miércoles, 19 de junio de 2019

HOSPITAL MILITAR GENERAL MOLA DE SAN SEBASTIÁN 1923 – 1983


Estaba ubicado en el Paseo del Duque de Mandas número 2 de San Sebastián, hoy son los juzgados de San Sebastián en la Plaza Teresa de Calcuta número 1.

Tenemos noticias de un Hospital Militar en San Sebastián, creado en el año 1717, una vez terminada la Guerra de la Independencia. Fue esta una época en que proliferaron pequeños hospitales militares a petición de los Coroneles haciéndose eco del clamor de la tropa, preocupados ante la idea de tener que trasladar a enfermos a varias lenguas de distancia, en las condiciones en que estaban los caminos y transportes en aquellos momentos.

FOTO 1 Hospital Militar General Mola de San Sebastián

Generalmente estos hospitales generaban problemas financieros, debido a lo cual fueron suprimidos muchos a los pocos años, entre ellos, el de San Sebastián, que dejó funcionar el 29 de noviembre de 1741.

En la segunda mitad del siglo XVIII se optó generalmente por aprovechar los hospitales civiles que había en toda ciudad de importancia, pagando un tanto por estancia.

En San Sebastián el Hospital Militar fue ocupando diversos lugares: Convento de San Francisco, la Cárcel, Santa María, Convento de San Bartolomé, la Casa Lonja y la Misericordia vieja (1817 – 1845).

Finalmente la ciudad pudo contar con un amplio y suntuoso edificio: las antiguas Escuelas de Atocha, estrenando a finales de 1936 como Hospital Militar.

FOTO 2 Vista aérea del Hospital Militar General Mola de San Sebastián 1960

Presencia de las Hermanas de la Caridad

Las Hijas de la Caridad se hicieron cargo de este Hospital Militar en el mes de junio de 1923. La encargada de la Comunidad fue Sor Concepción Paradela, del Asilo de San José de esta ciudad, hasta que el mes de diciembre de 1923 llegó con el oficio de Hermana Sirviente Sor Silvina Pérez Alonso.

Firma la Contrata el Director de las Hijas de la Caridad, Padre Joaquín Atienza. El número de Hermanas solicitado fue de siete hasta el mes de agosto de 1925, en cuya fecha se pidió una más. Este número fue creciendo según necesidades, así en 1938 llegaron a doce.

El número de camas disponibles también fue aumentando. Si en el año 1929 era de 60, en 1938 había subido a 350 camas.

Al estallar el Movimiento Nacional en 1936, la Comunidad estaba constituida por siete Hermanas. Continúa de Hermana Sirviente Sor Isabel Fuster Faer. San Vicente de Paul llegó a decir de la Hermana Sirviente que “todo el bien y todo el mal de la casa, depende de la Hermana Sirviente”, era como la Madre Superiora. Durante dos meses el Hospital estuvo en manos de los republicanos, hasta el día 13 de septiembre de 1936, día que fue conquistada la ciudad por los nacionales.

FOTO 3 Hija de la Caridad con Damas de Sanidad Militar y autoridades, 1937

Durante estos meses las Hermanas continúan sin problemas con su actividad, eso sí, desbordada, pues el trabajo aumenta considerablemente. Fueron respetadas, pudieron continuar con su Hábito y participar todos los días en la Santa Misa y recibir la Sagrada Comunión. A pesar de todo, en palabras de Sor Isabel Fuster “aunque no nos molestaban en nada, el corazón lo teníamos siempre en un hilo.

El Hospital entonces estaba instalado en Aldapeta, frente al Colegio de los Marianistas. Estos fueron expulsados por los republicanos y el Colegio quedó también constituido en Hospital. Las Hermanas atendían a ambos con la ayuda de las Hermanas de otras casas de la ciudad.

En 1939 se entrega el Colegio a sus dueños, y se traslada el Hospital al Grupo Escolar de Atocha “Escuelas Municipales y de Comercio”. En él se colocaron 350 camas, siempre ocupadas.

Formaban la Comunidad 10 Hermanas en 1936. Desde el principio, el Comandante Dr. Martín Santos, considerando un deber el asistir a los soldados en los Hospitales del Frente, formó un Equipo compuesto de dos médicos, un practicante, una Hermana de la Caridad de su Clínica, otra de este Hospital y tres enfermeras. Sale este Equipo en el mes de octubre y no regresa hasta la terminación de la Guerra. Quedan, por tanto sólo 9 Hermanas.

FOTO 4 Tres heridos con una Hija de la Caridad. Hospital Militar General Mola, 1937

Escribe una Hermana:
“Desde esta fecha hasta la toma de Bilbao, fueron unos meses de indecible trabajo, que solo con una gracia especial de Dios lo pudimos sobrellevar. Más de 48 horas de trabajo ininterrumpido. Así lo comprendieron nuestras buenísimas Hermanas de la Caridad de las diversas casas de San Sebastián, y las de Santurce que se encontraban aquí, e inmediatamente se prestaron a colaborar con nosotras, ayudándonos de día y de noche, ayuda que jamás agradeceremos bastante. Gracias también a las muchas y buenas señoritas que trabajaron con verdadero celo.

Durante la guerra pasan por el Hospital numerosas Hermanas que habían huido a Francia desde la España Republicana y en cuanto les es posible atraviesan la frontera. Como había mucha necesidad de Hermanas, se las destinaba al frente o a los Hospitales. Generalmente están de paso, pero algunas permanecen incluso hasta después de concluida la guerra.

FOTO 5 El Servicio de Cirugía plástica del Hospital de Carabanchel 1940. El Capitán José Sánchez Galindo (sentado en el centro) que contaba con la colaboración de su hermano Alfredo Sánchez Galindo (militarizado en aquellos años, de pie a la derecha), del Dr. Mauro (de pie a la izquierda) y del Practicante Militar Pijuán (sentado a la derecha), y con la inestimable labor de Sor Faustina.

En el Hospital de San Sebastián comenzó a funcionar el primer servicio de Cirugía Plástica y maxilo-facial, tanto en el medio militar como en el civil. Se creó a finales de 1938, siendo el Jefe del mismo el entonces Capitán Médico José Sánchez Galindo. Este servicio se trasladó en abril de 1940 a Madrid, instalándose en el denominado Hospital de Vista Alegre, y posteriormente en el Hospital Militar de Carabanchel, que en fecha del traslado estaba en reconstrucción, debido a los daños sufridos durante la guerra civil en 1936. Junto con el doctor Sánchez Galindo se trasladaron desde San Sebastián el Teniente Practicante Pijoan y Sor Francisca Horcajo.

Justificó la creación de esta especialidad el gran contingente de enfermos, en tiempos de la guerra y primeros años de la posguerra, que dio gran número de mutilaciones, especialmente en la cara y miembros, secuelas traumáticas y quemados. Ello justifica cumplidamente la existencia del servicio y aún más la necesidad indispensable de su enseñanza y reeducación.

El Hospital General Mola de San Sebastián es, en este tiempo, uno de los mejores hospitales montados en este sentido. Además de su magnífico quirófano, rayos X, laboratorios, farmacias, etc. Posee los mejores gabinetes de reeducación, recuperación, fisioterapia, instituto de estética, y gabinete dental. Con Hermanas de la Caridad en cada uno de estos Departamentos.

FOTO 6 Heridos y enfermos con una Hija de la Caridad y dos Damas de Sanidad Militar. Hospital Militar General Mola, 1937

Al gabinete de odontología acuden también soldados de los cuarteles y Hospitales de la capital y de la provincia.

Además de las 350 camas, siempre ocupadas con heridos y mutilados de guerra, dependen del Hospital y a él pertenecían entonces, otros 500 heridos y mutilados que viven en un hotel o pensiones, o en sus casas, y acuden diariamente al gabinete de reeducación, para curarse y rehacerse. El ser un Establecimiento de convalecencia y recuperación, explica el ambiente de juvenil alegría que allí se respira.

Durante la guerra, el Hospital contó con dos buenos y celosos capellanes, el Padre Rafael Artola y el Padre Jesús que era capuchino. El Padre Carballo, Cm. M., les dio durante un tiempo conferencias semanales, quedando muy satisfecho de la atención y buena acogida de los soldados.

Existió también en el Hospital un Centro de Acción Católica compuesto por soldados enfermos y heridos de cirugía, con su local de reuniones, círculos de estudios semanales, visita al Santísimo todas las noches después de la cena, etc. Eran jóvenes muy ejemplares.

FOTO 7 Hijas de la Caridad, con las Damas de Sanidad Militar y soldados en las escaleras del Hospital Militar General Mola, 1940

En la década de los cuarenta, el Hospital continúa con el mismo trabajo desbordante, sin disminuir en nada los heridos por estar destinado a recuperación. El gobierno lo nombra como uno de los cinco Centros de Recuperación que quedan en España, funcionan tres Equipos: Cirugía general, Estética y Recuperación.

Los servicios que llevan las Hermanas de la Caridad en la década de los setenta son: oficiales, laboratorio, cirugía, señoras, rayos X, quirófano, cocina, medicina y lavadero.

En 1976 el Teniente Coronel Médico Fernando Pérez Iñigo Quintana expresa a Sor Ana María Jiménez, Visitadora de la Provincia Canónica de San Sebastián su preocupación por el reducido número de Hermanas de la Caridad que trabajan en el Hospital y éstas en su mayoría son mayores o están enfermas. Dice ser un número insuficiente para hacer un servicio eficaz. Manifiesta querer mucho a las Hermanas mayores, ya que han dado su vida en servicio de los enfermos y heridos, pero pide renovar algo la plantilla.

FOTO 8 Fernando Pérez Iñigo Quintana, fue profesor de la 1ª Promoción de Ayudantes Técnicos Femeninos de San Sebastián en la Residencia Sanitaria Nuestra Señora de Aranzazu, 1964

La Comunidad de 12 Hermanas de la Caridad, se mantiene en este número durante algunos años, pero algunas de ellas ya jubiladas. Poco a poco va descendiendo, quedando solo ocho Hermanas de la Caridad en 1980, siete en 1981 y seis en 1982.

Las Hermanas de la Caridad siguen atendiendo a los soldados enfermos con actitud de fe, humildad, sencillez, servicialidad y amor, y siempre con afán de superación y competencia profesional, y adaptación a los nuevos tiempos. Tienen como punto de partida el conocimiento de la realidad, la búsqueda en común de prioridades apostólicas y la aceptación de las iniciativas de los que trabajan con ellas, teniendo siempre espíritu de colaboración, buscando que el enfermo sea beneficiado. Estos y otros compromisos expresan en su Proyecto Comunitario del 4 de abril de 1979.

Además de la atención espiritual a los enfermos, según costumbre en estos hospitales, las Hermanas de la Caridad colaboran con la Parroquia, en grupos de pastoral de enfermos y en otros movimientos apostólicos. En octubre de 1980 inician un Dispensario de Cáritas totalmente gratuito y fuera de casa, con una asistencia al mismo muy numerosa.

FOTO 9 Hijas de la Caridad, con personal subalterno en el Hospital Militar General Mola, 1936

A la solicitud de la Hermana Sor Carmen García, con fecha cuatro de julio de 1977, el Obispado, el siete de julio del mismo año, concede a dicha Hermana y a la Hermana que la sustituya, permiso canónico para poder hacer la Exposición Menor del Santísimo los domingos y días de fiesta en ausencia del capellán.

En escrito con fecha dieciséis de mayo de 1978 firmado por Sor Carmen García como Hermana de la Caridad y Francisco Garmendia Aguirrezabalaga, capellán castrense, solicitan permiso para, cuando no sea visible la presencia inmediata del capellán o de otro sacerdote, poder administrar la Sagrada Comunión, la Hermana Carmen y quien la sustituya en su ausencia.

Permiso concedido en escrito firmado por el Vicario General de la Diócesis el día siete de junio de 1978, autorizando a Sor Carmen García Pérez, a Sor Teresa Tomé y a Sor Lucía Bilbao para administrar la Sagrada Comunión, en ausencia del capellán.

Últimos Años del Hospital

Al terminar la década de los setenta, el índice de ocupación del Hospital militar desciende considerablemente. En el año 1980 de las 200 plazas del establecimiento militar, están ocupadas de 70 a 80 camas y en 1981, el índice de ocupación se sitúa entre 40 a 50. En 1982 desciende a 16 plazas ocupadas. Todo hace presagiar que al Hospital Militar le queda poco tiempo de funcionamiento.

FOTO 10 Heridos y convalecientes de la guerra en el Hospital Militar General Mola de San Sebastián, 1936

Con fecha 16 de abril de 1983, Sor Esther Lezaun, entonces Visitadora, comunica al Obispo de San Sebastián la supresión de la Comunidad de las Hijas de la Caridad del Hospital Militar de San Sebastián.

El hecho se ha producido, dice, de modo súbito al ordenarse el 28 de marzo de 1983, por la autoridad militar, el desalojo total del inmueble en 48 horas. Se traspasa el edificio, propiedad del Ministerio de Defensa, al Ministerio del Interior para dedicarlo a Cuartel de la Policía Nacional. Ello precipitó el acontecimiento y urgió e cumplimiento de la Disposición.

La Comunidad de las Hermanas de la Caridad, cesa en sus servicios el día 31 de marzo de 1983. Era entonces la Hermana superiora Sor María Teresa Garmendia Odriozola, cargo que ocupaba desde el 21 de octubre de 1982.

Desde el año 1923 en que se hizo cargo del Hospital la Comunidad de Hermanas de la Caridad, hasta 1983 han pasado 60 años de entrega y dedicación al servicio de los soldados enfermos y heridos de tantas Hijas de la Caridad que han ido prodigando sus cuidados maternales a los enfermos, aun en momentos duros y difíciles. Siempre agradecidas a las Autoridades Militares de quienes han recibido tantas atenciones y delicadezas, y con quienes han colaborado siempre en perfecta armonía, buscando el bien de los más necesitados (1).

FOTO 11 Damas de Sanidad Militar, soldados, autoridades militares y Arzobispo en las escaleras del Hospital Militar General Mola de San Sebastián, 1940

Menciono brevemente al Hospital Militar General Mola, ubicado en el Grupo de Escuelas Municipales inspirado por la República y que contó como cirujanos y Directores a los Doctores Leandro Martín Santos, Manuel Cárdenas y Fernando Pérez Iñigo hoy en Madrid y con graduación de General. Al no ser San Sebastián cabeza de Región Militar, su hospital no pasaba de ser un centro de acogida de las urgencias médicas que se presentasen en la guarnición. 1936 – 1983 (2).

Reseña breve del Hospital Militar General Mola de San Sebastián
Por haber estado bajo la jurisdicción militar, hay pocos datos sobre el edificio del paseo Duque de Mandas. Fue construido, al parecer hacia 1911, como local para Escuelas Municipales. Todavía hay veteranos donostiarras que recuerdan sus grandes aulas y hasta el olor de aquel colegio que dirigió Pedro Cormenzana, educador que cuenta con una calle dedicada en Tolaregoya. El amplio inmueble, cuya arquitectura recuerda a los palacios meridionales con elementos de piedra enmarcando puertas y ventanas, también albergaría durante varios años en su planta superior a la Escuela de Comercio (3).

FOTO 12 Hijas de la Caridad y Damas de Sanidad Militar delante del Corazón de Jesús en el Hospital Militar General Mola de San Sebastián, 1940

En la guerra civil cuando por comprensibles exigencias fue reclamado como hospital de campaña donde curaron sus heridas y dolencias numerosos guipuzcoanos. Además se convirtió en centro quirúrgico. Algunos de sus directores fueron los Dres. Comandante Tomás Larrosa, Leandro Martín Santos, Manuel Cárdenas y el General Fernando Pérez Iñigo, cirujanos todos ellos menos el primero.

El primer Ayuntamiento de mayoría republicana al final de la monarquía, le traspasó el nuevo edificio de las Escuelas Municipales a Hospital militar General Mola para las urgencias del centro de acogida de los heridos. En la postguerra, el centro mantendría su función sanitaria, ya como Hospital Militar General Mola y funcionó desde 1936 hasta 1983 que se cerró (3).

FOTO 13 Hijas de la Caridad, con las Damas de Sanidad Militar y soldados en las escaleras del Hospital Militar General Mola, 1940

En 1937 se celebró en el Hospital Militar General Mola el Primer Cursillo de Enfermeras Voluntarias de Sanidad Militar.

Con asistencia del Excelentísimo Señor Coronel Gobernador militar de la plaza; Excelentísimo señor Gobernador Civil, Comandante de Marina, Presidente de la Diputación, Alcalde de San Sebastián, Jefe de Estado Mayor, Inspector Provincial de Sanidad, Director y personal sanitario, doctor Miguel Kutz, médicos civiles encargados de la asistencia en el Hospital Militar y damas e Hijas de la Caridad, se ha procedido al reparto de Diplomas del Curso de enfermeras y entrega de insignias del mismo. Previas unas palabras de explicación, pronunciadas por el Comandante Médico, Director del Hospital Tomás Larrosa, el coronel Alfonso Velarde repartió los diplomas e insignias a las 200 nuevas damas enfermeras. Al terminar el acto, dirigió unas hermosas frases concluyendo con un entusiasta ¡Viva España!, que fue calurosa y unánimemente respondido. (Diario Vasco 1937).

En otro artículo encontrado en la prensa del Diario Vasco el 16 de Mayo de 1939 decía así: A LAS DAMAS ENFERMERAS RESIDENTES EN SAN SEBASTIAN
Siendo insuficientes el número de las enfermeras que actualmente atienden en los Hospitales Militares a los que tan abnegadamente se han sacrificado por Dios y por España, se ruega a las Damas enfermeras residentes en San Sebastián acudan a cumplir su patriótico y caritativo deber. La inspectora delegada, Carmen Resines (4 y 5).

San Sebastián antes de la guerra civil
Hasta 1936 la medicina guipuzcoana y la enfermería vivió un período especialmente brillante y, a pesar de contar con escasos medios, Gipuzkoa fue pionera en muchas iniciativas médico-sanitarias. El Colegio de Practicantes se crea en 1904, anteriormente se reunían los mismos para solucionar los problemas de “La Clase”, sobre todo de intrusismo que se daban en la provincia.

FOTO 14 Hija de la Caridad y Dama de Sanidad Militar con convalecientes en el Hospital Militar General Mola de San Sebastián, 1937

El Dr. Juan José Celaya apostó fuerte por el movimiento de la colegiación, logrando que en 1899 se constituyera la Junta de Gobierno del Colegio de Médicos de Gipuzkoa. El Colegio inicialmente contó con 25 médicos. Un año más tarde la gran mayoría de los médicos de Gipuzkoa, a excepción de ocho médicos civiles y dos militares, estaban colegiados. En 1916, el Colegio puso en marcha la Academia Médico-Quirúrgica y comenzó a publicar la revista Guipúzcoa Médica. Entre los nombres propios de la vida médica guipuzcoana cabe destacar, entre otros, al reputado tisiólogo Emiliano Eizaguirre, responsable de la lucha contra la tuberculosis hasta que en 1934, se involucró el Estado. Los doctores Luis Ayestarán y Benigno Oreja vieron la necesidad de crear un centro específico contra el cáncer independiente del Hospital San Antonio Abad de Manteo. Así, en 1933 se inauguró el Instituto Radio-Quirúrgico de Gipuzkoa.

Profesional destacado del Hospital San Antonio Abad fue el Dr. José Beguiristain que, además de en la revista Guipúzcoa Médica, publicó en la Revista Española de la Medicina. Otra figura que trascendió los límites de Gipuzkoa fue la del médico donostiarra D. Luis Urrutia.

FOTO 15 Dama de Sanidad Militar hablando con un soldado. Damas de Sanidad Militar con el carro de curas. Hospital Militar General Mola de San Sebastián, 1938

San Sebastián fue declarada la primera ciudad de España en cuanto a higiene. Los motivos para ello fueron, entre otros, que el Ayuntamiento propició el laboratorio químico municipal y la asistencia médica a través de la Casa de Socorro Municipal. Años más tarde, en 1925, creó el Instituto Municipal de Higiene. La higiene pública en Gipuzkoa se concretó, además, en la creación de las estaciones sanitarias de Irún y del Puerto de Pasajes. Además, para atender a quienes por falta de recursos económicos no podían contar con nodriza se contaba con la Gota de Leche y, por su parte, para resolver el grave problema de los niños abandonados, se puso en funcionamiento la Casa Cuna de Fraisoro, en Zizurkil.

A este abanico de servicios había que añadir las clínicas privadas repartidas por la capital, Tolosa, Irún y Eibar principalmente, además de otras instituciones como el Hospital de la Cruz Roja; la Casa de la Maternidad; la Casa de Salud de Santa Agueda en Mondragón, y centros de beneficencia como la Casa de Misericordia; el Asilo Matía; o el Dispensario Santa Isabel.

HOSPITAL MILITAR GENERAL MOLA DE SAN SEBASTIÁN
Como en cualquier otro conflicto bélico, durante la guerra civil 1936 a 1939 la atención de las personas heridas en los combates, civiles y sobre todo militares, supuso un reto para los servicios sanitarios. En esas circunstancias, todo el personal sanitario fue militarizado. Como pese a todo; era insuficiente, se formaron a marchas forzadas, en muchas ocasiones con mínimos conceptos, a numerosos civiles, especialmente mujeres. Médicos, practicantes, enfermeras, Damas enfermeras y auxiliares de la Cruz Roja, Damas de Sanidad Militar etc. prestaron sus servicios en los equipos quirúrgicos de los hospitales de primera línea y en los de retaguardia; así como también en los buques-hospitales, trenes-hospitales, hospitales móviles y hospitales de sangre.

FOTO 16 Damas de Sanidad Militar y ambulancia en el patio del Hospital Militar General Mola de San Sebastián, 1938

En estos equipos quirúrgicos trabajaron también “anestesistas que entonces eran practicantes”, enfermeras o estudiantes de medicina, bajo la supervisión directa del cirujano, que con unos medios totalmente precarios, realizaron una importante labor asistencial y humanitaria. Es muy poco lo que se ha escrito hasta el momento actual sobre la medicina, la enfermería y la cirugía en la Guerra Civil. Pero todavía fue mucho menos lo escrito sobre el interesante capítulo de la anestesia en la Guerra Civil, siendo prácticamente desconocido casi todo lo relacionado con esta cuestión en aquellas enfermerías quirúrgicas, muchas veces improvisadas, con una cantidad enorme de heridos y con apenas medios técnicos.

El herido de guerra
El herido de guerra es un enfermo muy peculiar y complejo, con lesiones de todo tipo, debido a proyectiles, trozos de metralla, onda expansiva (blast síndrome), arma blanca, aplastamiento (crush síndrome), quemaduras y congelaciones. El conflicto armado español se caracterizó también por la lucha de trincheras, lo que comportó una gran cantidad de heridas en la cabeza y la cara, con destrozos muchas veces totalmente rutilantes, debido al estallido de obuses.

FOTO 17 Soldados heridos con Dama de Sanidad Militar. Hospital Militar General Mola de San Sebastián, 1937

Por otra parte, el herido de guerra, está sometido a estrés continuado, con alimentación deficitaria y normalmente sin descanso. El gran riesgo de sus heridas se vio muchas veces complicado debido a las dificultades de evacuación desde el lugar del accidente al puesto de socorro o al hospital de primera línea. El dolor, el shock, la hemorragia y la infección, especialmente por clostridium, eran los fantasmas que acompañaban y complicaban a los heridos durante toda la guerra.

Además de las características especiales de estos heridos, había que añadir que lo habitual era un gran problema relacionado con la asistencia sanitaria al herido de guerra, fue que en ocasiones la afluencia masiva de enfermos y heridos desbordaba todas las previsiones, creando un auténtico caos, como ocurrió en el Hospital Griñón, donde en tan sólo 20 días trataron más de 11.000 heridos procedentes de la batalla de Brunete, o en el Hospital Militar General Mola de San Sebastián, que llegó a tener, en un momento dado, 700 heridos graves de cara y cuello, procedentes de los frentes de Aragón.

FOTO 18 Soldados heridos con Dama de Sanidad Militar e Hija de la Caridad. Hospital Militar General Mola de San Sebastián, 1937

En un principio la organización sanitaria fue un auténtico caos, tanto en un bando como en el otro; pero de una manera particular se hizo notar más en el republicano, debido a la práctica desaparición de los mandos militares. Se organizaron cursillos acelerados para médicos y enfermeras. Fue famoso el curso que se realizó en 1938 sobre cirugía maxilofacial en el Hospital militar General Mola de San Sebastián. En general el organigrama de los servicios quirúrgicos fue prácticamente el mismo en ambos bandos combatientes. Cada batallón (unidad militar de 1.000 hombres dividida entre dos y seis compañías y mandada por un coronel o un teniente coronel), disponía de un puesto de socorro en el que había un médico, un practicante, camilleros y acemileros, con una dotación mínima de material y medicamentos. Situados inmediatamente detrás de las líneas de fuego, servían de enlace entre estas y los hospitales de sangre, donde actuaban los equipos quirúrgicos más o menos organizados y con dotación muchas veces escasa y deficiente.

FOTO 19 En el quirófano, enfermeras, Damas de Sanidad Militar e Hija de la Caridad, dos doctores y el practicante anestesista en el Hospital Militar General Mola de San Sebastián, 1938

El Dr. Gómez DuránConsideramos totalmente insuficiente el personal que constituía la inmensa mayoría de los equipos de la Gran Guerra: un cirujano, un ayudante, un anestesista y dos enfermeros o enfermeras especializadas”. Para el mismo médico la organización adecuada de un equipo quirúrgico sería la siguiente: “Partiendo de la unidad fundamental Equipo, cuya constitución debe estar reducida a un mínimo de personas necesario, pero eficiente: un cirujano jefe; un ayudante entrenado y que actúa al propio tiempo de radiólogo, con un aparato portátil tipo Philips; un segundo ayudante, que actúa con un practicante como Equipo auxiliar para clasificación y practicar transfusiones; un anestesista practicante con gran experiencia en anestesia; porque juzgamos que el secreto es algo que depende de “cogerle el tiento”, a aparte que el practicante que no sabe, ni le interesa la técnica quirúrgica, no se entretiene en la marcha de la operación, como ocurre con frecuencia a los médicos. Dos enfermeras o hermanas con hábitos quirúrgicos bien controlados. Sanitarios, uno dedicado a la esterilización exclusivamente; dos a sueros e inyectables de todas las clases, para la preparación de heridos; otro escribiente; otro barbero; otros cinco de servicios en las clínicas. Total 3 médicos, dos practicantes, dos enfermeras, diez sanitarios”.

Del equipo quirúrgico del VIII Cuerpo del Ejército de Galicia decía el Dr. Gómez Durán: “Evidentemente el jefe, ayudante y anestesista han de ser tres elementos que hayan trabajado juntos y se hayan compenetrado mutuamente”.

Este equipo ideal, su organigrama sería:
Equipo principal:
Cirujano Jefe
Cirujano ayudante
Practicante anestesista
Enfermera instrumentista
Enfermera del material
Sanitario de inyecciones.

Equipo secundario:
Un médico cirujano
Un practicante
Un sanitario para sueros y tónicos
Un sanitario barbero

Equipo de clasificación:
Un médico
Un sanitario
Un cabo escribiente, encargado del registro de heridos y recogida de dinero y efectos.
Un sacerdote.

El cirujano ocupaba una posición privilegiada, derivada del sentir de la época y de su graduación militar, estando todo el restante personal del equipo subordinado a sus decisiones.

La esterilización, la anestesia, las curas y los cuidados postoperatorios son confiados a un personal especializado, pero en todo caso sigue y ejecuta las indicaciones del cirujano” (3).

San Sebastián
Un acontecimiento extraordinario en la historia de la cirugía y de la anestesia en la Guerra Civil, lo protagonizaron en San Sebastián en el Hospital militar General Mola un equipo de anestesistas ingleses y un cirujano americano que trabajaron para las tropas nacionales en un hospital de retaguardia de los frentes de Aragón, junto a un grupo de cirujanos y dentistas españoles.

San Sebastián contaba con unos excelentes “practicantes anestesistas” que además de hacer su trabajo en los centros donde trabajaban enseñaban su profesión a los nuevos médicos recién terminados. Ellos eran: Francisco Del Campo Benito, trabajó en el Hospital Civil San Antonio Abad y en la Clínica Martín Santos. Javier López de Pariza Michelena, que trabajó en la Clínica Martín Santos y Luis García Castro, que trabajó en la Clínica del Koro, Hospital de la Cruz Roja y en el Hospital Militar General Mola (3).

FOTO 20 Tres enfermeras de Sanidad Militar con los heridos, presenciando un desfile militar. San Sebastián, 1937

El cirujano americano de origen irlandés era el Dr. Joseph Eastman Sheehan (1885 – 1951), colaboró en la guerra civil española de 1936 a 1939. En esta guerra se utilizaron mucho en los combates, los sistemas defensivos de “trincheras” y “parapetos”, lo que junto a la munición empleada, y al uso de armas blancas, determinaron un tipo especial de heridas en la cara y cuello con lesiones muchas veces espeluznantes, que supusieron un reto para la anestesia y la cirugía de entonces. Una cita que se escribió en el New York Times, dramatizaba estos hechos:

Había tantas caras mutiladas en el ejército rebelde como había en el ejército británico al final de la primera Guerra Mundial”.

Los heridos de cara más frecuentes eran de metralla, realmente impresionantes. Estos pobres heridos de metralla en el rostro producían horror; verdaderos monstruos, sin cara; masa de carne y piel a piltrafas colgando, respirando con los ojos fuera de las órbitas por desaparición del macizo óseo de la cara; sin nariz ni labio; ni boca ni dientes; sin barbilla; con la lengua amoratada, hinchada, cayendo sobre el pecho. Llenos de moscas, soplando una espuma sanguinolenta, asfixiándose hay que imaginar que una inmensa hacha cortase de violento golpe lateral toda la cara”.

Esta tétrica exposición corresponde a la realidad de los hechos, y en el Hospital militar General Mola de San Sebastián, llegaron a contabilizarse 700 heridos de cara y cuello que demandaban una urgente solución a su problema facial para una incorporación digna a su vida futura. Ante esta situación apremiante es llamado el famoso cirujano americano Joseph Eastman, que ya en el año 1928 había sido invitado por el Rey Alfonso XIII para tratar ciertas secuelas en heridos de las campañas de Marruecos. El cirujano llegó a Burgos en septiembre de 1937 (3).

FOTO 21 Hijas de la Caridad, con las Damas de Sanidad Militar y soldados en las escaleras del Hospital Militar General Mola, 1940

HOSPITALES DE SANGRE EN LA GUERRA CIVIL EN GIPUZKOA 1936 - 1939

Hospital Civil “Generalísimo”.
Ayuntamiento de San Sebastián “José Antonio”
Hospital Cruz Roja. San Sebastián
Beasain
Villafranca de Oria
Hospital Cruz Roja. Tolosa
Hospital Sanjurjo. Tolosa
Noviciado Hermanos de la D. C. Irún
Hospital Cruz Roja. Irún
Colonia Navarra. Fuenterrabía
Asilo y Escuelas. Hernani
Beneficencia. Azpeitia
Grupo Escolar. Azcoitia
La Beneficencia. Vergara
Hospital de Alzola
Hospital Civil y Escuelas. Oñate
Balneario. Cestona (1)

FOTO 22 Ambulancia 1910. Ambulancia 1936. Ambulancia 1940 y 1950

AMBULANCIAS EN LA GUERRA CIVIL EN GIPUZKOA 1936 - 1939
Las Hijas de la Caridad, encargadas de las ambulancias
Tolosa. Cruz Roja nº 1. Sor Apolonia Sobrado
Tolosa. Cruz Roja nº 2. Sor Apolonia Sobrado
San Sebastián. Hospital Militar. Sor Isabel Fuster
San Sebastián. Cruz Roja. Sor Pilar Romeo
San Sebastián. Hospital Civil. Sor Francisca Jaúregui
San Sebastián. Hospital San Antonio Abad. Sor Filomena Coterón
San Sebastián. Hospital Cruz Roja. Sor Basilia Carrascosa
San Sebastián. Hospital Seminario. Sor Dolores Pucurull
San Sebastián. Hospital Municipal. Sor Carmen Ballester (1)

FOTO 23 Hijas de la Caridad con Enfermeras de la Cruz Roja de San Sebastián, 1927

HIJAS DE LA CARIDAD EN SAN SEBASTIÁN 1923 – 1983
Sor Silvina Pérez Alonso
Sor Urbana Lezaun Irigaray
Sor Purificación Rodríguez Fernández
Sor Lucila Azueta Yarza
Sor Milagros Ruiz Carrillo
Sor Generosa Gómez Ferreiro
Sor Dolores Suárez Hoyos
Sor Mercedes Bareciartúa y Benedicto
Sor Adela Iparraguirre y Zubieta
Sor Isabel Fuster Faer
Sor Estefanía del Olmo Ibañez
Sor Águeda Iriondo
Sor Valentina Lasaca Carazo
Sor Juana Izpúrua Belascoain
Sor Mercedes Campoamor Méndez Piedra
Sor Anunciación Ederra
Sor Victoria Arrechea Arrechea
Sor Teófila Ojer Sanz
Sor Brígida Uriarte Orbea
Sor Piedad Linuesa Romero
Sor María Tejada Careaga
Sor Carmen Rieste Abad
Sor Felicidad Fuertes Martínez
Sor Milagros Aparicio Gutiérrez
Sor Paulina Castilla Martínez
Sor Aurelia Forastieri Sánchez
Sor Petra Franco Gil
Sor Juana Sorrorain Amunarriz
Sor Juliana Egido Gómez
Sor Mª Antonia García Hernández
Sor Lucía Bilbao Rojas
Sor Pilar Pérez Alonso
Sor Orencia Simón Rodríguez
Sor Josefa Suquía Rezola
Sor Julia Gutiérrez Rábanos
Sor Mª Teresa Garmendia Odriozola
Sor Luisa García Martínez
Sor Teresa Sierra de la Calle
Sor Patrocinio Arias Álvarez
Sor Francisca Zurutuza Ayerbe
Sor Julia Ruiz de la Torre
Sor Carmen Herrero Serrano
Sor Brígida Hernández Bartolomé
Sor Patricia Martínez de Margarita
Sor Micaela Mendinueta Lacunza
Sor Mª Anunciación Ederra Dronda
Sor Emeteria García Rodríguez
Sor Mª Luisa Delgado Llorente
Sor Regina García Gutiérrez
Sor Catalina Blanco Fonturbe
Sor Dolores Suárez
Sor Jesusa Larreátegui Huidobro
Sor Jacinta Aizpúrua Oyarzabal
Sor Epifania Argárate Echeverría
Sor Mª Teresa Thomen Zubialde
Sor Ángela Baquedano Churía
Sor Julia Hernández Hierro
Sor Ángela Velasco Santiesteban
Sor Mª Felipa de la Cruz Segoviano
Sor Vicenta Arca Lima
Sor Julia Larrión Gastón
Sor Victoria Olalde Urdaneta
Sor Manuela Romeo García
Sor Consuelo Ortega Aragón
Sor Mª del Carmen Arnáiz Manrique
Sor Alfonsa Peinado López
Sor Coronación Apellániz Ramos
Sor Tránsito Vega López
Sor Justiniana Delgado Ruiz
Sor Mª Del Carmen García Pérez
Sor Amparo Encarnación Galán Iglesias (1)



FOTO 24 Hija de la Caridad en el laboratorio del Hospital Militar General Mola de San Sebastián, 1943

Fotografías
Fotos cedidas por Isabel Ruiz de Arcaute Alustiza
Vicente Martin. Fotocar. Fototeka Kutxa
Pascual Marin. Marin
Fototeka Kutxa
Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl

FOTO 25 Autoridades civiles y militares con las Hijas de la Caridad y las Damas de Sanidad Militar, San Sebastián 1945

Bibliografía
1.- Las Hijas de la Caridad en los Hospitales Militares. Sevilla, 2006
2.- Panorama Sanitario de San Sebastián 1900 – 1960. “Clínicas en la monarquía donostiarra”. 22 de octubre de 2004
3.- Historia de una Escuela que se convirtió en Hospital. Hospital Militar General Mola de San Sebastián. Publicado el domingo día 8 de enero de 2012
4.- Carmen Resines, Primera Concejal de España y de San Sebastián. Dama de la Cruz Roja. Publicado el lunes día 12 de marzo de 2018. Manuel Solórzano Sánchez. Artículo 824.
5.- Pioneras Políticas. Carmen Resines y Josefina Olóriz. Primeras Concejalas Donostiarras. Primeras Concejales de España. Damas Enfermeras de la Cruz Roja. Publicado el viernes día 8 de marzo de 2019. Manuel Solórzano Sánchez. Artículo 871.

Autor:
Manuel Solórzano Sánchez
Osakidetza, Hospital Universitario Donostia, Servicio de Traumatología, Donostia, Gipuzkoa.
Graduado en Enfermería
Insignia de Oro de la Sociedad Española de Enfermería Oftalmológica 2010. SEEOF
Miembro de Enfermería Avanza
Miembro de Eusko Ikaskuntza / Sociedad de Estudios Vascos
Miembro de la Red Iberoamericana de Historia de la Enfermería
Miembro de la Red Cubana de Historia de la Enfermería
Miembro Consultivo de la Asociación Histórico Filosófica del Cuidado y la Enfermería en México AHFICEN, A.C.
Miembro no numerario de la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País. (RSBAP)
Académico de número de la Academia de Ciencias de Enfermería de Bizkaia – Bizkaiko Erizaintza Zientzien Akademia. ACEB – BEZA
Insignia de Oro del Colegio Oficial de Enfermería de Gipuzkoa 2019

2 comentarios:

José María dijo...

Impresionante.
No se lo agradecerá apenas nadie y menos los actuales Ejércitos, pero pido a Dios se lo pague.
José María Manrique
Cor. Artª (retirado)

Mario Oteo dijo...

Buscando a mi padre, Mario Félix Oteo Abregú; herido con 8 disparos... fué dado de alta en 1938 del Hospital San Sebastián... perteneciente al Regimiento 29 de Zaragoza... tengo la necesidad de encontrarlo, ya que se suicidó en 1965 , cuando yo tenia apenas 9 años... y desconozco las cirscuntancias de como fué herido