En la tarde del seis de setiembre de 1923, a las cinco de la tarde se inauguró en la villa de Irún, el nuevo Hospital de aislamiento para enfermos infecciosos, anejo a la estación sanitaria de la ciudad fronteriza (1 y 2).
El hecho de verificarse aquellos días el Congreso de Pediatría y encontrarse en San Sebastián gran número de médicos, hizo que muchos de éstos se trasladasen, a la bella ciudad irunesa, estando presentes en la inauguración el director General de Sanidad Doctor Manuel Martín Salazar, que representaba al entonces ministro de la Gobernación; Antonio Martín Nebot de Murga y Trápaga, II Marqués de Linares, gobernador civil de Guipúzcoa; los doctores José Palacios Olmedo y José María Casares; el senador señor José Elósegui; diputado a cortes por distrito señor León Lizariturry Martínez Marqués de Tenorio; Presidente de la Diputación de Gipuzkoa don Vicente Laffitte Obineta; diputado provincial señor Rodríguez Iriarte; directores de sanidad de los puertos de San Sebastián y Pasajes; ex director de Sanidad de Las Palmas de Canarias señor Zabaleta; subdelegado de Medicina señor Ramón Moraiz Otegui, director del Hospital Civil de Irún doctor Pedro Leandro Picavea Oteiza; juez municipal señor Morales; comandante militar de la Plaza señor Bandrés; Capitán de Miqueletes señor Dionisio Ibañez de Opacua; representando al Colegio Médico de Gipuzkoa doctores José Bago Aguirre y Miguel Vidaur Baraibar; el cura párroco de Irún señor José Eguino; y el presbítero señor Susundegui; los doctores Ángel Pulido, Aurelio Martínez, Andrés Martínez Vargas, Aurelio Romeo Lozano, Porpeta, Laserna, Huarte, Antonio Navarro, Andrío, Rafael Larraz Arnaiz, Leandro Aguirreche, Gabriel Eceizabarrena; el alcalde interino de Irún señor Serapio Zaragüeta, los concejales señores Pedrós y García, autoridades de Irún, inspector pecuario señor Herreros; Jefe de la Agencia Internacional señor Fernández; doctor Ildefonso Zabaleta; secretario del Gobierno Civil señor Pastrana; comisario de Irún señor Hortelano y representantes de la prensa de donostiarra y de Madrid, y otras muchas personas que no recuerda nuestra memoria (1 y 2).
Bendijo las dependencias del Hospital de Irún el cura párroco señor José Eguino y acto seguido el director de la Estación Sanitaria de Irún doctor Alberto Anguera Angles, pronunció un elocuente discurso, saludando a todos los concurrentes, haciendo historia en su discurso sobre los “hospitales de aislamiento”, explicando el objeto de los mismos, y concepto moderno de estos establecimientos que consiste en el aislamiento precoz de los contagiosos, vigilancia de los enfermos sospechosos, vacunoterapia preventiva y en síntesis llevar a la práctica el concepto de la profilaxis actual, bien distinto y opuesto por cierto, al sistema seguido de los antiguos lazaretos. El doctor Alberto Anguera muy feliz de palabra fue muy aplaudido y felicitado por todos los concurrentes.
A continuación siguieron en el uso de la palabra el señor R. Lizasoain concejal del Ayuntamiento de San Sebastián y los señores José Elósegui Martínez, Andrés Martínez Vargas, cura párroco, y Marqués de Linares, terminando la serie de discursos, todos aplaudidos y elocuentes, el doctor Manuel Martín Salazar quien dirigiéndose a la representación del ayuntamiento irunés, puso su disposición el nuevo edificio, para que el Ayuntamiento pueda instalar un Dispensario antituberculoso, una Clínica de la Cruz Roja o cualquier otro fin sanitario que la referida corporación juzgue necesaria, ya que su conservación será más atendida que permaneciendo cerrado, afortunadamente a causa de no existir en la actualidad ningún foco epidémico que obligue a su funcionamiento.
Se ofreció para todo cuanto redunde en bien de la sanidad que debe tener como colaboradores a los municipios, diputaciones y poder central para garantía de la salud pública.
El alcalde accidental señor don Serapio Zaragüeta agradeció en breves y sentidas frases tales ofrecimientos prometido trasmitirlos al ayuntamiento que representaba y que seguramente dará algún otro destino al Hospital para que no permanezca cerrado, así como se ofreció en colaborar para todo lo referente a la sanidad pública (1 y 2).
Terminada la parte oficial, fueron obsequiados los invitados con un espléndido «lunch», servido al aire libre, en las mesas colocadas en la explanada del nuevo Hospital y en donde se repitieron los elogios al doctor Alberto Anguera que hizo los honores con su exquisita y peculiar amabilidad, a todos los concurrentes e invitados, que abandonaron aquella estancia ya entrada la noche (1 y 2).
El “Hospital de Aislamiento” para enfermos infecciosos es autor del proyecto el reputado arquitecto don Francisco Mouravá y está enclavado en terrenos contiguos al solar de Martindoncenea en Irún. Consta de un edificio del cuerpo central y dos alas laterales; con capacidad para 50 camas distribuidas en pequeños pabellones en los cuales pueden aislarse enfermos de distintos procesos patológicos contagiosos. Tiene un pabellón contiguo donde se encuentra la sala de autopsias, lavadero, legiadora y demás servicios complementarios.
Esta clase de hospitales son de absoluta necesidad en puertos y fronteras; son centinelas avanzados que garantizan la defensa de las naciones ante posibles invasiones de enfermedades contagiosas y si la mayoría del tiempo permanecen cerrados por no existir esos peligros, en cambio son una tranquilidad para los poderes públicos y unos poderosos auxiliares para los municipios que puedan destinarlos a otros fines, como Dispensarios, Laboratorios, Policlínicas, estaciones sanitarias, etc., que siempre redundan en beneficio del vecindario (1 y 2).
El “Hospital de Aislamiento” recién inaugurado se debe principalmente las iniciativas y constancia de su director el doctor Alberto Anguera y al apoyo en la esfera oficial del doctor Manuel Martín Salazar que ha contribuido cuanto le fue posible para su construcción y funcionamiento. La modestia del doctor Alberto Anguera, nos priva tributarle los elogios que por su humanitaria obra merece, pero esa modestia mal entendida, no será obstáculo para que hagamos nuestro el siguiente párrafo de un notable artículo, publicado en el semanario de Irún del periódico «El Bidasoa» y titulad «La obra del doctor Alberto Anguera».
«Corría el año 1918. Era aquel año triste que en el curso del tiempo quedará como recuerdo de desolación. El azote de la grippe nos hizo estremecer a todos y desde las grandes urbes hasta los rincones más apartados, las huellas de su paso quedaron señaladas con caracteres de espanto…
Fue entonces cuando en el médico Alberto Anguera vino a Irún, como delegado Sanitario. Bajo de estatura, de carácter afable y bondadoso, su trato es amable y su conversación amena; es culto sin pedantería y tan sencillo que oyéndole hablar parece que el caudal abundante de sus conocimientos está al alcance de cualquiera…
Y sin dar importancia, modestamente, como cosa vulgar y corriente, este hombre laborioso y activo, reorganizó los servicios y los amplió, construyendo en el pabellón central situado en la Estación del Norte un laboratorio y el archivo: más tarde en otro pabellón destinado a aseo y duchas capaz para duchar quince individuos a la vez; luego instaló un magnífico aparato productor de ácido cianhídrico para desinfección y en conjunto ha logrado establecer en esta frontera entre Francia y España, una Estación Sanitaria que es un orgullo nacional.
Hoy es director de dicha Estación y por si fuera ya enorme el cúmulo de atenciones que sobre él pesan, dedica sus aficiones a trabajos de investigación y análisis en el Laboratorio y aun quita a sus ocupaciones unos momentos para dirigir y redactar hasta hace poco tiempo, la revista médica que editaba en Irún, titulada «Sanidad de Puertos y Fronteras» y para colaborar en «El Bidasoa», enalteciendo con su ciencia estas columnas.
El Estado, puede y debe conceder créditos al doctor Alberto Anguera, en la seguridad de que el dinero ha de ser bien empleado y los españoles todos, pero especialmente los iruneses, debemos felicitar al doctor y felicitarlos también, porque así el nombre de nuestro pueblo «Irún» será citado con respeto y admiración».
Unimos nuestra enhorabuena a las muchas felicitaciones recibidas por el médico Alberto Anguera, distinguido y querido compañero y amigo (1 y 2).
Dr. Francisco Pérez Cuadrado
EN IRÚN GIPUZKOA
INAUGURACIÓN OFICIAL DEL HOPSITAL DE AISLAMIENTO
A las cinco de la tarde de ayer se inauguró oficialmente el nuevo Hospital de Aislamiento para enfermos infecciosos anexo a la Estación del Norte fronteriza de Irún, que ha sido construido por el Estado (3).
Bendijo el nuevo Hospital de Aislamiento, que consta de un cuerpo central y dos pabellones laterales, el párroco de Irún don José Eguino.
El edificio, de una planta, está enclavado en el Barrio de Lapice, próximo a Elizacho, y en él están instalados con gran lujo, comodidad e higiene, todos los servicios que se requieren para esta clase de establecimientos montados a la moderna.
Dirige el nuevo Hospital, el que lo es de la Estación fronteriza Sanitaria, el doctor don Alberto Anguera Angles, a cuyas gestiones y actividad se debe principalmente su construcción (3).
Al acto de la inauguración asistieron los señores: director general de Sanidad don Martín Salazar; los doctores Ángel Pulido y Andrés Martínez Vargas; el senador don José Elósegui; el diputado por el distrito señor Marqués de Tenorio; el gobernador civil Marqués de Linares; y secretario señor Pastrana; el alcalde en funciones don Serapio Zaragüeta; y regidores señores García y Pedrós; los diputados provinciales señores Vicente Laffitte Obineta y Rodríguez Iriarte; los doctores Aurelio Romeo Lozano y Porpeta; el inspector provincial de Sanidad y directores de Sanidad de los puertos de San Sebastián y Pasajes; el inspector pecuario del Estado; comandante militar; Capitán de Miqueletes; juez municipal; Jefe de la Agencia; personal de la Estación Sanitaria y médicos: representantes de la Prensa de la localidad y varios otros señores hasta cincuenta aproximadamente (3).
Los señores Manuel Martín Salazar, Andrés Martínez Vargas, José Elósegui, José Eguino, Marqués de Linares, Serapio Zaragüeta y Alberto Anguera, pronunciaron diferentes discursos, que sentimos no poder recoger por falta material de espacio.
Después los concurrentes fueron obsequiados con un exquisito «lunch», servido por el encargado y camareros del Restaurante de la Estación del Norte de Irún.
Muy agradecidos a las atenciones de que fuimos objeto, felicitamos al director señor Alberto Anguera por el feliz éxito de sus iniciativas y gestiones, que ponen de manifiesto su interés por el engrandecimiento de la patria y su celo por el cumplimiento de los beneficios que cabe se consignen de la ciencia y su aplicación (3).
ESTACIÓN SANITARIA DE IRÚN
Estuvo emplazada en los andenes de la Estación de los Ferrocarriles del Norte, de Irún. Se puede considerar que fue la primera en España, y una de las más completas de Europa dedicada al servicio sanitario de fronteras y a la regulación y tráfico del movimiento migratorio (4).
Contaba de un pabellón de reconocimiento de posibles enfermos afectados de procesos infecto contagiosos, laboratorio químico bacteriológico para analítica, pabellón de aseo, con ducha colectiva, peluquería para rasurar el pelo, desinsectación y despiojamiento, pabellón para desinfección de ropas y enseres, con grandes estufas de vapor, pabellón albergue, destinado a enfermos con parasitosis, para su aislamiento.
Un Hospital de aislamiento, para procesos epidémicos, estaba próximo. La estación sanitaria cumplía con una asistencia médico social, que se traducía en atender a súbditos españoles repatriados por los consulados por estar enfermos y sin recursos, asimismo inmigrantes, enfermos y en estado de miseria que llegan a las fronteras. También los dementes que llegaban eran remitidos a los psiquiátricos.
En tiempos de epidemia esta estación cumplía función de vigilancia y aislamiento de enfermos contagiosos. Las personas procedentes de países con epidemia, se les sometía reconocimiento médico para verificar su estado de salud, y si no había problema, se les dispensaba una patente con la obligación de nueva revisión.
Si llegaba alguien enfermo y con peligro de contagio, se le aislaba en el pabellón correspondiente y se le remitía al hospital (4).
Bibliografía
1.- Guipúzcoa Médica. Año VIII. Número 90. Páginas 307 – 311. San Sebastián, octubre de 1923
2.- La Voz de Guipúzcoa. Año XXXIX. Número 14.181. Página 7 del viernes día 7 de septiembre de 1923
3.- El Pueblo Vasco. Año XXI. Número 7537. Página 5 del viernes 7 de septiembre de 1923
4.- Estación Sanitaria de Irún, Gipuzkoa. Libro Cien Años de Medicina en Guipúzcoa 1899 – 1999. José María Urkia Etxabe. Depósito Legal: SS-473/1999. Página 182
Manuel Solórzano Sánchez
Graduado en Enfermería. Enfermero Jubilado
Insignia de Oro de la Sociedad Española de Enfermería Oftalmológica 2010. SEEOF
Miembro de Enfermería Avanza
Miembro de Eusko Ikaskuntza / Sociedad de Estudios Vascos
Miembro de la Red Iberoamericana de Historia de la Enfermería
Miembro de la Red Cubana de Historia de la Enfermería
Miembro Consultivo de la Asociación Histórico Filosófica del Cuidado y la Enfermería en México AHFICEN, A.C.
Miembro no numerario de la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País. (RSBAP)
Académico de número de la Academia de Ciencias de Enfermería de Bizkaia – Bizkaiko Erizaintza Zientzien Akademia. ACEB – BEZA
Insignia de Oro del Colegio Oficial de Enfermería de Gipuzkoa 2019
Sello de Correos de Ficción. 21 de julio de 2020
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