Análisis
iconográfico de dos santos cuidadores
AUTORA:
Rosa del Valle Moreno Rodríguez
Licenciada en Letras, Mención Historia
del Arte, MSc en Historia, Teoría y Crítica de Arquitectura, Doctora en
Ciencias Humanas. Profesora Asistente a Dedicación Exclusiva del Departamento
de Teoría e Historia, Escuela de Artes Visuales y Diseño Gráfico, Facultad de
Arte, Universidad de Los Andes, Mérida, Venezuela.
En la convocatoria del 2015 fue reconocida en el Programa Estímulo al
Investigador de la Universidad de Los Andes y es Miembro del Programa de
Estímulo a la Innovación e Investigación (PEII ONCTI) 2015.
Publicado: Este artículo
se publicó en: Enfermería, Historia e Investigación (EHI). Vol. 2, Número 1.
Enero-Junio de 2015. Depósito legal: ppi201502ME4601
FOTO 1 Enfermería, Historia e
Investigación. Rosa del Valle Moreno Rodríguez
Resumen
El objetivo de este ensayo es realizar un
análisis iconográfico de dos santos fundamentales para la historia de la
enfermería como son, San Juan de Dios
y San Martín de Porres. El punto de
partida es el período colonial donde las primeras órdenes religiosas se
instauran en tierra latinoamericana comenzando la inserción del indígena dentro
de diferentes campos de la cultura europea, entre ellos el campo del cuidado,
donde San Juan de Dios es considerado fundador de la orden de los Hermanos
Hospitalarios, quienes tienen una forma particular y metódica de tratar a los
enfermos y quien con su ejemplo, modifica la manera de tratar al paciente; por
otro lado está San Martín de Porres, primer santo mulato del continente
Latinoamericano cuyo lema era “yo te curo, Dios te sana”.
Tomando como punto de partida el método
iconográfico propuesto por Erwin Panofski, el cual nos sirve
para conocer el significado presente en cada pintura, a través de la
investigación documental, podremos relacionar los elementos iconográficos o
atributos de cada uno de estos santos, presentes en las obras estudiadas. Es
por ello que concluimos que el acto de cuidar está presente en ambas obras,
donde se nos muestra a través del lenguaje pictórico una serie de virtudes de
estos santos cuidadores.
Palabras clave:
Historia, iconografía, cuidado, San Juan de Dios, San Martín de Porres
Summary:
The aim of this test is to perform an iconographic analysis of two
Saints fundamental for the history of nursing such as, San Juan de Dios and San
Martín de Porres. The starting point is the colonial period where the first
religious orders are found in Latin American soil starting the inclusion of the
indigenous within different fields of European culture, including the field of
care, where San Juan de Dios is considered founder of the order of the hospital
brothers, who have a particular and methodical way to treat patients and who by
their example It modifies the way of treating the patient; on the other hand is
San Martín de Porres, first mulatto Saint of Latin America whose motto was “I
heal you, Dios te sound”.
Taking as a starting point the iconographic method proposed by Erwin
Panofski, which helps us to know the meaning in each painting, through
documentary research, we can relate the iconographic elements or attributes of
each of these Saints, present in the studied works. Therefore, we conclude that
the Act of care is present in both works, showing us the pictorial language
through a series of virtues of these holy caregivers.
Key words:
history, iconography, care, San Juan de Dios, San Martín de Porres.
Contexto histórico
El período colonial es el lapso comprendido
desde la fundación e instauración de las primeras ciudades por los
colonizadores (aproximadamente desde 1530) hasta la declaración de la
independencia en 1810. “Políticamente el
pueblo estaba bajo el mando español, ideológicamente bajo el dominio de la
iglesia.” (Moreno 2001). Y esto es comprensible; al momento de la llegada
de los españoles al nuevo mundo, Europa está experimentando un fenómeno
cultural de gran importancia como lo es, el paso del Renacimiento al Barroco en
el campo de las artes y en el campo religioso está surgiendo de la mano de
Martín Lutero el movimiento de la contrarreforma, lo que obligará a España a
reafirmar la fe en la religión católica en el nuevo territorio, haciendo
énfasis en una conquista de carácter espiritual en América.
Así la colonización, comenzó por la imposición
de diversos elementos ajenos al mundo indígena y totalmente desconocidos, como
lo fueron el idioma, la religión, las costumbres europeas y una cultura muy
amplia, que se convirtieron en un enorme legado presente en este vasto
continente hasta la actualidad.
FOTO 2 San Juan de Dios salvando a los
enfermos del incendio del Hospital Real. Manuel Gómez-Moreno González. Museo de
Bellas Artes de Granada, 1880
En el caso particular de nuestro territorio,
Bernales (1987) afirma que fueron las órdenes religiosas en el período
colonial, las encargadas de llevar a cabo de manera eficiente los proyectos
gubernamentales y “…en menos de cuarenta
años fundaron un gran número de conventos para alojar a religiosos doctrineros
y cubrir, además, las necesidades de la catequización, aparte de otras
enseñanzas…, junto al conquistador llegó la imagen sagrada, esa imagen que va a
sustituir a los antiguos ídolos prehispánicos, objeto de culto y veneración, y
será a través de la imagen, como se llevará a cabo la transformación religiosa
para posteriormente dar paso a la transformación cultural de los habitantes
primigenios”. Moreno (2011) afirma que “Es
bien sabido que durante el período colonial, el arte cumplía una labor
exclusivamente dogmática, ya que a través del mismo, se adoctrinaba, despertaba
y convertía al indígena a la fe religiosa”. El arte se transforma en el
libro de quienes aún no sabían leer, por ello Duarte (1978) opina que “En realidad, las obras de pintura y
escultura importaban en la medida en que servían a los fines de ilustrar los
contenidos del mensaje religioso y en tal sentido servían como mediadores y no
como fines”.
La labor de haber convertido a los habitantes
primigenios del continente Latinoamericano al cristianismo, correspondió
principalmente al proceso de evangelización de las órdenes religiosas, entre
ellas pueden señalarse a los Franciscanos, Mercedarios, Dominicos y Agustinos.
Ya para el siglo XVI se habían establecido en Caracas varias congregaciones
religiosas, según Boulton (1964) la primera fue la de los Franciscanos seguidos
por los Dominicos, estas congregaciones fueron construyendo conventos,
iglesias, hospicios, hospitales y colegios seminarios, que cubrían las
necesidades tanto espirituales y educativas, como aquellas relacionadas con la
recuperación de la salud, el alojamiento, cobijo y el cuidado en general de los
habitantes, tanto propios como extranjeros.
Advocaciones y cuidado
Es así como las advocaciones a los santos, al
igual que las nociones de los cuidados, se inician en nuestro territorio en el
período colonial, pues en palabras de Boulton (1964) “Era usual invocar los poderes milagrosos de las más resaltantes figuras
del cielo en ocasiones de emergencia, o al ocurrir sequías, epidemias o plagas”.
A lo largo de nuestra geografía podemos ver como cada pueblo o ciudad del
territorio venezolano está dedicado a un santo patrón: San Sebastián, Santiago Apóstol,
la Virgen del
Valle; incluso muchas ciudades tienen nombre de santos, tal es el caso de San
Cristóbal o San Carlos, cuyos ciudadanos recibían y tomaban el nombre del santo
como su protector ante las adversidades, y celebraban su fiesta con procesión y
ofrendas ante la imagen pintada o tallada de ese santo, quien generalmente era
plasmado con todos sus atributos iconográficos, así las imágenes y la temática
religiosa representada en Venezuela, fue muy amplia.
De las primeras imágenes religiosas referentes
al cuidado que tenemos, son las imágenes de la Virgen con el niño, pues la
madre es la cuidadora por excelencia; Colliére (1995) manifiesta que cuidar es
un acto de vida que significa una variedad infinita de actividades dirigidas a
mantener la vida y permitir la continuidad y la reproducción, esta función de
mantener la vida la desarrolla la madre los primeros años del pequeño hasta que
este, puede valerse por sí mismo.
Iconografía cristiana
Así vemos, como el arte cristiano está lleno
de significados, cada figura, cada personaje, posee un atributo iconográfico
que lo identifica y lo diferencia, como es el caso del Arcángel San Miguel quien porta en sus manos la balanza donde pesa
las almas de los muertos, o la luna menguante a los pies de la Inmaculada Concepción cuyo
cuerpo aparece ataviado de túnica blanca y manto azul; estos atributos nos
permiten acercarnos a los significados y contenidos de las obras, para dar
inicio al estudio iconográfico y poder conocer el significado de los objetos y
símbolos presentes en las obras.
FOTO 3 San Martín de Porres. Colegio mixto San
Martín de Porres
La iconografía contiene en sí dos etapas de
análisis; la primera consiste en la identificación del objeto (signo icónico),
es decir, un reconocimiento de la imagen o connotación. La segunda, que permite
describir y catalogar la imagen, es decir, una denotación; es así que la
intención de este método es entender el símbolo o significado de la imagen
haciéndolo comprensible, para poder entonces reconocer la imagen a través de la
historia de la representación; por ello, la iconografía es posible sólo en
objetos que tienen un referente, que poseen sentido de representación
simbólica.
Panofsky (1972) asevera que para comprender el
significado de algo, debemos estar familiarizados “…con el mundo de costumbres y tradiciones culturales, peculiar de una
civilización determinada…”. Como el análisis iconográfico se ocupa de las imágenes,
historias y alegorías, en lugar de motivos, presupone desde luego, mucho más
que la familiaridad con objetos y acciones que adquirimos a través de la
experiencia práctica.
En una obra de arte, dice Panofsky (1972),
podemos distinguir en su contenido temático o significado, tres niveles. El primero es el contenido temático
natural o primario: Se percibe por la identificación de formas puras, es decir,
ciertas configuraciones de línea y color, o ciertas masas de bronce o piedra de
forma peculiar, como representaciones de objetos naturales, tales como seres
humanos, animales, plantas, casas, instrumentos, etc.; identificando sus
relaciones mutuas como hechos; y percibiendo tales cualidades expresivas como
el carácter doloroso de un gesto o una actitud, o la atmósfera hogareña y
pacífica de un interior. El mundo de las formas puras, reconocidas así como portadoras
de significados primarios o naturales, puede ser llamado el mundo de los
motivos artísticos.
El segundo nivel
es el contenido Secundario o Convencional: Lo percibimos al comprobar que una
figura masculina con un cuchillo representa a San Bartolomé, (…) que un grupo
de figuras sentadas en una mesa, en una disposición determinada y con unas
actitudes determinadas, representan la Última Cena. Al hacerlo así relacionamos
los motivos artísticos y las combinaciones de motivos artísticos
(composiciones) con temas o conceptos. Los motivos, reconocidos, así como
portadores de un significado secundario o convencional pueden ser llamados
imágenes y las combinaciones de imágenes son lo que los antiguos teóricos del
arte llamaron ‘invenzioni’; nosotros estamos acostumbrados a llamarlos
historias y alegorías. Identificar imágenes, historias y alegorías es el campo
que compete a la iconografía, ya que el mundo de los temas se manifiesta a
través de ellos.
Análisis iconográfico: San Juan de Dios (Portugal en 1495 - España
1550)
San Juan de Dios, cuya su fiesta se celebra el
8 de marzo, es considerado el fundador de la comunidad de Hermanos
Hospitalarios, él iniciará el cuidado metódico de los enfermos, y según
Rouillard (1995), este fue un portugués que se dedicó a varios oficios antes de
llegar a la ciudad de Granada, donde para expiar sus culpas, empezó a deambular
por las calles de la ciudad pidiendo misericordia a Dios por todos su pecados y
la gente creyéndolo loco empezó a atacarlo a pedradas y golpes. Se dice que su ingreso
en el manicomio fue verdaderamente providencial, pues se dio cuenta del gran
error que era pretender curar las enfermedades mentales con métodos de tortura,
por ello al quedar libre fundará un hospital donde a través de su ejemplo
enseñará que a ciertos enfermos hay que curarles primero el alma si se quiere
obtener después la curación de su cuerpo.
Según De la Brosse (1986), este hombre de
Dios, revolucionó los hospitales para convertirlos en lugares de acogida para
pobres y enfermos mentales, cuidándolos él mismo con el más profundo espíritu
de sacrificio. Es así como nace esta orden de religiosos masculinos, tan
importante por el servicio social que ofrecía a la comunidad y el cual nadie
quería realizar, posteriormente de ese hospital, saldrán los hermanos de San
Juan de Dios.
Quizá lo que más resaltante de la vida de este
santo, fue su interés por mantener la dignidad de la persona enferma,
intentando proporcionar y recobrar ese decoro que se pierde con la enfermedad,
aportando la visión cristiana pregonada por el humanismo renacentista.
Suele representársele según De la Brosse
(1986): Vestido con el sayal y capuchon franciscano, lleva una corona de
espinas sobre la frente, tiene una granada en la mano y una pequeña cruz, una
alusión a la ciudad de granada, donde prodigó su caridad. A veces sostiene a un
enfermo; lleva a un moribundo sobre la espalda o le presenta un crucifijo.
FOTO
4 San Juan de Dios. Iglesia del Hospital de la Caridad. Sevilla. Bartolomé
Esteban Murillo, 1672
En la obra de Bartolomé Esteban Murillo (1617
– 1682), perteneciente al barroco español, se presenta según apreciaciones de
Gaya (1978), una noche desolada en que San Juan de Dios caminaba en la
oscuridad de la ciudad tratando de ayudar a personas necesitadas, pobres,
ancianos, abandonados, dementes, tullidos y mendigos.
Observamos como la composición es dominada por
la línea vertical que carga de movimiento y tensión a la obra, centrando el
peso visual en el santo; la escena posee un gran dramatismo acentuado por la
atmósfera misteriosa que envuelve la noche en tinieblas y que concentra la
iluminación en una escena donde el rostro de San Juan de Dios se vuelve al
ángel, lleno de asombro, con una expresión furtiva de quien quiere permanecer
en la clandestinidad. San Juan de Dios es auxiliado por el arcángel Gabriel,
que aparece con los atributos celestiales, vestido con la tradicional túnica y
las alas desplegadas, quien lo ayuda a levantarse, proporcionándole las fuerzas
necesarias para cargar al enfermo sobre sus hombros, y así pueda llevarlo a su
hospital, donde culminará proporcionándole los cuidados pertinentes,
convirtiéndose en hilo conductor de la narración el cuidado con el enfermo y la
caridad con los pobres.
Es así como a través del relato pictórico,
tenemos el conocimiento de que las personas dedicadas al cuidado de enfermos
durante este siglo donde vivió San Juan de Dios, fueron principalmente personas
de carácter religioso, quienes formaron pequeños grupos que sirvieron de núcleo
original para la formación de órdenes que posteriormente se dedicaron a los
cuidados de enfermería. Esas órdenes religiosas, según Hernández (1996), se
multiplicaron a lo largo del siglo, tal vez impulsadas por ese espíritu
individualista propio del Renacimiento, destacando entre ellos las Órdenes de
Los Hermanos de San Juan de Dios, Los Ministros de los Enfermos; Las Hermanas
de la Caridad y Los Hermanos Obregones.
San Martín de Porres (Lima, 1579 - 1639)
San Martín de Porres fue un religioso peruano
de la orden de los dominicos, que se convirtió en el primer santo mulato de
América, siguiendo como modelos de santidad a Santo Domingo de Guzmán, San
José, Santa Catalina de Siena y San Vicente Ferrer.
Según el diccionario de mitos y leyendas
(2010), al ingresar al convento, ejerció diversos oficios: enfermero, hortelano
y herbolario entre los más importantes, ya que al estar su claustro ubicado
junto a la enfermería, tuvo la oportunidad de utilizar las plantas medicinales
para aliviar a sus enfermos, sobre todo de los más pobres y necesitados, a
quienes no dudaba en tratar con amor, humildad y generosidad como muestra de
amor a Dios.
La situación de pobreza y abandono moral que
estos desposeídos padecían le preocupaba; logrando con la ayuda de importantes
donativos, fundar el Asilo y Escuela de Santa Cruz para reunir a todos los
vagos, huérfanos y limosneros y ayudarles a salir de su penosa situación.
Cuenta la leyenda del santo, que en ocasiones
salía del convento a atender a un enfermo grave, y volvía luego a entrar sin
tener llave de la puerta y sin que nadie le abriera, se le atribuyó además el
don de la sanación y su lema era: “Yo te curo, Dios te sana”.
FOTO 5 Estampa devocional popular de San
Martín de Porres. Lima. Los milagros
La composición de la obra está estructurada en
base a dos planos, uno principal donde se ubica el santo presentado de cuerpo
entero, con los atributos de los dominicos, como lo son el alba o hábito
blanco, una capilla con capucha en color negro, el escapulario y el rosario;
estando su cuerpo flanqueado por dos columnas que le proporcionan simetría a la
composición y tras de él, un segundo plano en un nivel superior, cuya
ascensionalidad es proporcionada por escalones, que dan acceso al lugar donde
se ubican las camas de los enfermos. La escena se ubica en el interior de una
edificación bañada por una luz clara y diáfana que procede del ángulo superior
izquierdo y traza una diagonal que baña al santo e inunda la habitación, siendo
el elemento que unifica ambos planos y crea una atmosfera cargada de
misticismo, acentuada por la mirada elevada del santo que en sus manos porta un
crucifijo. En el ángulo superior derecho observamos un nicho donde aparece la Virgen del Rosario, Patrona
de la Orden
dominica y protectora de los mulatos. A los pies de San Martín, aparecen sus
principales atributos: la escoba y los animales a los cuales protegía y
conciliaba alimentándolos en un mismo plato.
Consideraciones finales
Podemos concluir afirmando que en el ámbito
religioso, hay muchos santos que se asocian a la idea del cuidado, por ejemplo
San Isidro, patrón de los agricultores, quien cuida la tierra y la cosecha
asegurando el equilibrio entre la lluvia y el sol, proporcionando al campesino
la confianza de que en sus manos, la siembra prosperará y llegará a feliz
término; San Francisco de Asís, cuidador de plantas y animales de manera
holística atendiendo al planeta con amor y dedicación; el arcángel San Rafael,
cuida de los enfermos junto al Santo Tobías y a San Juan de Dios, quien tiene
el mérito de haber revolucionado en Europa la noción del cuidado, labor
paralela a la desarrollada por San Martín en Lima.
FOTO 6 San Juan de Dios. San Martín de Porres
Estos santos serán los guías espirituales y
morales de los actuales profesionales de la enfermería y de todos aquellos
quienes ejecutan la hermosa tarea de cuidar a sus semejantes que han perdido la
salud.
Bibliografía
1.- Bernales, J. Historia del arte
hispanoamericano. Madrid: Alhambra. 1987
2.- Cámara, A. El arte y sus creadores:
Murillo. Madrid: Gráficas Nilo. 1993
3.- Collíere, F. Promover la vida. Madrid:
Interamericana. 1995
4.- De la Broisse, O. Diccionario del
cristianismo. Barcelona (España): Editorial Herder. 1986
5.- Diccionario de Mitos y Leyendas. 2010.
Equipo NAyA
6.-
Duarte, C. Pintura e iconografía popular en
Venezuela. Caracas: Armitano. 1978
7.- Gaya, J. A. La obra pictórica completa de
Murillo. Clásicos del arte. Noguera-rizzoli Editores. Barcelona. 1978
8.- Hernández, F. Historia de la Enfermería en
España. Editorial Sintesis S.A. Madrid. 1996
9.- Moreno, R. Cristos, vírgenes y santos en
la pinacoteca colonial. Tesis de grado no publicada. Universidad de Los Andes.
2001
10.- Panofsky, E. Estudios sobre iconología.
Madrid: Alianza Editorial. 1972
11.- Réau, L. Iconografía del arte cristiano.
Barcelona (España): Ediciones del Serbal. 2001
12.- Rouillard, D. Diccionario de los santos
de cada día. Barcelona (España): oikos-tau. 1995
Manuel Solórzano Sánchez
Osakidetza,
Hospital Universitario Donostia, Donostia, Gipuzkoa.
Graduado en
Enfermería
Insignia
de Oro de la Sociedad Española de Enfermería Oftalmológica 2010. SEEOF
Miembro de
Enfermería Avanza
Miembro de Eusko
Ikaskuntza / Sociedad de Estudios Vascos
Miembro de la
Red Iberoamericana de Historia de la Enfermería
Miembro de la
Red Cubana de Historia de la Enfermería
Miembro
Consultivo de la Asociación Histórico Filosófica del Cuidado y la Enfermería en
México AHFICEN, A.C.
Miembro no
numerario de la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País. (RSBAP)
Académico
de número de la Academia de Ciencias de Enfermería de Bizkaia –
Bizkaiko Erizaintza Zientzien Akademia. ACEB – BEZA
Insignia
de Oro del Colegio Oficial de Enfermería de Gipuzkoa 2019
3 comentarios:
Acertado comentario de la iconografía. El inicio del texto es tendencioso, erróneo y etnocéntrista. A saber, el Imperio español no se basó en la "constitución de colonias". Esto es falso. Los comentarios sobre los "indios" son incorrectos. Esto supone un claro desconocimiento de las Leyes de Indias, las discusiones legales y filosóficas que mantuvieron el Padre Vitoria y de las Casas. Y su efecto práctico.
España fue España en cada una de sus partes, los virreinos fueron España y españoles sus habitantes, no fueron colonias tipo factorías como ocurrió en otros tipos de expansiones territoriales de los Estados europeos.
Fue el fin del imperio español y la independencia lo que sumió en la pobreza a los territorios imperiales, los indios perdieron la protección de la Corona, fueron derogadas las Leyes de Indias y en algunos casos los nuevos estados masacraron y exterminaron a la población indígena. Véase el caso de Nuevo México.
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