FORMACIÓN DEL
PERSONAL DE ENFERMERÍA EN EL HOSPITAL DE CLÍNICAS DE MONTEVIDEO
Formación
de Nurses (1911-1947
Formación
de enfermeras universitarias (Licenciadas) (1948-1973
Formación
de auxiliares de enfermería (1950-1973
Funcionamiento
del Departamento de Enfermería (1953-1973
Datos
biográficos de Dora Ibarburu
ENFERMERA (NURSE)
REFERENTE DE LA RED IBEROAMERICANA DE HISTORIA DE LA ENFERMERÍA EN URUGUAY
FOTO
001 Soledad Sánchez Puñales. Emblema de la Escuela Nacional de Enfermería,
emblema de la Escuela
de Enfermeras de Montevideo
Soledad Sánchez Puñales
Experta y magnífica enfermera. Se
graduó en la
Escuela Universitaria de Enfermería (EUE) en 1954. Cursó
posgrados en la Escuela
de Salubridad de Chile; en Educación de Enfermería en la Universidad de
Washington; en Planificación del Sector Salud (OPS/OMS) en la Universidad de
Washington, California; en Desarrollo de Recursos Humanos en el Instituto de
Salud Pública de Tokio.
Ingresó a la docencia en 1956,
llegando a ocupar la
Dirección de la
EUE desde 1971
a 1974 de la que fuera cesada por la dictadura cívico-
militar. Realizó Consultorías en el exterior contratada por OPS/OMS. Luego
participó en el proyecto de reapertura de la EUE retomando su función de directora en 1985 en
calidad de interina y luego en forma titular por dos periodos reglamentarios,
hasta 1993 en que se jubiló.
Sus publicaciones de naturaleza
histórica han sido: Homenaje a la Profesora Emérita Nurse Dora Ibarburu. (Revista
Uruguaya de Enfermeria), Escuela Universitaria de Enfermería. Pasado, presente
y futuro. (Revista Uruguaya de Enfermería), y el libro Historia de la
Enfermería en Uruguay. Desde hace unos años integra la Red Iberoamericana
de Historiadores de Enfermería.
Hoy
en día sigo siendo enfermera licenciada uruguaya; vivo en Montevideo y estoy jubilada.
Actualmente
integro un equipo de enfermería con Alma
Carrasco, Teresa Baez y Zoraida Fort, todas somos enfermeras,
que estamos realizando una investigación cualitativa respecto de los inicios de
la enfermería universitaria en nuestro país; recién estamos iniciando el
análisis de las entrevistas a ocho pioneras de este proceso.
Soledad
Sánchez Puñales, correo electrónico: soledadsanchez1@gmail.com
Formación
de Nurses (1911-1947)
Podríamos decir
que los primeros cuidados atribuibles a enfermería, constituyen una etapa
empírica, mágica y religiosa, que tienen lugar en la Banda Oriental en
los siglos XVII, XVIII y XIX. Al comienzo los jesuitas entrenaron indios, sobre
todo guaraníes, para que les ayudaran a alimentar, mantener limpios y darle
ciertas infusiones a los enfermos y menesterosos A estos les llamaron “curuzuyaras” porque portaban una cruz.
Sus prácticas mezclaban hechicerías con el uso de hierbas que sacaban de
árboles y plantas.
Más
tarde aparecieron integrantes de órdenes religiosas tales como la de los betlehemitas
(Orden religiosa cuyo nombre oficial es Orden de los Hermanos de Nuestra
Señora de Bethlehem. Creada en 1656 en Guatemala por San Pedro de San José
Betancourt, con el fin de servir a los pobres) y sobre todo las Hermanas de la Caridad. Estas
últimas ocuparon un lugar muy destacado en nuestros hospitales, como guardianas
de equipos, ropa y materiales necesarios para el cuidado de los enfermos. Con
este rol las conocimos porque perduraron hasta el siglo XX. También en los
siglos XIX y XX vinieron a nuestro país enfermeros-cuidadores españoles,
italianos, piamonteses y brasileños, y algunas nurses inglesas que se ocupaban
del cuidado de los pacientes y menesterosos.
Lo
que hoy podemos considerar como el comienzo de la enfermería laica y
profesional surge en Uruguay por iniciativa del Dr. José Scoseria para “establecer una Escuela de Nurses de un sistema igual al de Florence Nightingale”,
y porque se había hecho evidente la “urgencia de formar un personal auxiliar
con una estampa superior, completamente distinto al viejo personal”.
Dicha Escuela
se crea mediante Decreto del Poder Ejecutivo el 23 de octubre de 1911; su reglamentación
es del 29 de julio de 1912. Inicia su funcionamiento el 15 de enero de 1913 con
la dirección del Dr Carlos (de Oliveira) Nery y la participación docente de cinco nurses y una estudiante
seleccionadas por él en Inglaterra. Durante los primeros años esta escuela
dependiente de la
Asistencia Pública Nacional logra un nivel semejante a las
escuelas de nurses de Londres.
Uruguay,
después del golpe de Estado dado por Gabriel Terra el 31 de marzo de 1933,
plebiscitó una nueva Constitución (la de 1934), y la Asamblea Constituyente
eligió a Gabriel Terra y a Alfredo Navarro como Presidente y Vicepresidente
respectivamente. En 1934, se aprueba la Ley Orgánica de Salud Pública y se crea en su
órbita la Escuela
de Sanidad y Servicio Social dentro de la cual, la Escuela de Nurses “Dr Carlos Nery” pasa a
constituirse en su Sección D.
La Escuela de Nurses cambia su dependencia y
organización reiteradas veces. La constante falta de recursos para el pago de
docentes, para la instalación de una biblioteca, para financiar los gastos del
internado, la falta de planta física y otros factores la llevaron al deterioro
progresivo.
El
24 de marzo de 1943 se integra “la comisión que tendrá el cometido de estudiar
la actual organización de la
Escuela de Nurses y proponer medidas que considere necesarias
para su posible perfeccionamiento”. La comisión inicialmente se integra con la
nurse Luisa Ginart de Botta, y los
doctores Domingo Prat, Alejandro Nogueira y Abel Chifflet. Hasta entonces las
nurses docentes (“sisters”) eran seleccionadas además de sus aptitudes técnicas
por su abnegación, recato, adhesión a una rígida disciplina y por su
honestidad”.
FOTO 002 Hospital de Clínicas de
Montevideo Uruguay
Formación
de enfermeras universitarias (Licenciadas) (1948-1973
Hacia
1947 una serie de hechos ponen en evidencia la necesidad de crear una Escuela
de Nurses, que posteriormente llevaría el nombre de Escuela Universitaria de Enfermería (en adelante EUE); a saber:
1) La
importantísima labor del decano Dr Mario Cassinoni en la creación de cursos y
escuelas dependientes de la
Universidad, a fin de contar con colaboradores del médico con
formación en el ámbito universitario.
2) El
reconocimiento a nivel internacional de que Enfermería era una profesión
científica; por lo tanto la formación de la enfermera debía realizarse a nivel
universitario.
3) Diversas
graduadas, pertenecientes a la
Asociación de Nurses, en los últimos años en la década del 40
tenían clara conciencia de la necesidad de mejorar el nivel de formación que la Escuela de Nurses “Dr Carlos
Nery” otorgaba a las alumnas.
4) El Uruguay
necesitaba disponer de enfermeras capacitadas para cuidar de la
salud-enfermedad de la población ya fuera en medios intra o extrahospitalarios.
5) Para la
futura habilitación del Hospital de Clínicas se necesitaban enfermeras capaces
de realizar los cuidados con enfoque preventivo y estar asimismo preparadas
para asumir el perfil administrativo que demandarían sus funciones; también se
necesitaban enfermeras universitarias para trabajar en los centros de salud que
el Ministerio de Salud Pública (MSP) había creado en la década del 40.
6)
La comisión para el estudio de la “Escuela Nery” estaba ahora integrada por el
decano de Facultad Dr. Julio García Otero, Dr. Julio Nin y Silva, Dr. Abel
Chifflet, Dr. Pascal Luchessi en representación del Servicio Cooperativo
Interamericano de Salud Pública (SCISP), la nurse Irma V Batto y como asesora de la Fundación Rockefeller la
enfermera americana Esther Mary Hirst.
7)
La asesora de la Fundación Rockefeller, Esther Mary Hirst elaboró un memorándum
para la creación de la EUE que fue aprobado por el Consejo Directivo de la
Facultad de Medicina (CDFM) y enviado al MSP.
8) El MSP, a
través del director de la
Escuela de Nurses Dr. Romeo Colombo, sin duda interlocutor
válido de parte del poder político, no creía deseable que esta escuela pasara a
la órbita de la Facultad
de Medicina.
9) La Fundación Rockefeller
condicionó la ayuda económica para la Escuela de Nurses a que ésta se estableciera en
la órbita de la
Facultad. También hubo aportes de algunos materiales y
equipos donados por la
Fundación W K Kellogg así como el otorgamiento de becas para
enfermeras docentes.
10) Todo lo
relativo a la EUE
es estudiado por una comisión integrada por los doctores Rodolfo Talice,
Helvecio Tabárez, Juan C Castiglioni, Román Arana Iñiguez y Arturo Ardao
(abogado), quienes elaboraron las primeras normas y reglamentos.
Cabe señalar que nuestro gobierno había
firmado un convenio con el SCISP de los Estados Unidos de Norte América, a
través del Instituto de Asuntos Interamericanos, el 10 de noviembre de 1943, en
momentos en que se buscaba enfatizar las acciones de medicina preventiva.
Convenios de esta naturaleza respondían a la política exterior que Uruguay
tenía de compromiso con los aliados, en la Segunda Guerra
Mundial (1939 - 1945). Dichos convenios suponían traspaso de tecnologías en
salud, beneficiosas para el país. Para paliar el déficit en la preparación
sobre aspectos preventivos, el 22 de agosto de 1944 concurre a nuestro país la Enfermera Directora
de la Sección Nurses
del SCISP Clare M J Wangen, quien a
partir de octubre dicta el primer curso sobre Salud Pública para nurses y
visitadoras de higiene. A su vez, ella hace un comentario extenso y claro sobre
las funciones de la nurse en el hospital. Destaca que
“En un hospital que tenga un personal de
nurses adecuado a sus necesidades y que realmente suministre al enfermo el
cuidado que éste requiere, el grupo de nurses debe ser el más numeroso de la
institución.” (…) “Después de recibirse es conveniente que la nueva nurse
trabaje como mínimo un año en calidad de nurse de sala”. Se refiere también a
los turnos y tareas que debe desarrollar. “Debe cultivar el don de la
conversación y saber escuchar al enfermo con simpatía. (…)La nurse comprensiva
que tenga conocimientos de psicología y psiquiatría reconoce la necesidad que
tienen estos enfermos de deshacerse de tales pensamientos angustiantes, y al
granjearse la confianza del enfermo puede en muchas ocasiones resolverle
problemas que están deteniendo su mejoría”.
Clare
M J Wangen también detalla en su artículo las funciones de la nurse en los
Centros de Salud y describe el papel de las Supervisoras, tanto en relación al
cuidado de los enfermos como en la atención a los estudiantes.
FOTO
003 Dora Ibarburu y María Julia Pepe. Intengrantes como nurses, del Consejo
Consultivo Honorario de la Escuela Universitaria de Enfermería 1947.
Enfermeras Hospital de Clínicas
La Fundación Rockefeller fue creada en
1913 en los Estados Unidos con el propósito de mejorar el comercio
internacional a la vez que demostrar el valor de los servicios de salud
pública, llevando a los países latinoamericanos su modelo de organización
sanitaria, al que promovían a través de becas, ayudas económicas a los países y
de otras formas. Todas ellas se acompañaban de traspaso de tecnología y
filosofía: “la dualidad cartesiana del cuerpo y la mente, una visión
mecanicista del cuerpo y la dualidad alopática de la prevención y la cura”.
El
13 de agosto de 1947 el Consejo Central Universitario (CCU) resolvió aprobar el
proyecto presentado por Facultad de Medicina. Esta Escuela sería dirigida por
una nurse titulada con formación especial en cursos de postgrado en
administración. A su vez la
Escuela contó con un Consejo Consultivo Honorario: el Dr.
Eugenio Fulquet como representante del CCU, el Dr. Román Arana Iñíguez, el Dr.
Ricardo Capeletti delegado del MSP, la Sra. Matilde Ibáñez Talice de Batlle Berres, el
Dr. Juan C Castiglioni, el Dr. Jackson Davis por el SCISP y las nurses María Julia Pepe Acerenza y Dora Ibarburu Irazusta.
Al
decir del decano Dr. Mario A Cassinoni, el Dr. Ricardo Capeletti “se esforzó
para que el Ministerio de Salud Pública aceptara el plan del Servicio
Cooperativo Interamericano, de ayuda económica a la Escuela que iniciaba sus
cursos”.
La EUE inicia su funcionamiento
el 2 de mayo de 1950 mediante el esfuerzo conjunto de la Intendencia de
Montevideo, la
Fundación Rockefeller, el SCISP, el MSP y la Fundación W K Kellogg.
Esta escuela tuvo también una Comisión Organizadora presidida por el Dr. Román
Arana Iñíguez, como secretaria la nurse Justa
Mendieta, la nurse Dora Ibarburu
-quien habría de ser la
Directora hasta 1962- y la enfermera Margaret Bennet, quien había actuado en escuelas similares en
Estados Unidos y en la organización de la Escuela de Enfermería de Guatemala.
A
fin de ir preparando los servicios de Cirugía y Medicina para una pronta
habilitación del Hospital de Clínicas,
el CDFM planteó la necesidad de “contratación de dos Nurses especializadas
de la Escuela
de San Pablo, Brasil, para que dicten un curso para graduadas en la Escuela de Nurses “Dr.
Carlos Nery” sobre administración de sala. La Fundación Rockefeller
estaría dispuesta a enviar a esas nurses Montevideo…”. El curso tuvo tres
meses de duración y estuvo a cargo de las distinguidas técnicas brasileñas, las
enfermeras Kannebly y Bettencourt.
El plan de estudios de la EUE tuvo una duración de 39
meses escolares. En nuestro país el año escolar es normalmente de nueve meses,
razón por la cual en 1954 una de las modificaciones que se le realizaron
consistió en extenderlo a cuatro años. En dicho plan se integraron ciencias
físicas, biológicas y sociales, aparte de ciencias médicas y de enfermería.
Incluyó asignaturas no incorporadas en la formación de las nurses hasta
entonces, tales como: Salud Pública, con prácticas de enfermería
comunitaria en centros de salud y Administración de Sala, ambas en
servicios de Montevideo y del interior del país, tanto en los medios intra como
extrahospitalarios.
La primera graduación de 21 enfermeras,
diez de Montevideo y once del interior, se produjo el 29 de mayo de 1953. El
promedio anual de egresadas a partir de entonces fue de 22. Desde 1966 en
adelante los órganos de gobierno de la
EUE se constituyeron de acuerdo a lo establecido en la Ley Orgánica de la Universidad y a lo que
establecía su propia Ordenanza aprobada por el Consejo Directivo Central el 30
de mayo de 1966.
FOTO
OO4 Primeras egresadas de la Escuela Universitaria
de Enfermería, en ceremonia de graduación el 29 de mayo de 1953. Nurse
Dora Ibarburu, Jefe del Departamento de Enfermería del Hospital de Clínicas a
partir de julio de 1962
LA
ESCUELA UNIVERSITARIA DE ENFERMERÍA
(EUE) alcanzó un progreso notable hasta su clausura decretada por quienes
intervinieron la
Universidad de la República en 1973. Logró un importante
reconocimiento a nivel nacional e internacional en virtud sobre todo de:
1) La excelente dirección que, como
directora-fundadora de la EUE,
ejerciera Dora Ibarburu desde 1950
hasta el 16 de julio de 1962, capaz de impulsar al colectivo profesional para
generar un modelo científico - humanístico a nivel docente y asistencial en los
medios intra y extrahospitalarios. Su trabajo en instituciones de carácter
predominantemente preventivo fue enriquecido por su formación posbásica
obtenida a través de cursos, asistencia a congresos internacionales y pasantías
en escuelas de enfermería de Chile.
Contribuyó a crear en la EUE una actitud permanente de
mejoramiento de la enseñanza con renovaciones periódicas de cuatro planes de
estudios el último de los cuales, de 1971, era conducente a una licenciatura.
Este plan tiene un fuerte arraigo nacional que surge de los trabajos de
investigación sobre aspectos del contexto uruguayo y de las características de
los educandos a recibir, así como la elaboración de una doctrina y política de
la institución. Estos trabajos fueron analizados en jornadas en las que
participaron pedagogos nacionales, administradores de servicios de salud, 47
enfermeras de distintos medios del país, 45 enfermeras provenientes de
Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Ecuador, México, Paraguay y Perú, y dos
Consultoras de la
Oficina Panamericana de la Salud /Organización Mundial de la Salud. (OPS/OMS)
2) La formación
de un cuerpo de enfermeras docentes que tuvo una actitud crítica científica
adherida a la humanización del cuidado, en buena parte como consecuencia de los
cursos posbásicos que realizaron en diversas universidades de Estados Unidos y
Canadá, en Chile y en México así como en la propia Escuela y en otros servicios
de la Universidad
3)
El nivel alcanzado por la
Escuela le permitió tener en su ámbito a estudiantes y
enfermeras docentes provenientes de Argentina, Costa Rica, México y Paraguay
para realizar cursos y pasantías.
Al
finalizar esta parte, se considera importante destacar una de las opiniones del
Dr. Mario A Cassinoni bajo el título “La Escuela Universitaria de Enfermería y la Escuela de Nurses”. Decía Cassinoni:
“No
seríamos justos si no destacáramos que las nurses graduadas en nuestro país, en
la Escuela Carlos
Nery, dependiente del Ministerio de Salud Pública, han visto con simpatía la
instalación de la Escuela
y la consagración de la técnica que poseen en un título profesional. (…)La Asociación de Nurses
del Uruguay, me solicitó opinión sobre la conducta que a mi juicio debía
adoptarse una vez tituladas las primeras enfermeras, diferenciándose así de las
egresadas de la Escuela
Carlos Nery, que por estar fuera del organismo capacitado
para impartir enseñanza superior, la Universidad, reciben sólo un certificado de
capacidad. Concreté mi pensamiento diciendo: Que la Universidad debe, a mi
juicio, actuar con espíritu amplio frente a las egresadas de la Escuela Nery,
evitando toda situación de inferioridad a quienes se graduaron en ella y
desempeñaron funciones durante muchos años; el reconocimiento de estos estudios
se impone por las vías usuales en tales casos y debe hacerlo la Universidad, que ha
valorado altamente la capacidad de las egresadas, al entregarles la enseñanza
de las alumnas de su Escuela”.
Efectivamente, las pioneras de la enfermería universitaria
provinieron de dicha Escuela.
Formación
de auxiliares de enfermería (1950-1973
En 1950 se
inauguraron los cursos de Auxiliares de Enfermería con el fin de preparar el
personal necesario para el Hospital de Clínicas. El curso de Auxiliares de
Enfermería era uno más entre la variedad de cursos para formar colaboradores o
auxiliares del médico que dictaba la
Escuela de Auxiliares del Médico, que tenía como Coordinador
al Dr Eugenio Fulquet. Entre ellos estaban incluidos desde 1945 cursos de
Dietistas, desde 1947 cursos de Auxiliares de Radiología y de Fisioterapia,
cursos para Auxiliares de Transfusionistas y cursos de Psicología Aplicada a la Infancia. En 1951 se
iniciaron los cursos de Auxiliares de Archivo Médico y Estadística.
De
esta manera opinó, respecto a los cursos de auxiliares de enfermería, el Dr.
Odair Pacheco Pedroso, asesor de la
Facultad de Medicina en lo referente al hospital
universitario, ante la
Comisión del Hospital de Clínicas:
“En
los cursos de auxiliares de enfermería se ha tenido en cuenta la imperiosa
necesidad del futuro Hospital de Clínicas de disponer a breve plazo de personal
capacitado de acuerdo a las normas que rigen en otros países. Se trata de una
enseñanza eminentemente práctica, que se daría en un plazo de 25 a 30 semanas,
aproximadamente 7 meses.”(…) “Ha tenido que irse a la limitación del número de
aspirantes… fijado en 150. Se ha considerado que los alumnos debían ser de sexo
femenino… y se fijó la edad de admisión entre 18 y 35 años”. (…) “Esos cursos…
tendrían que desarrollarse más de una vez por año…”. (…) “Las aspirantes serán
sometidas a un examen de aptitud psicofísica en la Oficina Médica de la Facultad de Medicina y
deberán presentar referencias de orden personal sobre moralidad, etc., de
personas vinculadas a la
Facultad.”(…) “Se establece la exigencia mínima de 4º año de
primaria, con el fin de que cuenten de una lectura y escritura correcta, y las
nociones de cálculo elemental.”(…) “Se necesitarán no menos de 1.000 auxiliares
de enfermería”.
Aparte de
actuar en uno de los primeros centros docentes y asistenciales de América, los
egresados iban a tener la posibilidad de actuación ulterior en otros centros
docentes y asistenciales del país. Luego podrían tener cursos complementarios
de 3 ó 6 meses. La Dra.
Célica Perdomo de Fernández fue designada en forma interina
como encargada de estos cursos pero al solicitar ella licencia para
realizar un curso sobre administración en San Pablo, se encargó de sus
funciones a la Br. Danée
Belén. El 11 de agosto de 1951 se hizo entrega de diplomas a las 85 personas
egresadas del primer curso de auxiliares de enfermería realizado por la Facultad de Medicina. En
el acto hicieron uso de la palabra el Decano Mario Cassinoni, el Coordinador de
la Escuela Eugenio
Fulquet, la encargada de los cursos Danée Belén y una alumna. Con
posterioridad, hecha la selección de las 40 mejores alumnas, el Decano puso a
consideración de la Comisión la
contratación y distribución de dichas alumnas en los servicios hospitalarios.
Un nuevo curso
para auxiliares de enfermería se inició en 1951. Se hizo un llamado para
docentes: 8 estudiantes de Medicina y 2 nurses. Éstas, con mayor capacitación
clínica, cumplieron funciones de instructoras, los primeros aportaron “una
cultura universitaria. Luego
se contrató a 9 nurses como instructoras y “para la enseñanza de los cursos
teóricos a las Dras. Obdulia Ébole y Nelly Temesio y a la Br. Rebeca Cuyás”.
Obsérvese la
condición de género de las estudiantes de auxiliares, de las docentes médicas y
las estudiantes de Medicina, lo cual pone de manifiesto la histórica presencia
femenina en la función de cuidar. Posteriormente se generó una situación
conflictiva durante las prácticas de las auxiliares. Luego de recibida una nota
de la Asociación
de Nurses del Uruguay solicitando que en el llamado para docentes debieran
inscribirse solamente nurses tituladas, ello fue resuelto favorablemente por el
CDFM.
Finalmente fue designada para este curso
como directora la nurse Dora Ibarburu,
solución que podría ser muy beneficiosa desde el punto de vista de la
coordinación de ambas enseñanzas, y para el siguiente año la nurse Justa M Mendieta. En 1954 obtuvieron su certificado
200 alumnas. Algunas de ellas a poco de obtenerlos pasaron a desempeñar tareas
en sanatorios privados.
En 1954 se
realizó por primera vez un curso para preparar auxiliares de enfermería de sexo
masculino quienes egresaron a mediados de 1955. También en aquel año se realizó
un curso complementario para Auxiliares de Enfermería Graduadas a fin de que
estuviesen mejor capacitadas para el Hospital.
La formación de
auxiliares de enfermería continuó en la Escuela de Colaboradores del Médico hasta 1973
cuando se estaba procesando entre integrantes de Enfermería de dicha escuela y la EUE el pasaje de los mismos a
la órbita de ésta. Por otra parte cuando los estudiantes de la EUE tenían aprobado Enfermería
Médico Quirúrgica, y por lo tanto ya habían cursado Enfermería Materno
Infantil, también recibían el certificado como Auxiliar de Enfermería, el cual
debía tramitarse a través de la
Escuela de Sanidad y Servicio Social del MSP.
En 1952 el MSP
inició la formación de Auxiliares con cursos de 9 meses de duración y cuyos
programas debían ser establecidos por la Escuela de Sanidad y Servicio Social. Esta
institución pasó a ser el ente normativo y regulador de este perfil laboral. En
1967 la Escuela
de Sanidad comenzó a desarrollar cursos de extensión de Auxiliar de Enfermería
Adiestrado en Block Quirúrgico.
FOTO
005 Alumnas del curso de Auxiliares de Enfermería. Detrás la instructora jefe
Dora Ibarburu
Funcionamiento
del Departamento de Enfermería (1953-1973)
Para la puesta
en funcionamiento del Hospital de Clínicas era necesario resolver ciertos
problemas esenciales: la falta de personal preparado de diversos tipos;
delimitar las funciones que cumplirían los servicios según la estructura y
organización que se diera al Hospital; resolver la instalación de equipos y
materiales para un hospital de alta complejidad en concordancia con los avances
científico - tecnológicos, así como factores que exigían modificaciones y
complementaciones de la planta física.
En 1951 la Comisión del Hospital de
Clínicas contaba con una nurse contratada para el tratamiento de todos los
problemas de Enfermería; se trataba de María
Julia Pepe de Oronoz. En noviembre de este año se le autorizó a concurrir
al Congreso de Enfermería de San Pablo acordándosele además una misión de
estudios y la presentación del informe sobre las tareas realizadas en dichas
reuniones. En la organización hospitalaria
uruguaya no había antecedentes de funcionamiento, creación, organización,
estructuración, de un departamento de Enfermería; vale decir, se carecía
hasta entonces de experiencia en la administración de estos servicios.
Al Dr. Manuel
Ambrosoni y a la directora de la Escuela Universitaria
de Enfermería, nurse Dora Ibarburu, con el asesoramiento del Dr. Odair Pedroso,
se les encomendó que realizasen un estudio de la cantidad de nurses necesarias
para el Hospital de Clínicas.
Posteriormente,
en 1952, a
fin de colaborar en tareas de organización se contó con las nurses Irma V. Batto y María Angélica Martínez de Galli. Esta última debió realizar, junto
con el Dr. Helvecio Tabárez, el estudio del funcionamiento del Centro de
Materiales. En una sesión de la
Comisión del Hospital de Clínicas “Dr. Manuel Quintela” a la
que asistieron las nurses María Julia
Pepe y María Angélica Martínez
se consideró una lista de materiales y aparatos médicos - quirúrgicos
requeridos para los pisos clínicos y el piso de sala de operaciones. Se trataba
de una extensísima lista de muebles y aparatos de uso extremadamente frecuente
en el quehacer de enfermería. Estas dos nurses integraron la Comisión de Compras para
el material de enfermería. La Nurse María Angélica
Martínez tenía como antecedente el haberse incorporado como instrumentista,
luego de capacitarse en los Estados Unidos, al equipo de Neurocirugía del
profesor Alejandro H Schroeder y el Dr. Román Arana en el Hospital Maciel, lo
cual le permitió más adelante formar instrumentistas en el Hospital de Clínicas.
El
Dr. Odair Pedroso en su calidad de asesor afirmó que no se podía hacer la
habilitación rápida del Hospital por falta de personal. Expresó que en el
Hospital de Clínicas de San Pablo “la habilitación se ha hecho de acuerdo
con el número de nurses disponibles.”(…) “Con el número de nurses y con la Escuela de Auxiliares de
Enfermería Uds. están muy bien” (…) “porque nosotros no tenemos cursos de
enfermería y esas muchachas (las alumnas de la EUE) que estarán trabajando
aquí valen oro”. “Una alumna de tercer año equivale al 90% de una enfermera, en
el segundo año vale del 65 al 70% de una enfermera en primer año, más o menos
un 15 a
un 20%...”.
Un
acontecimiento de gran significación para la disciplina lo constituyó la
aprobación del reglamento del Departamento de Enfermería. A tales efectos la Comisión había
encomendado a la Dra.
Célica Perdomo de Fernández, al Dr. Helvecio Tabárez, a las
Nurses del Departamento de Enfermería María
Julia Pepe de Oronoz, Irma V. Batto y a la Directora de la EUE Dora Ibarburu, que estudiaran el reglamento
para el Departamento. Sobre el mismo las nurses Batto e Ibarburu presentaron un
informe que posteriormente fue aprobado. Esta reglamentación centraba la
responsabilidad del servicio en la ejecución de actividades específicas de
enfermería, quedando comprendidas entre éstas las técnicas, administrativas,
docentes y de investigación. Esta era la primera vez que a las
enfermeras se les confería la responsabilidad en investigación. Cabe destacar que el Departamento
estaría integrado por enfermeras profesionales, auxiliares de enfermería y
personal de servicio; obsérvese que aquí no se consideró la necesidad de
personal administrativo de apoyo.
La
Nurse Pepe de Oronoz, primero como Asistente del Departamento
de Enfermería y a partir de 1954 como Jefe del Departamento, fue la responsable
de la organización de la
Enfermería del Hospital en sus primeros tiempos. Alegre,
amable, afectuosa y comprensiva en el trato, pulcra y elegante en su
vestimenta, siempre estaba dispuesta a escuchar los problemas que se le
presentaban y a contribuir a su solución, en el marco de su principal cometido
acerca de la calidad de los cuidados. Poseía además una admirable intuición
profesional que facilitaba su labor de directora.
Durante
su gestión existió siempre una excelente relación de cooperación e intercambio
con la EUE a tal
punto de que algunas de las enfermeras egresadas de dicha escuela cumplieron
tareas de instructoras (enfermeras docentes) por el año 1953, aunque sus cargos
pertenecían al Hospital. Fueron ellas Gladys
Vizcaíno, Helvecia Varela, Sofía González y Nélida Rienzi.
Con anterioridad al inicio del
funcionamiento del Hospital, según el Dr. Tabárez, las necesidades para el Departamento
de Enfermería eran las siguientes: veinticinco Enfermeras jefes de Sala,
noventa Auxiliares de Enfermería y dos peluqueros (estos últimos para afeitar
pacientes, cortarles el pelo y rasurarles para ciertas operaciones), quienes
serían seleccionados a través de un llamado a aspirantes. De las veinte enfermeras jefes
que fueron designadas, cumplieron papeles importantes en el Hospital de Clínicas
y/o en la EUE las
siguientes: Julia Galemire, Olga Fraga, Leonilda Hernández de Servetti, Dominga Urtiaga, Berta
Stella, Sofía González, María Cossu, Mirtha Mut, Gladys Vizcaíno
y Helvecia Varela.
Fue
recién el 19 de enero de 1954 cuando la Comisión del Hospital de Clínicas resolvió
autorizar al Decano a elevar al Consejo Central Universitario las propuestas
correspondientes para la designación como Enfermeras (Nurses) Supervisoras de
las siguientes personas: Leonilda Hernández de Servetti, Olga Fraga, Dominga
Urtiaga y Julia Galemire. Julia
Galemire recuerda que el período de actuación de la Nurse María Julia Pepe
fue realmente complejo, aunque todo el personal tenía una mística especial
respecto del cumplimiento de sus funciones en el Hospital.
María Julia Pepe ha destacado que durante su gestión hubo
varios cambios de Dirección y que se dieron importantes cambios
administrativos, presupuestales y legales, modificándose entre otras cosas la
duración de la jornada laboral, los regímenes de licencias y sucesivas
modificaciones de planta física y progresivas habilitaciones de servicios de
hospitalización y policlínicas. A su retiro del cargo el Departamento de
Enfermería contaba con 600 personas, que correspondían a un tercio del total de
personal del Hospital de Clínicas. Enfermería asumió incluso aspectos de
coordinación que hicieron efectiva la adecuación de la planta física y las
instalaciones así como la adquisición de materiales y equipos, su preparación,
almacenamiento, distribución y enseñanza del uso apropiado. Todo lo dicho a
pesar de que según la opinión de María Julia Pepe “el hospital disponía de
recursos normalmente escasos (…) complicando el aspecto técnico del cuidado y
salvo la primerísima etapa se debió funcionar con cuadros mínimos de personal,
a pesar de lo cual pocas veces se ha dado en el país un tan alto nivel
asistencial de enfermería en sus aspectos integrales”. Todo esto fue
posible gracias a una variada elaboración de procedimientos técnicos y
administrativos, de las evaluaciones periódicas, de la investigación de causas
de atención incorrectas y accidentes. El modelo de dotación de tener 2
enfermeras por unidad nunca pudo llevarse a la práctica.
Diferentes
integrantes del Departamento de Enfermería antes de incorporarse al mismo habían
tenido becas para estudios: por ejemplo, la nurse Martínez de Galli a EEUU; la
nurse Julia Galemire había sido becada a Costa Rica y Guatemala para realizar
observaciones sobre Escuelas de Enfermería y en 1957 a la Universidad de
Indiana, en Bloomington; en Estados Unidos, otras habían participado de cursos
dados por las enfermeras brasileñas.
A menudo en la
primera etapa del Hospital, la nurse Galemire colaboraba con el trabajo de María
Julia Pepe hasta altas horas de la noche, a veces hasta las 2 de la madrugada.
“Si un médico indicaba una medicación que no teníamos en el Hospital
sacábamos dinero de una caja chica que teníamos e íbamos a comprarlo, en una
oportunidad que ya era de noche uno de los porteros se ofreció para hacer el
mandado. Todos estábamos imbuidos de la misma mística por dar buena atención a
los pacientes.” Galemire continúa diciendo que en Emergencia “llevábamos
un memo” sobre los pacientes a los que les preguntábamos cómo sentían que
habían sido atendidos. Recuerdo que el maestro Julio Castro contestó: “he
recibido una atención excelente pero me pregunto si el país podrá continuar,
debido a las condiciones económicas, dando todo cuanto nos dan”. De hecho
esto constituía un control de calidad según la percepción del usuario. En esa primerísima
época el paciente recibía toallas, útiles para su higiene, zapatillas para
levantarse, salto de cama, etc. para verano o invierno según correspondiera. Su
ropa personal era guardada en perchas protegidas con nylon y sus valores
(relojes, pulseras, anillos, dinero, etc.) eran entregados en custodia a
Contaduría.
En
1954, para la apertura del Centro Quirúrgico y el servicio de Recuperación Post
anestésica, el Departamento de Enfermería realizó importantes esfuerzos de
organización y sobre todo de formación de personal. En el Centro Quirúrgico
había una Enfermera Jefe y otra Enfermera Universitaria que se ocupaba de los
aspectos de atención más directa de los pacientes. La Enfermera Jefe se
hacía cargo esencialmente de todas las coordinaciones con los diferentes
sectores: los de hospitalización, Sangre y Plasma, Anatomía Patológica,
Anestesia, Farmacia, Ropería, Recuperación, Centro de Materiales, etc. En
realidad, la puesta en marcha del Centro Quirúrgico significó también grandes
cambios en el comportamiento médico. Por primera vez en el país el equipo de
cirujanos se cambiaría toda su ropa de calle (o la ropa con que venía del piso
de hospitalización) por los equipos del Block, y sobre éstos vestirían luego
sus túnicas esterilizadas. La enseñanza del personal de enfermería abarcaba
lavado quirúrgico de manos; vestido quirúrgico completo; instrumentación en
general; técnicas de preparación y circulación en sala de operaciones; atención
en el cuarto de recepción de materiales; preparación de piezas anatómicas;
preparación de paquetes de ropa y cajas quirúrgicas; preparación de paquetes de
gasas, compresas, drenajes, etc; recepción del paciente y su preparación en el
cuarto de anestesia.
Esta
enseñanza estuvo a cargo fundamentalmente de Helvecia Varela, quien contó con la supervisión y ayuda de Lila Porta. Ambas eran por entonces docentes
de la EUE;
actualmente son Profesoras Eméritas de la Facultad de Enfermería. En ciertos casos los
cirujanos profesores solicitaban trabajar con sus instrumentistas privadas
quienes traían y llevaban del Hospital instrumental propio. Al Profesor
Washington Ísola se le concedió autorización para que la Nurse Lastretti instruyera al personal necesario
para el funcionamiento en la
Policlínica de Estrabismo, debiendo fijar y comunicar a la Dirección el horario que
cumpliría la referida funcionaria.
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006 Enseñanza de las enfermeras (nurses)
Es importante destacar
que Helvecia Varela realizó también la enseñanza a los estudiantes de Medicina
que carecían de formación académica sobre cómo actuar en sala de operaciones,
salvo excepciones. En la primera época estuvieron en el Centro Quirúrgico Nélida Rienzi, Noemí Villamayor y Soledad Sánchez.
En
1954 actuó como Nurse Supervisora Dominga
Urtiaga, quien acostumbraba a realizar guardias de retén dado que la
coordinación operatoria se llevaba a cabo en la mañana y en la tarde; fuera de
estos horarios solo se efectuaban urgencias. Posteriormente
estuvo como Supervisora en el Centro Quirúrgico y Recuperación la Licenciada Mirtha Mut
Mandressi. Desde junio de 1956 hasta julio de 1957 Mirtha Mut asumió una
beca para asistir a Boston University, Massachussets, EUA. Allí estudió
Enfermería en pacientes con enfermedades trasmisibles, Enfermería Médico
Quirúrgica y Administración y Supervisión en Enfermería.
Cuando
finalizaba la intervención de un paciente, previo llamado, el mismo era
trasladado a Recuperación Post Anestésica, siempre acompañado de su Historia
Clínica, con la descripción operatoria y las indicaciones del cirujano. Allí se
encontraba un anestesista que era quién determinaría el momento en el cual el
paciente podía ser trasladado a su unidad de piso, a menos que el cirujano
hiciera esta indicación. Ya en el piso 17 Recuperación contaba con oxígeno y
aspiración centralizados y también disponía de aparatos para asistencia
respiratoria mecánica. En la primerísima etapa de Recuperación actuaron como
enfermeras la E U
María Rosa Ferro, las Nurses Yoko de Artigas y Amanda Méndez; eran enfermeras turnantes Gladys Morse e Isabel Silva.
Las enfermeras turnantes hacían esta modalidad de servicio incluyendo al Centro
Quirúrgico. (Información aportada por la Lic. Mirtha Mut).
Un
hito ocurrió en diciembre de 1953, cuando el Dr. Clarence Crafoord, eminente
cirujano cardiovascular sueco, visitó Uruguay. El equipo que lo acompañó estaba
integrado por los doctores Ake Senning, Olle Friberg (anestesista especializado
en intervenciones de tórax), Bengt Jonsson y Alberto Barcia (médico radiólogo
uruguayo que desde hacía dieciocho meses se encontraba en Suecia
perfeccionándose), la Nurse
instrumentista Inga Ericsson y la Nurse Margaretta
Hamenberg, denotando esta integración la importancia dada a la enfermera en
los procedimientos. El naciente equipo de cirugía cardíaca uruguayo incorporó
este criterio para su funcionamiento en el Hospital de Clínicas, destacándose
el desempeño de la nurse Mabel Astoviza
quien estuvo becada en la
Clínica Mayo en el Hospital Saint Mary, Minnesota, Rochester,
durante veinticinco meses. Allí, dadas las funciones docentes de esta clínica,
realizó cursos teóricos y prácticos, con una tutora, para especializarse en el
cuidado de pacientes niños y adultos en dicha especialidad, incluyendo la
atención de pacientes en Centros de Tratamiento Intensivo (CTI). En nuestro país
se realizó el ensayo con diecinueve perros, utilizando la máquina corazón - pulmón
artificial para circulación extracorpórea usada en la Universidad de
Minneápolis “Durante el ensayo con perros, el equipo de investigación ha
sido siempre el mismo (…): anestesista, cirujano, médicos que realizan los
registros de presión, electrocardiogramas, gases en sangre con medidas directas
(oximetría directa) y determinación analítica en el Van Slike, una enfermera y
un auxiliar de enfermería”. El primer perro con el que la experiencia fue
exitosa, “Barcino”, fue llevado a la casa de uno de los médicos del equipo.
Astoviza realizó los cuidados de todos ellos, aun concurriendo en las noches Orestes Fiandra y Mabel Astoviza publicaron la experiencia con los cien primeros
casos humanos en 1969.
Posteriormente,
en todo lo relativo a la atención de enfermería de los pacientes con marcapasos
en las etapas pre, intra y post implante, la nurse Mabel Astoviza volvió a
tener destacada actuación.
También
participó Mabel Astoviza, junto con otras nurses, en el desarrollo de la Nefrología en nuestro
país. El primer impulsor de esta especialidad fue el Dr. Héctor Franchi Padé,
integrante de la
Clínica Médica “A” del Hospital, a cargo del Profesor J C
García Otero. Siguió su senda el Dr. Adrián Fernández, que obtuvo una beca de
estudios para el centro que dirigía Jean Hamburger en el Hospital Necker de
París. Después de regresar a Uruguay, en 1956, el Dr. Adrián Fernández, comenzó
a realizar hemodiálisis en perros como parte de un proceso de investigación que
le permitió llevar a cabo el 9 de abril de 1957 la primera diálisis peritoneal
terapéutica. En los ensayos de hemodiálisis en perros le ayudaban, trabajando
en forma honoraria y en horario nocturno, los Drs. Dante Petruccelli y Walter
Espasandín y la
Enfermera Universitaria Mabel
Astoviza.
Dichos
ensayos en perros tuvieron lugar hasta que en enero de 1958, se realiza la
primera hemodiálisis en una joven que presentaba una insuficiencia renal aguda.
Al decir del Dr. A Fernández “Ello ha sido posible por la invalorable
colaboración del Departamento de Enfermería en general, y en particular por las
Nurses: Supervisora Julia Galemire y
de las Nurses Jefes: Mabel Astoviza,
Alma Carrasco
y Alba Blanco”.
Mabel
Astoviza tuvo un papel fundamental porque contribuyó a establecer pautas para
los cuidados de enfermería en la etapa en que se utilizaba la técnica de
diálisis peritoneal sobre: aspectos emocionales y físicos del paciente,
preparación de la cama, preparación del cuarto de diálisis, instrumental
necesario a obtener en el Centro de Materiales así como qué debía obtenerse en la Farmacia, la vigilancia
del enfermo durante la diálisis y de la técnica en sí y los cuidados al
finalizar la misma.
También
participaron en el equipo de diálisis: Milka
Muñiz, Enfermera Jefe de la
Clínica del Profesor García Otero, Geraldine Ripoll, Enfermera de Sala de dicha Clínica y Altamira Rodríguez. Obviamente,
continuó siendo importante la labor de estas últimas enfermeras cuando se
realizaban las hemodiálisis mediante la utilización del riñón artificial de
Kolff-Merril. En relación con la
Nefrología parece importante destacar que las enfermeras que
allí funcionaban, en la Unidad
de Riñón Artificial, llevaban un amplio registro sobre los cuidados del paciente
y que dichas hojas eran incorporadas a la Historia Clínica
del paciente, hecho que no ocurría en muchos servicios donde los Registros de
Enfermería debían llevarse a cabo en la columna que en la Hoja de Indicaciones Médicas
se denominaba Indicaciones Cumplidas, en las cuales las enfermeras anotaban
aspectos del cuidado no indicado por el médico. Ellas llevaban cuenta de las
horas trabajadas fuera del horario habitual de sus funciones, pero no les fue
posible que se les incorporaran al sueldo ni tomarlas libres.
En
1960 en Seattle, Estado de Washington, EEUU, crearon el circuito o “shunt”
arteriovenoso que significó un importantísimo avance tecnológico.
En 1963 se
integró al equipo Juana Bequio,
cuando Altamira Rodríguez que venía
trabajando en el mismo pasó al piso 16, para incorporarse a Perinatología. En
1964 el Dr. Adrián Fernández se retiró del equipo e ingresó al mismo el Dr.
Luis Campalans; como Enfermera se integró Laura
Hernández. Juana Bequio y Laura Hernández en 1968 concurrieron becadas por
el Hospital de Clínicas a la
Unidad de Diálisis de Crónicos del Hospital Italiano de
Buenos Aires. Después de varios años de trabajo en esta especialidad,
decidieron irse a trabajar a Suiza. Laura retornó a su país años más tarde.
Juana continuaría trabajando en Suiza hasta su fallecimiento en 2006, ocurrido
en nuestro país durante sus vacaciones.
En 1957 María Julia Pepe había iniciado la Sección Educación
del Departamento y se llevó a cabo un programa de orientación en administración
de sala para estudiantes de Enfermería de Asunción, Paraguay, quienes habían
hecho un período de aprendizaje en el Departamento de Administración de la EUE, ejemplo claro de
integración academia-servicio. Por entonces varias integrantes del staff habían
efectuado visitas al exterior, participado en seminarios, congresos, etc. y usufructuado becas en
Argentina, Brasil y Chile. Asimismo se realizó un curso básico para auxiliares
de enfermería a solicitud del director del Hospital de Melo.
Es
importante destacar que el año 1957 fue especialmente significativo en lo que
se refiere a mejoramiento de la preparación de las enfermeras profesionales
debido a su concurrencia a congresos y por el otorgamiento de becas de estudio.
En primer lugar las nurses María Julia Pepe y Olga Fraga solicitaron licencia
extraordinaria por haber sido designadas por la Asociación de Nurses
del Uruguay, delegadas al Congreso Internacional de Enfermería que se iba a
realizar en la ciudad de Roma. Las solicitudes fueron elevadas con
informe favorable al Consejo Directivo de la Universidad. Concurrieron
también al Congreso Cuadrienal del Consejo Internacional de Enfermeras (CIE)
las enfermeras Gladys Morse y Alba Luccini. En lo relativo a becas, la OMS dio una a la Supervisora Dominga Urtiaga, a quien se le otorgó licencia
extraordinaria por el término de un año, para concurrir a Inglaterra a realizar
cursos. También estuvo becada en Londres
la enfermera Nélida Larrea, durante
un año, para prepararse en el cuidado de pacientes oncológicos”. Asimismo la supervisora Julia Galemire y la enfermera Noemí Villamayor de Perdomo asumieron
becas de un año de duración para asistir a Indiana University School of
Education, Bloomington, en Estados Unidos, en diciembre de 1958. A ambas se les
concedió licencia extraordinaria.
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007 Nurses María Julia Pepe de Oronoz y María Angélica de Galli, recibiendo el
diploma de manos de Guillermo Almenara, director del curso de Administración
Hospitalaria. Integrantes del Servicio Voluntario (Damas Rosadas) en 1970. Sala
de internación. Al fondo el solario
A través de los
años se fueron realizando cursos a enfermeras y auxiliares para prepararlas en
diferentes áreas: neurocirugía, gastroenterología, hemodiálisis y cardiología.
Pocos años después varias enfermeras habían hecho el curso post básico en la EUE en una de las dos
orientaciones que ofrecía: Administración de Servicios o Educación. Estas
oportunidades de aprendizaje se estimulaban en función de los resultados de las
evaluaciones de las personas.
Aunque
el cumplimiento de las etapas de habilitación del Hospital pasó por situaciones
críticas por escasez de personal sobre todo de Enfermería, se consideraba que
el Departamento de Enfermería era el pilar básico”.
El
Instituto de Neurología se incorporó al Hospital de Clínicas en 1958. Luego de
su traslado al Hospital, la
Nurse Martínez de Galli fue contratada por la Clínica del Profesor Arana
para entrenar a Ofelia Revello, Auxiliar de Enfermería, en instrumentación
neuroquirúrgica. Ambas trabajaron posteriormente en el entrenamiento de las
auxiliares para instrumentar en el equipo de neurocirugía. Al decir de Eduardo
Wilson, “Revello se constituyó en colaboradora inmejorable de los cirujanos,
en depositaria y salvaguarda de un instrumental delicado y oneroso y en
especial en docente de la instrumentación en neurocirugía”. A su vez ella preparó
instrumentistas para Neurocirugía para otras instituciones de Montevideo y el
Interior.
El
Instituto de Neurología contaba con una sala para hombres, una para mujeres
(ambas para dieciocho pacientes) y otra de neruropediatría. La dotación de
personal era de una enfermera (o nurse) y dos auxiliares de enfermería por la
mañana; por la tarde y en el turno vespertino se disponía de una enfermera por sala
y una auxiliar por sala. En la Sala
2 donde se atendían enfermos más graves había mejor dotación que en el resto y
se contaba con aspiración y oxígeno centralizados. Entre los enfermeros
universitarios de la primera etapa del Instituto en el Hospital, podemos citar
a Delia Rivoir (Supervisora), Clelia Radesca, Ida Sánchez; Ana María
Sabrnak, Maité Guillén, Sonia Cobbold, Ioni dos Santos, Nilo
Berrutti, (primer graduado de la
EUE de sexo masculino, año 1962), Jorge Vieytes, Elsa María
Azanza y Dinorah Cappio, entre
otras.
El
Instituto era utilizado por la EUE
como campo de práctica de los estudiantes para el curso que por entonces
existía sobre Enfermería Avanzada y Administración de Sala actuando como
enfermeras docentes Myriam César y Noemí Lois respectivamente. Este curso
implicaba tener un estudiante ejercitando el papel de Enfermero Jefe de Sala y
otro como Enfermero a cargo de los cuidados directos. En ausencia de
estudiantes la dotación de enfermería se mantenía como fuera dicho más arriba.
Los pacientes que necesitaban respiración asistida eran trasladados a
Recuperación Post Anestésica donde había respiradores Bird y Engström. Había
manuales de procedimientos técnicos, relativos a la valoración, intervención y
evaluación de los cuidados de enfermería, así como manuales administrativos. Lo
anteriormente mencionado fue posible al tener cuidados normatizados para el
pre- y postoperatorio de los pacientes.
En
1962 asumió el cargo de jefa del Departamento de Enfermería la nurse Dora Ibarburu. Su gestión provocó
cambios sustantivos en el servicio. Por primera vez en el país:
1)
Se formuló la doctrina o marco conceptual del mismo, basados en los Principios
Fundamentales de Enfermería publicados por el Consejo Internacional de
Enfermeras. Según expresiones de Ibarburu, en un informe suyo de actuación (Expediente
449/72) refiriéndose a la importancia de contar con una doctrina dice“(…)
cuando el interés científico choca con los derechos humanos, con la moral, con
las ideas religiosas o con el interés económico; cuando la preocupación
conservadora por el orden entra en conflicto con el interés progresivo por la
libertad; cuando el institucionalismo tropieza con la individualidad, es
necesario referirse a un punto de vista general en el cual puedan superarse las
divergencias y recobrar la coherencia en la acción. (…) Esto se hace necesario
cuando las aspiraciones discrepantes de diferentes ideales de conducta
involucran a la comunidad como un todo – en este caso la comunidad hospitalaria
-y la necesidad de reajustes generales”.
2)
Se constituyó una estructura que estableció 11 unidades de organización, cada
una a cargo de una Enfermera jefe. Entre 1962 y 1967 se describieron 27 cargos
a fin de marcar claramente las responsabilidades, actividades y tareas
asignadas; ello contribuyó a mejorar la eficacia y eficiencia del personal. “Fue
importante la revisión crítica que se hizo de los criterios de división del
trabajo y de la asignación de funciones. En ese sentido cabe señalar
especialmente el hábito que se incorporó, de elaborar planes de trabajo anuales
para los distintos sectores, que no solamente fueron elaborados previamente a
cada ejercicio, sino que oportunamente fueron evaluados”.
Dora
Ibarburu puso en evidencia su preocupación tanto en la preparación como en la
estabilidad del personal en las áreas especializadas tales como Nefrología,
Neurología y Neurocirugía, Centro de Tratamiento Intensivo (CTI), Centro
Quirúrgico y Emergencia. Otro aspecto a destacar es el alto grado en que sabía
conjugar el interés y la preparación de las enfermeras con las necesidades del
Hospital. Quizás el mejor ejemplo de esto sea, que otorgó horario libre a Juana Bequio, a fin de que participara
en el equipo de Nefrología en el horario y el tiempo en que ello fuera
necesario.
3) A su vez
Dora Ibarburu instaló dos tipos de comités de trabajo: algunos de carácter
permanente que fueron el de Educación y el de Técnicas y otros de carácter
transitorio para resolver ciertos estudios o investigaciones. El Comité de
Educación estuvo a cargo de la nurse Julia
Galemire y fue el primero de esta naturaleza en el país con su doctrina y
principios educativos claramente definidos. Actuó como asesora María Rosa Parentini, años más tarde
Profesora Emérita de la
Facultad de Medicina. Mientras Galemire realizó el curso
posbásico de la EUE
sobre Educación, le subrogó Lilián Juan.
El otro comité permanente a que hiciéramos referencia fue el de Técnicas al
cual se integraron enfermeras de sectores de internación y la jefe del Centro
de Materiales. Estuvo a cargo de la
Nurse supervisora Amanda
Méndez y fue asesorada por Soledad
Sánchez; cuando ésta asumió la dirección de la EUE fue sustituida por Haydée Ballesteros.
4) Se generó un
clima de trabajo altamente favorecedor de “la capacitación y
perfeccionamiento de todos los participantes del equipo” lográndose
sistematizar la educación en servicio y la educación permanente, de carácter
verdaderamente continuado. Se otorgaron becas, que en el caso de muchas
enfermeras fue en régimen de dedicación exclusiva para realizar cursos de
postgrado. Se facilitó la concurrencia a jornadas y congresos dentro y fuera
del país y se realizaron cursos de actualización en todas las áreas de cuidados
de enfermería.
5) Se preparó personal para servicios
especializados; en forma teórica y práctica. Todo ello sin descuidar la
actualización periódica en los cuidados de pacientes médicos y quirúrgicos
generales. El “Proyecto de Programa de Asistencia Progresiva” en nuestro país
fue elaborado por Hugo Villar,
Director del Hospital de Clínicas; Dora
Ibarburu, Directora de la EUE;
Lila Azucena Porta y María Angélica Rodríguez de Merli,
ambas enfermeras docentes de la
EUE y Aron Nowinski,
Director Asistente del Hospital de Clínicas, en agosto de 1961. Fue
gratificante comprobar que en la bibliografía que sustentaba este proyecto se
encontraban obras de las que era autora Faye
Abdellah, quien en la década del 60 ayudó en el mundo a comprender la
importancia que el cuidado de enfermería estuviera centrado en las personas, en
general. Los programas de orientación, con los que se daba inicio a la
educación en servicio, incluían aspectos generales sobre la institución -en
especial aquellos servicios como Farmacia, Laboratorio u otros con los que
Enfermería mantenía frecuentes coordinaciones- y la orientación específica a la
unidad en la cual la persona desempeñaría sus funciones.
6)
Para la administración de personal, sucediendo a la nurse Olga Fraga de Scaldaferri, estuvo la nurse Dominga Urtiaga quien por su trato amable, comprensivo, de respeto
hacia los demás; por su solidaridad, la ecuanimidad de sus juicios críticos
sustentados en su actitud científica, y por su fuerte sentido hacia la
humanización del cuidado, ejerció su labor de manera muy eficaz y eficiente.
Todo ello generó afecto y reconocimiento del personal a su cargo. A su muerte
fue sucedida por Delia Rivoir de
Charbonier. Para el reclutamiento de personal se llevaban a cabo
entrevistas y tests de habilidades y se accedía a los cargos mediante concursos.
En los concursos para titularidad se otorgaban puntajes por asiduidad,
puntualidad, antigüedad y evaluación del desempeño y trabajos realizados “Sin
exagerar, podríamos decir que el Departamento, en el aspecto de administración
de personal, ha estado señalando rumbos en el Hospital y en el ámbito nacional”.
7) Para la
administración de recursos materiales designó Asistente jefe a María Angélica Martínez de Galli, quien
asumió la responsabilidad por la provisión de equipos y materiales y veló por
su uso eficaz. Inicialmente fue ayudada por la enfermera Mafalda Destéffanis, que pasó luego a asumir dicho cargo.
8) Cabe señalar
que la organización y funcionamiento de este Departamento de Enfermería del
Hospital fueron tomadas como modelo en el país y enfermeras de varios servicios
realizaron allí pasantías. También en otras instituciones públicas y privadas
se crearon departamentos tratando de emular al de este hospital, pero ellos
eran implementados en instituciones no estructuradas por departamentos, lo cual
a nuestro entender influyó negativamente en su desarrollo eficiente. En 1967
varios Departamentos de Enfermería de Montevideo estaban bajo la
responsabilidad de una nurse o enfermera universitaria.
9) Entre el 27
y el 31 de octubre de 1969 el Departamento llevó a cabo unas “Jornadas de
Asistencia de Enfermería” en las que se discutieron relatos y correlatos
elaborados por enfermeras, auxiliares de enfermería y otros profesionales del
campo de la salud. Los temas tratados en estas jornadas fueron: “1)
Necesidades básicas comunes a todos los pacientes; 2) Asistencia de enfermería
de pacientes en oncología; 3) Asistencia de enfermería en geriatría; 4)
Asistencia de enfermería a la madre y el niño; 5) Asistencia de enfermería a
pacientes renales; 6) Panel foro multidisciplinario sobre atención integral de
pacientes neuroquirúrgicos”.
10)
A fin de preparar la puesta en marcha del CTI (el del Hospital era uno de los
seis que integraban un proyecto de OPS/OMS para disponer de recursos formados
para este tipo de atención), en 1970 el Dr. Villar integró un grupo de trabajo
con las enfermeras Dora Ibarburu, Erica Fischer y Altamira Rodríguez y se crea entonces un Comité Asesor con dichas
enfermeras más Mirtha Mut, María Rosa Parentini como enfermera
docente, Mirtha Delfino, Mabel Astoviza de Cardiología, Nélida Larrea de Recuperación y María Ramona Recarte como delegada de
las enfermeras del CTI. Es interesante destacar que cuando se realizó el primer
curso para enfermeras ese mismo año se hizo la práctica correspondiente con los
pacientes operados por el cirujano cardiológico Dr. Euryclides do Jesús
Zerbini, proveniente de São Paulo, Brasil. Este primer curso dio lugar a la
elaboración de normas para la atención en el CTI así como la preparación de
materiales didácticos que se utilizaron en cursos sucesivos. Algunas
mutualistas que habían tenido becarios en los cursos del Hospital de Clínicas
replicaron la experiencia en sus instituciones. El núcleo de Enfermería del CTI
sirvió desde entonces como semillero formativo de enfermeras capacitadas en
medicina intensiva.
11) En 1970 se
realizan trabajos tendientes a mejorar el servicio de Enfermería
correspondiente al Centro Latinoamericano de Perinatología.
12) Durante la actuación de Dora
Ibarburu, ella era llevada por su actitud científica, a buscar solución a los
problemas mediante estudios diversos, según la complejidad de los mismos. A
modo de ejemplo mencionamos el estudio sobre el ausentismo del personal de
enfermería a su cargo, según el cual el ausentismo que venía aumentando entre
los años 1963 y 1969, en 1970 descendió un 20%. Sin duda los logros de este Departamento
tienen muchísimo que ver con la dirección que del mismo ejerciera Dora Ibarburu
desde 1962 a
1972, período en el cual siguió ejerciendo su labor docente en el curso para
graduados sobre Administración en la
EUE y naturalmente en los Cursos de Administración
Hospitalaria cada vez que se organizaron dentro del Hospital.
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008 Enfermeras del Hospital de Clínicas de Montevideo. Uruguay
13)
Durante el devenir del Departamento de Enfermería se fue tomando conciencia de
desarrollar el servicio cumpliendo las funciones de asistencia, docencia e
investigación entrelazadamente. En menor proporción el Departamento cumplió
funciones de extensión.
Después de 1972
Dora Ibarburu concurrió a Perú, como Asesora encomendada por la OPS/OMS. Continuó como Asesora
hasta 1980, transitando por Argentina, Perú y Ecuador, ejerciendo esta función
en su calidad de exiliada política y manteniendo una actitud solidaria con
otras exiliadas.
Cuando
en 1972 dejó su cargo Dora Ibarburu, se otorgó a Mirtha Mut Mandressi, que
usufructuaba el cargo de Asistente Jefe, la subrogación de funciones como Jefe
del Departamento de Enfermería Mirtha Mut, integrante de la primera graduación
de la EUE, había
tenido su experiencia como Consultora para Servicios a través de la OPS/OMS, en 1965 - 66, en
República Dominicana. También había ejercido la docencia en la Universidad Católica
de dicho país, en el período 1970 – 71. La enseñanza que entonces realizó fue
en Enfermería Médico Quirúrgica. Luego de estar en la Jefatura del Departamento
fue destituida por la dictadura cívico-militar y se mantuvo unos años exiliada
en Suiza.
A
manera de resumen, las principales causas de la creación de los dos niveles de
preparación de la fuerza de trabajo en Enfermería en la órbita de la Universidad fueron las
siguientes:
1) La necesidad
sentida por la clase médica de contar con colaboradores capaces de ayudar
eficientemente en su quehacer de acuerdo a los avances científico-tecnológicos
que tenían lugar a nivel nacional e internacional.
2) La necesidad
sentida por egresadas de la
Escuela “Dr. Carlos Nery” de mejorar la formación que se les
daba hacia finales de la década del 30 y durante la década del 40.
3) La vigorosa
acción del Dr. Mario Cassinoni de promoción de cursos y escuelas dentro de la Facultad de Medicina.
4) La fuerte
influencia de Estados Unidos desplegada a través de diversos organismos, tales
como: el Servicio Cooperativo Interamericano de Salud Pública, la Fundación Kellogg
y la Fundación
Rockefeller.
5) Pero la
causa principal, catalizadora de las anteriores, fue la necesidad de contar con
personal de enfermería – profesional y auxiliar – preparado para la puesta en
marcha del Hospital de Clínicas y para los Centros de Salud. Asimismo, es
posible afirmar que la formación universitaria de la enfermera, una vez
funcionando éstas dentro del Hospital de Clínicas, fue un factor esencial en la
consecución de los logros del mismo. Este llegó a ser viable, en gran parte,
gracias a la organización del Departamento de Enfermería.
Datos
biográficos de Dora Ibarburu Irazusta
Dora María
Ibarburu Irazusta es la figura emblemática de la Enfermería uruguaya. Nació
en Salto el 27 de abril de 1918, en la calle Larrañaga nº 67 de aquella ciudad.
Fueron sus padres Joaquín María Ibarburu y Simona Irazusta. Entre los años 1931
y 1935 cursó sus estudios en la Sección Femenina y allí realizó también los
Preparatorios de Medicina entre 1936 y 1938; asimismo cursó Anatomía y
Fisiología en la Facultad
de Medicina. Ingresó a la Escuela
de Nurses “Dr. Carlos Nery” el 4 de marzo de 1940, donde, después de haber
terminado el Curso de Prueba de tres meses, fue incorporada a las planillas de
sueldos, según comunicación del 14 de junio del mismo año. Sus condiciones de líder natural
y su nivel de conocimientos le llevaron a ser admirada y respetada por el
estudiantado, sumado a que la cultura institucional imperante llevaba a que las
estudiantes de los años inferiores debían responder a las directivas de las de
años superiores. Resultó elegida como abanderada por haber obtenido la
calificación más alta en los exámenes de su curso y por su brillante actuación;
realizó los cursos de primero, segundo y tercer años obteniendo en los exámenes
la nota de sobresaliente con mención y felicitaciones y se graduó el 5 de
diciembre de 1942.
Inició las
actividades profesionales en el Dispensario Antituberculoso de Colón. Debido a
su destacada actuación recibió una beca de la Fundación Rockefeller
para continuar su formación en la Universidad de Toronto, Canadá. Allí realizó
cursos en Salud Pública, Educación y Administración de Escuelas y Psiquiatría,
entre julio de 1944 y junio de 1946. Entre 1946 y 1950 actuó como Nurse
Supervisora del Centro de Salud de Treinta y Tres. En este período tuvo dos
experiencias importantes: en 1947, durante tres meses, hizo un estudio del
funcionamiento de las Escuelas de Enfermería de Chile, y en 1949 concurrió al
Congreso Regional de Enfermería que se celebró en Lima, como delegada del
Servicio Cooperativo Interamericano de Salud Pública (SCISP).
Fue fundadora de la Escuela Universitaria
de Enfermería y su Directora hasta el 16 de julio de 1962. Fue miembro activo
para la creación de la
Institución ya que el 8 de agosto de 1947, de acuerdo a la
responsabilidad que le había asignado el SCISP, junto con Rosina Romero,
Directora de la Sección
Nurses, confeccionaron los presupuestos y materiales
necesarios, los que fueron enviados al Dr. Jackson Davies, Director de dicho
Servicio.
El 21 y el 30 de marzo de 1950, cuando en el
Consejo Directivo de la
Facultad de Medicina se propuso su nombramiento para la
dirección, se destacó la importancia fundamental de una institución que
impartirá enseñanza en el sistema de internado, y por lo tanto debe estar
dirigida por personas de absoluta solvencia técnica e insospechadas condiciones
morales. También se hizo referencia a “su energía y carácter así como su
ágil inteligencia que le permite captar rápidamente los problemas”. Durante su dirección en la EUE, asignó primordial
importancia a la preparación del cuerpo docente, lo cual se puso en evidencia
cuando a los seis años de vida de la
Escuela el 80 % de las enfermeras docentes tenían cursos pos
básicos en universidades de Estados Unidos, Canadá, México y cursos de
Educación en Servicio sobre temas específicos de enfermería y en aspectos
pedagógicos, a cargo de destacados pedagogos del país.
Fomentó y contribuyó a
mantener un clima universitario en la Escuela y a la integración de ésta al demos
universitario. Sin duda esto contribuyó a que en noviembre de 1954 la Asociación de
Estudiantes de la EUE
se integrara a la
Federación de Estudiantes Universitarios del Uruguay (FEUU) y
que la Asociación
de Docentes (ADEUE) fuera una de las cuatro asociaciones fundadoras de la Federación de Docentes
de la Universidad.
Dora
Ibarburu tuvo un nuevo
período de estudios como becaria de la Fundación Rockefeller
desde junio de 1955 hasta junio de 1956 para tomar cursos en la Universidad de
Vanderbilt y en la
Universidad de Wayne de los EEUU. Entonces incrementó su
preparación en Administración de Escuelas, Psicología del Aprendizaje y
Filosofía de la Educación.
A
partir de julio de 1962, acorde con los resultados del concurso, asumió el
cargo de Jefe del Departamento de Enfermería del Hospital de Clínicas y se
mantuvo en el mismo hasta 1974. Allí promovió la formulación de la doctrina del
servicio, hecho que se produce por primera vez en nuestro país; llevó a cabo
diversos cambios de organización, estructura y funcionamiento, que mejoraron la
eficacia y eficiencia del personal y de los recursos materiales.
FOTO
009 Dora María Ibarburu Irazusta
Para
sustentar tales cambios hizo diversos estudios cuyos resultados mejoraron la
calidad de los cuidados. “Logró que este Departamento se colocara no sólo en
un alto nivel de eficacia dentro de nuestro país, donde sin duda era el
Departamento más calificado, sino que podemos decir que (…) logró que fuera de
los mejores de América Latina, sin duda alguna, y un punto de referencia para
los Departamentos de Enfermería del continente (…); toda esta actividad le
valió transformarse en uno de los dirigentes más importantes de nuestro país y
de América Latina en este campo de la Enfermería”.
Asimismo
continuó su labor docente en el ámbito de su responsabilidad y en la EUE, participando en los
cursos para graduados y en los de Administración Hospitalaria, cada vez que se
organizaron dentro del Hospital. En octubre de 1969 concurrió, en calidad de
docente a la Escuela
de Enfermería de la
Universidad Católica en Mar del Plata.
En
1965 la
Organización Mundial de la Salud la designó para integrar el “Cuerpo de
Expertos en Servicios de Enfermería” de dicha organización. Lo cual fue un
timbre de honor para la
Enfermería Nacional, para el país y para el Hospital de
Clínicas.
Su trabajo como
Consultora de la
Organización Panamericana de la Salud, se inició en
Argentina; en 1972 actuó durante 10 meses en Piura, Perú y entre los años 1974
y 1978 fue Consultora de enfermería en Ecuador. Finalizó su actuación como
Consultora en Argentina en 1979 y 1980.
En Ecuador, se
destacaron
en su actuación dos líneas de trabajo: el apoyo a las Escuelas de
Enfermería del país, dependientes de la Facultad de Medicina y el fortalecimiento de los
Departamentos de Enfermería a través del establecimiento de la estructura y
organización, a los que concurría con integrantes del Departamento Central de
Enfermería.
FOTO
10 Reproducción de un título de Nurses de 1922 firmado por el Dr. Carlos Nery.
Alumnas de la Escuela de Nurses Dr. Carlos Nery en la década del 40. Enfermeras
y alumnas de la Escuela de Nurses, la tercera persona de izquierda a derecha es
Elinox E. Henderson, enfermera británica que desempeño su trabajo como “matrón” del Hospital Británico durante
32 años ininterrumpidamente desde de 1914
A su regreso a
Uruguay asesoró a un grupo de enfermeras para la elaboración de “Estándares de
Enfermería en Cirugía Cardíaca”. El 20 de abril de 1985 se resolvió
reincorporarla al cargo de Directora del Departamento de Enfermería, pero se le
asignaron funciones como Directora Asistente del Hospital de Clínicas. Al
llamado a concurso para este cargo se presentaron cuatro aspirantes y se
designó a Dora quien lo desempeñó desde 1985 a 1987. Después que cesó, por límite de
edad, trabajó honorariamente en la Coordinación de los Programas de Educación
Continua y Educación para la
Salud que llevaba a cargo dicho Hospital.
En 1987 la Facultad de Medicina le
confirió el título de Profesora Emérita, siendo esta la primera vez que se
otorgó esta distinción a un profesional no médico. Dicho título le fue
entregado en un acto realizado en Facultad de Medicina el 2 de mayo de 1988,
con la participación del Rector Ing. Quím. Jorge Brovetto; el decano Prof. Dr.
Pablo V Carlevaro; integrantes de los tres órdenes de la Facultad; la directora de
la EUE Licenciada
Soledad Sánchez; la presidente del Consejo Internacional de Enfermeras magíster
Nelly Garzón; y la presidente de la Asociación de Nurses del Uruguay, Licenciada
Delia Rivoir de Charbonnier. El acto finalizó con las palabras de Dora.
Sus rasgos más
característicos, aquellos que dejaron su memoria en quienes le conocieron,
tienen que ver con su acendrada actitud de solidaridad y de defensa de los
derechos humanos, su carácter de emprendedora talentosa, autodidacta y autogestionaria,
que logró que los demás asumieran como propias sus ideas.
Se evidenció
siempre en ella el espíritu de lucha y creatividad, impregnados de una fuerte
actitud de respeto hacia los demás. Fue una trabajadora incansable que se
exigía y exigía a los demás y con su entusiasmo estimulaba a seguir trabajando
junto a ella. Estudiosa, muy disciplinada, perseverante, ágil y firme en la
toma de decisiones, demostraba saber lo que quería alcanzar.
Supo
disfrutar del teatro y de los viajes en compañía de sus amigos, tanto por
Europa como por países de América Latina donde visitaba museos, templos y
palacios imperiales, entre otras cosas. Asimismo, también disfrutaba
intensamente de la literatura de autores nacionales y extranjeros.
Es
de destacar su apoyo a los exiliados. Apenas llegaban uruguayos, ella y su
madre, los hospedaban en su casa y ofrecía todo tipo de colaboración. Bastaba
que una enfermera hiciera saber que había sido su alumna o que había trabajado
con ella, para que eso oficiara de carta de presentación y obtener rápidamente
un trabajo.
A su muerte,
acaecida el 19 de noviembre de 1992, se depositaron sus restos en el Cementerio
del Norte donde serían cremados. Diversas personas expresaron sus sentimientos
pública y espontáneamente.
En
1993, la Fundación
que llevaba su nombre, obtuvo la colocación de una estela como recordatorio de
la eximia personalidad de Dora María
Ibarburu Irazusta, en el cantero central de avenida Italia, ubicado entre
la confluencia de las avenidas Centenario y Américo Ricaldoni y las calles
Pedro Escuder Núñez y Las Heras.
El 3
de mayo del año 2000, el Instituto de Enfermería asimilado a Facultad le otorgó
el título de Profesora Honoris Causa. El mismo fue entregado a su entrañable
amiga, la Sra. Emilia
Carmen Figares de Cabrera, en el acto celebrado en el Paraninfo de la Universidad el 8 de
mayo. Hicieron uso de la palabra el Br Milton Sbárbaro, la Licenciada María
Esther Elhordoy, la
Profesora Licenciada Silvia Meliá, la directora general del
INDE Prof. Lic. Haydée Ballesteros y el Rector de la Universidad de la República Ing.
Rafael Guarda.
AGRADECIMIENTOS
Soledad Sánchez Puñales
Alma Carrasco
Teresa Baez
Zoraida Fort
Nidia Hernández “Melita”
Selva Chirico
FOTO
011 Portadas de los libros Historia de la Enfermería en Uruguay y del Hospital
de Clínicas de Montevideo, Génesis y Realidad (1887 – 1974). Uruguay
BIBLIOGRAFÍA
Soledad Sánchez
Puñales. Historia de la Enfermería en Uruguay. Ediciones Trilce. 2002
Eduardo Wilson,
Aron Nowinski, Antonio L. Turnes, Soledad
Sánchez y Jorge Sierra. Hospital de Clínicas de Montevideo, Génesis y
Realidad (1887 – 1974). Uruguay.
Ana
Packer Davison. Construyendo el saber y hacer enfermero. Uruguay. Publicado el
viernes día 6 de noviembre de 2009
AUTORES
Raúl Expósito González
Enfermero.
Servicio de Anestesia y Reanimación. Hospital “Santa Bárbara” de Puertollano.
Ciudad Real. Experto en Barberos, Ministrantes
y Sangradores
Jesús Rubio Pilarte
Enfermero
y sociólogo. Profesor de la E.
U. de Enfermería de Donostia. EHU/UPV
Miembro no numerario de La RSBAP
Manuel Solórzano Sánchez
Enfermero
Servicio de Oftalmología
Hospital
Universitario Donostia de San Sebastián. Osakidetza /SVS
Vocal
del País Vasco de la
SEEOF. Insignia de Oro de la SEEOF
Miembro
de Eusko Ikaskuntza
Miembro
de la Sociedad Vasca
de Cuidados Paliativos
Miembro
Comité de Redacción de la
Revista Ética de los Cuidados
M. Red Iberoamericana de Historia de la Enfermería
Miembro no numerario de La RSBAP
1 comentario:
Muy interesante el tema planteado. Yo soy enfermera venezolana especialista en pesquisa neonatal y quisiera contactarme con enfermeras que trabajen esa área, gracias
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