FOTO 1 Portada del libro
Testamento de Juventud de Vera Brittain
Vera Brittain. Nació
en Newcastle-under-Lyme 1893 y falleció en Wimbledon 1970. Fue una de las
escritoras británicas más singulares del siglo XX, conocida también por sus
ideas pacifistas y feministas. Estudió en la Universidad de Oxford, aunque se
vio obligada a retrasar su formación para trabajar como enfermera durante la I
Guerra Mundial. En 1923 publicó su primera novela (ya era conocida, en algunos
círculos como poeta), The Dark Tide, pero el reconocimiento público le llegó
diez años después con “Testamento de juventud”, que fue todo un éxito de
crítica y ventas y se convirtió en uno de los libros más comentados de su época.
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2 Vera Mary Brittain. Vestida de enfermera voluntaria
Vera Brittain
dedicó casi veinte años a escribir esta obra portentosa, en la que debía haber
espacio “para los seres queridos y también para aquellos a quienes no
conoceremos nunca, pero que, no cabe duda, son nuestros iguales”. Pocas veces
se ha contado la vida de aquella juventud, la que sufrió la Primera Guerra
Mundial y la posguerra, con tanta profundidad, elegancia y exactitud. Se
combinan aquí las peripecias (siempre verdaderas) de la hija del propietario de
una fábrica de papel de provincias que luchaba por emanciparse con las de la
joven estudiante de Oxford y con el sufrimiento que esa misma joven, convertida
en enfermera, encuentra en el frente durante la guerra; su pasión por el
estudio y la literatura con el afecto por muchos de los que la rodearon desde
adolescente…
Todos
sus amigos lucharán en las trincheras, y todos sus amigos vivirán el fin de una
época mejor en la que todo parecía más puro e ingenuo.
“Si
la guerra me perdona la vida”, escribió Brittain a su hermano, “mi único
objetivo será inmortalizar en un libro nuestra historia, la de nuestros
amigos”. Aquel deseo, casi una promesa, se convirtió en uno de los libros de
memorias más famosos y conmovedores del siglo XX. A pesar de su interés por
ajustarse al marco histórico de lo sucedido y a los datos reales, Vera
Brittain, cuando escribe, siempre lo hace en los alrededores de la poesía y de
los sentimientos, respaldados por una inteligencia viva y sus fervientes
creencias pacifistas y feministas.
Cuando
finalmente se publicó, en 1933, Testamento de Juventud fue un éxito
instantáneo. La primera edición se agotó en pocas semanas; Virginia Woolf anotó
en su diario que se sentía impelida a quedarse despierta toda la noche para
terminar de leerlo; y cuando apareció su edición americana, The
New York Times escribió con entusiasmo que aquella historia
autobiográfica era “honesta, reveladora… y desgarradoramente hermosa”.
Un clásico emocionante que, al fin, casi noventa años después,
podemos descubrir en castellano.
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3 Portada y contraportada del libro Testamento de Juventud en Castellano
El Libro consta de 847
páginas, con su índice.
Primera Parte
Capítulo
I. De Newcastle al mundo.
Capítulo
II. Una juventud provinciana.
Capítulo
III. Oxford o la guerra.
Capítulo
IV. El conocimiento o la vida.
Capítulo
V. Camberwell o la muerte.
Segunda Parte
Capítulo
VI. “Cuando muere la visión…”.
Capítulo
VII. La isla leonada.
Capítulo
VIII. Entre las dunas y el mar.
Capítulo
IX. “En esta hora, la más solitaria”.
Tercera Parte
Capítulo
X. Supervivientes, no gracias.
Capítulo
XI. Desgañitarse por la paz.
Capítulo
XII. “Otro extraño”.
Agradecimientos
de la autora.
El
capítulo I de Newcastle al mundo, comienza así:
Nacimos
en ciudades y aldeas,
y
en pueblos perdidos en el tiempo;
una
era agonizante se burlaba de nuestro despertar ingenuo
una
era agonizante se burlaba de nuestro despertar ingenuo
con
tintineos de nana militar.
Pero
no oímos repiques de alarma en ese canto,
ni
imaginamos en aquellas horas benévolas y dulces
el
amenazante infortunio que nuestros osados pies
conocerían
brutalmente.
Y
así empezamos –entre los ecos que una guerra anterior
proyectó
sobre nuestra niñez,
demasiado
sombría, olvidada demasiado pronto– a destronar
los
sueños de una felicidad que creíamos asegurada;
mientras,
inminente y fiero al otro lado de la puerta,
observando
el florecimiento de una generación entera,
el
destino que tenía en jaque nuestra juventud
aguardaba
su hora.
Vera Brittain,
«Ave,
generación de la guerra», 1932.
Cuando
estalló la Gran Guerra, me la tomé no como una tragedia superlativa, sino como
una exasperante interrupción de mis proyectos personales.
Para
explicar el motivo de tan egoísta consideración del mayor desastre de la
historia, es necesario remontarse en el tiempo, remontarse apenas un instante,
hasta el decadentismo de los años noventa del siglo XIX, que fue cuando abrí
los ojos a un mundo nada prometedor. Ciertamente, tengo el honor de compartir
con Robert Graves el recuerdo más temprano, que es el de observar, de muy niña,
el ondear de las banderas por las calles de Macclesfield con motivo del Jubileo
de Diamante de la reina Victoria.
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4 Vera Mary Brittain. Vestida de enfermera voluntaria, atendiendo a un herido
Por
suerte, no es necesario emular el Adiós a todo eso de mi coetáneo y remontarme
aún más en la agotadora época victoriana, pues no existe conjunto de
antepasados menos notorio y más enérgicamente «pedestre»
que el mío.
A
pesar de que nací en la llamada «década
malva», apogeo del libro amarillo y el clavel verde (es una novela publicada en
1894 de Robert Hichens), apostaría con total confianza a que ninguno de mis
parientes oyó hablar jamás de Max Beerbohm o de Audrey Beardsley, y si por
casualidad el nombre de Oscar Wilde estimulaba alguna respuesta en sus
cerebros, no sería precisamente de admiración por su obra, sino de condena por
su moral.
La familia de mi padre era originaria de Staffordshire; los primeros
topónimos relacionados con mis recuerdos de infancia son los de las «cinco
ciudades» y las localidades aledañas –Stoke, Hanley, Berslem, Newcastle,
Longport, Trentham, Barlaston y Stone–, y todavía recuerdo vislumbrar, a muy
temprana edad, a través de la ventanilla de un tren, los alarmantes destellos
de los altos hornos, que ardían con furia contra un negro cielo invernal. Era
una vieja casona de Barlaston –vinculada, entonces como ahora, a la extensa y
dominante familia Wedgwood– nacieron mi padre y la mayor parte de sus once
hermanos.
Hay pocos registros de mis ancestros más lejanos, pero al parecer se
componían de esa mezcolanza de hombres de negocios locales y caballeros rurales
con recursos independientes que abunda en los condados del interior de
Inglaterra. Varias generaciones vivieron en la zona de Potteries –así llamada
por la conocida porcelana que allí se produce–, razón por la que se
consideraban gente importante, aun cuando no existen pruebas de que ninguno de
ellos hiciera nada que trascendiera la relevancia local. El único antepasado al
que los exiguos documentos familiares atribuyen una hazaña es un tal Richard
Brittain, que fue alcalde de Newcastle-under-Lyme en 1741. Los demás fueron en
su mayoría banqueros, administradores de fincas y productores a escala
familiar.
FOTO 5 Enfermeras en el Hospital Oxford, 1915
En 1855, cuando la prosperidad victoriana florecía gracias a la cúspide que
supuso la Gran Exposición Universal de Londres de 1851, mi bisabuelo abandonó
su empleo en un banco privado de Newcastle y compró una pequeña fábrica de
papel en las Potteries a una familia de hugonotes inventores de maquinaria
papelera. Hacia el final del siglo, la pujante empresa, de la que mi padre era
ya socio minoritario, adquirió otra modesta manufactura en los alrededores de
Leek. Desde entonces, la mayor parte de los ingresos familiares ha derivado de
dicho negocio, que en 1889 generaba unos salarios de menos de doce libras
esterlinas semanales.
Mi padre fue uno de los cuatro directores hasta que se jubiló durante la
guerra, y yo poseo algunas acciones que me convierten en dueña parcial de la
fábrica.
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6 Médicos y Enfermeras en el Hospital Oxford,
1916
William Noel Hodgson,
que con tan sólo veinte años murió en la batalla del Somme en el norte de
Francia, lamentaba también esa juventud perdida que apenas si había conocido en
una de las cancioncillas más tristes que ha dado la guerra. Recuerdo que casi
me hizo llorar cuando, después de cuatro años de hospitales, últimos permisos y
despedidas, la oí entonada por Topliss Green en el Royal Albert Hall; era 1919:
Toma
mi juventud, que murió hoy,
túmbala
sobre un lecho de rosas
tan
gallarda y valiente como era,
que
oculten su inerte cabeza,
rosas
apasionadas y rojas
que
pronto se marchitan.
Que
la pequeña tumba se halle
donde
mis ojos nunca la vean;
que
no haya lápida, ni lamento,
no
vaya a quebrarse mi pobre corazón (pero
que
haya, para mi flaqueza,
ramilletes
de ruda y romero). (1)
RESUMEN
La Enfermería
ha mantenido a lo largo de la historia una estrecha relación con los conflictos
armados, siendo la necesidad de atención a los heridos y la urgencia ante las
enfermedades epidémicas como el tifus, cólera, fiebre amarilla, o el hambre,
los que han demostrado la necesidad y eficacia del trabajo de las enfermeras
(2).
FOTO
7 Sanitarios alemanes atendiendo a un herido, 1917
La
escritora británica Vera Mary Brittain,
feminista y pacifista, reflejó en su obra Testament
of Youth (Testamento de juventud 1933), su trabajo como enfermera
voluntaria en la I Guerra
Mundial, mostrándonos sus devastadoras experiencias, ante las terribles
condiciones que sufrían los soldados en el frente, y los hospitales de campaña.
Además esta obra, es un testimonio del dolor de su generación y de la lucha por
la paz y la igualdad de sexos, ya que Vera Mary Brittain fue una luchadora a
favor de los derechos de la mujer en una época de cambios trascendentales para
la humanidad.
El
objetivo de este trabajo, fue indagar en las circunstancias de la participación
de la mujer en el terreno de la
Enfermería durante la I Guerra Mundial, fundamentalmente a través del
relato de Vera Mary Brittain, quien, como muchas mujeres de su época,
desarrolló un importante papel dentro del mundo del voluntariado dedicado a
paliar la carencia de personal de enfermería en situaciones de extrema
necesidad. Aspectos estos que han sido poco estudiados y conocidos por la
profesión enfermera, y que en los últimos años está sacando a la luz la Historia social (2).
Se ha
tardado 90 años en tener el libro traducido al castellano el “Testamento de
juventud” publicado en 1933.
FOTO
8 Carro-ambulancia a prueba de mosquitos, tirado por una mula. Utilizado
por el ejército británico en Macedonia en agosto de 1918, Salónica, Grecia
VERA BRITTAIN (1893 - 1970)
Vera Mary Brittain
nació en Newcastler-under-Lyme el 29 de diciembre de 1893, hija de Thomas
Brittain, un rico industrial fabricante de papel, y de Bervon Edith, recibió
una educación clásicamente victoriana como correspondía a una dama de la alta
sociedad de su época, que una vez concluidos los estudios elementales se
preparaban para contraer matrimonio. Sin embargo, Vera deseaba seguir
estudiando e ir a la
Universidad, al igual que su hermano Edward, por lo que luchó
contra los prejuicios sociales y familiares, consiguiendo finalmente una beca
para ingresar en Somerville College de Oxford y la aprobación familiar para el
estudio de Literatura Inglesa.
Sin
embargo el estallido de la I Guerra
Mundial dará al traste con los planes de Vera, y decide enrolarse como enfermera voluntaria VADs, primero en Londres, y
posteriormente en Francia y Malta. El alistamiento de su novio Roland Leighton, quien sería asesinado
1915, sus dos amigos cercanos Víctor
Richardson y Geoffrey Thurlow y
su hermano Edward, quienes también
morirían en el frente italiano en 1918, fueron los motivos por los que Brittain
decidiría unirse al Destacamento de Ayuda Voluntaria VADs.
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9 Vera Mary Brittain con sobrilla 1912 y retrato 1914
En
el libro Género e Historia. Mujeres en el
Cambio socio-cultural europeo de1780 a 1920, Barbara Caine y Glenda Sluga,
refieren que no sólo los hombres anhelaban la guerra, haciendo referencia a
Vera Mary Brittain, quien después de 1914 escribiría en su diario la
desesperación que sentía con su hermano y su prometido en el frente, ante las
limitaciones impuestas por su condición de mujer, quejándose de su
confinamiento en el “frente doméstico”
y deseando ser hombre para poder entrenarse y jugar “ese gran juego de la muerte”:
“Noble o bárbaro, estoy bastante segura de
que si yo hubiera nacido niño habría marchado a tomar parte de ella hace mucho
tiempo; de hecho, he malgastado muchos momentos lamentando ser joven. Las
mujeres sufren todo el aburrimiento de la guerra, y ninguna de sus emociones”. (Citado en Layton 1987:73)
La
desilusión de la guerra alentó un sentimiento antibélico entre los hombres, que
a menudo se volvía contra las mujeres, según Claine y Slogan, quienes
consideran que la contribución femenina en tiempos de guerra sólo intensificó
la separación entre sexos. Nuevamente hacen referencia a Brittain, para quien
la guerra “había colocado una barrera de
indescriptibles experincias entre los hombres y las mujeres que se aman”. (Brittain, citada en Gilbert 1987: 200).
Una
vez concluida la guerra, las mujeres
consiguieron ser miembros de pleno derecho en la Universidad de Oxford,
a donde regresó Vera para llevar a cabo sus estudios. Allí conoció a Winifred Holtby, una ardiente feminista
que había servido en el Cuerpo Auxiliar de Mujeres del Ejército durante la Primera Guerra Mundial, y con
la que desarrollaría una estrecha amistad, ambas se graduaron en 1921 y se
trasladaron a Londres con el objetivo de establecerse
como escritoras. Para entonces en la Universidad de Oxford
se había abolido el estudio de la lengua griega, pero Vera, y otras aspirantes
a escritoras pudieron estudiar los textos clásicos de la Iliada y la Eneida en sus idiomas
originales, lo que la permitiría realizar una adaptación de los temas épicos a
formas modernas tales como las memorias de la
I Guerra Mundial.
FOTO 10 Carteles de propaganda de enfermeras voluntarias VADs
En su primera etapa como escritora Brittain publica dos novelas The Dark Tide (1923) y Not Without Honour (1925), que tuvieron
poco éxito de público y además fueron ignoradas por la crítica, En la primera
relata su vida en Oxford y los comportamientos sexistas que había vivido, así
como su lucha como mujer para lograr una educación.
En su faceta como periodista tuvo más éxito, concretamente en los
artículos que escribió en 1920 para la revista feminista Time and Tide. En relación a la mujer publicó dos libros, Women´s Work in Modern Britain (1928) y Halcyon or the Future of Monogamy (1928). En estos años se unió
al Partido Laborista expresando sus ideas más radicales de izquierdas, y se
convirtió en portavoz de la Liga
de la Unión de
Naciones. Vera fue una pacifista convencida y militante que viajó por todo el
país defendiendo estas ideas. Ella fue vilipendiada por hablar en contra de la
saturación de bombas sobre las ciudades alemanas durante la
II Guerra Mundial. A consecuencia de la
defensa de estas posiciones pacifistas llegó a ser considerada, por ciertos
sectores, simpatizante de los alemanes y fue encarcelada.
Vera
contrajo matrimonio con el científico y político George Catlin en 1925, trasladándose a EEUU, pero regresó a Inglaterra
tras el nacimiento de sus dos hijos Jhon
en 1927, autor de una autobiografía Family
Quartet en 1987, y Shirley en
1930, quién llegó a ser Ministra del Gabinete Laborista.
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11 Ambulancia Primera Guerra Mundial 1914 - 1918
En
1933 Vera publica Testament of Youth, obra
autobiográfica en la que describe su lucha por la educación y su experiencia
como enfermera en la I Guerra
Mundial y que inmediatamente se convertirá en un betseller en EEUU y Gran
Bretaña, siendo considerado un importante documento feminista. Años más tarde
publicaría Testament of Experience
(1957) que es la continuación de la historia de su vida entre 1925 y 1950.
La
prematura muerte de su amiga y compañera Winifred
Holtby (1935), sería un duro golpe para Vera, quien en tributo a su memoria
escribiría en 1940 Testament of
Friendship.
Vera
Mary Brittain fue desde su juventud una feminista convencida, participe y
testigo, de la mayor revolución de las mujeres en la reivindicación y
consecución de los derechos en el siglo XX, cuando por fin comienza a hablarse
del derecho a la maternidad, ya que las bajas producidas por la guerra exigían
la puesta en marcha de campañas de maternidad. A este respecto, Ana I. Marrades, en su obra Luces y sombras del derecho a la maternidad.
Análisis jurídico de su reconocimiento, en el apartado que hace referencia
al “Origen y evolución de la lucha de las mujeres por la protección de la
maternidad en el Derecho Comparado Europeo” recuerda las palabras de Vera Mary
Brittain, quién en 1953 sostenía que:
“la cuestión de la mujer es la esencia del
estado de bienestar: en él las mujeres se han convertido en fines en si mismas
y no en simples medios para los fines de los varones, el Estado de Bienestar ha
sido la causa y la consecuencia del segundo gran cambio gracias al cual las
mujeres han pasado en treinta años de rivalizar con los hombres a obtener un
nuevo reconocimiento de su valía exclusiva como mujeres.”. (V. Brittain: Lady
into Woman. A History of Woman from Victoria to Elizabeth II. Londres,
Dakers, 1953, p. 224)
En
1966, cuando se dirigía a una reunión política sufrió una seria caída en la
calle fracturándose una pierna y un dedo de su mano derecha, estas lesiones
iniciaron un declive físico y afectaron también a su mente, que se volvió más confusa
y ausente.
Nunca
superó la muerte de su hermano, y tras su fallecimiento el 29 de marzo de 1970
sus cenizas se esparcieron sobre la tumba de Edward en Italia, como ella había
dejado dispuesto.
En
1979 la BBC 2,
llevó a cabo una adaptación de su autobiografía, y la compositora y compañera
pacifista Sue Gill Murray, escribió
una canción en memoria de Brittain titulada “Vera”.
TESTAMENT OF
YOUTH Y LA EXPERIENCIA DE VERA BRITTAIN COMO ENFERMERA VOLUNTARIA EN LA I
GUERRA MUNDIAL
Testament
of Youth, fue publicado en 1933 y constituye la
obra más destacada de la escritora Vera Mary Brittain. Basándose en las notas
de su Diario, la autora describe a modo de autobiografía las experiencias de su
vida entre 1900 y 1925.
El libro está estructurado en tres capítulos, en la primera
parte narra sus dificultades para acceder a la educación en un país donde la
formación estaba vetada a la mujer, y sus dificultades para estudiar en Oxford.
FOTO 12
Testamento de Vera Mary Brittain, 1933
Pero sin duda uno de los aspectos más interesantes de su obra es
la narración de su experiencia como enfermera voluntaria VADs durante la I Guerra Mundial en los
hospitales de Londres, Malta y Francia, cerca del Frente Occidental cuidando de
los soldados ingleses y los prisioneros alemanes, siendo testigo directo de las
devastadoras consecuencias del combate moderno. Experiencias estas, que
convirtieron a Vera en una pacifista convencida y un miembro activo de los
movimientos pacifistas tanto en Inglaterra como en EEUU.
En lo que concierne a su experiencia como enfermera VADs, es
interesante la descripción de su trabajo en las tareas diarias en el hospital
ubicado en el campo de batalla de Étaples (Francia), en 1918.
“Nunca
antes en mi vida me he sentido tan completamente sucia y mugrienta como estando
de guardia aquí”, escribí a mi madre en respuesta a sus peticiones de una
descripción de mi trabajo.
“La Hermana A tiene seis
pabellones y no hay ninguna enfermera voluntaria en el pabellón de al lado,
sólo un ordenanza, por lo que ni ella ni él pasan mucho tiempo aquí. Por lo
tanto, yo soy Hermana (enfermera
cualificada), voluntaria VAD y ordenanza
todo en uno (alguien dijo el otro día que nadie excepto el Todopoderoso Dios
podría dar una correcta definición del trabajo de una V.A.D.! (enfermera
voluntaria) y además después, bastante
lejos de lo que es realmente la enfermería, he mantenido el fuego de la cocina
toda la noche, he hecho dos o tres rondas recogiendo bacinillas de las camas, y
mantenido las ollas hirviendo y preparado las comidas en una ennegrecida cocina
(…). Me siento como si me hubieran arrastrado por el suelo. (p. 360)
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13 Enfermera con soldados heridos de la Primera Guerra Mundial, 1916
Vera
refleja que una de las partes más duras de su trabajo era la cirugía, que
además tenía resultados muy pobres. En su narración hace referencia a la
situación que vivió cuando se produjo un ataque el 22 de marzo de 1918,
explicando como las camas y las camillas estaban por el suelo, las botas de los
soldados desperdigadas, mientras que bajo las mantas ennegrecidas quedaban al
descubierto los miembros destrozados entablillados con vendajes sucios y llenos
de sangre, consciente de que bajo esos vendajes le esperaba una terrible imagen
a la que tenía que enfrentarse con tan sólo un par de fórceps, ya que éste era
todo el instrumental que había en el antiguo pabellón médico. Igualmente
resulta significativa su descripción de las condiciones en las que vivían
soportando el frío mientras las placas de hielo cubrían las ventanas del
pabellón, hasta las esponjas y las cacerolas de agua caliente se quedaban
heladas. Así, levantarse por las noches para hacer guardia, refiere Vera es un
ejercicio tan agotador como la propia enfermedad.
Asimismo,
comenta como a medianoche tenían que echar a la gente de sus camas y hacerles
dormir en el suelo, para colocar a los heridos más graves que llegaban del
frente.
En
otro de los párrafos refleja la crudeza de la situación:
“Sólo desearía que
aquellos que escribieron con tanta palabrería que ésta iba a ser una Guerra
santa, y los oradores que siguen hablando tanto sobre continuar, sin importar
cuanto pueda durar la Guerra
y lo que ésta puede significar, pudieran ver un caso - por no mencionar los
diez casos- de gas mostaza en las fases
iniciales, pudiesen ver a los pobres infelices totalmente quemados y cubiertos
de ampollas que supuran, cegados -algunos temporalmente, pero otros
permanentemente- todos hacinados y pegajosos, permanentemente luchando por
mantener la respiración mientras apenas pueden mediante un susurro decir que se
les está cerrando la garganta y que son conscientes de que están ahogándose”.
FOTO
14 Enfermeras en el campo de batalla. Poniendo una bolsa de sangre
Sin
duda su relato es estremecedor, y refleja la angustia y el miedo mientras las
bombas enemigas y las ametralladoras de los aviones hacían caer los trenes
ambulancia día y noche. Los hombres, escribe Vera, cubiertos de barro,
moribundos, bajo los efectos del gas, gritan retorciéndose “en una parodia de hombría, cadáveres con los ojos fijos en el vacío y
brillantes caras amarillas”.
Para situar a nuestra protagonista conviene recordar que Vera
Mary Brittain era una mujer británica de clase media alta, y que por tanto no
tenía ninguna formación como enfermera, salvo un curso previo a su marcha al
continente. Pero tampoco estaba acostumbrada a las tareas cotidianas que todas
las mujeres, a excepción de las de las clases privilegiadas, acostumbraban a
realizar en la vida diaria, algo que se refleja en el libro cuando expone sus
dificultades para freír un huevo es algo más que anecdótico.
Muy pocas mujeres perdieron la vida en la
I Guerra Mundial, pero este sería el último
caso. La moderna guerra aérea mataba indiscriminadamente a hombres y mujeres.
Cuando Vera escribió Testament of Youth
estaba recordando una guerra cuyo impacto fue desigual entre clases y sexos. El
mayor impacto se produjo sobre el soldado raso británico, aunque un popular
mito nos haría creer que fueron sobre todo los oficiales los que sufrieron el
mayor número de bajas.
FOTO 15 Soldados del ejército británico heridos
y cuidados por Enfermeras Voluntarias VADs, en una Casa de Campo en la campiña
inglesa convertida en hospital en Norfolk. Fotógrafo Neil Holmes, 1916
En 1914 Vera tenía 18 años y cuando decide ir Oxford estalla la
guerra, cuatro años más tarde, su vida y la vida de toda una generación había
cambiado de una forma inimaginable en la aparente tranquilidad de los años de
la preguerra. Brittain inicia sus memorias de la guerra con estas palabras:
“Cuando la
Gran Guerra estalló yo no lo ví como una
inmensa tragedia, sino como la más exasperante interrupción de mis planes
personales. Para explicar la razón de esta egoísta perspectiva del mayor
desastre de la historia es necesario retroceder un poco, tan sólo por un
momento hasta los decadentes años noventa en los que yo nací (...) con las
banderas ondeando en las calles para celebrar el Jubileo de Diamantes de la Reina Victoria”.
FOTO 16 Enfermeras y médicos dentro de una barcaza hospital,
1917
Testament of Youth 1933 es
una de las más famosas autobiografías de la I Guerra Mundial, es el relato de
cómo la autora sobrevivió a la misma, cómo ella perdió al hombre que amaba,
cómo cuidó de los heridos y cómo se adentró en un mundo totalmente cambiado.
Este apasionado relato de una generación pérdida hizo de Vera una de las más
apreciadas escritoras de la época.
Con respecto a esta obra Nicola
Beaumann escribe:
“El impacto sobre las mujeres fue más
duradero: a menudo sus vidas fueron irrevocablemente distorsionadas. Nadie
puede leer Testament of Youth sin lágrimas y es un gran tributo al estilo en
prosa de Vera Mary Brittain que mantiene al lector cautivado a lo largo de casi
700 páginas. Ella describe su infancia en el Buxton provincial, su breve
permanencia en Oxford, su creciente amor por Roland Leighton, así como sus
cuatro años de enfermería. Los despiadados dramas de los años de de guerra la
dejan emocionalmente aturdida, y aunque finalmente encuentra un nuevo amor ella
no pretende que sea más que un sustituto del fallecido Roland, quien
personifica tanta tragedia y tanto heroísmo. Ya que este es uno de los temas
más obsesivos de las pocas novelas
escritas por mujeres cuyos amantes murieron en la guerra pueden encontrar a
otros hombres, pero éstos nunca remplazarían a aquellos que habían perdido”
(2).
Mª Luz
Fernández Fernández.
Profesora
Titular de la Facultad de Enfermería de la Universidad de Cantabria “Casa
de Salud Valdecilla”. Responsable de la asignatura de Bases Históricas
y Teóricas de la Enfermería. Diplomada en Enfermería. Licenciada en Historia.
Master en Historia Contemporánea.
FOTO 17 Mª Luz Fernández
Fernández. Enfermera e historiadora
A
lo largo de estos años viene desarrollando una intensa actividad investigadora
presentando numerosas comunicaciones y participando como Ponente invitada en
distintos Congresos y Jornadas. Entre sus últimas publicaciones pueden
destacarse, “La famosa escritora Vera Brittain, enfermera en la I Guerra Mundial”,
publicada en el libro La
Trasformación de la Enfermería nuevas
miradas para la Historia,
de la Editorial
Comares, y cuyos editores han sido Carmen González Canalejo y Fernando
Martínez López, y el capítulo sobre “Historia
de la
Enfermería Traumatológica”, en la obra de la editorial
DAE, Cuidados al paciente con alteraciones traumatológicas y ortopédicas, próximo
a publicarse. En estos momentos se encuentra desarrollando su trabajo de
Tesis Doctoral sobre “La Escuela de Enfermería Casa de Salud Valdecilla
1929 - 1954”. Desde aquí le deseamos que concluya su Tesis con
la mejor nota, ya que su trayectoria así lo merece (2).
FOTO 18 Alumnos del 1º Curso de Grado en
Enfermería, con su magnífica Profesora Mª Luz Fernández Fernández, Responsable de la
Asignatura “Bases Históricas y Teóricas de la Enfermería Facultad de Enfermería
de la Universidad de Cantabria. 11 de enero de 2019
CONCLUSIÓN
La
obra de Vera Brittain nos permite
abordar el trabajo de la Enfermería
desde otra óptica, sin duda es interesante observar su relato ya que siempre
escribió desde el corazón y basándose en gente real.
La I
Guerra Mundial puso de manifiesto la debilidad
de la profesión enfermera que aún no había hecho más que empezar unos años
antes cuando Florence Nightingale
creara la Escuela
de Enfermería en 1860. El personal voluntario VADs, se vio abocado a suplantar
en más de una ocasión a las enfermeras que temieron por sus puestos de trabajo
como consecuencia de la indefinición de funciones y la falta de un corpus de
conocimientos propio. Sin duda, las experiencias de esta guerra, entre los que
hay que reseñar y contar es la consecución del sufragio femenino, ya que no
podemos olvidar que la Enfermería era una profesión sólo para mujeres, y empujaron
a las enfermeras a la creación de Colegios y Asociaciones con el fin de luchar
y reivindicar sus derechos.
Este
sería el camino hacia la profesionalización que sin embargo tendría que esperar
a la finalización de otro gran conflicto, la II Guerra Mundial, para conseguir
la consolidación de la Enfermería como una Disciplina científica (2).
Bibliografía
1.-
Testamento de Juventud de Vera Brittain. Primera edición: octubre de 2019.
Título original: Testament of Youth. Traducción: Regina López Muñoz. Edición:
Errata naturae editores y Editorial Periférica. Imagen de portada: C. Rakeman,
1917. Depósito Legal: M-30420-2019.
2.-
Trabajo original de las autoras Mª Luz
Fernández Fernández, Enfermera y Licenciada en Historia Profesora de la E.U.E. “Casa de Salud
Valdecilla” Universidad de Cantabria. Y su compañera Soledad Fernández Moral, Licenciada en Historia.
3.- Vera Mary Brittain. Enfermera Voluntaria. Primera Guerra Mundial. Publicado el domingo día 19 de
junio de 2011
Manuel Solórzano Sánchez
Graduado en
Enfermería. Osakidetza, Hospital Universitario Donostia, Gipuzkoa
Insignia
de Oro de la Sociedad Española de Enfermería Oftalmológica 2010. SEEOF
Miembro de
Enfermería Avanza
Miembro de Eusko
Ikaskuntza / Sociedad de Estudios Vascos
Miembro de la
Red Iberoamericana de Historia de la Enfermería
Miembro de la
Red Cubana de Historia de la Enfermería
Miembro
Consultivo de la Asociación Histórico Filosófica del Cuidado y la Enfermería en
México AHFICEN, A.C.
Miembro no
numerario de la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País. (RSBAP)
Académico
de número de la Academia de Ciencias de Enfermería de Bizkaia –
Bizkaiko Erizaintza Zientzien Akademia. ACEB – BEZA
Insignia
de Oro del Colegio Oficial de Enfermería de Gipuzkoa 2019
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