo personalmente a los necesitados. “
Marcela, dedicó su vida al cuidado de enfermos en su palacio. Paula y su hija Eustaquia (…) se dedicaron a las tareas de caridad y estudiaron con Marcela”.
No fue hasta el
Edicto de Milán en el año 317 d. C., cuando los cristianos pudieron fundar hospitales públicos debido a la persecución que habían padecido. Cuando fue reconocida públicamente la Iglesia, el cuidado de los enfermos pasó a ser responsabilidad directa de los Obispos. A medida que la iglesia se jerarquiza los grupos de mujeres vírgenes, viuda, diaconisas y, posteriormente, las monjas, serán progresivamente homologadas y sometidas al control ejercido por los obispos.
Una vez reconocida la iglesia, la expansión de los
xenodochium, antecesores de los hospitales, no se hizo esperar. Según
Donahue, en el
I Concilio de Nicea (325 d. C.) “se acordó que cada obispo construiría uno de estos establecimientos. El dinero necesario provenía de las donaciones y limosnas de los cristianos”.
En los conventos de monjas de los siglos XII, XIII y XIV, una religiosa elegida entre las más expertas, ayudada por varias hermanas legas, se encargaba de la enfermería donde cuidaba a las monjas ancianas o enfermas. Muchos conventos, como el de
Cluny, disponían asimismo de otra enfermería donde atendían a enfermos de distinto tipo. En las enfermerías de los conventos las religiosas dispensaban cuidados, administraban hierbas curativas, realizaban sangrías y atendían a pobres y enfermos.
En el año 1050 se crearon el Hospital
de San Juan de Jerusalén y el Hospital de Santa María Magdalena, ambos en la ciudad de Jerusalén. El primero para atención a los enfermos varones y el segundo para mujeres. Aparecen las
Órdenes de los Cruzados, órdenes militares con normas muy especiales, rígida jerarquía, autonomía e inmensos recursos. Los miembros de las órdenes militares pronunciaban votos de pobreza, castidad y obediencia, además de servir a la guerra santa. Dentro de las
Órdenes de los Cruzados estaban otras órdenes como
Los Hospitalarios de San Juan de Jerusalén, la
Orden Teutónica (solamente formada por ciudadanos alemanes),
San Lázaro (que se caracterizó porque sus componentes habían padecido la lepra),
Templarios, Santiago, Calatrava y Santa María del Mar.
Aparecen posteriormente las
Órdenes Mendicantes, entre ellas citaré la
Orden Franciscana, la Segunda Orden de Hermanos Menores, la Orden de los Dominicos, las Órdenes Terciarias de San Francisco y Santo Domingo.
Dentro de las Órdenes religiosas relevantes para el cuidado en España, hay que resaltar tres órdenes religiosas muy importantes: los
Hermanos de San Juan de Dios fundaron en el siglo XVI los hospitales de Granada, Sevilla, Madrid, Gibraltar, Córdoba, Valladolid y Toledo. Su fundador,
Juan de Dios, emprende en 1539 una reforma ante la defectuosa asistencia a los necesitados (Ventosa, 2000).
“se centró en la atención directa a los enfermos y fue logrando mejoras (…) que los enfermos tuvieran cama individual y sábanas limpias, que fueran clasificados por las salas del hospital según las enfermedades y los niños estuvieran separados de los infecciosos, que las comidas, las medicinas y las visitas médicas se distribuyeran con orden a lo largo del día y que la asistencia se asegurase también durante la noche”.La
Orden de las Hermanas de la Caridad fue fundada por
San Vicente de Paúl. Nace como orden seglar en 1633, y en su origen fueron conocidas como Hijas de la Caridad. Cuando
Luisa de Marillac, la hermana que estaba al frente, realiza sus votos, se constituyen como orden religiosa femenina. Recordemos que en esta época, tras la Reforma, las monjas se dedicaban a la clausura. En este caso, la orden femenina nació para dedicarse de lleno al cuidado de los enfermos y necesitados.
Y por último la
Orden de los Obregones que fue fundada a finales del siglo XVI por
Bernardino Obregón. Como decía el profesor Siles (1999), “el proceso de esta orden llevó al principio una evolución paralela a la de los Hermanos de San Juan de Dios”. A su fundador se le pidió hacerse cargo del
Hospital General de Madrid. La difusión de esta orden fue enorme, tal vez en parte por la publicación de un manual para enfermeros bajo el título
Instrucción de Enfermeros que data de 1617 en su primera edición. Esta obra es la primera escrita en el mundo por un enfermero, hasta donde sabemos actualmente.
Así podríamos seguir hablando de este fantástico libro que aconsejo leer a todos los compañeros y compañeras que les interese la historia y sobre todo la Historia de Enfermería. Seguimos con la
Escuela de Enfermeras del Hospital St. Thomas; de la importancia y el cambio que da la enfermería con
Florence Nightingale. Luego en España con la formación de ministrantes, practicantes y matronas. La creación en 1896 de la
Escuela de Enfermeras del Dr. Rubio y Galí, con el nombre de
Real Escuela de Enfermeras de Santa Isabel de Hungría.
El
Dispensario Santa Isabel para pobres de San Sebastián. Fue fundado el 3 de Septiembre de 1909 por tres médicos franceses. El Dr. Vic impulsó y creo una
pequeña escuela de enfermeras, contando con las
Madres Dominicas, cuya superiora era la Madre
Mauricia, que prestó toda clase de ayudas. Estas enfermeras se formaron a partir del programa de las Damas Enfermeras de la Cruz Roja, precisando para ello: ser súbdita española, mayor de diecisiete años y pertenecer como asociada a la institución. (Solórzano, 2002).
http://www.enfersalud.com/dispensario Las primeras Escuelas de Enfermeras en España fueron además, la Escuela de Santa Madrona, la Escuela de la Mancomunidad de Cataluña, la Escuela de Enfermeras Casa de Salud de Valdecilla, la Escuela de Enfermeras de la Cruz Roja, etc.
Cruz Roja: Reglamento de 1939. Editado en San Sebastián. (Solórzano, Rubio, 2005).
http://www.euskonews.com/0287zbk/gaia28702es.html La Dama Enfermera. Enfermería y Cruz Roja. Vidas paralelas. (Solórzano, Rubio, 2009).
http://enfeps.blogspot.com/2009/03/la-dama-enfermera.html Para terminar quiero agradecer a mis compañeros enfermeros
Iñake Arrondo, José Antonio Eguibar y José Antonio de Léniz, el que me hayan regalado y dedicado este fabuloso libro de Historia de Enfermería. Agradecimiento a
Carlos Álvarez Nebreda.
Gracias y enhorabuena
Mª Del Carmen, por este magnífico libro que has realizado y publicado y que a partir de ahora podremos consultar a la hora de realizar nuestros trabajos.
Gracias a la
Fundación para el Desarrollo de la Enfermería (FUDEN), que ha asumido la edición de este trabajo con entusiasmo.
Muchas gracias
Un abrazo para todos
Manuel Solórzano Sánchez
Enfermero Hospital Donostia. Osakidetza /SVS
San Sebastián
masolorzano@telefonica.netNota: Las fotos están escaneadas del mismo libro. Fotos de Internet. Hoja Web de FUDEN