Edificio
de la calle San Marcial número 28 esquina con la calle Fuenterrabía. Había sido
sede de un asilo de niños, Asilo San
José (1891 - 1903), Casa de Socorro
(1904 - 1925) y de las escuelas graduadas (1).
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1 Casa de Socorro (1904 - 1925). Calle San Marcial nº 28, esquina Fuenterrabía,
hoy edificio Telefónica.
Proyecto
de Asilo de niños de San José
Memoria
El
proyecto que acompaño tiene por objeto la construcción de un edificio amplio
donde se pueda seguir recibiendo a los niños que actualmente son acogidos,
educados y alimentados en el Asilo Colegio, que con el mismo título que
encabeza esta memoria se halla abierto hace años en esta Ciudad en la calle San
Marcial esquina a la de Fuenterrabía.
Gracias
al esfuerzo de la Junta de Señoras, cuyo celo, administración, actividad y
sentimientos caritativos no voy aquí a ensalzar porque por mucho que elogiase
nunca sería lo bastante y resultaría reducido el marco de esta memoria e
impropio del objeto de la misma, gracias a ellas repito, se ha conseguido
implantar tan benéfico asilo, darle vida y aumentar considerablemente el número
de niños recogidos hasta el punto, de que un edificio que se consideró capaz y
que no hace mucho se construyó, resulta al presente insuficiente.
Teniendo
en cuenta los obstáculos vencidos hasta la fecha, esto de la insuficiencia de
local no era cosa que arredrara a tan emprendedoras señoras, e inmediatamente
acordaron la construcción de un edificio más amplio y que satisficiera a las
actuales necesidades.
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2 Archivo Municipal de San Sebastián. Memoria. San Sebastián a 28 de junio de
1901
El
Ayuntamiento de San Sebastián, siempre generoso, atendió el ruego de la Junta
de Señoras y gracias a su ayuda, en el Paseo de los Fueros en preciosa manzana
rodeado de jardín por tres fachadas y con una calle por la cuarta fachada, se
verá edificado el nuevo Asilo de niños de San José.
La
construcción proyectada consta de planta de sótano, baja, principal y segundo y
no entro en detalles explicativos porque la inspección de los planos da idea
acabada de las habitaciones, dependencias y servicios que se presentarán en el
nuevo edificio.
La
construcción de éste será sólida y económica sin que ésta economía se obtenga a
expensas de la buena edificación pero evitando todo gasto superfluo y empleando
un sistema de construcción sencillo y barato.
Las
paredes serán de piedra sillar arenisca y mampostería calizal, la cubierta de
teja plana, columnas de hierro en el patio y pies derechos de roble en el resto
del entramado.
Los
entramados horizontales serán de frontales I y solivería de pino N formándose
el pavimento de entablación de pino y los techos con cielo raso.
El
patio central irá cubierto de cristales y en esta cubierta se dispondrán ventiladores
naturales. Las escaleras serán de madera a excepción de la del sótano que será
de ladrillo y piedra.
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3 Asilo de San José, fotografía desde el Paseo de los Fueros
Llevará
un zócalo de azulejos y el blanqueo a cal de casi todos los paramentos
interiores hará que éste edificio permanezca fácilmente limpio constituyendo
con ello a que sea higiénico.
La
facilidad con que en las obras en ejecución se introducen modificaciones de
distribución ha sido causa de que por ahora no haya querido presentar un plano
de saneamiento a la escala de 0,02 como las ordenanzas exigen. Pero desde luego
puedo manifestar que el presupuesto formado para alcantarillado, retretes, etc.
ha sido partiendo del supuesto de que el edificio ha de ser clasificado de 1ª
categoría como edificio higiénico y en su día se presentarán los planos que
sean necesarios.
La
calefacción aun cuando ahora no se proyecta, sería fácil de instalar más
adelante dada la distribución de este edificio y es indudable que el sistema de
la calefacción a vapor a baja presión sería en el caso actual el más indicado y
el mejor.
Los
demás detalles de construcción son los generales empleados en las edificaciones
de esta Ciudad (2).
San
Sebastián, 28 de junio de 1901
Crónica
del Bien
Un Nuevo Asilo en San Sebastián 1903
El
día 24 de agosto de 1903, inauguraron los Reyes en San Sebastián el Asilo de
San José, magnífico edificio levantado en el Paseo de los Fueros, el mejor de
aquella ciudad, y cuya primera piedra puso en octubre de 1901 S. M. la Reina,
gran protectora de aquella institución.
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4 Asilo de San José en San Sebastián, cuya primera piedra puso S. M. la Reina
María Cristina en octubre de 1901, y cuya inauguración solemne se verificó el
día 24 de agosto, con asistencia de SS. MM., la corte y las autoridades
locales. Los niños del Asilo de San José en San Sebastián durante las horas de
recreo, jugando en los espaciosos alrededores del establecimiento, aislados por
una verja del Paseo de los Fueros y muy próximos al mar. Los pequeñuelos gozan
allí a su placer. Una clase de niños. Una clase de niñas. Fotografías Asenjo,
ABC Madrid 8 de septiembre de 1903
El
acto revistió gran solemnidad. En verdad que constituía un acontecimiento para
aquel pueblo la inauguración de un soberbio edificio que la piedad ha levantado
en favor de la infancia desvalida, tan merecedora de que las almas caritativas
la amparen.
El
Asilo de San José es sencillamente un establecimiento gloria de aquella
capital, tan pródiga en obras admirables de caridad, y modelo para todas las
ciudades españolas que aspiren a hacer algo en favor de la infancia desvalida.
Un
alma noble, generosa, santa, consagró su fortuna a establecer este Asilo, al
cual dio no sólo sus bienes, sino su concurso personal con santa abnegación,
puesto que no reservó para si el principal papel en la dirección y
administración de la casa, sino el último, el más humilde, el de portera. Tal
es la Hermana Nieves de Petitjean, cuyo generoso desprendimiento
fue la base de esta institución, a la que otras almas piadosas han prestado su
concurso cuando las necesidades del Asilo han requerido mayores sacrificios.
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5 Asilo San José desde el Paseo de los Fueros
A
este Asilo de San José llevan las madres pobres, pescadoras, jornaleras, sus
niños a las siete de la mañana y los recogen por la noche. Cuando las criaturas
llegan al Asilo, las Hermanas de la Caridad las recogen, las lavan, las peinan,
las ponen un vestido pulquérrimo, las instruyen admirablemente, las sirven una
comida sana y abundante al mediodía y una merienda por la tarde, las dan recreo
físico y las prodigan cariño.
El
pescador se va tranquilo y satisfecho a sus ingratas tareas del mar, sabiendo
que el hijo de sus entrañas está donde está mejor que en su casa; la madre se
entrega a sus faenas con tranquilidad completa, y San Sebastián ve su puerto y
sus barrios limpios de Muergos que aprendan en la ociosidad el camino de la
taberna y del presidio.
La
enseñanza que los niños reciben en el Asilo San José es completa, y hay que
verles en sus clases, contentos, respirando salud y alegría por sus poros,
recitar las lecciones que les dan sus profesores, y habrá que verles, como nos
los presenta una de las fotografías, jugando en el jardín del nuevo asilo, tras
de aquella verja, que debe parecer la de una jaula de retozones pajarillos
cuando nace el día.
Hasta
hace poco ocupaba el Asilo un edificio que se construyó en 1891, en la calle
San Marcial número 28 de San Sebastián y en él se daba albergue y enseñanza a
ciento cuarenta niños, estando encargadas seis Hermanas de la Caridad de San
Vicente de Paul de la escuela de párvulos, de la elemental de niños, de la
elemental de niñas y taller de labores, y del ropero, aseo y comida de los
niños.
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6 Niños en el Asilo San José en las navidades de 1917. Fotógrafo Martín Ricardo
La
Junta de once distinguidas damas que gobiernan el establecimiento estimó
insuficiente el edificio para mayor número de niños, y solicitó al Ayuntamiento
donostiarra la cesión de un solar en el citado Paseo de los Fueros. Y nada más;
se edificó el nuevo Asilo de San José, en el cual, además de atender a
cuatrocientos niños, se dispone de local para otros servicios benéficos.
Ha
costado mucho dinero, y el establecimiento se sostiene con el producto de una
suscripción pública; pero la caridad tiene crédito cuando se practica como la
practica el Asilo de San José y se gobierna como gobiernan las damas de su
Junta.
La
kermese últimamente celebrada en aquella ciudad de San Sebastián ha producido
20.000 pesetas. Y así vive aquel bendito Asilo, que al realizar la felicidad de
muchas familias pobres y arrancar a la miseria, y tal vez al crimen, muchas
vidas para dar mañana a la sociedad seres dignos y útiles, merece algo más que
las bendiciones de la gratitud: merece que los poderosos, aun cuando sea por
egoísmo, pues egoísta es proporcionarse un placer, y no hay placer más grande
ni más puro que el de hacer el bien, le presten su protección. AEMECE (3).
Escuela-Asilo
de San José
La
instalación de un Asilo-Escuela de párvulos e inclusa en San Sebastián arranca
del año 1886 con la cesión de un solar por parte de Ayuntamiento en la calle
San Marcial número 28, esquina Fuenterrabía para este fin.
En
ese año la Junta de Beneficencia donostiarra había hecho saber al municipio:
“Los
Asilos de Párvulos que existen en varias poblaciones de España están
produciendo admirables resultados, pues por medio de ellos no sólo se atiende y
cuida a quienes se hallan desamparados y expuestos a cualquier desgracia sino
que, además, se evita el que los niños adquieran en su más tierna edad funestos
hábitos que más tarde les serían difícil o imposible de desarraigar.
La carencia en esta Ciudad de una Institución tan benéfica es reconocida
y sentida por el vecindario y especialmente por la clase jornalera que, teniendo
que ganar con su trabajo el sustento diario, se ve en la cruel alternativa de
quedarse en su casa privándose de recursos que le son indispensables o confían
sus hijos a otras criaturas de poca edad, o los cuidados de algún vecino que muchas
veces ni les hace caso”.
“Y
buena prueba de ello es el gran número de niños que, completamente abandonados,
se ven en varios sitios de esta población, y en especial en punto tan peligroso
como lo es el Muelle, y la observación que puede hacerse diariamente del ningún
cuidado que se tiene con las criaturas que se tienen en sus casas mientras sus padres
y personas mayores de la familia van a su ocupación”...
Esta
conmovedora situación había facultado anteriormente a que un R.D. de 3 de
Agosto de 1853 autorizara a la Junta de Beneficencia para fundar Asilos de
párvulos bajo su dependencia y vigilancia. Entonces proponían al Ayuntamiento
la creación de un Asilo, donde fueran recogidos durante el día los niños de los
dos sexos, pobres y menores de seis años.
Con
posterioridad, una serie de señoras donostiarras, que contaban con el apoyo de
la Reina Regente y de donativos importantes de personas interesadas en el tema
(quienes además organizaban funciones teatrales, kermesses, partidos de pelota,
suscripciones...), consideraron que la cesión de un solar del municipio
donostiarra podría ser considerado un buen comienzo.
En
sesión Municipal de enero de 1888, se reconoce la necesidad de dar a la
infancia una protección adecuada. Se enfoca además, a la educación escolar, a
dar albergue y alimento durante el día a los niños de clase obrera que sus
padres no pueden atender.
El
4 de enero de 1888 el Ayuntamiento cede el solar de la calle San Marcial
esquina Fuenterrabía. Pone como condición que en él se conserve gratuitamente
un local adecuado para que pueda trasladarse a él la Inclusa, con una entrada
separada. Esta Inclusa y torno donde se recogían los expósitos estaba en un
local cuyo alquiler pagaba el municipio, pero que se encontraba en estado
ruinoso122. El 26 de agosto de 1891, aprovechando su estancia estival, lo
inaugura la Reina María Cristina que
había patrocinado el proyecto, e incluso contribuido económicamente a él. Los
planos eran del arquitecto, Sr. José de
Goicoa y Barcaiztegui, el cual, así como el constructor, Sr. Urcola y el médico Manuel Zaragueta, había renunciado a sus honorarios.
Se
acogió en principio a 60 niños (provistos de bonitos uniformes de rayas
azules), que pronto aumentarían a 100, todos ellos necesitados cuyas madres se
veían en la necesidad de trabajar, y de edades comprendidas entre los dieciocho
meses (siempre que supieran andar) y los 7 años. Estaba administrado por 4 Hermanas de la Caridad, la Superiora, Sor Nieves, que había contribuido con
su considerable fortuna personal a la construcción del Asilo, había formado
parte de la mejor aristocracia donostiarra, de apellido Petitjean. Era hermana
de la presidenta de la Junta de Señoras, Doña Desideria Petitjean de Elósegui. Esta Junta está formada por lo
mejor de la sociedad donostiarra e incluso con la participación de títulos de
nobleza madrileña.
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7 Niños en el Asilo San José, 1919. Fotógrafo Martín Ricardo
En
ese mismo año, en el mes de diciembre, se trasladaba el torno a este edificio.
En periódicos de la fecha de la inauguración se describía el asilo de la
siguiente forma:
La
entrada está por la calle San Marcial. A la derecha del portal hay un ropero
que contiene más de cien armarios cerrados con una tapa numerada que sirve para
guardar las ropitas de los asilados cuando entran por la mañana y por la tarde
guardan el delantal que visten dentro del asilo. Cuenta también este ropero con
infinidad de camisitas, pañuelos y ropas para atender el aseo de los niños. Además
del uniforme el asilado tiene una cadenita que cuelga al entrar en el cuello
con el número que le corresponde.
Después
se accede a la escuela, enfermería y patio. En el sótano están las cocinas,
lavaderos y comedor. Los asilados hacen allí la comida del mediodía y la
merienda de la tarde. La comida se compone de una sopa y un cocido de
garbanzos, y alubias o patatas, y dos veces a la semana se adiciona carne y se
hace sopa del caldo de este puchero, aunque a las doce del mediodía se les da
una sopa de pan. La merienda de la tarde consiste en pan y fruta seca o fresca,
según la estación. La Junta, al aumentar el número de niños se vio obligada a
disponer el año siguiente que éstos trajesen su pan porque no podían atender a
esta necesidad.
En
el primer piso está la capilla y un cuarto de labores para las Hermanas y las
madres que lo solicitan. Por último en el piso alto hay un gran salón para el recreo
de los niños en invierno.
A
la inauguración asistieron invitados por la Junta de Señoras, además de la
Regente, el Ministro de Gracia y Justicia, el Diputado a Cortes Sr. Calbetón,
el Gobernador Civil, el Presidente de la Diputación, el Alcalde, el Presidente
de la Audiencia, el Obispo... Resulta curioso citar cómo al parecer las citadas
señoras habían cedido algunos de sus muebles para decorar este evento.
Así
describía un periodista el zaguán de entrada:
“Magníficos tapices japoneses, chimeneas de
Carrara, plata y porcelana, jarrones de Sevres, pufs y butacas de refinadísimo
gusto, lo rococó y la fantasía del gusto moderno, ricas alfombras, plantas
ecuatoriales, de todo había en el saloncito, que estaba hecho una bendición de
Dios, si es que Dios marca los gustos del mobiliario y decorado”.
Al
año siguiente, en 1892, se describía así la vida en el Asilo en la mejor prosa
decimonónica, tras la publicación de la Memoria del primer año:
“Los niños que son de los más desgraciados de
San Sebastián, en su mayoría procedían del Muelle donostiarra, y eran hijos de
pescadores, llegan a las puertas de la casa con el estómago atormentado por las
torturas del hambre, cubiertos sus débiles cuerpecillos por asquerosos harapos,
despojada su inteligencia de toda unción instructiva, después de respirar un
ambiente viciado, enrarecido por la miseria más espantosa”.
“Apenas reciben sano alimento, limpios,
vestidos, algo de instrucción, parece como que respiran una nueva atmósfera
pura y vivificadora. Sus mejillas adquieren el sonrosado color de la salud, sus
entumecidos miembros revelan el vigor de las fuerzas antes dormidas, su
inteligencia despierta a las caricias de una cariñosa enseñanza.
¡Cuán felices son al entregarse a la
educación del espíritu después de satisfechas todas las necesidades de su
cuerpo!”
El
autor del artículo proseguía describiendo cómo el examen principiaba con un
conmovedor discurso de un niño a la concurrencia dando las gracias en nombre de
sus compañeros “a las almas caritativas
que contribuyen al sostenimiento del Asilo”.
El
examen consistía en saberse el Catecismo de corrido, así como episodios de la
Historia Sagrada, también Geografía, Aritmética, Geometría, Historia, Historia
Natural, Gramática...
El
Establecimiento funcionaba bien y los niños aprendían, comían adecuadamente,
jugaban y eran debidamente cuidados. La higiene y la limpieza eran
especialmente observados por las Hijas de la Caridad y el aseo de los niños se
llevaba a rajatabla.
En
el año de 1895 el número de niños ya ascendía a 135. Enseguida se notó que su
capacidad era escasa para las necesidades de la Ciudad. La Junta de Señoras
recurrió otra vez al Ayuntamiento, rogándole que consintiera en permutar el
solar que ocupaban por otro de propiedad municipal situado en el ensanche de
Amara, junto al río Urumea (calle Prim), más amplio y de mejores condiciones.
Además, a diferencia del anterior que no contaba con suficiente espacio y luz,
contaría con un amplio patio de recreo sobre el paseo. El Ayuntamiento, aun cuando
esto suponía una donación de casi 100.000 pesetas, dada la diferencia de valor
de uno y otro solar, teniendo en cuenta los beneficios que reportaría a los
niños donostiarras necesitados, accedió a tal pretensión con las condiciones de
que revertiría a propiedad municipal en el caso que dejara de servir al objeto
que se solicitaba, y de que el propio Asilo sufragaría sus gastos y los de la
Escuela de niños que tenía confiados.
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8 Asilo
San José desde el Paseo de los Fueros
La
primera piedra se colocó el 9 de
septiembre de 1901 y se inauguró el 24
de agosto de 1903 con la asistencia de los Reyes y principales autoridades.
Asimismo se trasladó el torno que quedaría instalado en el ala izquierda del
edificio hasta 1910, aún hoy día es posible ver en la fachada una cabecita de un ángel, encima de donde
estaba situado el torno de expósitos de los niños.
En
1903 las Hijas de la Caridad se
harán cargo del torno en su Asilo de San
José situado desde esa fecha en la calle Prim número 33, añadiendo a un
servicio mucho más esmerado e higiénico, a cargo de cinco hermanas, el de La Gota de Leche.
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9 Hoy día es posible ver en la fachada una cabecita
de un ángel, encima de donde estaba situado el torno de expósitos de los
niños en la calle Prim número 33.
Este
nuevo edificio fue construido bajo la dirección del arquitecto don Ramón Cortázar, e incorporaba las
nuevas tendencias de mayor luz y ventilación, amplias ventanas y galerías y
esmerados servicios de lavabos y retretes “con
prodigalidad de aguas”. También la higiene y el aseo eran cuidados
especialmente. Se les proporcionaba ropa interior limpia a los niños que
carecían de ella, o la tenían en mal estado, e incluso contaban con una bañera
donde se aseaba a los que venían especialmente sucios.
Eran
admitidos niños desde dos a catorce años, en número superior a los doscientos.
A partir de los siete años la separación de los sexos era completa,
“dedicándose las niñas a las labores de su sexo, a trabajos de costura,
bordado, etc., y los niños a iniciarse en su futuro oficio, que les es
procurado al abandonar el Asilo, por las señoras que componen el Patronato”. Por
esas fechas intentaba además en unión con la Diputación, que luego creó el
centro de Fraisoro y la Gota de Leche, repartir leche
pasteurizada. El torno, que mantenían a su cargo, contaba con un ingenioso
mecanismo que hacía sonar un timbre de alarma persistentemente desde que se exponía
el niño hasta el momento en que era recogido de la plataforma. También
encontramos frecuentes muestras caritativas de que se les proporcionaba
ocasiones de ocio, tanto comidas extraordinarias, como meriendas de dulces con
motivo de que alguna asociación profesional o social celebraba un evento.
Incluso particulares dadivosos proporcionaban un extra a estos niños como
recuerdo de una celebración familiar (en especial bodas, comuniones y
bautizos). En 1912 encontramos curiosamente que el extraordinario consistía en
la asistencia al cinematógrafo, a donde eran conducidos “hasta la Ciudad”
(desde la calle Prim) en tranvías especiales.
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10 Hoy día es posible ver en la fachada una cabecita de un ángel, encima de donde estaba situado el torno de
expósitos de los niños en la calle Prim número 33. “Mi padre y mi madre, me arrojan
de sí. La Caridad divina me recoge aquí”
Las
Hermanas de la Caridad, nunca resultaron suficientemente valoradas
por su labor, lo que es fácilmente deducible de los comentarios sobre las
múltiples tareas que llevaron a cabo a lo largo del período histórico que
consideramos. Sin embargo constituían una mano de obra barata, fiel y humilde.
En especial en tiempos de las Guerras Carlistas, cuando ejercían una labor imprescindible
por su atención al torno de infantes expósitos, a niños, heridos, enfermos o
ancianos, es decir a los desechos de la sociedad.
Sin
embargo hubo mujeres de adinerada situación que contribuyeron, no sólo con su
dinero, sino con su personal asistencia a la institución de asistencia a los
más desprotegidos. Mención especial habría que hacer a Sor Nieves Petitjean,
proveniente de una renombrada familia donostiarra, quien con la fortuna personal
de su familia, fue quien levantó como priora de la citada Orden el Asilo de San
José.
Pero
en algunas ocasiones, las responsabilidades de la Superiora de las Hijas de la
Caridad que prestaban sus servicios en el Hospital de San Antonio Abad eran muy
discutidas y discutibles. En principio, cuando el Hospital estaba prácticamente
en mantillas y nadie se hacía cargo de él, todas las responsabilidades recayeron
sobre las Hijas de la Caridad, que eran enviadas desde diversos puntos de
España para empujar su desenvolvimiento inicial. Como ya hemos mencionado,
constituían una mano de obra bastante barata, pues tan pronto limpiaban, cocinaban,
llevaban la contabilidad de sus gastos y limosnas, y educaban, como ejercían
las funciones de enfermeras, sin exigir casi nada a cambio, y sin oponerse a
recortes de financiación, con una dieta y un alojamiento espartano. Pero
conforme el Hospital fue tomando forma se dio una multiplicidad de funciones y
responsabilidades que originó fricciones. La figura de la Superiora, que regía
sobre médicos y personal, se vería discutida en su autoridad y competencias.
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11 Hijas de la Caridad y cuidadoras con los niños, San Sebastián 1942.
Fotógrafo Vicente Martín
En
el año 1906, en concreto, los Reglamentos para el régimen interior del
Hospital de San Antonio Abad, se ven obligados a menguar drásticamente la autoridad
de la Superiora.
Esta
monja prevalecía sobre todo el personal: Médicos, Farmacéuticos, Enfermeros y
Practicantes, Secretaría y Docencia..., en realidad todo el personal que
percibía un sueldo estaba sometida a ella. En esta fecha la Junta de Beneficencia,
de acuerdo con el Ayuntamiento consideraron que “era necesario mermar las
atribuciones de la Superiora, que las tenía hasta en lo científico, y además
que se respeten las ideas religiosas de todos”, lo cual era una iniciativa bastante liberal para la época (4).
Lugares de la Memoria
En el año 1936
en la Guerra Civil en San Sebastián, el bando nacional castigó a los
republicanos, nacionalistas e izquierdistas, combinándolo con venganzas
personales, recelos y denuncias para incriminar a un gran número de
donostiarras acusados de colaborar con la República.
Las
detenciones se sucedieron y fue preciso habilitar varios locales a modo de
cárceles para descongestionar la de Ondarreta: el Asilo San José, el antiguo
cuartel de la Guardia de Asalto en Zapatari, San José de la Montaña; las penas
más duras fueron dictadas por los juzgados militares, con un número de
fusilamientos que, si bien es difícil de calcular, se supone fue elevado.
Colegio de San José
Centro de Detención
Grupo de mujeres detenidas en
este edificio en 1936
Tras
la toma de San Sebastián el 13 de septiembre de 1936, los militares sublevados
llevaron a cabo detenciones masivas de personas partidarias de la República que
no habían conseguido huir. La cárcel de Ondarreta quedó abarrotada, por lo que
las fuerzas golpistas requisaron varios edificios para utilizarlos como
presidios. Entre ellos éste, entonces Asilo San José, que se convirtió en
prisión de mujeres (5).
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12 Colegio de San José. Centro de Detención. Grupo de mujeres detenidas en este
edificio en 1936. Fotografía en el Paseo de los Fueros
EL ASILO DE SAN JOSÉ
Una de las instituciones benéficas
más importantes de San Sebastián a comienzos de siglo era el Asilo San José,
situado en el Paseo de los Fueros (Prim número 33 esquina con Larramendi). Era
una institución altamente humanitaria y filantrópica, creada en beneficio de
los niños y familiares menesterosos, cuyos padres pasaban el día trabajando,
sin tiempo ni medios para cuidar de sus hijos.
Nació el Asilo a finales del siglo
XIX gracias a la iniciativa de una piadosa dama, la señora viuda de Elósegui y
merced de la caridad de un buen número de familias donostiarras. Se estableció
al nacer en un edificio de reducidas proporciones, en la calle San Marcial
número 28, esquina con Fuenterrabía, pero al conocerse las ventajas de la
institución, las solicitudes de admisión aumentaron y bien pronto se echó a ver
la insuficiencia de aquel edificio.
FOTO 13 Hija de la Caridad y niñas en
el día de su primera comunión en el Asilo San José. Abril 1948. Fotógrafo
Vicente Martín
Entonces la Junta de señoras que
dirigían el Asilo acarició la idea de levantar un nuevo edificio y aportando
recursos por cuantos medios su filantrópico celo les sugería y llamando a todas
las puertas y a todos los corazones, luchando con todo denuedo para hacer el
bien, llegó a reunir las cantidades necesarias para dar principio a la
ejecución a las obras del nuevo Asilo.
Fue el arquitecto don Ramón Cortázar quien dirigió las obras
del nuevo Asilo, que responde en todos sus detalles a los más severos
principios higiénicos, por sus anchurosos locales y amplias galerías, sus
pavimentos de baldosas, sus paredes con altos zócalos revestidos de blanco
azulejo, sus rasgadas ventanas, su abundancia de luz y ventilación y sus
esmerados servicios de lavabos y retretes con abundancia de agua.
Tenía, además de los locales propios
a los afines del establecimiento, donde se albergaban desde primeras horas de
la mañana hasta la noche varios centenares de niños y niñas de dos hasta doce y
catorce años, hermosas escuelas independientes, una para párvulos, otra para
las niñas y otra para los niños que pasaban de los siete años, todas ellas bien
dotadas de material pedagógico propio de su enseñanza, que corría a cargo de
profesores. El nuevo edificio se inauguró en 1903.
Eran evidentes los beneficios que a
la sociedad reportaba esta institución, que recogiendo durante el día a los
niños pobres, dejaba en libertad para trabajar a sus padres y procuraba a
aquellos no sólo albergue sano, limpia ropa y alimento nutritivo, sino
instrucción y educación que de otra manera no podrían adquirir, arrancándoles
de una vida de abandono que daba ocasión a la holganza y a la deshonestidad,
estimulante de los más reprobables vicios (6).
En el Asilo eran acogidos trescientos
niños y la higiene y una buena educación dominaba en el mismo (6).
FOTO 14 Niños en el día de su primera
comunión en el patio del Asilo San José. Abril 1948. Fotógrafo Vicente Martín
EL ASILO SAN JOSÉ
El 24 de agosto de 1903, lunes, se inauguraba el Asilo-Escuela de niños de San José. Las caritativas damas que
habían trabajado sin descanso para su construcción, sentían el placer de dar
vida y aliento a una flor que se marchita, a un ser que está para caer en el
fango, cuando se repara una injusticia.
Airoso y esbelto, de coquetón
aspecto que más parecía chalet de encopetada y caprichosa dama que edificio
para cobijar hijos de la desgracia, había sido la obra del arquitecto don Ramón
Cortázar, se adornaba aquel día con sus mejores galas para celebrar su
inauguración, exornado su pórtico con lazos y flores, guirnaldas que
entrelazaban las esbeltas columnas entre sí, como «la caridad ha unido las hermosas almas que han concebido y realizado
tan gran obra».
Aquellas damas habían formado una
junta, y fueron éstas: Doña Desideria
Petitjean, viuda de Elósegui; doña Concepción
Brunet, viuda de Gaytán de Ayala; doña Eladia
Luzunariz de Altube; señora condesa
de la Vega del Sella; doña Isabel
Torres, viuda de Echevarría; doña Teodora
Lopetedi, viuda de Larrauri; doña Concepción
Goizueta, viuda de Obineta; doña Rosa
Seminario de Osacar y doña Victoria
Cruzado de Villalmil, viuda de Ibero.
FOTO 15 Plano del Asilo San José desde el Paseo de los
Fueros de san Sebastián, 1901
Un gran gentío se hallaba en las
proximidades del Asilo, en el paseo de los Fueros, contemplando el bonito hotel
de la caridad sobre cuyos muros ondeaban banderas y gallardetes. A las 5 de la
tarde llegó la regia comitiva, el rey Alfonso
XIII, la reina madre, los príncipes de Asturias y la infanta María Teresa.
En el pórtico esperaban, junto a las Damas de la Junta, el gobernador civil Sr.
Espinosa de los Monteros, el alcalde Sr. Elósegui, presidente y vicepresidente
de la Diputación Señores Machimbarrena y Balbás y los generales Zapino y
Cerero. Acompañaban a la real familia las damas de Palacio condesa de Sástago,
duquesa de San Carlos y marquesa de Navarrés, y en el edificio se hallaban la
condesa de Xiquena, marquesa de Torrejón y duquesa del Infantado.
Pasaron las personalidades y allí
una niña, rubia como las ilusiones de los pocos años, se adelantó y pronunció
unas palabras de salutación. Aquella niña se llamaba Dolores Careaga. Los Reyes
visitaron todas las dependencias del Asilo y a la salida la junta de damas
entregó a la reina madre, princesa e infanta sendos ramos de flores. La visita
había durado algo más de una hora y lo amenizó la Banda Municipal.
Decía el periódico que parecía que
el Urumea llevaba al mar el himno de la Caridad, cuyos ecos no se detienen en
las cumbres de Ulía, sino dijérase que ruedan por la inmensidad (7).
FOTO 16 Niñas en el día de su primera
comunión en el patio del Asilo San José. Abril 1948. Fotógrafo Vicente Martín
CASA DE SOCORRO EN EL ANTIGUO
ASILO DE SAN JOSE 1904
Edificio
de la calle San Marcial número 28 esquina con la calle Fuenterrabía. Había sido
sede de un asilo de niños, Asilo San
José (1891 - 1903), Casa de Socorro
(1904 - 1925) y de las escuelas graduadas (1).
INAUGURACION DE LA
CASA DE SOCORRO
Ayer a las cinco de la tarde se verificó, con
carácter privado, la inauguración de la Nueva
Casa de Socorro, establecida en el antiguo Asilo de San José. Asistieron a dicho acto el alcalde y varios
concejales, así como también el personal facultativo que ha de prestar sus
servicios en aquel benéfico centro.
El alumbrado de la Casa de Socorro es a gas y
eléctrico, y su instalación superior y hecho con gusto. En la sala de
operaciones existen los siguientes objetos. Una mesa de cristal para
operaciones, construida por la Casa Sala de Barcelona, dos esterilizadores, de
ellos uno a fuego y a vapor el otro, que servirán para desinfectar el
instrumental; cuatro depósitos conteniendo agua esterilizada, ferricada,
permanganatada, boricada y sublimada, con seis aparatos de desviación y tubos
conductores para cada líquido; dos lavabos uno de ellos con agua potable y el
otro con agua sublimada, para atender a la desinfección de las heridas y de las
manos de los facultativos cuando estos practiquen operaciones.
FOTO 17 Sala de operaciones de la Casa de Socorro,
San Sebastián
Hay también dos depósitos para agua, muy bien
montados, y en los que no hace falta ningún detalle.
En otro departamento están situados un
despacho-escritorio, el depósito de la Cura de Lister y medicamentos.
Independientemente de todos estos departamentos está
el gabinete para los heridos, en el que existen dos camas asépticas,
construidas en Francia, y una estufa para mantener la temperatura conveniente.
El instrumental y demás objetos y aparatos para
curas, procede en su mayor parte de las casas barcelonesas de los Señores
Clausolles y Sala, éste último afamado constructor de instrumentos de cirugía.
En la planta baja hay un pasillo, a cuyo final están
los inodoros, además de uso de éstos que hay en el piso principal. El vestíbulo
es amplio y está independiente de los demás departamentos.
En el piso principal existen
los siguientes departamentos: Un gabinete - biblioteca para el despacho de los
médicos al servicio de la Casa de Socorro, muy bien amueblado y en el que
predomina absoluta limpieza. Independientes entre sí hay tres dormitorios, dos
de ellos para los médicos (Julián Usandizaga) y otro para el practicante de guardia Blas Benegas Idígoras. A finales del año anterior
1903, don Manuel Celaya y don Francisco Tamés recibieron el
nombramiento de médicos del centro.
FOTO 18 Despacho escritorio y Cuarto de Urgencias de
la Casa de Socorro, San Sebastián
En cada uno hay una cama, lavabo, luz a gas y
eléctrica y el mobiliario correspondiente. Además tienen todos los
departamentos timbres eléctricos, y desde hoy habrá teléfono urbano para
conocer las nuevas que ocurran.
La Nueva Casa de Socorro está montada, pues, con
arreglo a todos los adelantos modernos. El servicio será permanente.
Hoy en día el Asilo de San José se encuentra en la
calle Prim número 33 esquina con la calle Larramendi. Y sigue estando llevado
por las Hijas de la Caridad (8).
Bibliografía
1.-
San Sebastián – Donostia Geografía e Historia. Javier Gómez Piñeiro y Juan
Antonio Saéz García. Segunda Edición 2017
2.-
Archivo Municipal de San Sebastián. Memoria. San Sebastián a 28 de junio de
1901
3.-
ABC Madrid 8 de septiembre de 1903, páginas 8 y 9
4.- Historia de los Establecimientos de Beneficencia. Mª Rosario Roquero. Boletín de Estudios
Históricos sobre San Sebastián, número 33, año 1999, páginas 129 – 516
5.-
Lugares de la Memoria
6.- Diario Vasco. Koxkas, viernes 5
de noviembre de 1999
7.- Diario Vasco. Koxkas,
24 de agosto de 2001
8.- El Pueblo Vasco, 11 de enero de 1904
FOTO
19 Cuarto de Urgencias Y Sala de curas de la Casa de Socorro, San Sebastián
Agradecimientos:
Esteban Durán León
Ion Urrestarazu Parada
Anna Arregui Barahona
Fototeka Kutxa
Autor:
Manuel Solórzano Sánchez
Graduado en
Enfermería. Osakidetza, Hospital Universitario Donostia, Gipuzkoa
Insignia
de Oro de la Sociedad Española de Enfermería Oftalmológica 2010. SEEOF
Miembro de
Enfermería Avanza
Miembro de Eusko
Ikaskuntza / Sociedad de Estudios Vascos
Miembro de la
Red Iberoamericana de Historia de la Enfermería
Miembro de la
Red Cubana de Historia de la Enfermería
Miembro
Consultivo de la Asociación Histórico Filosófica del Cuidado y la Enfermería en
México AHFICEN, A.C.
Miembro no
numerario de la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País. (RSBAP)
Académico
de número de la Academia de Ciencias de Enfermería de Bizkaia –
Bizkaiko Erizaintza Zientzien Akademia. ACEB – BEZA
Insignia
de Oro del Colegio Oficial de Enfermería de Gipuzkoa 2019