El síndrome inventado por unos médicos italianos que salvó la vida a decenas de judíos de los nazis
Síndrome “K”
Una desconocida enfermedad mortal, una comunidad perseguida por un invasor despiadado y unos valientes sanitarios y religiosos
Foto 1 Centro hospitalario regentado por la Orden de San Juan de Dios. Hospital San Juan Calibita, conocido por los romanos como Fatebenefratelli (significa “Hagan el bien hermanos”), en la Isla Tiberina, este peculiar edificio sanitario anclado en el río Tíber
Todo ocurrió en Roma a finales de 1943, el 16 de octubre, cuando las tropas de la Alemania nazi tomaron la capital italiana tras el derrocamiento de su aliado, el fascista Benito Mussolini, a manos de un grupo de militares, empresarios y políticos.
Luego de hacerse con la “ciudad eterna”, los soldados de Adolfo Hitler iniciaron una cacería contra la comunidad judía de la capital, que hasta entonces se había salvado de la brutal persecución y aniquilamiento registrada en otras zonas de Europa.
Para evitar ser deportados a los temidos campos de concentración, de los cuales habían comenzado a llegar informaciones, muchos judíos se refugiaron con sus vecinos, pero sobre todo en las iglesias, monasterios, conventos y hasta en los Hospitales administrados por la Iglesia Católica.
En uno de esos centros sanitarios, tres médicos acogieron a decenas de personas judías y las diagnosticaron con una terrible y mortal enfermedad, de la cual nadie había oído hablar el Síndrome “K”. Y no podía ser distinto, porque la dolencia jamás existió.
Foto 2 La comunidad judía en Roma había visto sus derechos restringidos, pero había estado salvada de la persecución y violencia física vista en otros sitios de la Europa ocupada, pero eso cambió en el otoño de 1943
Un remedio original y peligroso
El 16 de octubre de 1943 la capital italiana se despertó sobresaltada. Los soldados alemanes se lanzaron sobre el gueto judío, a solo tres kilómetros de distancia del Vaticano; y comenzaron a apresar a hombres, mujeres y niños, capturando a más de un millar.
Algunos afortunados lograron escapar y llegaron al Hospital San Juan Calibita, conocido por los romanos como Fatebenefratelli “Haz el bien hermano”.
El centro, de 437 años de antigüedad y que pertenece a la Santa Sede, se ubica en una pequeña isla en el medio del río Tíber y desde él se ve la Gran Sinagoga de la capital italiana y lo que fue el antiguo gueto judío.
Los nazis no tardaron en llegar al hospital para continuar con su cacería. El entonces director del hospital, el doctor Giovanni Borromeo, un ferviente católico con buenos contactos en la Santa Sede, los recibió y se ofreció a mostrarles el recinto a los soldados uniformados.
Sin embargo, al llegar a una sala les advirtió que allí había “personas aisladas” por presentar los “síntomas de una extraña y peligrosa enfermedad mortal” que apenas estaban comenzando a investigar.
El doctor Borromeo les dijo a los alemanes que se trataba del Síndrome “K”, una dolencia que describió como “altamente contagiosa que afectaba el sistema neurológico y acarreaba la muerte”.
Foto 3 La posibilidad de contraer una enfermedad peligrosa y cuyo nombre recordaba a la temida tuberculosis alejó a los alemanes del hospital
A esta enfermedad mortal le llamaron “Síndrome “K”, por el comandante Albert Kesselring, responsable de la ocupación de Italia: los nazis pensaron que era un cáncer o una tuberculosis, que en aquellos tiempos además de ser muy contagiosa, en muchos casos era mortal, y los soldados nazis huyeron como conejos”, afirmó el médico Vittorio Sacerdoti a la BBC en 2004.
La posibilidad de contraer una enfermedad peligrosa y cuyo nombre recordaba a la temida tuberculosis alejó a los alemanes del hospital.
Vittorio Sacerdoti fue, junto a Giovanni Borromeo y el también médico y antifascista italiano Adriano Ossicini, autor intelectual del engaño que permitió salvar de una muerte segura a decenas de judíos.
Este médico, quien era judío de origen fue contratado por Giovanni Borromeo para trabajar en el hospital romano, pese a que las leyes raciales aprobadas por Mussolini a finales de los años 30 proscribían esto.
También hay versiones que aseguran que la “K” con la que fue bautizada la enfermedad ficticia era también por Herbert Kappler, jefe de las temidas SS en Roma, aunque otros expertos ofrecen unas explicaciones distintas.
“A la enfermedad la bautizaron con el nombre de Síndrome “K” para que hacer una aproximación a la enfermedad de Koch (la tuberculosis) que estaba causando muchos problemas a las tropas de Hitler en Hungría y en Polonia en ese tiempo”, explicó a la BBC Mundo, el escritor y sacerdote español Jesús Sánchez Adalid.
Jesús Sánchez Adalid, publicó a principios del mes de marzo la novela “Una luz en la noche de Roma”, una historia de amor entre una joven acomodada y un chico judío, la cual se desarrolla precisamente durante estos hechos históricos.
Foto 4 Pabellón del Hospital de la Orden de San Juan de Dios en la isla Tiberina con los pacientes judíos con el Síndrome “K”
Una gran actuación
Los tres médicos Giovanni Borromeo, Vittorio Sacerdoti y Adriano Ossicini pusieron en marcha un gran montaje. Así comenzaron a fabricar los expedientes médicos de los judíos que supuestamente habían contraído la misteriosa enfermedad, una operación que requirió de la colaboración de muchas personas dentro y fuera del centro.
El sacerdote y escritor español Jesús Sánchez Adalid pasó más de dos años investigando sobre lo ocurrido en el hospital romano para su última novela.
“Hubo un equipo muy amplio que involucró a los religiosos, entre ellos el Superior de la Orden de San Juan de Dios, que administraba el Hospital” (1).
Otras investigaciones históricas y periodísticas apuntan que monseñor Giovanni Battista Monti, el futuro papa Pablo VI y quien para la época ocupaba un alto cargo en la Secretaría del Estado del Vaticano, estaba al tanto de lo que ocurría en el Hospital y lo apoyaba. El entonces prelado firmó varios documentos que facilitaron a Giovanni Borromeo sus actividades.
Y aunque la versión de la supuesta enfermedad letal mantuvo a raya a los nazis, los médicos no bajaron la guardia e instruyeron a los judíos sobre qué hacer en caso de que éstos volvieran.
Foto 5 Enfermeras italianas cuidando a los enfermos
Durante los meses que ocuparon Roma, los nazis se lanzaron a perseguir a los judíos que había en la ciudad, pero muchos vecinos y religiosos arriesgaron sus vidas para esconderlos.
“El doctor Giovanni Borromeo nos había dicho a todos, que si venían los alemanes teníamos que toser con todas nuestras fuerzas todos a la vez y dar la impresión de que éramos enfermos terminales”, declaró en 2019 a la televisión pública germana, Gabrielle Soninno, quien apenas tenía cuatro años cuando fue “ingresada” en el hospital católico.
¿Y los nazis se tragaron esa historia?
“Los alemanes enviaron médicos al hospital para corroborar la versión de la enfermedad, pero se conformaron con las explicaciones de los médicos italianos. El miedo a contagiarse o el simple hecho de no querer perder tiempo en un Hospital lleno de enfermos contagiosos y terminales, los hizo caer en el engaño”.
Foto 6 Los inventores del falso “Síndrome “K” fueron dos doctores del Hospital de la Isla Tiberina de Roma, en donde se refugiaron exitosamente los judíos perseguidos por las tropas de Hitler
“Si los médicos alemanes hubieran hecho algún examen a los supuestos enfermos habrían descubierto la gran mentira, pero no lo hicieron”.
En mayo de 1944 las tropas nazis volvieron al Hospital de los Hermanos de San Juan de Dios y lo inspeccionaron, pero al pasar por la sala donde estaban los judíos con el Síndrome “K”, que estaban aislados y escucharlos toser, pasaron de largo.
Un mes después las fuerzas aliadas liberaron Roma y los supuestos pacientes que quedaban en el hospital fueron dados de alta.
El gran misterio
Los hechos ocurridos en el Hospital romano han sido corroborados por historiadores y distintas autoridades.
Así el Yad Vashem, el centro de conmemoración del holocausto de Israel, le otorgó en 2004 a Giovanni Borromeo la distinción, a título post-mortem, de “justo entre las naciones”, honor sólo reservado para aquellas personas que salvaron o ayudaron a salvar vidas judías durante la II Guerra Mundial.
¿Cuántas vidas el Síndrome “K”, les arrebató a los nazis de asesinarlos?
“No sabemos el número exacto de las personas judías salvadas en el Hospital de los Hermanos de San Juan de Dios. No hemos podido conseguirla, porque el Hospital era un puente de escape”, explicó Sánchez Adalid, quien para escribir su novela pasó dos años investigando en los archivos del centro hospitalario, en los del Vaticano, así como en la Shoa Foundation y el propio Yad Vashem.
Foto 7 Pío XII durante la II Guerra Mundial, a su derecha su sucesor Pablo VI. La Iglesia Católica como institución ayudó a salvar a miles de judíos europeos
“A las personas que llegaban al Fatebenefratelli, supuestamente enfermas y diagnosticadas con el Síndrome “K”, les daban documentación falsa para que pudieran irse a Suiza u otros países. En un determinado momento hubo hasta 75 niños”, aseguró el novelista y religioso.
Sánchez Adalid reveló que algunos de los “pacientes con el Síndrome “K” terminaron emigrando a América Latina después de terminada la guerra, aunque rechazó dar datos sobre ellos, alegando que desean mantenerse en el anonimato.
El hospital romano no sólo fue refugio para judíos, sino que también sirvió de base de operaciones para los enemigos de los nazis.
El Hospital de los Hermanos de San Juan de Dios, fue sólo uno de los muchos lugares con los que la Iglesia Católica salvó a los judíos del exterminio en Europa.
“La Iglesia salvó a 4.480 judíos que sepamos en este Hospital, en las iglesias, en los monasterios y en los conventos”, dijo Sánchez Adalid.
“Me han contado que cuando la Gestapo llegó a Roma se sorprendió a ver que en algunos conventos de religiosas había hasta 70 monjas, muchas de ellas no eran monjas, sino judías disfrazadas, para salvar su vida.
Las religiosas se inventaron explicaciones disparatadas para distraer a los nazis, tales como que al ser Roma la capital del catolicismo obviamente es donde más monjas había”.
No solo un refugio
La protección que la ficticia enfermedad del Síndrome “K” ofrecía, permitió que el Hospital no solo sirviera de refugio para los judíos.
Foto 8 Enfermeras en la Clínica Escuela de la Cruz Roja italiana. Stefania Bartoloni
La “K” de la enfermedad habría sido escogida en burla al general Albert Kesselring, comandante de las fuerzas alemanas que ocuparon Italia.
“Gracias al miedo que los nazis tenían; el Hospital fue un centro de espionaje, base de comunicaciones y lugar de reuniones de la resistencia italiana”.
En el Hospital Fatebenefratelli operó la llamada “radio Victoria”, una red de comunicaciones operada por soldados estadounidense de ascendencia italiana que transmitía a los aliados dónde estaban los cuarteles y unidades nazis en Roma para que fueran bombardeados.
El escritor y religioso aseguró que no buscó escribir “Una luz en la noche de Roma” por el 80 aniversario de los acontecimientos ocurridos en el Hospital romano, sino que la historia le fue ofrecida por las autoridades del centro.
En un pabellón del antiguo Hospital Fatebenefratelli de Roma, que inventó para ello una pandemia, que denominó “Síndrome “K”.
No obstante, Sánchez Adalid admitió que su investigación le permitió confirmar que “en los peores momentos de la historia de la humanidad, es cuando sale y brota lo mejor del ser humano”. (1).
El pabellón de un Hospital italiano que salvó del nazismo a decenas de judíos
Los frailes crearon una sala de enfermedades infecciosas con el nombre de Síndrome “K”, donde supuestamente permanecían aislados los pacientes judíos, que padecían un virus mortal (2).
Foto 9 El pabellón con los pacientes judíos del Síndrome “K” del Hospital Fatebenefratelli de Roma
A veces hacen falta años para que la historia salga del anonimato
Este es el caso de la enfermedad denominada Síndrome “K”, un virus muy contagioso y mortal, pero totalmente falso, que fue inventado en el Hospital Fatebenfratelli de Roma para salvar a decenas de judíos cuando los nazis, en la madrugada del 16 de octubre de 1943, durante la Segunda Guerra Mundial, hicieron la famosa y terrible redada en el ghetto de Roma. Entonces las SS detuvieron a 1.024 judíos, familias enteras, ancianos, mujeres, niños, que fueron deportados en tren al campo de concentración de Auschwitz-Birkenau. De todos ellos, solos pudieron volver vivos16 y ninguno era niño.
En ese dramático momento de la ocupación nazi, el régimen fascista de Benito Mussolini, aliado de Alemania, ya había promulgado las leyes raciales en contra de los judíos. No obstante, como es sabido, fueron muchos los que ayudaron a los miembros de la comunidad judía, una de las más antiguas de Europa, que contaba en Roma con unas 14.000 personas, a esconderse de la persecución nazi. Fueron recibidos en las iglesias, en los monasterios, en las casas de campo de las afueras de Roma y, como, comenzó a salir a la luz recientemente, también en un Pabellón del antiguo Hospital Fatebenefratelli de Roma, que inventó para ello una pandemia, que denominó “Síndrome K” (2).
Foto 10 Hospital Fatebenfratelli de Roma, en la isla Tiberina
Ubicado en la famosa Isla Tiberina, en el río Tíber en Roma a la altura de la Sinagoga y del denominado gueto judío, el Hospital Fatebenefratelli, que significa textualmente “Hagan el bien hermanos”, fue levantado en el siglo XVI por la Orden Hospitalaria Española de los Hermanos de San Juan de Dios. Y fueron sus frailes quienes, en ese trágico octubre de 1943, tuvieron la idea de montar a un Pabellón ahí mismo para esconder a los judíos, entre los cuales muchos eran niños, con una enfermedad contagiosísima y mortal, bautizada Síndrome “K”.
Junto a dos médicos católicos, Giovanni Borromeo y Adriano Ossicini, quienes habían contratado a Vittorio Sacerdoti, un joven médico judío que había perdido su trabajo por las leyes raciales, los frailes crearon una sala de enfermedades infecciosas donde supuestamente permanecían aislados los pacientes que padecían el Síndrome “K”, un virus muy contagioso, neurológicamente degenerativo y mortal, que además dejaba gravísimas secuelas (2).
Nadie podía acceder a esa sala salvo el doctor Giovanni Borromeo y una enfermera y, en todo caso, sin tomar las medidas de precaución establecidas. Además, existían informes médicos que relataban la evolución de la peligrosísima enfermedad del Síndrome “K”.
“Aunque en verdad la “K” para los alemanes evocaba a la enfermedad el bacilo de Koch, la terrible tuberculosis, que hacía estragos en las tropas y que por ello era muy temida y les espantaba” (2).
Foto 11 Escuela de Enfermeras italiana Príncipe Jolanda, en Roma. 1915
“Entonces los Hermanos de San Juan de Dios y las enfermeras aleccionaban a los enfermos ficticios judíos, diciéndoles cómo debían portarse en caso de que alguien entrara en el Pabellón con Síndrome ‘K’, tenían que toser todos a la vez y mantener los ojos muy abiertos; y la enfermera les mojaba con agua para que parecieran que tenían sudores”. Imposible saber cuántos judíos pasaron por este Hospital, siempre era un ir y venir y marchar con nombres e identidades nuevas para salvar sus vidas, entre ellos muchos niños (2).
Esta historia de la enfermedad inexistente, le llegó por correó electrónico al autor del libro, del Hermano Ángel López Martín, fraile de la Orden de San Juan de Dios, del Hospital Fatebenfratelli, que desveló la desconocida historia del Síndrome “K” (2).
El Hermano Ángel López Martín, también le pasó un conjunto de artículos, cartas, documentos, entrevistas y testimonios, con lo que se enamoró de la historia y empezó a investigar. Hurgó en los archivos del Vaticano, ya que justo el papa Francisco había decidido desclasificar los documentos referentes al papa Pío XII y los más de 2.700 expedientes de peticiones de ayuda de judíos de toda Europa durante la persecución nazi, que antes estaban conservados en el antiguo “Archivo Secreto” y que hoy forman parte del Archivo Histórico de la Secretaría de Estado del Vaticano.
“Además, el Archivo Central del Estado Italiano acababa de publicar 322 entrevistas en video hechas a judíos italianos perseguidos por los nazis en Roma y de supervivientes de los campos de concentración y luego fue a la Shoah Foundation Institute Steven Spielberg, que contiene 52.000 testimonios personales en 32 lenguas y provenientes de 56 países y también a los Archivos de Yad Vashem, que comenzaron a funcionar en 1946, y que contienen unos 180 millones de documentos, la colección más grande del mundo sobre el Holocausto”.
Foto 12 Enfermeras voluntarias de la Cruz Roja Italiana han sido siempre portadoras de humanidad, de amor y de cercanía hacia quienes, en la paz o en la guerra, han sabido sacar de su mirada y de sus cuidados, una nueva esperanza
En otro artículo donde se relata parte del libro escrito por Jesús Sánchez Adalid, que encontró en los documentos consultados la historia del romance entre Gina y Betto, cuyo apasionado enamoramiento en una de las etapas más oscuras de la “Città Eterna” terminó por dar forma a la trama de su libro “Una luz en la noche de Roma” (3).
Betto fue uno de los pocos judíos que esquivó la deportación. Su origen sefardí y dominio del latino, la lengua judeoespañola, le permitieron obtener documentación falsa para hacerse pasar por español.
Tras perder en una redada a su familia, que posteriormente moriría en Auschwitz, deambuló por Roma hasta que encontró refugio en el Hospital de los Hermanos de San Juan de Dios de la Isla Tiberina.
“Mientras tanto Gina representa el otro lado de Roma, nobiliaria y burguesa. Familias que de algún modo habían contribuido a la entronización de Mussolini en el poder y después se dieron cuenta de que a través de él habían llegado a la ciudad todos los horrores”.
“Él formó parte de una banda de partisanos y ella también pertenecía a la banda del Travertino, una asociación absolutamente ilícita cuando aún gobernaba Mussolini”.
En medio de esta tragedia, surgió entre ambos una intensa y prohibida historia de amor que la novela reconstruye a partir de los testimonios, fechas y anécdotas recabadas por sus descendientes (3).
Foto 13 Enfermeras de la Cruz Roja Italiana
Bibliografía
1.- El síndrome inventado por unos médicos italianos que salvó la vida a decenas de judíos de los nazis. Juan Francisco Alonso. BBC News Mundo. 26 de marzo de 2023
https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-64988428
2.- “Síndrome K”: la desconocida historia del pabellón de un hospital italiano que salvó del nazismo a decenas de judíos. Elisabetta Piqué, corresponsal en Italia. 24 de marzo de 2023
3.- Síndrome K: la enfermedad inventada que salvó a cientos de judíos del holocausto. Javier Romualdo, Agencia EFE, España. 9 de marzo de 2023
4.- Una enfermedad falsa pudo salvar a decenas de judíos romanos de las persecuciones nazi y de los campos de exterminio. Blanca Espada. Redactora de contenidos en OkDiario. 13 de diciembre de 2021
https://okdiario.com/curiosidades/sindrome-k-enfermedad-falsa-que-asusto-nazis-8252460
Foto 14 Enfermeras profesionales y voluntarias de la Cruz Roja Italiana en el barco hospital, en la guerra italo-turca 1911 – 1912. Stefania Bartoloni
Manuel Solórzano Sánchez. Grado en Enfermería
Manuel Solórzano Sánchez - Wikipedia, la enciclopedia libre
https://es.wikipedia.org/wiki/Manuel_Sol%C3%B3rzano_S%C3%A1nchez
Día 20 de octubre de 2022, jueves
Foto 15 Una luz en la noche de Roma, libro escrito por Jesús Sánchez Adalid
Manuel Solórzano Sánchez. Entziklopedia en Euskera
https://eu.wikipedia.org/wiki/Manuel_Sol%C3%B3rzano_S%C3%A1nchez#Ibilbidea
Día 27 de octubre de 2022, jueves
El legado del enfermero Manuel Solórzano. Antton Iparraguirre. Artículo del Diario Vasco de San Sebastián. Lunes, 7 de agosto de 2023
Manuel Solórzano Su Legado Enfermero. Publicado el lunes día 4 de septiembre de 2023
https://enfeps.blogspot.com/2023/09/manuel-solorzano-su-legado-enfermero.html
Manuel Solórzano Sánchez
Graduado en Enfermería. Enfermero Jubilado
Insignia de Oro de la Sociedad Española de Enfermería Oftalmológica 2010. SEEOF
Premio a la Difusión y Comunicación Enfermera del Colegio de Enfermería de Gipuzkoa 2010
Miembro de Enfermería Avanza
Miembro de Eusko Ikaskuntza / Sociedad de Estudios Vascos
Miembro de la Red Iberoamericana de Historia de la Enfermería
Miembro de la Red Cubana de Historia de la Enfermería
Miembro Consultivo de la Asociación Histórico Filosófica del Cuidado y la Enfermería en México AHFICEN, A.C.
Miembro no numerario de la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País. (RSBAP)
Académico de número de la Academia de Ciencias de Enfermería de Bizkaia – Bizkaiko Erizaintza Zientzien Akademia. ACEB – BEZA
Insignia de Oro del Colegio Oficial de Enfermería de Gipuzkoa. Años 2019 y 2022
Sello de Correos de Ficción. 21 de julio de 2020
Sello de Correos. 31 de diciembre de 2022
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