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1 Don Nicasio Landa y Álvarez de Carvallo
Es
curiosa la siguiente carta que el señor don Nicasio Landa y Álvarez de
Carvallo, dirige
desde Ginebra al presidente de la Asamblea española de socorros á heridos
militares en campaña:
Muy
señor mío: Apenas recibí la autorización de S. A. el regente, salí de España, y
atravesando rápidamente Francia llegué ayer a esta hermosa ciudad. Desde el
Aldour al Rodano he venido entre el tumulto de la guerra, atronada por la
Marsellesa que entonan los contingentes que de todas las aldeas salen para
formar la Guardia movilizada; pero también desde los Pirineos a los Alpes he
escuchado al par del grito de guerra el clamor de la caridad.
En
todos los despachos de billetes se encontraba un cepillo donde se pedía para
los heridos; en todas las mesas redondas de las estaciones y de los hoteles,
una caja con la cruz roja solicitaba las obras de la cuenta a favor de las
víctimas de los combates; en todos los cafés y en casi todas las tiendas me han
dicho que sucede otro tanto, y es incalculable lo que se reúne con tantos
pocos, además de los muchos, muchos.
En
Bayona, en Pau, en Tolosa, en Narbona, en Montpelier, en todas partes hay una
casa donde la bandera blanca con cruz roja señala la presencia de un Comité de
socorro. Todos los periódicos insertan listas de donativos y ofertas de camas
para los heridos, dando hermosa muestra de la caridad y patriotismo de los
franceses.
Al
pasar por Lyon hubiera querido saludar a nuestro infatigable propagandista Mr. Leonze de Cazenave pero supe que ya su
ardiente celo le había llevado al teatro de la guerra, y que estaba en Chalors
con su señora, también hospitalaria, repartiendo a las ambulancias los donativos
del Mediodía de Francia.
Por
fin pude contemplar otra vez las ondas azules del lago Shenan y las nevadas
cumbres del Monteblanco desde esta ciudad, cuna de la obra de socorro, y centro
desde donde su espíritu se irradia a todos el universo.
Poco
después entraba en la casa número 35 de la Grande Rue, donde el “Comité
Internacional” ha establecido sus oficinas de campaña.
Allí
encontré á nuestro venerable general
Dafour, con los señores Moynior
y Micheli de la Rive, enterándose de
las necesidades que de todos los campamentos se les señalaban, y de las ofertas
que de todos los Comités se les dirijen, para que los socorros vayan donde más
se necesitan.
Faltaba
el secretario, doctor Appia, porque,
como siempre, ha querido ser el primero en volar al socorro de los heridos.
Médico voluntario de las campañas de Italia, de Holstein y del Tyrol, ahora
marcha con el ejército del príncipe real. Precisamente había pedido se le
enviaran mandiles –camillas, y allí me mostraron uno de los treinta que
acababan de construirse con este objeto.
En
la prestigiosa villa que Mr. Moyaier habita a orillas del lago
tuve el honor de conocer a Mr. Bartolony,
vicepresidente del Comité de Francia; y vi la carta que S. M. la reina Augusta de Prusia ha dirijido a Mr.
Moyaier, en que con motivo de la presente guerra reitera la expresión de su
gratitud a los que fundaron y sostienen la obra de socorro.
También
observé que las señoras allí reunidas dedicaban la velada á hacer hilas,
bendita ocupación á que casi todas se consagran; hasta en la calle he
encontrado a una deshilachando un trapo y lijando en su pecho las hilas que
sacaba.
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2 Transporte de herido por sanitarios carlistas e Hijas de la Caridad. Mandil
Landa Guerra Carlista, 1874
Esta
mañana me ha llevado el presidente a visitar el Comité de señoras que ha
establecido su obrador en el Casino. En el umbral estaban clavando grandes
cajones que, llenos de efectos, se remiten dos veces por semana al teatro de la
guerra. En los salones donde en invierno se dán bailes estaban las mismas que
suelen constituir su más bello ornato (más de sesenta señoras y señoritas),
trabajando seriamente bajo la dirección de Madame
Lombard, madre de uno de los médicos suizos que voluntariamente han ido a vivir
en las ambulancias francesas.
Las
más cosían gorros escoceses, aprovechando retales de seda de varios colores;
otras utilizaban pedazos de tapicería para hacer zapatillas, cuyas grandes
dimensiones serían risibles si no se pensara que son las únicas que podrá
calzarse el infeliz cuyo pie está envuelto en vendajes; otras cosían camisas
con las mangas abiertas, para heridos del brazo; otras arreglaban la “manteleta
Nightingale”, con la que se hace una bata para abrigar el cuerpo y
brazos del enfermo cuando se sienta en su cama.
Allí
se cortaban vendas de lienzo y de franela, se ordenaban las masas de hilas y
demás objetos, y marcado todo con el sello de la comisión, se iba empaquetando
y formando un surtido precioso para los hospitales que diariamente se
improvisan en el teatro de la guerra.
Tal
es el noble empleo que de su habilidad y de su tiempo están haciendo las bellas
ginebrinas.
Hermosa
es la actitud de la Suiza en estos momentos. País neutral y desinteresado en la
presente lucha, se afana sin embargo por aliviar a las víctimas ajenas, cual si
fueran propias. El Gobierno federal ha dado ejemplo enviando a cada campo una
comisión de seis médicos militares, a quienes considera en activo servicio de
la Confederación.
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3 La Cruz Roja, una obra filantrópica
de inspiración masónica, pretende sustituir la caridad cristiana por un
humanitarismo sentimental. The Royal Masonic Hospital Nurses. El personal del Woodside Hospital, Darlington.
Ambulancia serbia. Guerra
serbo-turca, 1878
El
Comité de Ginebra, además de ejercitar su acción moral en negociaciones de gran
importancia, ha recibido y repartido una suma de 23.000 francos, además de
cuantiosos donativos en especie. Muchos jóvenes suizos han ido á servir de
enfermeros voluntarios en los hospitales de Francia y de Alemania. En la feliz
Helvecia el sentimiento elevado de la fraternidad universal hace tanto como en
otras partes el patriotismo, y es que sin duda se inspiran en la religiosa idea
que una alocución del Comité de Lausana formula en los siguientes términos.
«Ya que aquí disfrutamos de los beneficios de
la paz, y podemos dedicarnos tranquilos a nuestros trabajos, sin que nuestros
hijos sean destrozados por la metralla, ni incendiadas nuestras ciudades, ni
talados nuestros campos, preciso es tributar las gracias al Todopoderoso, y de
ninguna manera mejor que socorriendo a nuestros hermanos desgraciados, así del
uno como del otro campo».
Hermoso
lenguaje y hermosa conducta: cuando en todas partes se haya llegado á este
nivel de civilización, no sólo en las instituciones, sino en las costumbres, no
tendrá que deplorar la humanidad los horrores que hoy nos afligen.
Presentando
á Vd. y á la Asamblea que preside los testimonios de la más afectuosa
confraternidad del Comité de Ginebra, según expresamente que lo encarga;
aprovecho esta ocasión para reiterar á Vd. las seguridades de la distinguida
consideración y respetuoso afecto con que soy su seguro servidor Q. B. S. M. Nicasio Landa, inspector general (1).
Nota:
Con este motivo recordamos á las personas caritativas que en casa del
Excelentísimo señor marqués de Vinent,
calle del Barquillo número 5, se reciben los donativos para los heridos
franceses o prusianos (1).
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4 Ambulancia serbia. Guerra
serbo-turca, 1878
EL MANDIL LANDA
Un
mandil es esencialmente un trozo de tela que se pone por la cabeza y que sirve
para proteger el cuerpo a la vez que evita que la ropa se manche con algún
líquido o trozo de comida. Como se puede ver es uno de los inventos más simples
y sencillos que existen.
Pero
¿sabías que existe otro tipo de mandil que salvó la vida a cientos de personas?
La Cruz Roja
fue creada por Henry Dunant en 1863
tras observar horrorizado lo que pasaba en el campo de batalla en Solferino
(1859) donde a los heridos no los recogía nadie y los dejaban morir sin
asistencia sanitaria; y cinco años después, a raíz de ello, esta organización
se implantó en España gracias al médico experto en sanidad militar Nicasio Landa y Álvarez de Carvallo y de Joaquín Agulló, conde de Ripalda (2).
El
primero de ellos se dio cuenta de que en muchas ocasiones era bastante
problemático transportar a los heridos a los puestos de socorro o a un hospital
cercano ya que algunas veces éstos se encontraban en lugares geográficos de
difícil acceso como por ejemplo bosques o montañas (2).
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5 Mandil de socorro del doctor Nicasio Landa, 1865; Fotografía del Centro de
Documentación de la Cruz Roja Española, Madrid
El
doctor Nicasio Landa inventó un tipo
de transporte alternativo que ayudara a los sanitarios civiles y militares a
transportar a los heridos. Se trataba de un trozo de tela grande que se ataba a
la parte delantera del enfermero mediante unas correas y simplemente se
agregaba una estructura de madera en la base, la cual era a la vez sostenida
por otro asistente a modo de camilla para que el herido se instalara en el
centro. Y aunque este invento a simple vista es algo primitivo, ya que incluso
muchas veces al paciente le arrastraban las piernas, hay que reconocer que salvó muchas vidas que en otras ocasiones se
hubieran perdido.
En
verdad, nos encontramos con un ingenio made
in Spain de lo más práctico y humanitario (2).
Bibliografía
1.-
LA IBERIA Diario Liberal. Año XVIII. Número 4.289. Sábado 1º de octubre de
1870. Primera edición. Página 2
2.-
H c M. Historias con Minúsculas
Autor:
Manuel Solórzano Sánchez
Graduado en
Enfermería. Osakidetza, Hospital Universitario Donostia, Gipuzkoa
Insignia de Oro de la Sociedad Española de Enfermería Oftalmológica 2010. SEEOF
Miembro de
Enfermería Avanza
Miembro de
Eusko Ikaskuntza / Sociedad de Estudios Vascos
Miembro de
la Red Iberoamericana de Historia de la Enfermería
Miembro de
la Red Cubana de Historia de la Enfermería
Miembro
Consultivo de la Asociación Histórico Filosófica del Cuidado y la Enfermería en
México AHFICEN, A.C.
Miembro no
numerario de la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País. (RSBAP)
Académico de número de la Academia de Ciencias de Enfermería de Bizkaia – Bizkaiko Erizaintza
Zientzien Akademia. ACEB – BEZA
Insignia de Oro del Colegio Oficial de Enfermería de Gipuzkoa 2019
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