MANUAL TEÓRICO PRÁCTICO
Para uso de las familias y de las Enfermeras
religiosas en particular
Vicariato General de la
Diócesis de Barcelona
Por
lo que á Nós toca, concedemos:
Nuestro permiso para que
se publique el libro titulado “Arte de cuidar á los enfermos”, escrito en
francés por el Reverendo Padre Grenet, Canónigo y traducido al castellano por
D. Juan de Dios S. Hurtado, mediante
que de Nuestra orden ha sido examinado y no contiene, según la censura, cosa
alguna contraria al dogma católico y á la sana moral. Imprímase esta licencia
al principio ó final del libro, rubricados por el Censor, en la Curia de
Nuestro Vicariato.
Barcelona, 21 de Marzo
de 1903. El Vicario General: Ricardo Cortés
FOTO 001 Portada del
libro
PRÓLOGO DE
LA EDICIÓN ESPAÑOLA
Es digno de alabanza
cuanto tiende á la difusión de los conocimientos científicos; pero lo es más
cuando esta difusión tiene por inmediato objeto el bien moral y material, el
alivio de los sufrimientos humanos, la activa y poderosa cooperación de todos
en busca del restablecimiento de la salud de nuestros semejantes.
Inútil tarea la del
médico si sus afanes no vienen secundados por quien ejerce al lado del paciente
un hermoso ministerio de amor y de solicitud; si su voz se pierde en la
vacuidad de una ignorancia absoluta; si le rodean preocupaciones y lamentable
inepcia, causantes de grandes y dolorosas desdichas. Toda la ciencia médica
tiene una sola y suprema finalidad: curar
al enfermo; mas el instrumento inteligente de esta curación no es el mismo
hombre de ciencia, sino la enfermera,
que tiene á su inmediato cuidado la continua observación de las variaciones
ocurridas en el curso de una dolencia y la concienzuda aplicación de los medios
curativos ordenados por el médico.
Entre éste y la
Enfermera ha de existir, por consiguiente, perfecta concordancia de pensamiento
y de acción. El médico ha de poder confiar en las observaciones de la
enfermera, y ha de marcarle una línea de conducta, en la seguridad de que será
estrictamente seguida; la enfermera será la continuadora del pensamiento
científico y la ejecutora de sus mandatos.
Precisa pues que este
pensamiento científico se adapte en cierto modo á la inteligencia de las
enfermeras, casi siempre insuficientemente cultivada; importa, de otro lado,
que la enfermera sea adiestrada en cierto número de prácticas y manipulaciones
médicas que son de empleo cotidiano, y cuya buena ó mala ejecución tienen
transcendencia suma.
Si un médico hubiera
escrito la presente obra, corría el riesgo de hacerla ininteligible ó sobrado
extensa, con lo cual quedara incumplida la primera condición que á esta obra se
le debe exigir. Escrita, como ha sido, por una persona ajena a la profesión
médica, pero indudablemente ilustrada, con buena y sólida cultura general, son
mucho mayores las probabilidades de acierto.
Las nociones de
Anatomía, de Fisiología, de Patología y Terapéutica quedan reducidas á lo
estrictamente necesario para que un profano en Medicina se forme juicio exacto
de la índole de las funciones que el médico le podrá exigir, en el tratamiento
de cada grupo de dolencias, lo cual, en mi concepto, no sólo es lo suficiente,
sino lo más oportuno. Mayor latitud de conocimientos y más extensos detalles
expondrían á un indiscreto intrusismo y pretensiosa suplantación de funciones,
que tantos daños han causado y causarán todavía á los pobres pacientes; no ha
querido el autor en modo alguno favorecer esta plaga social, como lo han hecho
tantas obras que con pomposo título se califican á si mismas de tesoro para las familias, cuando en
realidad bien merecieran ser execradas como una calamidad pública.
Que las enfermeras sepan
hacer bien lo que se les encomiende, esto se pide y esto basta, pues no es
poco; que en lo moral y en lo físico velen cariñosa y discretamente por la
salud del paciente; que sepan cómo han de administrarle los medicamentos, según
la fórmula farmacológica y las condiciones por el médico prescritas; que rodeen
al paciente de aquellos nimios cuidados y delicadezas exigidas por su lastimoso
estado; que tengan la pericia conveniente para calmarle un dolor por medio de
una inyección de morfina, previo el consentimiento ó prescripción facultativos;
que sepan practicar una cura, preparar las piezas de un apósito, imponer un
sano criterio á los allegados del enfermo en las mil peripecias y accidentes
que suelen acontecer en el curso de una enfermedad; que sean, en medio de las
dolorosas circunstancias por que pasan las familias, representantes del buen
sentido, siempre en acecho para cuanto pueda redundar en beneficio del
paciente. Precisamente uno de los mayores esfuerzos intelectuales á que se ve
constantemente obligado el médico, estriba en el justiprecio de aquellos
síntomas de observación ajena, cuyo conocimiento le llega por el relato,
exagerado á veces, desordenado casi siempre, bien equilibrado con rarísima
frecuencia, que el paciente ó los deudos le hacen; dar á cada fenómeno su
exacto valor, desentrañarlo de entre un cúmulo de insignificantes detalles y
descubrirlo cuando pasó para todos inadvertido para buscar luego su
encadenamiento lógico dentro del raciocinio general que establezca sobre el
conjunto de la perturbación patológica, es ardua tarea que sólo llega á
cumplirse con relativa facilidad cuando los años y la experiencia nos traen una
razonable suspicacia para cuanto no sea de propia observación. Encontrar al
lado del enfermo una persona que conserve la serenidad y un criterio bien
dirigido por algunos, los más precisos conocimientos médicos, es una verdadera
fortuna para el facultativo, es una garantía de acierto en sus juicios, es un
motivo de confianza en el plan curativo instituido y en le éxito final que con
el mismo se propone.
He aquí, pues, el mérito
mejor, y tal vez el menos aparente, de la presente obrita, á la cual los
médicos no debemos regatearle los aplausos.
FOTO 002 Gráficos del
libro, escaneados
Hoy que tan numerosas
son las instituciones religiosas dedicadas á la asistencia de los enfermos, se
imponía la publicación de un Manual
como el presente; llamados sus individuos á una loabilísima vocación,
faltábales este refuerzo intelectual y la adquisición de una conveniente
pericia para cumplir debidamente su misión humanitaria.
Los seglares empleados
en tareas de la propia índole, las madres de familia, tanto pobres como
acomodadas, pueden convertirse en auxiliares inapreciables del médico,
adquiriendo las suscintas nociones contenidas en la obra del Padre Grenet, y
haciéndose aptos para practicar las distintas manipulaciones y servicios que al
lado del enfermo se le puedan confiar.
Entre nosotros, más
todavía que en Francia, se sentía la necesidad de instruir á las personas
encargadas de velar y de atender á los enfermos. Los que ejercemos la profesión
médica sabemos cuán bajo es el nivel de la cultura pública bajo este respecto,
cuán grande y extendido el desconocimiento de los más rudimentales principios
de la ciencia, cuán frecuente la absoluta inhabilidad en lo que hace referencia
á la observación clínica y á la práctica de los más elementales recursos terapéuticos.
Ciertamente en España
todas estas nociones vienen englobadas en un cuerpo de conocimientos con los
cuales se ha constituido una especialidad, una modesta carrera de “Sangradores ó Ministrantes”; más es también certísimo que, por una ú otra causa,
no se utilizan los servicios de estas personas sino en raras, muy raras
circunstancias, siendo substituidos constantemente por religiosas ó seglares
cuya cultura médica es á todas luces deficiente. Agréguese á todo esto las
preocupaciones populares, extendidas hasta las capas sociales más elevadas, los
lamentables errores, el afán curanderil que conduce á prácticas ignaras y
ridículas, cuando no constituyen verdaderas imprudencias ó criminales
atrevimientos.
Bien ha hecho, pues, el
Sr. D. Gustavo Gili en publicar la
obra del Sr. Grenet; su acierto en escogerla merece nuestra sincera
felicitación. Dr. J. Estrada
Monseñor Claudio Bardel, desde el obispado de
Séez (Francia), escribía: “Yo me limito á hablar de la segunda parte de su
tratado, en que gracias á un
conocimiento completo y á la experiencia de una larga y santa práctica, enseña
usted á nuestras amadas Religiosas de la Misericordia, la ciencia, en extremo
dedicada y necesaria, de la influencia moral en las enfermedades.
Prefacio
¿Para qué este manual?
Su objetivo principal es ayudar á las enfermeras religiosas, tanto más
abnegadas, porque las mueve, no el afán del lucro, sino el amor á las almas, la
caridad divina, la esperanza de una eterna recompensa. El celo más ardiente, el
desinterés más heroico, tienen necesidad de un guía que les impida extraviarse
y que haga verdaderamente útiles sus esfuerzos.
Advertencias
1ª Este manual no tiene
en modo alguno por objeto remplazar al médico y al cirujano por la enfermera,
sino hacer de ésta un auxiliar incondicional del primero y una colaboradora
inteligente del segundo.
2ª A fin de que el texto
se lea y comprenda más fácilmente, hemos evitado en lo posible el empleo de
términos científicos. Las personas que tengan interés en conocer estos
términos, los encontrarán en la explicación de los grabados.
3ª Este trabajo,
destinado á las enfermeras á domicilio, se diferencia de los manuales
compuestos para las enfermeras de los hospitales. Estas últimas tienen á su
disposición los remedios, por lo general preparados de antemano, los
instrumentos, los objetos y los útiles de diversas aplicaciones: las primeras,
especialmente en las casas pobres, están obligadas á conformarse con lo que se
les da, y á emplearlo lo menos mal posible.
4ª De intento hemos
dejado de tratar ciertas cuestiones y ciertas enfermedades, que no pueden ser
fácilmente estudiadas en una obra que ha de andar en manos de todos. Cuando en
la práctica se presente un caso de esta naturaleza, el médico ó alguna persona
experimentada subsanarán esta omisión. Y en caso de necesidad, mejor será
todavía procurarse obras especiales.
5ª Por más que este
manual esté especialmente destinado á la que es enfermera por vocación, será
también útil á la madre de familia, constituida muchas veces, por la naturaleza,
en enfermera de sus deudos; á todas las mujeres caritativas, siempre deseosas
de sacrificarse por los que sufren. El mismo sacerdote encontrará en esta obra
preciosas advertencias que le ayudarán en su ministerio, tales son los signos
de las enfermedades, los síntomas de un peligro próximo, etcétera, etc.
6ª A los que nos
censuren por haber entrado en minuciosos detalles, les responderemos:
“Si un día una
enfermedad os pone en las manos de una enfermera, comprenderéis cuán valiosos
son estos cuidados que ahora consideráis inútiles. Tal vez entonces sintáis
tentaciones de censurarnos por haber sido poco extensos”.
7ª Cúmplenos manifestar
nuestro agradecimiento á los señores médicos por su benevolencia para con
nosotros. Les damos sinceramente las gracias por sus advertencias y sus
consejos, que hemos tenido presentes al hacer esta segunda edición,
especialmente al tratar de la antisepsia
y la asepsia.
Libro Primero
Deberes de
la Enfermera para con el cuerpo
Este libro está dividido
en tres partes intituladas: el Enfermo, la Enfermedad, los Remedios.
El Enfermo
La enfermera no puede
ignorar el lugar que ocupan los órganos, que es donde hacen presa las
enfermedades. Es también conveniente que tenga algunas nociones elementales de
las substancias que forman nuestro cuerpo y de las principales funciones que
dan por resultado la vida.
La
Enfermedad
La enfermedad tiene por
causa una perturbación, sobrevenida en una ó varias partes del cuerpo; se
manifiesta por una modificación del estado normal de los órganos, ó por el
desorden de las funciones.
Cuando esta perturbación
es ligera, y los síntomas, poco molestos, hacen esperar que será de poca
duración, se llama indisposición.
Un ejemplo aclarará
estas definiciones. La pleuresía es una enfermedad consistente en la
inflamación de la membrana serosa que envuelve á los pulmones.
Sus síntomas son:
violento dolor de costado, respiración dificultosa, penosa, tos, ordinariamente
seca, etc. Estos signos ó síntomas no son la enfermedad, pero la manifiestan, y
descubren la inflamación de las pleuras.
No nos proponemos otro
objeto que proporcionar algunas nociones útiles, á fin de facilitar la labor de
la enfermera y de la madre de familia.
FOTO 003 Gráficos del
libro, escaneados
Los
Remedios
Incluimos bajo este
título todos los medicamentos que se han de dar al enfermo, todos los cuidados
que hay que prodigarle á fin de aliviar su dolencia ó de curarle. Estudiaremos
sucesivamente: 1º Higiene del enfermo. 2ª medicamentos. 3º curas; 4º
operaciones en que ha de intervenir la enfermera.
En el capítulo primero
se trata de la “Higiene del Enfermo”, la habitación del enfermo, la cama, las
ropas y el enfermo.
Libro
Segundo
Del Alma
En la Primera Parte: La
moral del enfermo. Conocimientos necesarios. Influencia de las enfermedades en
la parte moral. En el capítulo tres, nos dice los Modos de remediar el
abatimiento moral del enfermo. En la parte segunda trata sobre el Estado
religioso del enfermo. Los deberes de la enfermera varían según la gravedad del
mal, la inminencia del peligro, las disposiciones religiosas del paciente. Para
intentar vencer estas dificultades, damos algunos consejos.
En el capítulo Primero
tenemos el peligro. En el capítulo dos tratan sobre las disposiciones
religiosas. Cada enfermo está dispuesto de distinto modo respecto á la
religión. Sin embargo, es posible establecer categorías en las que
comprenderemos los diferentes enfermos. Los clasificaremos del siguiente modo:
los herejes, los malos católicos ó impíos, los católicos que no practican ó indiferentes,
los católicos que cumplen sus deberes religiosos.
En el capítulo tres
tratan sobre la ciencia religiosa, el compendio de la doctrina cristiana.
Seguimos con el siguiente capítulo que trata de los sacramentos, la penitencia,
la confesión, examen de conciencia, el santo viático, la extremaunción, y
después de los sacramentos. Bendición de los moribundos, la agonía y la muerte.
CONCLUSIÓN
Este manual es
totalmente anodino y diferente a los demás manuales para cuidar enfermos,
dándole más importancia a la religión que a los fundamentos teóricos y
prácticos de la enfermería.
También es necesario
leer estos manuales para comprender mejor la Historia de la Enfermería en todas
sus facetas; sin sacar de contexto, ni sacar los textos fuera de las épocas y
años donde fueron concebidos.
AGRADECIMIENTO
Colegio Oficial de
Enfermería de Madrid
Carlos Álvarez Nebreda
FOTOGRAFÍAS
Fotografías escaneadas
de los archivos PDF, del Colegio Oficial de Enfermería de Madrid
BIBLIOGRAFÍA
Arte de cuidar a los
Enfermos. Manual Teórico Práctico para uso de las familias en general y de las
enfermeras religiosas en particular. Por L. Grenet, canónigo Superior
Eclesiástico de las Hermanas de la Misericordia de Séez (Francia). Traducción
Española autorizada por el autor, hecha sobre la quinta edición francesa por
Juan de Dios S. Hurtado, con licencia. Barcelona, Gustavo Gili, Editor. 1903
Colegio Oficial de
Enfermería de Madrid. Archivos en PDF.
AUTOR:
Manuel Solórzano Sánchez
Enfermero.
Hospital Universitario Donostia de San Sebastián.
Osakidetza /SVS
Colegiado
1.372. Ilustre Colegio de Enfermería de Gipuzkoa
Miembro
de Enfermería Avanza
Miembro de Eusko
Ikaskuntza / Sociedad de Estudios Vascos
Miembro de la Red
Iberoamericana de Historia de la Enfermería
Miembro de la Red Cubana
de Historia de la Enfermería
Miembro Consultivo de la
Asociación Histórico Filosófica del Cuidado y la Enfermería en México AHFICEN,
A.C.
Miembro de la Asociación
Canaria de Historia de la Profesión Enfermera
Miembro no numerario de
la Real Sociedad Vascongada de Amigos del País. (RSBAP)