IMPERIO ARGENTINA O MAGDALENA DE REY ENFERMERA
DE ESPAÑA
Foto 1 Grupo de distinguidas
Damas Enfermeras Donostiarras del Hospital del Generalísimo, que rodea a
Magdalena de Rey (X), que también viste la blanca toca, en la verja del edificio de
la Maternidad de San Sebastián, reconvertido en el Hospital del Generalísimo
El 18 de julio nos hallábamos en
París —nos dice la gentil artista de la pantalla, la sin par Imperio Argentina—
y puede usted figurarse con la angustia que recibimos la noticia del comienzo
de la guerra, máxime si tiene usted en cuenta que en Madrid habíamos dejado a
nuestro hijito y que las noticias que en principio llegaban hasta nosotros eran
de un aplastante triunfo marxista (1).
Nosotros, que siempre habíamos
realizado una labor derechista, estábamos verdaderamente asustados; una usted a
eso que nos hallábamos sin una peseta y que de España no nos podía llegar ayuda
ninguna, y comprenderá que pasamos momentos muy amargos: nos vimos obligados a
abandonar el hotel y buscar una modestísima pensión.
Nos defendimos merced a las
alhajas que teníamos, pero como nuestras deudas alcanzaban la suma de tres mil
francos, nos vimos precisados a pedir auxilio; ese nos vino de La Habana, de
donde nos ofrecieron un bonito contrato, que fue, por el momento, nuestra
redención a metálico (1).
Camisas Azules
Cuando llegamos a La Habana,
buscando noticias de nuestra España, nos pusimos en comunicación con los
elementos de derecha que, por fortuna, abundan mucho; por ellos supimos que
Falange Española tenía allí una Delegación y, sin dudar ni un instante, mi
marido y yo nos afiliamos, convencidos de que las doctrinas de Falange serían
la base de la nueva España, y ya ve usted cómo no nos equivocamos (1).
Foto 2 En el Hospital del
Generalísimo pudimos verla vistiendo las blancas tocas. Imperio Argentina había
desaparecido para dejar el puesto a Magdalena de Rey, que es como se llama la
enfermera de España.
Y añade, con su característico
gracejo;
— No, si yo soy vidente.
— Cundió enseguida entre los
elementos de izquierda —añade Imperio— que Florián y yo éramos fascistas, y
esto dio origen a que recibiéramos anónimos amenazadores conminándonos para que
abandonásemos el país. Como usted comprenderá, no hacíamos ningún caso.
Acostumbrados a las películas de
miedo, aquella película nos resultaba inocente. La inquietud que por aquellos
días sentimos era debida a las confusas noticias que teníamos de España y que
nos acongojaban porque casi todas acusaban triunfos rojos; luego tuvimos la
explicación: eran ellos los que se adjudicaban esos triunfos. Pero como
nosotros no sabíamos otra cosa...(1)
Renace la tranquilidad
Terminados nuestros compromisos
en La Habana, fuimos requeridos para ir a Méjico; pero no nos pareció prudente,
después de los anónimos recibidos en Cuba, y nos decidimos a volver a Europa y
aceptar contrato en Alemania, de donde nos habían hecho tentadoras
proposiciones.
Una vez en Alemania, supimos toda
la verdad de lo que sucedía en España. Supimos las victorias de nuestro
Ejército, que nuestro Caudillo Franco dominaba, en tres cuartas partes del
territorio español, que para los marxistas la guerra estaba perdida; en una
palabra, que España volvía a ser de España, y lloré, lloré lágrimas de
tranquilidad, mejor dicho: lloramos, porque éste —y señala a su esposo— con
todo lo grande que es, también lloraba como un chiquillo.
En Alemania fuimos recibidos por
el Führer. ¡Qué gran hombre! ¡Y qué buen amigo de España! Y por deseo suyo
vamos a hacer ahora “Carmen” en película. Se harán dos versiones: la española y
la alemana, que dirigirá Florián, para que no haya nada de “españolada”, según
deseos del propio Hitler (1).
¡Ay mi bandera!
Preguntamos:
— ¿Y cuál ha sido la emoción más
grande que ha experimentado al volver?
— ¡Sí viera usted que todo me
produce emoción! Claro que el volver a ver nuestra bandera en el Puente
Internacional fue una de las mayores. Ver a usted: nosotros que tuvimos que
esperar en Biarritz unos días para que se unieran a nosotros artistas que
venían de Alemania; pues yo, todos los días hacía que me trajesen en el coche
hasta Hendaya, para ver la bandera.
Eso sí, el primer día yo no sé
cómo explicarlo, me quedé muda y sentí un escalofrío y unas ganas de llorar y
de reir... Me dio la sensación de que había estado durmiendo una pesadilla y de
que ahora volvía a despertar. ¡Ay, mi bandera!
Quiero hacer lo que puedo
Ahora voy a empezar a trabajar,
pero mientras tanto, quiero hacer lo que pueda. Esta tarde iré a cantarles un
poquito a los bravos soldaditos que están en el Hospital del Generalísimo, y
mañana iré al Hospital Militar General Mola en Duque de Mandas y así
sucesivamente (1).
Foto 3 Magdalena de Rey, la
Enfermera de España, en la cabecera del soldado herido, le prodiga palabras de
consuelo.
Los ratos que tenga libres
ofreceré lo que yo sé hacer a los que lo dan todo por la Patria. Si fuese un
muchacho, empuñaría un fusil; pero como no lo soy, tengo que conformarme
haciendo lo que pueda (1).
En efecto: aquella tarde le vimos
en el Hospital del Generalísimo de San Sebastián actuar a Imperio Argentina en
honor de nuestros heridos y nunca hemos apreciado tanto su arte como aquella
tarde, en la que sin trajes ni afeites se presentaba ante un público que la
acogió con todo entusiasmo y que agradeció con palmas que lastimaban el oído y
agradeció el rasgo de esta mujer encantadora (1).
Foto 4 Un cordial saludo de
Imperio Argentina, por intermedio de FOTOS. Magdalena de Rey con una dama
enfermera. Grupo de distinguidas Damas Enfermeras Donostiarras del Hospital del
Generalísimo, que rodea a Magdalena de Rey, que también viste la blanca toca,
en la verja del edificio de la Maternidad de San Sebastián, reconvertido en el
Hospital del Generalísimo
Terminada su actuación en el
improvisado escenario, recorrió las distintas salas, visitando a los que no
habían podido abandonar el lecho y repitiendo el programa ante cada cama para
que no hubiese uno solo que no disfrutase del espectáculo (1).
Foto 5 Elena Labayen, enfermera
con dos enfermeras donostiarras. Hospital Militar Generalísimo Franco en
Aldaconea en los jardines. Foto cedida por Elena Labayen. 1937
Correspondiendo al rasgo de la
genial artista, el Patronato del Hospital, compuesto por las señoras de
Solchága, Satrústegui, Olazábal, Múgica y Clausen, Margarita de Pedroso y Sturdza, Condesa de Pedroso, Isabel García-Ogara y Aguirre, Marquesa
de Caviedes; Condesa de Fuerteventura, Marquesa de Tola y Carmen Torent, le
firmaron el brazalete de enfermera honoraria, y al siguiente día realizó su
primera guardia.
Pudimos verla vistiendo las
blancas tocas y atendiendo las llamadas repetidas sin cesar de cuantos se
encuentran en el Hospital, pues todos querían ver de cerca a la estrella
cinematográfica, y es que Imperio
Argentina había desaparecido para dejar el puesto a Magdalena de Rey, que es como se llama la Dama Enfermera (1).
Un herido le espeta la siguiente
improvisación:
Enfermera de mi vida
con tu honor me curarás
las heridas que he sufrido
por la Patria sin cesar.
Enfermera de mi vida
hoy me encuentro mejorado
gracias a tu simpatía
y a lo bien que me has cuidado.
Y ella ríe, ríe gozosa, mientras
se encamina a la capilla a rezar ¿por quién?... por todos, por qué se acabe la
guerra, por nuestro Caudillo y por España. NIK
(1).
1937 HOSPITAL DEL GENERALÍSIMO EN SAN SEBASTIÁN
Foto 6 El “Bigotes”, con su guitarra en la
mano se dispone a despedirse de un camarada de la Falange hospitalizado con él.
En la cocina. Una de las cocineras del Hospital vigila el sabroso rancho. El
Edificio de la Maternidad de San Sebastián donde está instalado el Hospital. En
una de las soleadas galerías, frente al mar, los soldados heridos reposan y
escuchan la lectura de una gentil enfermera
El Hospital del Generalísimo en la
Maternidad de San Sebastián o el de la buena suerte donde no muere ningún
herido
A la entrada, en medio de un “hall” amplio y
luminoso, adornado con banderas y retratos, el nuevo Hospital del “Generalísimo
Franco”, inaugurado recientemente en San Sebastián y ubicado en el edificio de
la Maternidad de San Sebastián (2).
Ofrece al visitante una curiosa vitrina
donde aparecen unos cuantos volúmenes –el “Quijote”, el “Catecismo”, las
“Cartas” de Santa Teresa de Jesús; las “Cartas a un escéptico sobre forma de
Gobierno” de Pemán, etc.– y encima, esta sencilla y sabia inscripción: “Lo peor
son los tontos adulterados por el estudio. Vacunación”.
Un patronato de Damas Donostiarras
entusiastas, que preside la señora del general Solchaga doña Laura Figueroa de
Satrústegui, y del que forman parte las señoras de Klausen, Satrústegui,
Olazabal e Isabel García-Ogara y Aguirre Marquesa de Caviedes y en el que
figura como secretaria técnica y administrativa doña Carmen Torent que se ha
encargado de recibir donativos y de ir adquiriendo poco a poco el instrumental
médico necesario.
Instalado en el edificio de la Maternidad de
San Sebastián, un edificio grande y hermoso, rodeado de parque, el Hospital del
“Generalísimo Franco” ya está en marcha.
-Tenemos deudas- dice el camarada teniente
doctor Luis Morales, que es el director, pero ya las pagaremos. Por otra parte,
esto no nos preocupa mucho.
Nuestro lema es: ya que en la retaguardia no
podemos recibir un tiro, lo menos a que debemos estar dispuestos es a ir a la cárcel
por no pagar.
Las enfermeras que escuchan la conversación
sonríen.
Aquí
no muere nadie
Oficialmente, el Hospital del “Generalísimo
Franco” se inauguró hace dos semanas, pero ya funcionaba desde primeros de mayo
de 1937.
Alrededor de un centenar de heridos, caídos
todos en los frentes, están hospitalizados aquí, en las diferentes salas donde
se alinean las ciento cuarenta camas de que dispone el Hospital.
Cuarenta enfermeras, dirigidas por siete
monjas religiosas Hijas de la Caridad, se turnan todos los días en largas y
duras jornadas de diez horas y de doce horas y hasta de catorce horas, que
estas cumplen llenas de disciplina y entusiasmo.
Los heridos que llenan las salas se dejan
dócilmente curar y vendar sus heridas y envolver por las manos blancas y suaves
de estas abnegadas muchachas. Alguno sonríe agradecido, más con la mirada que
con los labios (2).
Foto 7 Paquito, el bravo falangista, que es
el benjamín de los hospitalizados, espera impaciente el momento en que sea dado
de alta. Dos oficiales heridos toman el sol en el magnífico parque que rodea el
Hospital. Las enfermeras distraen con sus lecturas y narraciones la forzada
inactividad de los hospitalizados. Una vista parcial de la sala del “General
Mola”
Vamos a ver Paquito, dijo el doctor Morales.
Paquito el benjamín de los heridos
hospitalizados es un falangista donostiarra de diecisiete años, que cayó herido
hace tiempo, en el frente de Santander, cuando luchaba al lado de los camaradas
de la Columna Sagardía.
Tiene diez o doce heridas, producida por
bala explosiva, y es un verdadero milagro cómo ha podido escapar a la muerte.
Ya está entrando en la convalecencia, y pronto abandonará la cama.
Una enfermera se llega junto a él, le
arregla el embozo de la cama y le ayuda a cambiar de posición.
¿Qué tal vas, Paquito? Le pregunta el
director doctor Morales.
Es un muchacho animoso y alegre, de grandes
ojos, que la fiebre ha agrandado.
Bien, mi teniente. Ya estoy desenado
levantarme (2).
Foto 8 Soldados heridos con las enfermeras
La enfermera que acompaña al doctor teniente
Morales, aclara:
Era uno de los casos de más gravedad, pero
ya ve usted, está fuera de todo peligro.
Y el doctor Morales confirma:
Sí; es verdad. Pero es que este es el
Hospital de la buena suerte. Todavía no ha muerto ninguno de los heridos
hospitalizados aquí (2).
El
“Bigotes” se va a lavar las manos
Es hacia las primeras horas de una tarde
soleada y alegre y la mayoría de los soldados heridos han abandonado el
Hospital para bajar al centro de San Sebastián y a la playa.
Vamos a buscar al “Bigotes” –dice el
director– doctor Luis Morales. Se lo voy a presentar a ustedes. Es el elemento
humorístico de la casa (2).
Foto 9 Soldados heridos y convalecientes
Recorremos galerías y salas, el comedor, las
distintas dependencias; pero el “Bigotes” no aparece. Por fin, llegamos junto a
él. Es un falangista extremeño, campesino de un pueblo de la provincia de
Badajoz, que abandonó mujer e hijos para luchar por la Patria y por la Falange.
Debe su apodo al hermoso mostacho de guías, del cual no ha querido desprenderse
ni aun en los días en que no podían abandonar la cama. Ahora, ya completamente
curado, se dispone a reintegrarse al frente. Está, guitarra en mano,
obsequiando con unas coplas de despedida a otros dos falangistas heridos (2).
—Mañana, si Dios quiere, me voy, mi
teniente— dice, dirigiéndose al director—. Ya tenía ganas...
Estate quieto, un momento, así como estabas
—le suplica el fotógrafo—; te voy a hacer una “foto”.
¿Una “foto”?
El Bigotes” se retuerce las guías de su
mostacho, se estira la camisa azul... Y bruscamente le acomete una duda.
Tengo las manos sucias; voy a lavármelas...
Se levanta y va a echar a correr, hacia los
cuartos de aseo.
Y hay que hacer grandes esfuerzos para
sujetarlo (2).
Foto 10 El “Bigotes” obsequia con unas
coplas de despedida a dos de sus camaradas de la Falange. El magnífico “hall”,
amplio, limpio y luminoso del nuevo Hospital “Generalísimo Franco”
Elogio
de las Enfermeras
Todas las mañanas, todos los atardeceres,
las enfermeras del Hospital del “'Generalísimo Franco” se extienden por la
ciudad. Van y vienen a sus casas; unas, terminan, otras empiezan su guardia.
Las verán ustedes, blancas, aladas, con su cruz azul en el brazalete, recorrer,
presurosas, las calles, en busca del descanso, después de la dura jornada que
otra vez han de empezar día siguiente (2).
¿Quién, hará el elogio de estas cuarenta
muchachas y de los otros millares de compañeras suyas que cuidan a nuestros
heridos?
“El día que acabe la guerra —se oye decir—;
cuando nuestros jóvenes regresen de los frentes, después de liberar a España,
se merecerán todo, se lo daremos todo...”.
Es lo justo. Pero, para estas muchachas, tan
españolas y tan femeninas, que atienden a los heridos, que los curan y los
vendan, que procuran animarlos y distraerlos, ¿qué recompensa se buscará? Quizá
bastase una condecoración individual, con esta sencilla leyenda: “Cumplió con
su deber, como española” (2).
Foto 11 Damas enfermeras donostiarras con
las Hijas de la Caridad
Un
Hospital Pobre
Hasta ahora, el Hospital del “Generalísimo
Franco” ha recibido algunos donativos. Algunos hoteles y restaurantes de San
Sebastián envían diariamente el postre para la primera comida; otros
comerciantes mandan el vino, la cerveza y las gaseosas… Hay más donativos.
Pero, en general, un Hospital tiene muchos
gastos. Se podría intensificar el envío de donativos, en objetos, en aparatos
médicos, en dinero… Porque en nuestra zona no debe existir un Hospital pobre.
Vamos, entre todos, a llevar allí —bien lo merecen sus moradores— la riqueza y
la abundancia (2).
Jesús
Lozano
HOSPITAL DEL GENERALÍSIMO FRANCO EN SAN SEBASTIÁN 1937
HOSPITAL MILITAR EN LA MATERNIDAD DE SAN SEBASTIÁN
ALDACONEA
Foto 12 Hospital Militar Generalísimo Franco
en Aldaconea. Antigua Maternidad de San Sebastián. Foto cedida por Emilia
Llopis, 1937
Se
inauguró ayer día 16 de mayo de 1937, domingo el Hospital del Generalísimo
Franco
Ayer tuvo lugar la inauguración del Hospital
del Generalísimo Franco, instalado en la Maternidad de San Sebastián en
Aldaconea.
El acto se verificó a las once de la mañana,
celebrándose a la mencionada hora una misa rezada y a continuación tuvo lugar
la entronización del Sagrado Corazón de Jesús, oficiando en esta ceremonia el
Ilustrísimo señor Obispo de Solsona con asistencia de las autoridades e
invitados.
Asimismo se procedió a la bendición de todos
los crucifijos colocados en las salas destinadas a los heridos de campaña (3).
Las autoridades e invitados al acto fueron
recibidos por las señoras que forman el Patronato para esta humanitaria y
bienhechora obra en el que figuran la distinguida esposa del general Solchaga como presidenta, doña Carmen Torent y otras distinguidas
damas cuyos nombres lamentamos no recordar en estos momentos (3).
Foto 13 Damas Enfermeras y Auxiliares de la
Cruz Roja. Hospital Militar Generalísimo Franco en Aldaconea. Foto cedida por
Emilia Llopis. 1937
Como director de este Hospital ayer
inaugurado figura el prestigioso doctor teniente señor Morales al que se debe
en gran parte la completísima instalación sanitaria de que ha sido dotado este
benéfico establecimiento (3).
Fruto de los incansables y patrióticos
trabajos de este grupo de distinguidas damas y del señor Morales ha sido la
realización de esta magnífica obra que ha de merecer unánimes elogios de todos
tan pronto como se sepa en toda su magnitud el esfuerzo realizado en pro de los
heridos en campaña (3).
Verificada la ceremonia de la inauguración
del mencionado Hospital se cursó el siguiente telegrama al Jefe del Estado,
generalísimo Franco.
“Haciendo un homenaje a la síntesis del
sentimiento español, nos hemos permitido tomar el nombre de S. E. en la
inauguración del Hospital Militar Generalísimo Franco, efectuado en la mañana
de hoy.
La idea del nombre nació del amor que los
españoles le profesamos. El permiso para utilizarlo no es más que la
consecuencia de la confianza de los hijos con el padre del españolismo. ¡Viva
España! El Jefe de Sanidad”.
El Hospital del Generalísimo Franco
inaugurado ayer es verdaderamente magnífico y la instalación sanitaria está
hecha con arreglo a las más modernas orientaciones de la ciencia médica (3).
Como decimos, al acto de la inauguración
asistieron todas las autoridades civiles y militares de San Sebastián y el
Ilustrísimo señor Obispo de Solsona pronunció un sentido y patriótico discurso,
ensalzando la magnífica obra humanitaria llevada a cabo por el Patronato del
citado establecimiento benéfico y felicitando efusivamente a las distinguidas
damas que figuran en él, así como al Director del mismo, doctor señor Luis
Morales y personal facultativo y sanitario a sus órdenes.
El acto resultó brillantísimo, mereciendo la
instalación del Hospital del Generalísimo Franco, unánimes elogios a los que
unimos el nuestro sincero y efusivo (3).
Foto 14 Cabeceras de los periódicos del
artículo. Unidad día 17, El Diario Vasco y La Voz de España día 18 de mayo de
1937
LA INAUGURACIÓN DEL HOSPITAL DEL GENERALÍSIMO
El domingo se celebró en San Sebastián la
inauguración del Hospital del Generalísimo Franco en Aldaconea, magníficamente
dotado de todos los elementos sanitarios.
INAUGURACIÓN DEL HOSPITAL DEL GENERALÍSIMO FRANCO EN ALDACONEA
A las once de la mañana del domingo se
verificó la inauguración del nuevo Hospital del Generalísimo Franco, instalado
en Aldaconea (4).
Foto 15 Militares, Hijas de la Caridad y
enfermeras con un soldado herido. Hospital Militar Generalísimo Franco en
Aldaconea. Foto cedida por Emilia Llopis. 1937
A dicha hora se dijo una misa rezada y luego
se verificó la solemnísima ceremonia de entronizar el Sagrado Corazón de Jesús
por el Ilustrísimo, señor Obispo de Solsona, al que acompañaron todas las
Autoridades e invitados, bendiciéndose acto seguido todos los crucifijos
colocados en las salas destinadas a los heridos en campaña (4).
Recibieron a las autoridades e invitados las
señoras que componen el Patronato formado para esta tan humanitaria y
bienhechora finalidad, en el que figuran la distinguidísima esposa del general
Solchaga como presidenta y doña Laura Figueroa de Satrustegui, señora de
Castillón, marquesa de Caviedes, Carmen Torent, etc., etc.
A este grupo de ilustres damas hay que sumar
el nombre del teniente Morales activísimo director del nuevo Hospital a quien
se debe en gran parte la completísima instalación sanitaria que se ha dotado a
éste establecimiento.
Los trabajos incansables realizados por esas
señoras y el director del establecimiento han dado como fruto la realización de
su magnífica obra, que merecerá unánimes elogios de todos así que se sepa en
toda su magnitud el esfuerzo llevado a cabo en pro de los heridos de guerra.
Al inaugurarse el Hospital del Generalísimo
Franco, se dirigió al Jefe del Estado español el siguiente telegrama:
“Haciendo un homenaje a la síntesis del sentimiento
español, nos hemos permitido tomar el nombre de S. E. en la inauguración del
Hospital del Generalísimo Franco, efectuado en la mañana de hoy. La idea del
nombre nació del amor que los españoles le profesamos. El permiso para
utilizarlo no es más que la consecuencia de la confianza de los hijos con el
padre del españolismo. ¡Viva España! El Jefe de Sanidad” (4).
Foto 16 Enfermeras donostiarras. Hospital
Militar Generalísimo Franco en Aldaconea. Foto cedida por Elena Labayen. 1937
INAUGURACIÓN DEL HOSPITAL MILITAR “GENERALÍSIMO FRANCO”
Las autoridades durante la inauguración del
nuevo hospital militar que lleva el nombre del Generalísimo
Desde el domingo día 16 de mayo de 1937,
cuenta San Sebastián con un nuevo Hospital
Militar, que lleva el nombre del Caudillo (5 y 6).
A las once de la mañana del domingo día 16
de mayo de 1937, comenzaron a llegar a la que fue “Casa de Maternidad” de San
Sebastián las autoridades civiles y militares, el Prelado de Solsona,
personalidades y aristócratas aquí residentes y muchos distinguidos invitados.
El “hall”, decorado con las banderas de
Alemania, Italia, Portugal y España y retratos de los Jefes de estos Estados,
con flores y macetas distribuidas con gusto, se llenó de público selecto,
haciendo los honores el médico director del establecimiento, doctor don Luis
Morales, y las señoras de Solchaga y de Pedroso.
En la capilla, donde se dijo una Misa, la
imagen de la Milagrosa destacaba entre rosas y claveles, como promesa de salud
para los heridos y triunfo victorioso para los que luchan por Dios y por
España.
Foto 17 Hija de la Caridad con los soldados
convalecientes. Hospital Militar Generalísimo Franco en Aldaconea. Foto cedida
por Emilia Llopis. 1937
El Prelado de Solsona, previas las preces de
rigor, entronizó en lugar preferente el Sagrado Corazón de Jesús y bendijo los
Crucifijos que luego se colocaron en las salas del Hospital, entonando las
señoritas enfermeras el himno del Congreso Eucarístico.
A continuación, el Prelado pronunció
patrióticas frases después de saludar a las autoridades y a los que han
contribuido a llevar a feliz término la instalación del nuevo Hospital.
“La casa hasta hoy no tenía Rey, dijo el
Prelado; ya lo tiene en su trono; sólo los reyes tienen trono, y el Rey de
reyes presidirá y bendecirá vuestros actos” (5 y 6).
Se dieron vivas a Cristo Rey, España, Franco
y al Ejército victorioso.
Los invitados recorrieron todos los pisos
del Hospital, donde todo se halla colocado con gusto exquisito y con aciertos
reveladores de manos femeninas, pues los Cuidados de Enfermería los dan las
Hermanas de la Caridad y las señoras y señoritas enfermeras, que están en la
mayoría de los servicios. Muchas de ellas son Damas Enfermeras y Damas
Auxiliares de la Cruz Roja (5 y 6).
Foto 18 Emilia Llopis, enfermera catalana
que prestó sus servicios en el Hospital Militar Generalísimo Franco en
Aldaconea. Foto cedida por Emilia Llopis. 1937
ENFERMERAS
Entre el hermoso plantel de Enfermeras figuran las señoras y
señoritas siguientes:
Señora viuda de Saro; señoritas Basterra;
Isabel Urruela; Julia de la Barrera; Encarnación Tapia; Amparo Rendueles; Pilar
Olasagasti; Teresa Iturralde; Pilar Riart; Teresa Mendez Vigo; Elena Álvarez de
Mon; Emilia
Llopis; Mercedes de Aguilar; Luisa Olasagasti; María Luisa
Larrañaga; Mercedes Urruela; Agueda Urruela; María Méndez de Vigo; Dolores
Olasagasti; María Carmen Iturralde; Matilde Font Delás; y señora de Arcaute.
Foto 19 Hijas de la Caridad, enfermeras
profesionales, Damas Enfermeras y Damas Auxiliares de la Cruz Roja en San
Sebastián. En el hall de la Maternidad. Hospital Militar Generalísimo Franco en
Aldaconea. Foto cedida por Emilia Llopis. 1937
Señoritas María Arana; Blanca Arana; Pilar
Tapia; Blanca Montoya; María Antonia Llopis; María Teresa Echeverria; Ana María
Villavecchia; Marquesa de Pescara; Sofía Puchol; Conchita Gutiérrez; Amalia de
Pablo; Carito Pradera; Dolores Machimbarrena; Asunción Arana; Carmen Churruca;
Rosario Echeveste; María Isidra Sicart; Victoria Díez; Teresa Garagorri; María
Teresa Cepeda; Mercedes Garnica; Carmen Sitges; María Cepeda de Herrera; María
Luisa Ferrer Vidal; Pilar Olavarrieta; Inés Villamarciel; Mercedes Pallejá; y
Marbi Wakonigg.
Señoritas Iruega; Elisa Arteaga; Dolores
Valier; Condesa de Casa Saltillo; Marquesa de Alonso Martínez; Pilar Franco de
Danrella; Mercedes Arana; señora de Cremades; señora de Patiño; María Luisa
Echagüe; Baronesa de Quadras; Marquesa de Albolote; María Torent; Carmen
Torent; Lucía Eclafani; Concha Fernández de Córdoba; señora de Zarco y Concha
Villamarciel.
Directora Enfermera: Señorita María Luisa de Pedroso.
Foto 20 Enfermeras con soldados heridos.
Hospital Militar Generalísimo Franco en Aldaconea. Foto cedida por Emilia
Llopis. 1937
Junta de Señoras del Patronato:
Presidenta Laura Figueroa de Satrústegui (señora del general Solchaga); señora
de Klausen; Marquesa de Caviedes; señora de Olazábal; señora Sánchez Arjona;
etc., etc.
El cuadro
de doctores es el siguiente:
Director doctor Luis Morales. Y los doctores Enrique
de la Riva, Luis Vasallo, Antonio Linazasoro; Manuel Ruiz Echave; Gerardo Cormenzana; Ignacio Galdós, José Rodríguez Arias; José
Luis F. Matamoros; Darío Iruegas;
Armento; Rubio; Roque y Carlos Segura.
En las oficinas del Hospital prestan
servicios los señores don Miguel Yurrita
y don Ángel María Tejada.
El domingo había hospitalizados 136
soldados, la mayoría, casi todos por fortuna, en periodo de restablecimiento.
La impresión que produce la visita al
Hospital “Generalísimo Franco” no puede ser más consoladora, pues es una prueba
palpable de que en la retaguardia se procura por todos los medios proporcionar
a nuestros valientes, una rápida curación y toda clase de cuidados y
atenciones, bajo la dirección del doctor don Luis Morales, joven médico
militar, cuyo acertado nombramiento oímos ponderar merecidamente. Al Jefe del
Estado le fue enviado un telegrama el día de la inauguración, firmado por el
Jefe de Sanidad de Gipuzkoa (5 y 6).
Foto 21 Enfermeras e Hija de la Caridad con
una señora de la Junta del Patronato. Hospital Militar Generalísimo Franco en
Aldaconea. Foto cedida por Emilia Llopis. 1937
Foto 22 Sello del Hospital Militar
Generalísimo Franco. San Sebastián. Firma del director doctor Luis Morales,
1937
El papel de las enfermeras en el campo de batalla y en los hospitales de campaña y hospitales
de sangre resultó completamente imprescindible y heroico, sobre todo si se
tienen en cuenta las durísimas condiciones en las que tuvieron que desarrollar
su principal labor: cuidar y velar por el bienestar de los enfermos y heridos en
combate y ayudarles y acompañarles en sus últimos momentos, despidiéndose de
este mundo (7).
Foto 23 Hospital Militar Generalísimo Franco
en Aldaconea. Antigua Maternidad de San Sebastián. Foto cedida por Emilia
Llopis, 1937
Pero la persona que tuvo la mayor influencia
para la profesionalización de las enfermeras fue la Reina Victoria Eugenia de Battenberg (1887 – 1969), monarca
consorte de España por su enlace matrimonial con el Rey Alfonso XIII (1886 – 1941) y nieta de la Reina Victoria I del
Reino Unido (1819 – 1901). Escocesa de nacimiento, la Reina Victoria Eugenia
había conocido de muy cerca toda la filosofía y la obra llevada a cabo por Florence Nightingale y la creación de
su Escuela de Enfermeras en Londres,
auténtica pionera y precursora mundial de la Enfermería Moderna (7).
Foto 24 Enfermeras con soldados heridos
Las décadas se sucedieron y con ellas los
conflictos políticos y sociales, con sus consiguientes cambios. Pero no fue
hasta la segunda república, instaurada el 14 de abril de 1931, cuando la
historia de la enfermería registró de nuevo un cambio en su trayectoria. El
gobierno republicano quiso equiparar los derechos de las mujeres españolas a
los de sus compatriotas en otros países, y uno de los principales estandartes
de esta emancipación fue el establecimiento del derecho a la educación (7).
Sin formación, las mujeres no podían
alcanzar puestos de trabajo remunerados y obtener, en consecuencia,
independencia económica. Tampoco podían salir de casa y dedicarse a actividades
profesionales que hasta el momento, habían estado reservadas a los hombres.
Otro de los cambios que
supuso la Guerra Civil, tanto para las enfermeras como para las mujeres en
general, fue que éstas encontraron en el ejercicio de esta profesión un
salvoconducto para traspasar las barreras de sus hogares y de los trabajos
(habitualmente muy mal remunerados) que se les tenían asignados por cuestión de
sexo, y alcanzar de este modo algunas libertades que se les tenían vetadas (7).
Foto 25 Edificado en la cuesta de Aldaconea
de San Sebastián. Hoy en día es Nazaret Fundazioa (septiembre de 1996),
anteriormente Escuela Hogar Virgen del Coro (Obra social de la Caja de Ahorros
Municipal de San Sebastián. Finales de 1953). 1 de diciembre de 1932 Maternidad
de San Sebastián
Agradecimiento: Esteban Durán León
Foto 26 Enfermeras donostiarras. Hospital
Militar Generalísimo Franco en Aldaconea. Foto cedida por Elena Labayen. 1937
Bibliografía
1.- Imperio Argentina o Magdalena
de Rey Enfermera de España. Semanario Gráfico de reportajes. Revista de Falange
Española. 11 de septiembre de 1937
2.- Revista de Fotos de Falange. 29 de mayo
de 1937
3.- Unidad. Año II. Número 206. Lunes 17 de
mayo de 1937. Página 2
4.- Diario Vasco. Año IV. Número 723. Martes
18 de mayo de 1937. Páginas 1 y 4
5.- La Voz de España. Dios + Patria + Rey.
Año II. Número 206. Martes 18 de mayo de 1937. Páginas 1 y 2
6.- Hospital del Generalísimo Franco en San
Sebastián, 1937. Hospital Militar en la Maternidad de San Sebastián. Manuel
Solórzano Sánchez. Publicado el lunes día 1 de junio de 2020
https://enfeps.blogspot.com/2020/06/hospital-del-generalisimo-franco-en-san.html
7.- Enfermeras: Primera y Segunda Guerra
Mundial y Guerra Civil Española y Cruz Roja. Manuel Solórzano Sánchez.
Publicado el martes día 29 de diciembre de 2020
https://enfeps.blogspot.com/2020/12/enfermeras-primera-y-segunda-guerra.html
Manuel
Solórzano Sánchez
Graduado en Enfermería. Enfermero Jubilado
Insignia de Oro de la Sociedad Española de Enfermería Oftalmológica 2010.
SEEOF
Miembro de Enfermería Avanza
Miembro de Eusko Ikaskuntza / Sociedad de Estudios Vascos
Miembro de la Red Iberoamericana de Historia de la
Enfermería
Miembro de la Red Cubana de Historia de la Enfermería
Miembro Consultivo de la Asociación Histórico Filosófica del
Cuidado y la Enfermería en México AHFICEN, A.C.
Miembro no numerario de la Real Sociedad Bascongada de los
Amigos del País. (RSBAP)
Académico de número de la Academia de Ciencias de Enfermería de Bizkaia –
Bizkaiko Erizaintza Zientzien Akademia. ACEB – BEZA
Insignia de Oro del Colegio Oficial de Enfermería de Gipuzkoa 2019
Sello de Correos de Ficción. 21 de julio de 2020
masolorzano@telefonica.net