Gobierno Civil. El gobernador, en el Dispensario
El señor Muga
manifestó a los periodistas que había asistido a la entrega de la medalla de la
Caridad al Dispensario, cuya medalla también impuso a su director, el doctor Vic.
FOTO
1 Enfermera preparando el material. Enfermera realizando una cura en el
Dispensario de Santa Isabel
EL AYUNTAMIENTO IMPUSO AYER LA MEDALLA DE
LA CARIDAD A LA BENEMÉRITA INSTITUCION DONOSTIARRA
En el noble y
generoso pecho del doctor Carlos Vic —fundador, director y animador constante
del Dispensario Médico gratuito para
pobres de Santa Isabel—, colgó ayer Donostia la Medalla de la Caridad.
Homenaje oficial, merecidísimo, que tributaba la ciudad a la benemérita
institución donostiarra y a su ilustre creador y colaboradores, por la intensa
y dilatada labor humanitaria que vienen desarrollando año tras año, desde 1909,
en beneficio de las clases humildes, de los enfermos pobres y necesitados,
viejos, mujeres, niños...
Homenaje
oficial, pero que en este caso llevaba el refrendo cordial, emocionado y
sincero de toda la ciudad. Homenaje de amor de un pueblo agradecido, hacia una
institución y un hombre que tanto le prodigaron ese mismo amor, tan generosa,
tan desinteresadamente.
LA ENTREGA DE LA MEDALLA
En la sala de
actos del Dispensario Médico de Santa Isabel —enclavado, como es sabido, en lo
más denso y populoso del barrio de Gros— se celebró ayer, a las once y media de
la mañana, el acto solemne de la entrega de la Medalla de la Caridad, concedida por el Ayuntamiento de San Sebastián,
recientemente, a la citada institución benéfica.
FOTO 2 El
ilustre doctor Carlos Vic, nuestro convecino, que ayer fue condecorado por la
ciudad de San Sebastián, acompañado de su señora. Jueves 21 de noviembre de
1935. Foto Gueréquiz
Al acto asistió
un público numerosísimo, que llenaba el salón de actos, invadiendo además las
galerías y los salones contiguos. Se hallaban presentes el gobernador civil,
señor Muga y su señora, el primer gestor accidental señor Melgarejo, los gestores
señores Alonso, Ciriza, Echauz y otros; el presidente del Colegio Médico, don
Emiliano Eizaguirre; los presidentes de las sociedades populares donostiarras, entre
ellos el señor Echániz, de la Euskal-Billera, y el señor Artola, de la Iru-Chulo,
quienes también ostentaban la Medalla de la Caridad, concedida en anteriores
ocasiones por la municipalidad donostiarra.
El personal del
Dispensario se hallaba representado por su presidenta doña Luisa Lizariturry de
Rezola, por las señoras de Vic y Leremboure, y por todas las damas y señoritas enfermeras
de la institución.
Del Cuerpo Médico
se hallaban presentes los doctores Carlos Vic, Michel Leremboure, Augusto Harriet,
Ángel Jaén, Carmelo Balda, José María Gastaminza, Antonio Echeto, Antonio Arrieta,
Antonio Gonzalo, Ángel y Emiliano Eizaguirre, Luis Alzua, Julio Albea e Ignacio
María Barriola, con el farmacéutico señor Matilla y el practicante señor Julián Baltanás. La sala de actos y las galerías
se hallaban adornadas profusamente con plantas y flores.
FOTO 3 El
ilustre doctor Carlos Vic, nuestro convecino, que ayer fue condecorado por la
ciudad de San Sebastián. Foto original Gueréquiz
Comenzó el acto
con un breve discurso del gobernador civil señor Muga, quien ensalzó la intensa
labor humanitaria que desarrolla el Dispensario en favor de las clases menesterosas,
y puso de relieve la obligación moral en que se hallan las corporaciones oficiales
de prestar todo su calor y todo su apoyo a estas instituciones que tanto
laboran por aliviar las miserias humanas, derramando el consuelo y el alivio de
la ciencia, llenas de amor a los humildes y henchidas de calor de humanidad.
El señor
Melgarejo, en nombre del Ayuntamiento donostiarra, dedicó también cariñosas palabras
de afecto al Dispensario, a su Cuerpo médico y de enfermeras, destacando especialmente
la benemérita figura de los esposos Vic, que han dedicado su vida entera a la
caridad, haciéndose acreedores a la gratitud más honda del pueblo donostiarra.
Dijo que el Ayuntamiento de San Sebastián no había hecho más, al conceder al
Dispensario de Santa Isabel esta medalla y este pergamino, que cristalizar en
un acuerdo municipal un clamor unánime de la ciudad y especialmente de sus
clases populares; un clamor de gratitud que se alza de la muchedumbre hacia la
figura, tan venerada y tan querida, de los esposos Vic, para honrarles como
merecen, honrando a la obra que ellos crearon.
El doctor Carlos
Vic, con palabras elocuentes, impregnadas de emoción intensa, dio las gracias a
las autoridades que le habían precedido en el uso de la palabra. Agradeció este
homenaje que la ciudad tributa y que él acepta porque no es un homenaje a su
persona, sino a la institución, al Dispensario de Santa Isabel, a todos sus
médicos, enfermeras, colaboradores de toda índole.
FOTO 4 El Dr.
Carlos Vic luego de habérsele sido impuesta la Medalla con que San Sebastián
premia la labor suya y del Dispensario de Santa Isabel. Jueves 21 de noviembre
de 1935. Foto Gueréquiz
Hizo historia de
los titánicos esfuerzos que ha tenido que realizar el Dispensario para dar cima
a su obra, que no consiste solamente en curar el mal físico, sino también,
además, en llevar a los necesitados un poco de pan y un poco de consuelo.
«Ustedes nos han
traído aquí —dijo— la recompensa a estos pocos méritos; este día es para
nosotros un día de alegría, al mismo tiempo que de recogimiento; porque cuando
vemos la cantidad de pobres y desgraciados que pasan por nuestro dispensario, nos
preguntamos: ¿Cuándo vendrá el día en que todos unidos, podamos ver a la humanidad
menos doliente y menos afligida?»
«Desde mucho
tiempo, los pueblos se agitan para encontrar una fórmula de paz y de riqueza.
¿Cuándo la encontrarán? Dios quiera que sea pronto y que sin irritación, sin
pasión y sin interés, podamos ver los hombres unidos en un mismo ideal de bienestar
y de concordia.»
Terminó
declarando que este premio que la ciudad dedica al Dispensario como recompensa a
sus afanes, ha de servir para que la institución, ahora más que nunca vinculada
a la ciudad enraizada en el corazón de esta gran familia que es Donostia, labore
con mayor intensidad que nunca por la caridad y por el bien, que son la base
indispensable de la fraternidad humana.
Los señores
Muga, Melgarejo y Vic, fueron muy aplaudidos y felicitados. A continuación se
sirvió a los invitados un espléndido «lunch», los fotógrafos tiraron varias
placas de los concurrentes al acto, de los esposos Vic, y del Cuerpo médico de
la institución, dándose por terminada la ceremonia.
FOTO
5 Enfermera realizando una cura en el Dispensario de Santa Isabel
Un almuerzo
Organizado por
los médicos y enfermeras del Dispensario, se celebró, a la una de la tarde, un
almuerzo íntimo en honor de los señores Vic. Quería, en efecto, el Dispensario,
con ocasión de este homenaje de admiración y afecto a los que fueron sus
fundadores y seguirán siendo el «alma mater» de la benemérita institución:
los
esposos Vic.
El acto tuvo
lugar en el restaurant de la Nicolasa, en la calle Aldámar. Alrededor de los
señores Vic, sentáronse a la mesa los señores de Rezola (don Manuel), don Augusto
Harriet y señora, coronel Harriet y señora, doctor Leremboure y señora, doctor
Gastaminza y señora, señores de Jaén, Balda, Echeto, señora de Abaroa, señora de
Pauliau, señores de Montenegro, de Vivanco, Fernando Gaytán de Ayala y señora,
señorita de Harriet, señorita Lola Peña, señores de Martín de la Peña, señorita
Isabelita Rezola, señorita Belén Machimbarrena, señores de Matilla, doña Pepita
Trecu de Akerman, señorita de Ugarte, señores de Barriola, doctor Alzúa, Emilio
Pisón, señores Arrieta, Albea, Ángel Eizaguirre, doctor Gonzalo, los
practicantes señores Gregorio Baltanás Lasanta y Julián Baltanás Lerena y otros que no recordamos.
Al final del
almuerzo, servido espléndidamente, el doctor José María Gastaminza ofreció el agasajo
en los siguientes términos:
FOTO 6 El Dr.
Carlos Vic luego de habérsele sido impuesta la Medalla con que San Sebastián
premia la labor suya y del Dispensario de Santa Isabel. Foto original Gueréquiz
«Doctor Vic, señora de Vic, señoras y
señores:
No debía de ser
yo, pequeñez en medio de tan grandes valores, quien se levantara para hacer el
ofrecimiento de este acto, que aunque pequeño por su materialidad, es grande en
su esencia por significar el sincero homenaje hacia el maestro, sencillo, probo
y caritativo, que después de titánicas luchas por llevar el consuelo a los
hogares desamparados, ve compensados en parte sus esfuerzos con el conmovedor
acto de la imposición de la Medalla de la Caridad, concedida por el excelentísimo
Ayuntamiento de esta ciudad, al Dispensario de Santa Isabel, creación suya.
Homenaje que
hacemos extensivo a su distinguida señora, quien por sus dotes, cualidades y
virtudes de mujer amante del hogar y del esposo, ha sabido aunar su voluntad a
la de su compañero para así juntos, transformar lo que era una ilusión de sus
almas buenas, en la tangible realidad de la que todos nos enorgullecemos.
Señores de Vic,
esta comida, que con el sincero afecto que por ustedes sentimos les ofrecemos,
es el fiel exponente del cariño que por su labor palpita en muchos corazones
agradecidos.»
La señora de don
Manuel Rezola, como presidente de la Junta del Dispensario, pronunció un bello
discurso a continuación para poner de relieve lo mucho que el Dispensario debe a
los esposos Vic: a él como médico eminente siempre dispuesto a poner su ciencia
al servicio de los necesitados; a ella, como abnegada e infatigable impulsora
de la institución; a los dos, como creadores y mantenedores nobilísimos de esta
obra de amor y de misericordia.
FOTO 7 El Dr.
Carlos Vic a quién se le ha concedido la Medalla de la Beneficencia, rodeado de
los médicos del Dispensario de Santa Isabel. Foto original Willy Koch
Finalmente el
doctor Vic pronunció breves palabras para dar las gracias, en términos emocionados,
por esta prueba de afecto que tributan sus compañeros y amigos a su esposa y a
él, y que viene a coronar su larga carrera como el premio más alto y codiciado
con que pudiera soñar.
Dio las gracias
a todos por su valiosa elaboración en la obra desinteresada del Dispensario y,
sobre todo, por este testimonio de cariño inapreciable.
En nombre del
Dispensario y de todos los presentes, la señora de Manuel Rezola impuso a la
señora de Vic una magnífica medalla que le dedica la Junta del Dispensario como
expresión de su gratitud y admiración. Todos los oradores, y principalmente los
esposos Vic, en el acto de la entrega de la medalla, que fué profundamente
conmovedor, escucharon ruidosas ovaciones.
Y con ello se dio
fin a esta gratísima jornada, en la que un pueblo hizo justicia a un a
institución, y ésta, a su vez, a quienes le dieron generosamente lo mejor de su
talento y de su vida (1).
EL PUEBLO VASCO
ENTREGA DE LA MEDALLA DE CARIDAD AL DISPENSARIO DE
SANTA ISABEL
También se entregó
otra medalla al doctor Carlos Vic; y médicos y enfermeras regalaron una a su
señora
Ayer, jueves por
la mañana, se celebró la entrega solemne de la Medalla de la Caridad que
concede el Ayuntamiento de San Sebastián al Dispensario de Santa Isabel por su
labor humanitaria en favor de los desvalidos.
Se celebró el
acto en una de las salas de curas del Dispensario, establecido en la calle San
Francisco; y al mismo asistieron las autoridades locales, médicos,
practicantes, enfermeras y damas favorecedoras de aquella Institución.
FOTO 8 El
distinguido Dr. Carlos Vic, en el Dispensario para enfermos pobres de Santa
Isabel, practicando una vacunación antitífica. Ayudan al médico aristocráticas
enfermeras donostiarras que a diario evidencian sus generosos sentimientos de
amor al prójimo. Revista Novedades, Año IV, nº 227. 26 de octubre de 1913
El gobernador
pronunció algunas palabras, en las que dijo que con la entrega de esta medalla
se realizaba un acto de justicia social a una Institución que tanto bien
derrama. Al otorgar esta medalla el Ayuntamiento de San Sebastián cumple un
doble cometido; el de premiar la labor del Dispensario de Santa Isabel y el de
premiar al alma de la Institución, que es el doctor Carlos Vic. Terminó su
breve discurso mostrándose satisfecho por ser él quien entregara la
condecoración.
Seguidamente se
hizo la entrega de la “Medalla y de un pergamino” entre afectuosos y
entusiastas aplausos.
Después el señor
Melgarejo, en funciones de alcalde, pronuncia también unas breves palabras en
las que se refiere a la función sagrada y noble que realizan cerca de los
pobres, médicos, enfermeras, religiosas Dominicas y cuantos se preocupan por la
Institución.
FOTO 9 El Pueblo
Vasco. La Voz de Guipúzcoa del 22 de noviembre de 1935
El señor
Melgarejo escuchó numerosos aplausos, que dijo transmitía al doctor Vic y
señora de Manuel Rezola.
A continuación
el doctor Carlos Vic, pronunció el siguiente discurso:
“Excelentísimo
señor alcalde, señores concejales: Desde el año 1909 había en San Sebastián una
colmena, en la cual, sin ruido, sin manifestaciones, pero sí con mucho ardor y
con mucha caridad, numerosas abejas trabajaban por el bien de los pobres, sobre
todo de los enfermos pobres. Su labor cotidiana, modesta y anónima, tenía por
objeto producir mucha miel que pudiese suavizar las asperezas, las privaciones
y las dolencias de muchos hermanos nuestros olvidados de la suerte y, muchas
veces, de la sociedad. Esa colmena que es el Dispensario médico gratuito para
pobres de Santa Isabel, usted, excelentísimo señor alcalde y sus colaboradores,
en particular nuestro buen amigo Francisco Alonso, ustedes, la han puesto al
descubierto y han querido sacarla de su silencio, han querido hacer reducir el
trabajo que en ella se hace. Lo han hecho con una discreción, una generosidad y
una justicia a quienes damos todo el valor que merecen.
Les estamos
sumamente reconocidos por la alta distinción que nos otorgan y por la ayuda
importante que prestan al Dispensario. Les damos a ustedes las más sinceras y
las más expresivas gracias. Estas medallas, este magnífico pergamino que
constan, del agradecimiento de un pueblo a sus hijos que ustedes estiman lo han
merecido, servirán de estímulo a todos los obreros de esta Institución para
que, en lo que cabe, nuestra caridad y nuestra labor se hagan cada vez más
perfeccionadas y más intensas hacia los pobres menesterosos.
Desde que se
fundó el Dispensario, en él todo es anónimo y todo es gratuito. Aquí estamos,
todas y todos, sin distinción de clases, al servicio del pobre. Eso fue,
precisamente, la primera dificultad con la cual tropezamos, hace veintiséis
años, época en la cual la caridad directa no se concebía, se hacía desde el
coche o si no por un intermediario.
FOTO 10 Enfermeras
atendiendo a los niños
Pero las señoras
que nos ayudaron en crear esta obra, con su viva inteligencia y su gran
corazón, demasiado comprendieron que era este el verdadero camino para hacer
una obra benéfica eficaz, olvidándose de sus clases en la sociedad e
instruyéndose de las nociones elementales de la patología humana y del
prestigio del individuo.
Esas son las
ideas que alentaron los fundadores del Dispensario médico gratuito para los
pobres de San Sebastián, y que han permitido su desarrollo en la forma que hoy
está, consultas para toda clase de especialidades, laboratorio, terapéutica
física, rayos X, farmacia, eso para la enfermedad; para el hambre y la miseria,
alimentos y ropa; para los desamparados morales, palabras de confianza y de
anhelo.
Ustedes nos han
traído aquí la recompensa a estos pocos méritos; este día es para nosotros un
día de alegría, al mismo tiempo que de recogimiento; porque cuando vemos la
cantidad de pobres y desgraciados que pasan por nuestro Dispensario, nos
preguntamos: ¿Cuándo vendrá el día en que todos unidos, podamos ver a la
humanidad menos doliente y menos afligida?
Desde mucho
tiempo, los pueblos se agitan para encontrar una fórmula de paz y de riqueza.
¿Cuándo la encontrarán? Dios quiera que sea pronto y que sin irritación, sin
pasión y sin interés, podamos ver los hombres unidos en un mismo ideal de
bienestar y de concordia.
FOTO 11 Enfermeras
atendiendo a los pacientes
Hacemos votos
muy sinceros para la prosperidad de nuestro querido San Sebastián y deseamos
muy de veras a usted, excelentísimo señor alcalde, y a sus compañeros de
Municipio, que continúen su buena administración y sus aciertos indudables,
para bien de todos.
Saludamos muy
respetuosamente al excelentísimo señor gobernador civil y agradecemos mucho su
presencia, que ha venido a realzar el alcance de esta ceremonia.
Amigos y
bienhechores que siempre nos alientan, recibid nuestras mejores gracias.
Damas enfermeras,
practicantes, médicos compañeros cuyos esfuerzos se ven hoy coronados y
alabados por la gentileza y la aprobación de la representación de nuestro
pueblo, el Excelentísimo Ayuntamiento, recibid también la expresión de nuestra
mayor gratitud por su abnegación y su fidelidad.
Sería una
ingratitud de nuestra parte si no se hiciese aquí una mención especial de lo
que debemos a las Religiosas Dominicas,
enfermeras tituladas que tienen la dirección moral de nuestro personal, de
nuestros enfermos y que la cumplen con una autoridad y una regularidad dignas
de todo elogio.
Al terminar,
hacemos votos sinceros de alivio y curación para nuestros enfermos. Esta tarde
recibirán un suplemento de comestibles para sus modestas mesas, pues es
costumbre en nuestro Dispensario que todos nuestros enfermos pobres participen
del júbilo y de la alegría que nosotros podemos tener”.
El doctor Carlos
Vic, fue muy aplaudido. Al final se sirvió un lunch.
FOTO 12
Enfermera poniendo una vacuna
Al mediodía, los
médicos, practicantes y enfermeras del Dispensario obsequiaron a los señores
Vic con una comida, como reconocimiento y estimación por la labor directiva que
realizan al frente del establecimiento.
A los postres,
los médicos, practicantes y enfermeras entregaron una medalla, costeada por
ellos, a la señora del doctor Vic, con cuyo motivo se pronunciaron algunas
palabras a las que contestó emocionada y reconocida la dama homenajeada, que
lleva a cabo una obra tan altamente humanitaria (2).
MÉDICOS
Augusto Harriet Aguirre
Nacido
en San Juan de Luz (B.P.) el 3 de julio de 1880. Alumno del Colegio Católico de
Santa María (Marianistas). Que abrió sus puertas el 3 de octubre de 1887, en la
calle de San Martín y de la Marina, siendo entre los diecisiete primeros
alumnos, junto con sus hermanos Mauricio y Pedro, era el primer Superior y
Director Don Luis Cousín. Hizo su primera comunión en Hendaya el 5 de julio de
1891 (3).
FOTO
13 Pasando consulta el doctor Augusto Harriet (3)
Cursó su carrera en la
Facultad de Medicina de París, asistente de Oftalmología de los hospitales
Laziboissiere en los años 1907 y 1908 al servicio del Doctor Víctor Mozar.
Augusto Harriet
Aguirre. Médico oculista. Fundador y Director del Dispensario Santa Isabel.
Caballero de la Legión de Honor Francesa, Orden de la Sante Publique, Cruz Roja
Española. Falleció en la madrugada del día13 al 14 de abril de 1960, a los 79
años de edad. Su esposa Laura Aguirre. El entierro se celebrará en el panteón
familiar de San Juan de Luz (Francia) (4).
Miguel Leremboure Dihurcubehere
Miguel
Leremboure Dihurcubehere. Doctor en Medicina. Comendador de la Orden de Alfonso
XII, Caballero de la Legión de Honor Francesa. Croix de Guerre 1914 -1918.
Falleció en Sare, Francia el día 13 de agosto de 1959. Su esposa Carmen
Lardizábal. El entierro se celebrará en Sare, Francia (5).
Fue fundador de
la Clínica Leremboure o del Perpetuo Socorro abierta en 1911 por el Dr. Michel
Leremboure con los hermanos Miguel y Luis Rodriguez del Castillo, radiólogo
éste. Leremboure por la extranjería de su título se encontró durante muchos años,
como se ha dicho, marginado por sus colegas de Guipúzcoa y unido al grupo
francés que, con sus colaboradores locales, formaba un conjunto muy compacto.
Hábil operador influido por su actividad en los campos de batalla durante la primera
gran Guerra Europea; abierto a toda sugerencia clínica y en especial a la de sus
compañeros Carlos Vic y Augusto Harriet, era la simpatía personificada. Su
clientela la constituían tanto familias de la aristocracia donostiarra con la
que emparentó por matrimonio, como por gente vasca dado dominio y cultivo al
euskera y por el apoyo que prestaba a las actividades típicas del país (5)
FOTO 14 Doctor
Leremboure, pintura de Elías Salaverría. Museo San Telmo. San Sebastián. Mundo
Gráfico, 1934
En Sara (Francia) ha fallecido el doctor don Miguel
Leremboure
Ejerció en
nuestra ciudad su profesión de cirujano y fundó el Dispensario de Santa Isabel
En Sara,
Francia, donde residía, ha fallecido el doctor don Miguel Leremboure, siempre
bien recordado en San Sebastián.
El doctor
Leremboure ejerció su profesión de cirujano en nuestra ciudad con un celo
ejemplar. Era un donostiarra más, un español de corazón, un hombre de generosos
sentimientos, cordial y competente, amable y caritativo, siempre a disposición
de la humanidad doliente. Para el doctor Leremboure lo primero era el enfermo.
Estaba siempre a su disposición y sobre ellos puso sus manos y calmó muchos
dolores. Por eso era tan querido en San Sebastián (5).
Además, estaba
casado con una dama guipuzcoana de gran estirpe: doña Carmen Lardizábal, de
cuyo matrimonio deja cuatro hijos, un varón y tres hembras.
En San
Sebastián, donde residió largos años, fundó con sus compañeros franceses el
Dispensario de Santa Isabel, primero de nuestra ciudad creado para asistencia
gratuita de los enfermos pobres, por lo que el gobierno español le distinguió
con el nombramiento de la Orden de Alfonso XII.
Durante la
Guerra del 1914 prestó sus servicios en el frente de Salónica, y su
comportamiento fue ejemplar, por lo que el gobierno francés le otorgó la Legión
de Honor y la Cruz de Guerra.
Su cariño a San
Sebastián se puso de manifiesto en diversas ocasiones, llegando incluso a donar
un retrato suyo, pintado por Elías Salaverría, al Museo de San Telmo, donde
figura.
El próximo
lunes, en la parroquia de Sara, se celebrarán los funerales por el eterno
descanso de su alma del Ilustre doctor, y acto seguido la conducción del
cadáver al cementerio de la citada villa francesa, situado junto a la iglesia y
al Ayuntamiento, del que tantos años presidió como alcalde.
Descanse en paz
el buen amigo, el gran amigo de San Sebastián, de feliz recuerdo entre los
donostiarras, y reciban su afligida esposa e hijos la expresión de nuestra
sentida condolencia (5).
Don Carlos Vic Roumagnac
Don Carlos Vic
Roumagnac. Doctor en medicina. Caballero de la Legión de Honor francesa. Cruz
de Isabel la Católica, Alfonso XII, Cristo de Portugal. Medalla de la Caridad
del Ayuntamiento de San Sebastián. Falleció el 21 de marzo de 1940. Domicilio
en Villa Dorotea. Miraconcha. La conducción se realizará en el cementerio de
Hendaya, Francia (6).
Muerto ilustre. El Doctor Carlos Vic, gran
donostiarra y amigo de España
En su villa
“Dorotea” de Miraconcha Alto, murió santamente anteayer el doctor Carlos Vic,
ilustre médico francés, pero donostiarra de corazón, que no abandonó nuestra
ciudad ni siquiera el 18 de julio del año 1936, cuando la seguridad personal
estaba en peligro del que pudo librarse por su condición de extranjero que
empleó en dedicar y salvar a muchos compatriotas nuestros perseguidos por el
llamado frente popular.
Salvo los cuatro
años de la guerra europea, durante cuyo periodo sus deberes patrióticos le
llevaron a Francia, el doctor Vic pasó entre nosotros cuarenta y cinco años,
ejerciendo con alegre y generosamente su profesión.
Fundó y dirigió
hasta su muerte el Dispensario de Santa Isabel gratuito para los pobres de San
Sebastián y tomó parte en la iniciativa que San Sebastián ha desarrollado para
ser lo que es: una admirable y servicial ciudad moderna y acogedora de cuantos
extranjeros visitan nuestra Patria. Tanto hizo en este sentido el doctor Carlos
Vic que fue condecorado en Francia como el donostiarra predilecto y aquí como
el francés más amante de España (6).
FOTO 15 Dispensario
de Santa Isabel: una enferma pobre es atendida por el doctor Carlos Vic,
ayudado por beneméritas enfermeras honorarias aristocráticas
Por eso recibió
honoríficas distinciones, entre otras la Legión de Honor francesa, la Cruz de
Alfonso XII, la de Cristo de Portugal y la que más estimaba, la Medalla de la
Caridad que el Ayuntamiento de San Sebastián solemnemente le impuso en 1935.
Pero las más
altas distinciones, lo mismo que sus cargos relevantes en el Círculo Francés,
en la Sociedad Francesa de Beneficencia, en el Touring Club, en la Amistad
Hispano Francesa, no llenaban tanto su corazón como los testimonios de reconocimiento
de los pobres atendidos en sus dolencias y socorridos en sus necesidades por el
eminente doctor, por cuya muerte lloran y rezan hoy, con Isabel la atribulada
hermana del finado, todos los buenos donostiarras y especialmente cuantos
cultivaron su amistad exquisita y cordial de aquel modelo de caballeros que
hemos perdido para siempre.
Descansa en paz
el alma del doctor Vic, que por ser tan donostiarra fue tan gran amigo de
España (6).
Fotografías
Fotos Cedidas
por María del Coro Picabea Urquía
Agradecimientos
Museo de San
Telmo de Donostia – San Sebastián. San Telmo Museoa
Biblioteca
Municipal de San Sebastián. Donostiako Udal Liburutegia
Biblioteca Koldo
Mitxelena. Koldo Mitxelena Kulturunea
FOTO 16 Portada
del libro de Manuel Solórzano del Dispensario de Santa Isabel. Gratuito para
los pobres de San Sebastián. Fundado en 1909
Bibliografía
1.-
Diario Vasco, viernes día 22 de noviembre de 1935. Páginas 9 y 16
2.-
El Pueblo Vasco, viernes día 22 de noviembre de 1935. Página 4
3.-
Santa Isabel Precedente de la sanidad pública. 1909 El dispensario fundado por
tres médicos franceses atendió a los donostiarras sin recursos hasta 1960.
Publicado en el Diario Vasco el día 27 de enero de 2012
Dispensario de Santa Isabel de San Sebastián
Dispensario de Santa Isabel de San Sebastián
“Santa Isabel” Kontsultategia
Donostian
4.- Diario
Vasco, viernes 15 de abril de 1960, página 2
5.- Diario
Vasco, sábado 15 de agosto de 1959, página 2 y 3
6.- Diario
Vasco, viernes 23 de marzo de 1940, página 5
7.- El Dispensario de Santa
Isabel, 1925. Publicado el miércoles día 6 de septiembre de 2017
Manuel Solórzano
Sánchez
Graduado
en Enfermería. Servicio de Traumatología. Hospital Universitario Donostia de
San Sebastián. OSI- Donostialdea. Osakidetza- Servicio Vasco de Salud
Insignia
de Oro de la Sociedad Española de Enfermería Oftalmológica 2010. SEEOF
Miembro
de Enfermería Avanza
Miembro
de Eusko Ikaskuntza / Sociedad de Estudios Vascos
Miembro
de la Red Iberoamericana de Historia de la Enfermería
Miembro
de la Red Cubana de Historia de la Enfermería
Miembro
Consultivo de la Asociación Histórico Filosófica del Cuidado y la Enfermería en
México AHFICEN, A.C.
Miembro
no numerario de la Real Sociedad Vascongada de Amigos del País. (RSBAP)