Estaba
ubicado en el Paseo del Duque de Mandas número 2 de San Sebastián, hoy son los
juzgados de San Sebastián en la Plaza Teresa de Calcuta número 1.
Tenemos
noticias de un Hospital Militar en San Sebastián, creado en el año 1717, una
vez terminada la Guerra de la Independencia. Fue esta una época en que
proliferaron pequeños hospitales militares a petición de los Coroneles
haciéndose eco del clamor de la tropa, preocupados ante la idea de tener que
trasladar a enfermos a varias lenguas de distancia, en las condiciones en que
estaban los caminos y transportes en aquellos momentos.
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1 Hospital Militar General Mola de San Sebastián
Generalmente
estos hospitales generaban problemas financieros, debido a lo cual fueron
suprimidos muchos a los pocos años, entre ellos, el de San Sebastián, que dejó
funcionar el 29 de noviembre de 1741.
En
la segunda mitad del siglo XVIII se optó generalmente por aprovechar los
hospitales civiles que había en toda ciudad de importancia, pagando un tanto
por estancia.
En
San Sebastián el Hospital Militar fue ocupando diversos lugares: Convento de
San Francisco, la Cárcel, Santa María, Convento de San Bartolomé, la Casa Lonja
y la Misericordia vieja (1817 – 1845).
Finalmente
la ciudad pudo contar con un amplio y suntuoso edificio: las antiguas Escuelas
de Atocha, estrenando a finales de 1936 como Hospital Militar.
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2 Vista aérea del Hospital Militar General Mola de San Sebastián 1960
Presencia de las
Hermanas de la Caridad
Las
Hijas de la Caridad se hicieron cargo de este Hospital Militar en el mes de
junio de 1923. La encargada de la Comunidad fue Sor Concepción Paradela, del
Asilo de San José de esta ciudad, hasta que el mes de diciembre de 1923 llegó
con el oficio de Hermana Sirviente Sor Silvina Pérez Alonso.
Firma
la Contrata el Director de las Hijas de la Caridad, Padre Joaquín Atienza. El
número de Hermanas solicitado fue de siete hasta el mes de agosto de 1925, en
cuya fecha se pidió una más. Este número fue creciendo según necesidades, así
en 1938 llegaron a doce.
El
número de camas disponibles también fue aumentando. Si en el año 1929 era de
60, en 1938 había subido a 350 camas.
Al
estallar el Movimiento Nacional en 1936, la Comunidad estaba constituida por
siete Hermanas. Continúa de Hermana Sirviente Sor Isabel Fuster Faer. San
Vicente de Paul llegó a decir de la Hermana Sirviente que “todo el bien y todo
el mal de la casa, depende de la Hermana Sirviente”, era como la Madre
Superiora. Durante dos meses el Hospital estuvo en manos de los republicanos,
hasta el día 13 de septiembre de 1936, día que fue conquistada la ciudad por
los nacionales.
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3 Hija de la Caridad con Damas de Sanidad Militar y autoridades, 1937
Durante
estos meses las Hermanas continúan sin problemas con su actividad, eso sí,
desbordada, pues el trabajo aumenta considerablemente. Fueron respetadas,
pudieron continuar con su Hábito y participar todos los días en la Santa Misa y
recibir la Sagrada Comunión. A pesar de todo, en palabras de Sor Isabel Fuster
“aunque no nos molestaban en nada, el corazón lo teníamos siempre en un hilo.
El
Hospital entonces estaba instalado en Aldapeta, frente al Colegio de los
Marianistas. Estos fueron expulsados por los republicanos y el Colegio quedó
también constituido en Hospital. Las Hermanas atendían a ambos con la ayuda de
las Hermanas de otras casas de la ciudad.
En
1939 se entrega el Colegio a sus dueños, y se traslada el Hospital al Grupo
Escolar de Atocha “Escuelas Municipales y de Comercio”. En él se colocaron 350
camas, siempre ocupadas.
Formaban
la Comunidad 10 Hermanas en 1936. Desde el principio, el Comandante Dr. Martín
Santos, considerando un deber el asistir a los soldados en los Hospitales del
Frente, formó un Equipo compuesto de dos médicos, un practicante, una Hermana
de la Caridad de su Clínica, otra de este Hospital y tres enfermeras. Sale este
Equipo en el mes de octubre y no regresa hasta la terminación de la Guerra. Quedan,
por tanto sólo 9 Hermanas.
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4 Tres heridos con una Hija de la Caridad. Hospital Militar General Mola, 1937
Escribe
una Hermana:
“Desde
esta fecha hasta la toma de Bilbao, fueron unos meses de indecible trabajo, que
solo con una gracia especial de Dios lo pudimos sobrellevar. Más de 48 horas de
trabajo ininterrumpido. Así lo comprendieron nuestras buenísimas Hermanas de la
Caridad de las diversas casas de San Sebastián, y las de Santurce que se
encontraban aquí, e inmediatamente se prestaron a colaborar con nosotras,
ayudándonos de día y de noche, ayuda que jamás agradeceremos bastante. Gracias
también a las muchas y buenas señoritas que trabajaron con verdadero celo.
Durante
la guerra pasan por el Hospital numerosas Hermanas que habían huido a Francia
desde la España Republicana y en cuanto les es posible atraviesan la frontera.
Como había mucha necesidad de Hermanas, se las destinaba al frente o a los
Hospitales. Generalmente están de paso, pero algunas permanecen incluso hasta
después de concluida la guerra.
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5 El Servicio de Cirugía plástica del Hospital de Carabanchel 1940. El Capitán
José Sánchez Galindo (sentado en el centro) que contaba con la colaboración de
su hermano Alfredo Sánchez Galindo (militarizado en aquellos años, de pie a la
derecha), del Dr. Mauro (de pie a la izquierda) y del Practicante Militar
Pijuán (sentado a la derecha), y con la inestimable labor de Sor Faustina.
En
el Hospital de San Sebastián comenzó a funcionar el primer servicio de Cirugía Plástica y maxilo-facial, tanto en el
medio militar como en el civil. Se creó a finales de 1938, siendo el Jefe del
mismo el entonces Capitán Médico José
Sánchez Galindo. Este servicio se trasladó en abril de 1940 a Madrid, instalándose
en el denominado Hospital de Vista Alegre, y posteriormente en el Hospital
Militar de Carabanchel, que en fecha del traslado estaba en reconstrucción,
debido a los daños sufridos durante la guerra civil en 1936. Junto con el
doctor Sánchez Galindo se trasladaron desde San Sebastián el Teniente Practicante Pijoan y Sor Francisca Horcajo.
Justificó
la creación de esta especialidad el gran contingente de enfermos, en tiempos de
la guerra y primeros años de la posguerra, que dio gran número de mutilaciones,
especialmente en la cara y miembros, secuelas traumáticas y quemados. Ello
justifica cumplidamente la existencia del servicio y aún más la necesidad
indispensable de su enseñanza y reeducación.
El
Hospital General Mola de San Sebastián es, en este tiempo, uno de los mejores
hospitales montados en este sentido. Además de su magnífico quirófano, rayos X,
laboratorios, farmacias, etc. Posee los mejores gabinetes de reeducación,
recuperación, fisioterapia, instituto de estética, y gabinete dental. Con
Hermanas de la Caridad en cada uno de estos Departamentos.
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6 Heridos y enfermos con una Hija de la Caridad y dos Damas de Sanidad Militar.
Hospital Militar General Mola, 1937
Al
gabinete de odontología acuden también soldados de los cuarteles y Hospitales
de la capital y de la provincia.
Además
de las 350 camas, siempre ocupadas con heridos y mutilados de guerra, dependen
del Hospital y a él pertenecían entonces, otros 500 heridos y mutilados que
viven en un hotel o pensiones, o en sus casas, y acuden diariamente al gabinete
de reeducación, para curarse y rehacerse. El ser un Establecimiento de
convalecencia y recuperación, explica el ambiente de juvenil alegría que allí
se respira.
Durante
la guerra, el Hospital contó con dos buenos y celosos capellanes, el Padre
Rafael Artola y el Padre Jesús que era capuchino. El Padre Carballo, Cm. M.,
les dio durante un tiempo conferencias semanales, quedando muy satisfecho de la
atención y buena acogida de los soldados.
Existió
también en el Hospital un Centro de Acción Católica compuesto por soldados
enfermos y heridos de cirugía, con su local de reuniones, círculos de estudios
semanales, visita al Santísimo todas las noches después de la cena, etc. Eran
jóvenes muy ejemplares.
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7 Hijas de la Caridad, con las Damas de Sanidad Militar y soldados en las
escaleras del Hospital Militar General Mola, 1940
En
la década de los cuarenta, el Hospital continúa con el mismo trabajo
desbordante, sin disminuir en nada los heridos por estar destinado a recuperación.
El gobierno lo nombra como uno de los cinco Centros de Recuperación que quedan
en España, funcionan tres Equipos: Cirugía general, Estética y Recuperación.
Los
servicios que llevan las Hermanas de la Caridad en la década de los setenta
son: oficiales, laboratorio, cirugía, señoras, rayos X, quirófano, cocina,
medicina y lavadero.
En
1976 el Teniente Coronel Médico Fernando
Pérez Iñigo Quintana expresa a Sor Ana María Jiménez, Visitadora de la
Provincia Canónica de San Sebastián su preocupación por el reducido número de
Hermanas de la Caridad que trabajan en el Hospital y éstas en su mayoría son
mayores o están enfermas. Dice ser un número insuficiente para hacer un
servicio eficaz. Manifiesta querer mucho a las Hermanas mayores, ya que han
dado su vida en servicio de los enfermos y heridos, pero pide renovar algo la
plantilla.
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8 Fernando Pérez Iñigo Quintana, fue profesor de la 1ª Promoción de Ayudantes
Técnicos Femeninos de San Sebastián en la Residencia Sanitaria Nuestra Señora
de Aranzazu, 1964
La
Comunidad de 12 Hermanas de la Caridad, se mantiene en este número durante
algunos años, pero algunas de ellas ya jubiladas. Poco a poco va descendiendo,
quedando solo ocho Hermanas de la Caridad en 1980, siete en 1981 y seis en
1982.
Las
Hermanas de la Caridad siguen atendiendo a los soldados enfermos con actitud de
fe, humildad, sencillez, servicialidad y amor, y siempre con afán de superación
y competencia profesional, y adaptación a los nuevos tiempos. Tienen como punto
de partida el conocimiento de la realidad, la búsqueda en común de prioridades
apostólicas y la aceptación de las iniciativas de los que trabajan con ellas,
teniendo siempre espíritu de colaboración, buscando que el enfermo sea
beneficiado. Estos y otros compromisos expresan en su Proyecto Comunitario del
4 de abril de 1979.
Además
de la atención espiritual a los enfermos, según costumbre en estos hospitales,
las Hermanas de la Caridad colaboran con la Parroquia, en grupos de pastoral de
enfermos y en otros movimientos apostólicos. En octubre de 1980 inician un
Dispensario de Cáritas totalmente gratuito y fuera de casa, con una asistencia
al mismo muy numerosa.
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9 Hijas de la Caridad, con personal subalterno en el Hospital Militar General
Mola, 1936
A
la solicitud de la Hermana Sor Carmen García, con fecha cuatro de julio de
1977, el Obispado, el siete de julio del mismo año, concede a dicha Hermana y a
la Hermana que la sustituya, permiso canónico para poder hacer la Exposición
Menor del Santísimo los domingos y días de fiesta en ausencia del capellán.
En
escrito con fecha dieciséis de mayo de 1978 firmado por Sor Carmen García como
Hermana de la Caridad y Francisco Garmendia Aguirrezabalaga, capellán
castrense, solicitan permiso para, cuando no sea visible la presencia inmediata
del capellán o de otro sacerdote, poder administrar la Sagrada Comunión, la
Hermana Carmen y quien la sustituya en su ausencia.
Permiso
concedido en escrito firmado por el Vicario General de la Diócesis el día siete
de junio de 1978, autorizando a Sor Carmen García Pérez, a Sor Teresa Tomé y a
Sor Lucía Bilbao para administrar la Sagrada Comunión, en ausencia del
capellán.
Últimos Años del
Hospital
Al
terminar la década de los setenta, el índice de ocupación del Hospital militar
desciende considerablemente. En el año 1980 de las 200 plazas del
establecimiento militar, están ocupadas de 70 a 80 camas y en 1981, el índice
de ocupación se sitúa entre 40 a 50. En 1982 desciende a 16 plazas ocupadas.
Todo hace presagiar que al Hospital Militar le queda poco tiempo de
funcionamiento.
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10 Heridos y convalecientes de la guerra en el Hospital Militar General Mola de
San Sebastián, 1936
Con
fecha 16 de abril de 1983, Sor Esther Lezaun, entonces Visitadora, comunica al
Obispo de San Sebastián la supresión de la Comunidad de las Hijas de la Caridad
del Hospital Militar de San Sebastián.
El
hecho se ha producido, dice, de modo súbito al ordenarse el 28 de marzo de
1983, por la autoridad militar, el desalojo total del inmueble en 48 horas. Se
traspasa el edificio, propiedad del Ministerio de Defensa, al Ministerio del
Interior para dedicarlo a Cuartel de la Policía Nacional. Ello precipitó el
acontecimiento y urgió e cumplimiento de la Disposición.
La
Comunidad de las Hermanas de la Caridad, cesa en sus servicios el día 31 de
marzo de 1983. Era entonces la Hermana superiora Sor María Teresa Garmendia
Odriozola, cargo que ocupaba desde el 21 de octubre de 1982.
Desde
el año 1923 en que se hizo cargo del Hospital la Comunidad de Hermanas de la
Caridad, hasta 1983 han pasado 60 años de entrega y dedicación al servicio de
los soldados enfermos y heridos de tantas Hijas de la Caridad que han ido
prodigando sus cuidados maternales a los enfermos, aun en momentos duros y
difíciles. Siempre agradecidas a las Autoridades Militares de quienes han
recibido tantas atenciones y delicadezas, y con quienes han colaborado siempre
en perfecta armonía, buscando el bien de los más necesitados (1).
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11 Damas de Sanidad Militar, soldados, autoridades militares y Arzobispo en las
escaleras del Hospital Militar General Mola de San Sebastián, 1940
Menciono
brevemente al Hospital Militar General Mola, ubicado en el Grupo de
Escuelas Municipales inspirado por la República y que contó como cirujanos y
Directores a los Doctores Leandro Martín Santos, Manuel Cárdenas y Fernando
Pérez Iñigo hoy en Madrid y con graduación de General. Al no ser San Sebastián
cabeza de Región Militar, su hospital no pasaba de ser un centro de acogida de
las urgencias médicas que se presentasen en la guarnición. 1936 – 1983 (2).
Reseña breve del
Hospital Militar General Mola de San Sebastián
Por
haber estado bajo la jurisdicción militar, hay pocos datos sobre el edificio
del paseo Duque de Mandas. Fue construido, al parecer hacia 1911, como local
para Escuelas Municipales. Todavía hay veteranos donostiarras que recuerdan sus
grandes aulas y hasta el olor de aquel colegio que dirigió Pedro Cormenzana,
educador que cuenta con una calle dedicada en Tolaregoya. El amplio inmueble,
cuya arquitectura recuerda a los palacios meridionales con elementos de piedra
enmarcando puertas y ventanas, también albergaría durante varios años en su
planta superior a la Escuela de Comercio (3).
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12 Hijas de la Caridad y Damas de Sanidad Militar delante del Corazón de Jesús
en el Hospital Militar General Mola de San Sebastián, 1940
En
la guerra civil cuando por comprensibles exigencias fue reclamado como hospital
de campaña donde curaron sus heridas y dolencias numerosos guipuzcoanos. Además
se convirtió en centro quirúrgico. Algunos de sus directores fueron los Dres.
Comandante Tomás Larrosa, Leandro Martín Santos, Manuel
Cárdenas y el General Fernando Pérez Iñigo, cirujanos todos ellos
menos el primero.
El
primer Ayuntamiento de mayoría republicana al final de la monarquía, le
traspasó el nuevo edificio de las Escuelas Municipales a Hospital militar
General Mola para las urgencias del centro de acogida de los heridos. En la
postguerra, el centro mantendría su función sanitaria, ya como Hospital Militar
General Mola y funcionó desde 1936 hasta 1983 que se cerró (3).
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13 Hijas de la Caridad, con las Damas de Sanidad Militar y soldados en las
escaleras del Hospital Militar General Mola, 1940
En
1937 se celebró en el Hospital Militar General Mola el Primer Cursillo de
Enfermeras Voluntarias de Sanidad Militar.
Con
asistencia del Excelentísimo Señor Coronel Gobernador militar de la plaza;
Excelentísimo señor Gobernador Civil, Comandante de Marina, Presidente de la
Diputación, Alcalde de San Sebastián, Jefe de Estado Mayor, Inspector
Provincial de Sanidad, Director y personal sanitario, doctor Miguel Kutz,
médicos civiles encargados de la asistencia en el Hospital Militar y damas e
Hijas de la Caridad, se ha procedido al reparto de Diplomas del Curso de
enfermeras y entrega de insignias del mismo. Previas unas palabras de
explicación, pronunciadas por el Comandante Médico, Director del Hospital Tomás
Larrosa, el coronel Alfonso Velarde repartió los diplomas e insignias a las 200
nuevas damas enfermeras. Al terminar el acto, dirigió unas hermosas frases
concluyendo con un entusiasta ¡Viva España!, que fue calurosa y unánimemente
respondido. (Diario Vasco 1937).
En
otro artículo encontrado en la prensa del Diario Vasco el 16 de Mayo de 1939
decía así: A LAS DAMAS ENFERMERAS
RESIDENTES EN SAN SEBASTIAN
Siendo
insuficientes el número de las enfermeras que actualmente atienden en los
Hospitales Militares a los que tan abnegadamente se han sacrificado por Dios y
por España, se ruega a las Damas enfermeras residentes en San Sebastián acudan
a cumplir su patriótico y caritativo deber. La inspectora delegada, Carmen Resines (4 y 5).
San
Sebastián antes de la guerra civil
Hasta
1936 la medicina guipuzcoana y la enfermería vivió un período especialmente
brillante y, a pesar de contar con escasos medios, Gipuzkoa fue pionera en muchas
iniciativas médico-sanitarias. El Colegio de Practicantes se crea en
1904, anteriormente se reunían los mismos para solucionar los problemas de “La
Clase”, sobre todo de intrusismo que se daban en la provincia.
FOTO 14 Hija de la Caridad y Dama de Sanidad Militar
con convalecientes en el Hospital Militar General Mola de San Sebastián, 1937
El Dr. Juan José Celaya
apostó fuerte por el movimiento de la colegiación,
logrando que en 1899 se constituyera la Junta de Gobierno del Colegio de
Médicos de Gipuzkoa. El Colegio inicialmente contó con 25 médicos. Un año más
tarde la gran mayoría de los médicos de Gipuzkoa, a excepción de ocho médicos
civiles y dos militares, estaban colegiados. En 1916, el Colegio puso en marcha
la Academia
Médico-Quirúrgica y
comenzó a publicar la revista Guipúzcoa Médica. Entre los nombres propios de la vida médica
guipuzcoana cabe destacar, entre otros, al reputado tisiólogo Emiliano Eizaguirre, responsable de la lucha contra la tuberculosis
hasta que en 1934, se involucró el Estado. Los doctores Luis Ayestarán
y Benigno Oreja
vieron la necesidad de crear un centro
específico contra el cáncer independiente del Hospital San Antonio Abad de
Manteo. Así, en 1933 se inauguró el Instituto Radio-Quirúrgico de Gipuzkoa.
Profesional destacado del Hospital San Antonio Abad
fue el Dr. José
Beguiristain que,
además de en la revista Guipúzcoa Médica, publicó en la Revista Española de la Medicina.
Otra figura que trascendió los límites de Gipuzkoa fue la del médico
donostiarra D. Luis Urrutia.
FOTO 15 Dama de Sanidad Militar hablando con un
soldado. Damas de Sanidad Militar con el carro de curas. Hospital Militar
General Mola de San Sebastián, 1938
San Sebastián fue declarada la primera ciudad de
España en cuanto a higiene. Los
motivos para ello fueron, entre otros, que el Ayuntamiento propició el laboratorio químico
municipal y la
asistencia médica a través de la Casa de Socorro
Municipal. Años más tarde, en 1925,
creó el Instituto Municipal
de Higiene. La higiene pública en
Gipuzkoa se concretó, además, en la creación de las estaciones sanitarias de
Irún y del Puerto de Pasajes. Además, para atender a quienes por falta de
recursos económicos no podían contar con nodriza se contaba con la Gota de Leche
y, por su parte, para resolver el grave
problema de los niños abandonados, se puso en funcionamiento la Casa Cuna de
Fraisoro, en Zizurkil.
A este abanico de servicios había que añadir las clínicas privadas
repartidas por la capital, Tolosa, Irún
y Eibar principalmente, además de otras instituciones como el Hospital de la Cruz
Roja; la Casa de la
Maternidad; la Casa de Salud de
Santa Agueda en
Mondragón, y centros de beneficencia como la Casa de Misericordia; el Asilo Matía; o el Dispensario Santa Isabel.
HOSPITAL MILITAR
GENERAL MOLA DE SAN SEBASTIÁN
Como en cualquier otro conflicto bélico, durante la
guerra civil 1936 a 1939 la atención de las personas heridas en los combates,
civiles y sobre todo militares, supuso un reto para los servicios sanitarios.
En esas circunstancias, todo el personal sanitario fue militarizado. Como pese a
todo; era insuficiente, se formaron a marchas forzadas, en muchas ocasiones con
mínimos conceptos, a numerosos civiles, especialmente mujeres. Médicos,
practicantes, enfermeras, Damas enfermeras y auxiliares de la Cruz Roja, Damas
de Sanidad Militar etc. prestaron sus servicios en los equipos quirúrgicos de
los hospitales de primera línea y en los de retaguardia; así como también en
los buques-hospitales, trenes-hospitales, hospitales móviles y hospitales de
sangre.
FOTO 16 Damas de Sanidad Militar y ambulancia en el
patio del Hospital Militar General Mola de San Sebastián, 1938
En estos equipos quirúrgicos trabajaron también “anestesistas que entonces eran
practicantes”, enfermeras
o estudiantes de medicina, bajo la supervisión directa del cirujano, que con
unos medios totalmente precarios, realizaron una importante labor asistencial y
humanitaria. Es muy poco lo que se ha escrito hasta el momento actual sobre la
medicina, la enfermería y la cirugía en la Guerra Civil. Pero todavía fue mucho
menos lo escrito sobre el interesante capítulo de la anestesia en la Guerra
Civil, siendo prácticamente desconocido casi todo lo relacionado con esta
cuestión en aquellas enfermerías quirúrgicas, muchas veces improvisadas, con
una cantidad enorme de heridos y con apenas medios técnicos.
El herido de guerra
El herido de guerra es un enfermo muy peculiar y
complejo, con lesiones de todo tipo, debido a proyectiles, trozos de metralla,
onda expansiva (blast síndrome), arma blanca, aplastamiento (crush síndrome),
quemaduras y congelaciones. El conflicto armado español se caracterizó también
por la lucha de trincheras, lo que comportó una gran cantidad de heridas en la
cabeza y la cara, con destrozos muchas veces totalmente rutilantes, debido al
estallido de obuses.
FOTO 17 Soldados heridos con Dama de Sanidad
Militar. Hospital Militar General Mola de San Sebastián, 1937
Por otra parte, el herido de guerra, está sometido a
estrés continuado, con alimentación deficitaria y normalmente sin descanso. El
gran riesgo de sus heridas se vio muchas veces complicado debido a las
dificultades de evacuación desde el lugar del accidente al puesto de socorro o
al hospital de primera línea. El dolor, el shock, la hemorragia y la infección,
especialmente por clostridium, eran los fantasmas que acompañaban y complicaban
a los heridos durante toda la guerra.
Además de las características especiales de estos
heridos, había que añadir que lo habitual era un gran problema relacionado con
la asistencia sanitaria al herido de guerra, fue que en ocasiones la afluencia
masiva de enfermos y heridos desbordaba todas las previsiones, creando un auténtico
caos, como ocurrió en el Hospital Griñón, donde en tan sólo 20 días trataron
más de 11.000 heridos procedentes de la batalla de Brunete, o en el Hospital Militar General Mola de
San Sebastián, que llegó a
tener, en un momento dado, 700 heridos graves de cara y cuello, procedentes de
los frentes de Aragón.
FOTO 18 Soldados heridos con Dama de Sanidad Militar
e Hija de la Caridad. Hospital Militar General Mola de San Sebastián, 1937
En un principio la organización sanitaria fue un
auténtico caos, tanto en un bando como en el otro; pero de una manera
particular se hizo notar más en el republicano, debido a la práctica
desaparición de los mandos militares. Se organizaron cursillos acelerados para
médicos y enfermeras. Fue famoso el curso que se realizó en 1938 sobre cirugía
maxilofacial en el Hospital
militar General Mola de San Sebastián. En general el organigrama de los servicios quirúrgicos fue
prácticamente el mismo en ambos bandos combatientes. Cada batallón (unidad
militar de 1.000 hombres dividida entre dos y seis compañías y mandada por un
coronel o un teniente coronel), disponía de un puesto de socorro en el que
había un médico, un practicante, camilleros y acemileros, con una dotación
mínima de material y medicamentos. Situados inmediatamente detrás de las líneas
de fuego, servían de enlace entre estas y los hospitales de sangre, donde
actuaban los equipos quirúrgicos más o menos organizados y con dotación muchas
veces escasa y deficiente.
FOTO 19 En el quirófano, enfermeras, Damas de Sanidad
Militar e Hija de la Caridad, dos doctores y el practicante anestesista en el
Hospital Militar General Mola de San Sebastián, 1938
El Dr. Gómez
Durán “Consideramos
totalmente insuficiente el personal que constituía la inmensa mayoría de los
equipos de la Gran Guerra: un cirujano, un ayudante, un anestesista y dos
enfermeros o enfermeras especializadas”. Para el mismo médico la
organización adecuada de un equipo quirúrgico sería la siguiente: “Partiendo de
la unidad fundamental Equipo, cuya constitución debe estar reducida a un mínimo
de personas necesario, pero eficiente: un cirujano jefe; un ayudante entrenado
y que actúa al propio tiempo de radiólogo, con un aparato portátil tipo
Philips; un segundo ayudante, que actúa con un practicante como Equipo auxiliar
para clasificación y practicar transfusiones; un anestesista
practicante con gran
experiencia en anestesia; porque juzgamos que el secreto es algo que depende de
“cogerle el tiento”, a aparte que el practicante que no sabe, ni le interesa la
técnica quirúrgica, no se entretiene en la marcha de la operación, como ocurre
con frecuencia a los médicos. Dos enfermeras o hermanas con hábitos quirúrgicos
bien controlados. Sanitarios, uno dedicado a la esterilización exclusivamente;
dos a sueros e inyectables de todas las clases, para la preparación de heridos;
otro escribiente; otro barbero; otros cinco de servicios en las clínicas. Total
3 médicos, dos practicantes, dos enfermeras, diez sanitarios”.
Del equipo quirúrgico del VIII Cuerpo del Ejército
de Galicia decía el Dr. Gómez Durán: “Evidentemente el jefe, ayudante y
anestesista han de ser tres elementos que hayan trabajado juntos y se hayan
compenetrado mutuamente”.
Este equipo ideal, su organigrama sería:
Equipo principal:
Cirujano Jefe
Cirujano ayudante
Practicante anestesista
Enfermera instrumentista
Enfermera del material
Sanitario de inyecciones.
Equipo secundario:
Un médico cirujano
Un practicante
Un sanitario para sueros y tónicos
Un sanitario barbero
Equipo de clasificación:
Un médico
Un sanitario
Un cabo escribiente, encargado del registro de
heridos y recogida de dinero y efectos.
Un sacerdote.
El cirujano ocupaba una posición privilegiada,
derivada del sentir de la época y de su graduación militar, estando todo el
restante personal del equipo subordinado a sus decisiones.
“La esterilización, la anestesia, las curas y los
cuidados postoperatorios son confiados a un personal especializado, pero en
todo caso sigue y ejecuta las indicaciones del cirujano” (3).
San Sebastián
Un acontecimiento extraordinario en la historia de
la cirugía y de la anestesia en la Guerra Civil, lo protagonizaron en San
Sebastián en el Hospital
militar General Mola un equipo de
anestesistas ingleses y un cirujano americano que trabajaron para las tropas
nacionales en un hospital de retaguardia de los frentes de Aragón, junto a un
grupo de cirujanos y dentistas españoles.
San Sebastián contaba con unos excelentes “practicantes anestesistas” que además de hacer su trabajo en los centros
donde trabajaban enseñaban su profesión a los nuevos médicos recién terminados.
Ellos eran: Francisco
Del Campo Benito, trabajó en
el Hospital Civil San Antonio Abad y en la Clínica Martín Santos. Javier López de Pariza Michelena, que trabajó en la Clínica Martín Santos y Luis García Castro, que trabajó en la Clínica del Koro, Hospital de la
Cruz Roja y en el Hospital Militar General Mola (3).
FOTO 20 Tres enfermeras de Sanidad Militar con los
heridos, presenciando un desfile militar. San Sebastián, 1937
El cirujano americano de origen irlandés era el Dr. Joseph Eastman Sheehan (1885 – 1951), colaboró en la guerra civil española
de 1936 a 1939. En esta guerra se utilizaron mucho en los combates, los
sistemas defensivos de “trincheras” y “parapetos”, lo que junto a
la munición empleada, y al uso de armas blancas, determinaron un tipo especial
de heridas en la cara y cuello con lesiones muchas veces espeluznantes, que
supusieron un reto para la anestesia y la cirugía de entonces. Una cita que se
escribió en el New York Times, dramatizaba estos hechos:
“Había tantas caras mutiladas en el
ejército rebelde como había en el ejército británico al final de la primera
Guerra Mundial”.
“Los heridos de cara más frecuentes eran de
metralla, realmente impresionantes. Estos pobres heridos de metralla en el
rostro producían horror; verdaderos monstruos, sin cara; masa de carne y piel a
piltrafas colgando, respirando con los ojos fuera de las órbitas por
desaparición del macizo óseo de la cara; sin nariz ni labio; ni boca ni dientes;
sin barbilla; con la lengua amoratada, hinchada, cayendo sobre el pecho. Llenos
de moscas, soplando una espuma sanguinolenta, asfixiándose hay que imaginar que
una inmensa hacha cortase de violento golpe lateral toda la cara”.
Esta tétrica exposición corresponde a la realidad de
los hechos, y en el Hospital militar General Mola de San Sebastián, llegaron a
contabilizarse 700 heridos de cara y cuello que demandaban una urgente solución
a su problema facial para una incorporación digna a su vida futura. Ante esta
situación apremiante es llamado el famoso cirujano americano Joseph Eastman,
que ya en el año 1928 había sido invitado por el Rey Alfonso XIII para tratar ciertas secuelas en heridos de las
campañas de Marruecos. El cirujano llegó a Burgos en septiembre de 1937 (3).
FOTO 21 Hijas de la Caridad,
con las Damas de Sanidad Militar y soldados en las escaleras del Hospital
Militar General Mola, 1940
HOSPITALES DE SANGRE EN
LA GUERRA CIVIL EN GIPUZKOA 1936 - 1939
Hospital
Civil “Generalísimo”.
Ayuntamiento
de San Sebastián “José Antonio”
Hospital
Cruz Roja. San Sebastián
Beasain
Villafranca
de Oria
Hospital
Cruz Roja. Tolosa
Hospital
Sanjurjo. Tolosa
Noviciado
Hermanos de la D. C. Irún
Hospital
Cruz Roja. Irún
Colonia
Navarra. Fuenterrabía
Asilo
y Escuelas. Hernani
Beneficencia.
Azpeitia
Grupo
Escolar. Azcoitia
La
Beneficencia. Vergara
Hospital
de Alzola
Hospital
Civil y Escuelas. Oñate
Balneario.
Cestona (1)
FOTO
22 Ambulancia 1910. Ambulancia 1936. Ambulancia 1940 y 1950
AMBULANCIAS EN LA GUERRA
CIVIL EN GIPUZKOA 1936 - 1939
Las
Hijas de la Caridad, encargadas de las ambulancias
Tolosa.
Cruz Roja nº 1. Sor Apolonia Sobrado
Tolosa.
Cruz Roja nº 2. Sor Apolonia Sobrado
San
Sebastián. Hospital Militar. Sor Isabel Fuster
San
Sebastián. Cruz Roja. Sor Pilar Romeo
San
Sebastián. Hospital Civil. Sor Francisca Jaúregui
San
Sebastián. Hospital San Antonio Abad. Sor Filomena Coterón
San
Sebastián. Hospital Cruz Roja. Sor Basilia Carrascosa
San
Sebastián. Hospital Seminario. Sor Dolores Pucurull
San
Sebastián. Hospital Municipal. Sor Carmen Ballester (1)
FOTO
23 Hijas de la Caridad con Enfermeras de la Cruz Roja de San Sebastián, 1927
HIJAS DE LA CARIDAD EN
SAN SEBASTIÁN 1923 – 1983
Sor
Silvina Pérez Alonso
Sor
Urbana Lezaun Irigaray
Sor
Purificación Rodríguez Fernández
Sor
Lucila Azueta Yarza
Sor
Milagros Ruiz Carrillo
Sor
Generosa Gómez Ferreiro
Sor
Dolores Suárez Hoyos
Sor
Mercedes Bareciartúa y Benedicto
Sor
Adela Iparraguirre y Zubieta
Sor
Isabel Fuster Faer
Sor
Estefanía del Olmo Ibañez
Sor
Águeda Iriondo
Sor
Valentina Lasaca Carazo
Sor
Juana Izpúrua Belascoain
Sor
Mercedes Campoamor Méndez Piedra
Sor
Anunciación Ederra
Sor
Victoria Arrechea Arrechea
Sor
Teófila Ojer Sanz
Sor
Brígida Uriarte Orbea
Sor
Piedad Linuesa Romero
Sor
María Tejada Careaga
Sor
Carmen Rieste Abad
Sor
Felicidad Fuertes Martínez
Sor
Milagros Aparicio Gutiérrez
Sor
Paulina Castilla Martínez
Sor Aurelia Forastieri Sánchez
Sor Petra Franco Gil
Sor
Juana Sorrorain Amunarriz
Sor
Juliana Egido Gómez
Sor
Mª Antonia García Hernández
Sor
Lucía Bilbao Rojas
Sor
Pilar Pérez Alonso
Sor
Orencia Simón Rodríguez
Sor
Josefa Suquía Rezola
Sor
Julia Gutiérrez Rábanos
Sor
Mª Teresa Garmendia Odriozola
Sor
Luisa García Martínez
Sor
Teresa Sierra de la Calle
Sor
Patrocinio Arias Álvarez
Sor
Francisca Zurutuza Ayerbe
Sor
Julia Ruiz de la Torre
Sor
Carmen Herrero Serrano
Sor
Brígida Hernández Bartolomé
Sor
Patricia Martínez de Margarita
Sor
Micaela Mendinueta Lacunza
Sor
Mª Anunciación Ederra Dronda
Sor
Emeteria García Rodríguez
Sor
Mª Luisa Delgado Llorente
Sor
Regina García Gutiérrez
Sor
Catalina Blanco Fonturbe
Sor
Dolores Suárez
Sor
Jesusa Larreátegui Huidobro
Sor
Jacinta Aizpúrua Oyarzabal
Sor
Epifania Argárate Echeverría
Sor
Mª Teresa Thomen Zubialde
Sor
Ángela Baquedano Churía
Sor
Julia Hernández Hierro
Sor
Ángela Velasco Santiesteban
Sor
Mª Felipa de la Cruz Segoviano
Sor
Vicenta Arca Lima
Sor
Julia Larrión Gastón
Sor
Victoria Olalde Urdaneta
Sor
Manuela Romeo García
Sor
Consuelo Ortega Aragón
Sor
Mª del Carmen Arnáiz Manrique
Sor
Alfonsa Peinado López
Sor
Coronación Apellániz Ramos
Sor
Tránsito Vega López
Sor
Justiniana Delgado Ruiz
Sor
Mª Del Carmen García Pérez
Sor
Amparo Encarnación Galán Iglesias (1)
FOTO
24 Hija de la Caridad en el laboratorio del Hospital Militar General Mola de San Sebastián, 1943
Fotografías
Fotos
cedidas por Isabel Ruiz de Arcaute Alustiza
Vicente
Martin. Fotocar. Fototeka Kutxa
Pascual
Marin. Marin
Fototeka
Kutxa
Hijas
de la Caridad de San Vicente de Paúl
FOTO
25 Autoridades civiles y militares con las Hijas de la Caridad y las Damas de
Sanidad Militar, San Sebastián 1945
Bibliografía
1.-
Las Hijas de la Caridad en los Hospitales Militares. Sevilla, 2006
2.-
Panorama Sanitario de San Sebastián 1900 – 1960. “Clínicas en la monarquía
donostiarra”. 22 de octubre de 2004
3.-
Historia de una Escuela que se convirtió en Hospital. Hospital Militar General
Mola de San Sebastián. Publicado el domingo día 8 de enero de 2012
4.-
Carmen Resines, Primera Concejal de España y de San Sebastián. Dama de la Cruz
Roja. Publicado el lunes día 12 de marzo de 2018. Manuel Solórzano Sánchez.
Artículo 824.
5.-
Pioneras Políticas. Carmen Resines y Josefina Olóriz. Primeras Concejalas
Donostiarras. Primeras Concejales de España. Damas Enfermeras de la Cruz Roja. Publicado
el viernes día 8 de marzo de 2019. Manuel Solórzano Sánchez. Artículo 871.
Autor:
Manuel Solórzano Sánchez
Osakidetza,
Hospital Universitario Donostia, Servicio de Traumatología, Donostia, Gipuzkoa.
Graduado en
Enfermería
Insignia
de Oro de la Sociedad Española de Enfermería Oftalmológica 2010. SEEOF
Miembro de
Enfermería Avanza
Miembro de Eusko
Ikaskuntza / Sociedad de Estudios Vascos
Miembro de la
Red Iberoamericana de Historia de la Enfermería
Miembro de la
Red Cubana de Historia de la Enfermería
Miembro
Consultivo de la Asociación Histórico Filosófica del Cuidado y la Enfermería en
México AHFICEN, A.C.
Miembro no
numerario de la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País. (RSBAP)
Académico
de número de la Academia de Ciencias de Enfermería de Bizkaia –
Bizkaiko Erizaintza Zientzien Akademia. ACEB – BEZA
Insignia
de Oro del Colegio Oficial de Enfermería de Gipuzkoa 2019
3 comentarios:
Impresionante.
No se lo agradecerá apenas nadie y menos los actuales Ejércitos, pero pido a Dios se lo pague.
José María Manrique
Cor. Artª (retirado)
Buscando a mi padre, Mario Félix Oteo Abregú; herido con 8 disparos... fué dado de alta en 1938 del Hospital San Sebastián... perteneciente al Regimiento 29 de Zaragoza... tengo la necesidad de encontrarlo, ya que se suicidó en 1965 , cuando yo tenia apenas 9 años... y desconozco las cirscuntancias de como fué herido
El último mando correspondió al capitán António González-Garzón, hasta el 30 de marzo de 1.983
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