Matronas y nodrizas en la Vitoria de los siglos XVIII
y XIX
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Portada del Libro Parir y Criar. Matronas y nodrizas en la Vitoria de los
siglos XVIII y XIX
Autores: Manuel Ferreiro Ardións y Juan
Lezaun Valdubieco.
Doctores por
la Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea con tesis que
evidencian el vínculo de su práctica profesional como enfermeros con su
formación pareja en Historia y Antropología, respectivamente.
Desde 2004
son miembros de la Comisión de Historia y Humanidades del Colegio Oficial de
Enfermería de Álava, institución donde han desarrollado la mayor parte de su
actividad investigadora con cerca de una treintena de publicaciones.
Su línea de
investigación principal gira en torno a la Historia de la Enfermería, si bien
ello ha desembocado en trabajos con temáticas de historia sanitaria,
epidemiología histórica, control social, pobreza y marginación.
En la
actualidad, Manuel Ferreiro es profesor en el departamento de Enfermería I de
la UPV/EHU y Juan Lezaun, tras serlo en el departamento de Enfermería II,
desempeña labor asistencial en la OSI Araba de Osakidetza.
FOTO 2 Los
autores Manuel Ferreiro Ardións y Juan Lezaun Valdubieco
La puesta en
valor de la infancia, realizada por los ilustrados del siglo XVIII, debiera
haber encumbrado a quienes facilitaban el nacimiento y crianza de aquella
futura fuerza de trabajo de la nación; sin embargo, no fue así.
Matronas y
nodrizas llegaron a las puertas de la contemporaneidad con el lastre de
considerarse actividades innatas ligadas al género y, como tales, se desdeñaron
en el nuevo diseño social del Estado Liberal. Tachadas de asesinas las primeras
y mercenarias las segundas, quedaron arrinconadas en el proceso de transición
sanitaria: las matronas en la apuesta del liberalismo por la medicalización de
la sociedad como control social y las nodrizas en la revolución bacteriológica
e industrial.
Este estudio
reconstruye la crónica de este proceso en la ciudad de Vitoria, no porque esta
guarde una especial particularidad con lo sucedido en otras partes, sino porque
ofrece la base documental necesaria para evidenciarlo. La tesis mantenida en
sus páginas complementa, por tanto, los enfoques de género tradicionales en la
historiografía de las matronas, uniéndose ambas en la misma reclamación de una
retrospectiva justa y digna para aquellas profesionales mal vistas por el mero
hecho de ser mujeres, capaces y libres.
El Libro Parir y Criar
Colegio
Oficial de Enfermería de Álava, 2020
Ediciones
Beta III Milenio S. L. 2020
ISBN
978-84-17634-52-0
D. L.:
BI-00370-2020
Consta de
184 páginas distribuidas de la siguiente forma:
Saludo de la
Junta de Gobierno del Colegio Oficial de Enfermería de Álava
Abreviaturas
Presentación
Introducción
PARIR
Capítulo I:
Crónica de las matronas de Vitoria
Capítulo II:
Las matronas ante los ilustrados
Capítulo
III: Parir y criar en la Beneficencia Pública
CRIAR
Capítulo IV:
La lactancia artificial
Capítulo V:
Las nodrizas
Capítulo VI:
La Gota de Leche
Epílogo
Fuentes y Bibliografía
Al comienzo
del libro en el Saludo de la Junta de Gobierno del Colegio Oficial de
Enfermería de Álava, comienza diciendo que en este año 2020, declarado por la
Organización Mundial de la Salud como Año Internacional de la Enfermera y la
matrona, así como de la campaña Nursing Now, la Junta de Gobierno del Colegio
Oficial de Enfermería de Álava se complace de manera especial con la
publicación de este estudio histórico, fruto del trabajo de la Comisión de
Historia y Humanidades de nuestro Colegio.
Hacerlo,
además, en marzo, que en 1975 fue elegido por la ONU para celebrar el Día
Internacional de la Mujer y que desde 2018 adquiere una fuerza verdaderamente
revolucionaria, es otro motivo de celebración.
Sus autores,
enfermeros al tiempo que historiador y antropólogo respectivamente, nos acercan
a acontecimientos aparentemente lejanos, pero es imposible entender la
situación de las matronas hoy sin conocer los sucesos de aquellos lejanos días.
A los
profesionales, este estudio cimenta algo fundamental en cualquier profesión en
cuanto enraíza nuestra labor en un pasado digno. No somos las primeras, y ya
antes de nuestras maestras y de quienes las formaron a ellas existieron
verdaderas profesionales que abrieron camino en las dificultades de su tiempo y
a las que debemos cuanto hoy somos.
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Instrumentos de “enfermedades de las mujeres”. Grabado en plancha de acero
siglo XIX
En la
introducción nos dicen que en nuestro entorno, el término matrona define
actualmente a la especialidad obstétrico-ginecológica de la Enfermería, siendo
su masculino matrón.
Hoy en día
la matrona asume toda la trayectoria vital de la mujer en su vida sexual y
reproductiva, superando por tanto su esencia nuclear, la de la asistencia al
parto. Esencia que aún se mantiene en el diccionario de la RAE, el cual hasta
su vigesimotercera edición (2014) significaba por matrona a la “mujer
especialmente autorizada para asistir a las parturientas”, modificándolo
entonces a un forzado genérico de “persona especialmente autorizada…”, lo que
históricamente solo es reconocible a partir del siglo XIX, especialmente a
partir de la Ley de Instrucción Pública de 1857, y con dudosa evidencia y
legitimidad.
Nos cuentan
en este libro: la matrona como símbolo de la evolución humana, ¿Quiénes eran
las matronas?, parir y criar y las matronas y nodrizas como cuestión de género.
Entrando en
el capítulo primero, comienzan a andar en su libro a mediados del siglo XVII,
con los primeros datos nominales de la actividad matronal en Vitoria. La
realidad cambia a partir de 1648, a raíz de ciertas dificultades en el
municipio para hacerse con los servicios de una matrona de calidad.
En el
momento en que iniciamos esta crónica a mediados del siglo XVII, en Vitoria
como en el resto de Castilla a más de cinco leguas de la Corte, las matronas
recibían autorización directamente de los municipios tras comprobar su
capacitación. De la documentación encontrada parece concluirse que la
contratación de una matrona a mediados del siglo XVII era difícil y que su
elección se basaba en referencias de tres tipos: con quién se había formado, la
opinión de las poblaciones donde había ejercido, y haber sido autorizada en
otras villas de importancia.
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Escena de un parto asistido por comadrona. Litografía coloreada siglo XIX
Las últimas matronas independientes
En julio de
1648 el Ayuntamiento de Vitoria hace presente la necesidad de buscar una
matrona capacitada, porque corren el riesgo de quedar sin asistencia tan
necesaria: “en esta Ciudad no havia mas
que dos Comadres, la una que por su mucha hedadesta impedida y la otra de poca
esperienzia, de suerte que por no tenerla han peligrado algunas mujeres de
parto por no cumplir con su oficio y no ser perita en el”.
Como se
aprecia, la búsqueda exige un perfil que no parece encontrarse fácilmente en el
entorno más cercano, el interés era por buscar una matrona “de ciencia y experiencia”, además de
haber escasez de matronas cualificadas, estaba la incapacidad de Vitoria de
igualar los salarios ofrecidos en otras villas, teniendo que solicitar
autorización real para incrementar su oferta económica y poder competir con
otras poblaciones.
En el
capítulo II: Las matronas ante los ilustrados nos dicen la pugna que había
entre los cirujanos y las matronas porque querían apropiarse del Arte de
partear. El Protomedicato, defendieron primero a los suyos, como era de
imaginar.
Realizamos
hallazgos que parecen determinar que los cambios vividos por las matronas
vitorianas no fueron solo consecuencias de la imposición de legislaciones
generales, sino que respondieron también a movimientos con raíces locales.
Algunos autores de la Bascongada (RSBAP) que se pronuncian al respecto, como
los Ruiz de Luzuriaga o Valentín de Foronda, supone también superar tanto la
confrontación bipolar entre Protomedicato y matronas como los posicionamientos
desde perspectivas de género para introducir una cuestión más, la de las
relaciones sociales como determinantes en el posicionamiento de las autoridades
civiles a favor de uno de los contendientes.
FOTO 5 Hospital
para niños abandonados. Bañando a los bebés. Grabado del siglo XIX
En el
capítulo III: Parir y criar en la Beneficencia Pública nos cuentan como a falta
de documentos, existían matronas que eran asalariadas por el municipio. El
contrato con el municipio de estas matronas, al igual que con el resto de
profesionales sanitarios, desde el médico al hospitalero, estaba destinado a la
asistencia de vecinos pobres y a las instituciones asistenciales de patronato
municipal. En algunos casos fueron contratos en exclusividad, no pudiendo
ejercer privadamente al mismo tiempo. El contrato imponía también otros
requisitos, como la residencia permanente en Vitoria y la prohibición de
ausentarse de la ciudad sin avisar ni dejar sustituta.
Cuando el
Ayuntamiento deja de contratarlas a finales del siglo XVIII, es evidente que no
desaparecen, solo que se ven abocadas exclusivamente a la actividad privada. La
pérdida del contrato municipal no solo les privó de una de las fuentes de
ingreso más estables, sobre todo les quitó el reconocimiento de su valía por
parte de las clases dirigentes.
Tenemos un
ejemplo expresivo de la competencia de estos cirujanos ante el parto frente al
de una partera, si bien el cirujano no era el comadrón municipal ni la
parturienta una dama de la alta sociedad: en 1828, no pudiendo acudir el
cirujano comadrón al parto de una mujer en la casa de corrección de Vitoria,
acude el cirujano de la cárcel a pesar de que la parturienta decía “que no tenia que llamar a ningún facultativo
porque una mujer anciana, que estaba en su coampañia llamada Pepa entendia de
partos, y con efecto vio a dha Pepa preparada con un paño blanco y pronosticó
que iva a parir luego y con felicidad. Que lo dio a entender a su ama y a breve
rato vino el cirujano de Policia don Ramon Echevarria que no vio a la enferma
sino que desde un tabique escuchaba si se quejaba y creyendo sin duda que no
estaba próximo el parto se marcho a cosa de las once”, diciendo que aunque
fuese cierto el parto tardaría muchos días. Que acosa de las once y media de la
noche sintió la testigo que lloraba una criatura y dirigiéndose al cuarto de la
Viloria vio que había dado a luz una niña y que estaba con toda felicidad.
FOTO 6
Beneficencia y Sanidad e Higiene, Ciudad de Vitoria, 1930
Las matronas
recuperarán cierta autonomía a finales del siglo XIX, a lomos de la Ley de
Instrucción Pública, la cuestión social y los cambios en la asistencia
sanitaria. Hay dos instituciones el “hospicio o casa de Misericordia” y la “casa
refugio o de corrección”, en la que necesariamente estuvieron presentes las dos
figuras femeninas: la matrona y la nodriza.
CRIAR
A inicios de
1906 entraba en funcionamiento la “Gota de Leche” en Vitoria. El proyecto se había
fraguado dos años antes a partir de las experiencias de dicha institución en
ciudades vecinas como San Sebastián, Pamplona y Logroño. Su objetivo principal
fue tratar de reducir la enorme mortalidad infantil dotando de leche
“maternizada” con garantías nutricionales e higiénicas a la población lactante
de Vitoria que no pudiera amamantarse con leche materna, así como para servir
de leche de continuación tras el destete, momento en que se producía el mayor
pico en la mortalidad infantil.
Al mismo tiempo
que se dispensaba leche, se obligaba a los usuarios a pasar revisiones del
estado de salud de los lactantes y era indispensable que se consintiera
vacunarlos frente a la viruela al cumplir los tres meses.
FOTO 7 Hospital
de Santiago de Vitoria a finales de la década de los cincuenta. ATHA
Los señores
Ramón Sáseta, Guillermo Elio, José Zárate, Juan Ibargoitia y Antonio de Cabrera
instan al Ayuntamiento de 1904 a fundar en Vitoria una institución que ya
funcionaba en San Sebastián y Logroño: “La
Gota de Leche”. Bien recibida por el Concejo, no duda en calificarla de
“Institución Salvadora de la Infancia” solicitando inmediatamente el apoyo de
la Diputación Provincial y “demás Centros
y Corporaciones que pueden facilitarlo”, procediendo a encargar los
estudios de obras, reglamentación, etc., necesarios para iniciar su
funcionamiento.
En palabras
de Germán Baraibar, jefe del Laboratorio municipal, el objeto de la Gota de
Leche sería “suministrar leche
maternizada y esterilizada que sustituya la alimentación de los niños que no
pueden ser criados por sus madres ó nodrizas y proporcionar al propio tiempo
leche esterilizada al público en general y en particular a las personas
sometidas á régimen lácteo, á los convalecientes y sobre todo á los enfermos de
afecciones gástricas”.
Así se
proporcionaría este alimento tanto a las madres que necesitaban la ayuda del
biberón para criar a sus hijos, como a las que faltas de recursos para costear
una nodriza tenían que recurrir por completo a la lactancia artificial.
“La madre cualquiera que sea su posición
social debe amamantar á sus hijos, pero ésta obligación impuesta por los
sentimientos naturales y la higiene no puede cumplirse desgraciadamente con
demasiada frecuencia por multitud de causas que no es necesario enumerar. A
remediar la falta de la madre viene el empleo de las nodrizas, pero notorios
son los inconvenientes de tal recurso, pues siendo en su mayor parte seres
egoístas que sólo atienden al lucro y no sienten por los niños el necesario amor,
ocultan cuidadosamente sus defectos y enfermedades y las trasmiten á las
criaturas que amamantan, siendo causa inconsciente pero muy eficaz de que la
mortalidad en los niños hasta los cinco años se dé en proporción verdaderamente
aterradora”.
FOTO 8 La
Gota de Leche. Botella para leche esterilizada. Biberón
Cuando
hablan de “egoístas”, que es tanto como llamarlas “mercenarias”. Los
“benefactores” de la burguesía vitoriana seguían sin saber por qué las nodrizas
hacían negocio de su leche, de su cuerpo, en lugar de donarlo altruistamente.
La
prevención sanitaria sobre la leche que se expendía en las vaquerías
correspondía al laboratorio municipal, cuyo jefe, Germán Baraibar, al defender
la instalación de la “Gota de Leche” en Vitoria, presenta al Ayuntamiento un
informe revelador: la leche sufría adulteraciones y su manipulación dejaba
mucho que desear: “los expendedores no
observan en su mayoría las reglas higiénicas más elementales y ahí que por ese
descuido, debido tanto á ignorancia como á la desidia, puede darse y se ha dado
el caso de transmitirse á los consumidores, enfermedades del vendedor ó de
individuos de su familia”.
La leche
procedente de las distintas vaquerías era distribuida en la ciudad por 250
vendedores y toda la leche era traída al mercado en “vasijas abiertas y en las peores condiciones” excepto la procedente
de la Granja Modelo, propiedad de la Diputación Provincial, que era distribuida
en “botellas y perfectamente cerradas”.
Conscientes
de que el ambiente sucio y las temperaturas inadecuadas así como la
contaminación de las aguas con las que se adulteraba la leche, “recogida de charcas o fuentes que no reúnen
condiciones higiénicas”, eran origen de contaminación, previenen contra “el polvo con todos los microorganismos en él
flotantes se fija en la leche, y como ésta es el medio mejor para los cultivos
microbianos, adquieren estos en breve tiempo un extraordinario desarrollo”.
FOTO 9 La
Gota de Leche de San Sebastián
La primera
consulta de “La Gota” como así se la llegó a conocer, se proyectó para ubicarla
junto a los laboratorios municipales, en el Campillo. En ese local se
realizarían las consultas así como las pesadas de los niños que se verificaban
una vez por semana o más, si el médico responsable así lo indicaba.
La documentación
iba a constar de un registro general en el que se reflejaba el número de
inscripción, nombre y apellidos, fecha de nacimiento, sexo, domicilio y fecha
de presentación en el consultorio; una libreta individual que se daba a los
médicos de la familia beneficiaria o en su caso a los médicos municipales; y
otra libreta para la familia donde anotar los pesos del niño.
Con fecha de
27 de noviembre de 1905, la Alcaldía de Vitoria se dirige a la Junta del
Hospital Civil Santiago en los siguientes términos: “Habiendo de comenzar en breve el funcionamiento de la benéfica
Institución denominada Gota de Leche y compartiendo que nadie como las Santas
Hijas de la Caridad podrán prestar mejor el servicio necesario… Que pueda
conseguirse que dos Hermanas de la Caridad se encarguen del cuidado del
mencionado establecimiento previa correspondiente retribución” quedando de
esta manera adscrita la nueva institución al hospital, aunque no ocupará sus
dependencias sino unas próximas al inicio de la calle Santiago.
Dicha
institución salvo lo necesario de carácter facultativo estuvo a cargo de las
Hermanas de la Caridad.
FOTO 10
Cartilla de la Gota de Leche de San Sebastián. Año 1968
En este “Reglamento
de la Gota de Leche y Consultorio de niños de pecho en Vitoria” se
plasma en su capítulo 1, apartado nº 1, que el objetivo principal de la
Institución “es luchar contra la
mortalidad de la primera infancia” para lo cual se establece consulta
gratuita para niños de pecho en la que se enseñaba a las madres lo relativo a
la higiene infantil a la vez que insiste y promueve la lactancia materna. En el
caso de madres que no pueden amamantar a sus hijos se les facilita leche “humanizada y esterilizada”.
El objetivo
secundario que persiguen es “expender leche esterilizada al público en general”
lo que, como es sabido, contribuiría a expandir la moda de la lactancia
artificial entre la gente pudiente que veía en aquella leche, avalada por todos
los avances de la ciencia, una panacea preservadora de la salud de sus hijos.
FOTO 11
Cartilla de la Gota de Leche de San Sebastián. Consejos a las madres. Año 1968
Los niños
beneficiarios de estos servicios se clasificaron según este reglamento en tres
categorías: de acceso gratuito, de medio pago y de pago completo. En la primera
se incluían los hijos de familias pobres incluidas en el censo de la
Beneficencia municipal y que obtuvieran una prescripción por parte de un médico
titular.
En la
segunda estaban incluidos los hijos de los obreros “cuyo jornal sea superior al que dá derecho á er incluido en el censo de
pobres”. Y en la tercera categoría todos los demás.
Todos
recibían la misma clase de leche, preparada de idéntica manera y “en vasijas de igual clase”. Las madres o
encargados de la lactancia del infante recibían 9 biberones diarios por término
medio, “tantos cuanta sean las veces que deba mamar la criatura durante 24
horas”.
La ración
completa se abonaba a la entrega de los biberones y costaría para los de 2ª
categoría 0,50 céntimos de peseta y 0,80 céntimos para los de 3ª categoría.
Libremente se expendía a 0,25 céntimos el ¼ de litro.
La vida de
esta institución continúa hasta el primero de noviembre de 1949, fecha en la
que la Comisión de Beneficencia y Sanidad declara:
“Que habiendo desaparecido las causas y
motivos fundamentales benéficos que se tuvieron en cuenta para la instalación
por el Ayuntamiento de la Institución Municipal titulada “La Gota de Leche” en el año 1906, quede suprimida…, ya que en el Instituto Provincial de
Higiene funciona el Servicio de puericultura, dándose una dualidad
completamente innecesaria”.
FOTO 12 Historia
y Significación de las Gotas de Leche en España. Cuadernos de Historia de la
Pediatría Española. Número 8, octubre de 2014
Las nodrizas
Queda claro
que hasta principios del siglo XX, si una familia o una institución quería
sacar adelante a una criatura lactante privada de la leche de su madre, tenía
que utilizar los servicios de una nodriza. Ningún alimento, ningún preparado
alimenticio, ni ninguna leche de origen animal podía sustituir a la leche
materna para alimentar a un recién nacido o con pocos meses de vida, salvo la
leche de otra mujer.
Además de
por la imposibilidad de lactar de la madre, existía un elemento añadido en la
necesidad de nodrizas derivado del nacimiento de sucesivos hijos que, muchas
veces, destetaban al anterior.
En la Edad
Media, por ejemplo, el tiempo de amamantamiento sugerido por los textos
religiosos y legales oscilaba entre dos y tres años. En las disposiciones de
Valladolid de 1351 se especificó que los tres años rezara para los niños,
mientras que las niñas deberían conformarse con tan sólo dos años.
En el
capítulo V de las nodrizas, además se especifica las mercenarias de la lactancia,
la nodriza deseada, aparece también cómo debía ser y su estado; las nodrizas
del hospicio vitoriano, las nodrizas de las clases pudientes, etc.
FOTO 13 Biblioteca
Nacional de Madrid. Manuela Cobo de San Roque de Riomiera, posó para Bernardo López
en un hermoso medallón que hoy cuelga en los Reales Alcázares sevillanos. Aquí
la vemos sedente en la intimidad de los reyes, sosteniendo galana a la infanta
Paz en 1863. Ama sentada, de cuerpo entero, con el crío sobre las rodillas; se
trata de una pasiega robusta, muy pomposa de faldamenta como el resto. Con este
paño cuadriculado, llamado tartán, cortaron los sastres los pantalones por
media caña que llevaron nuestros bisabuelos, y las nodrizas fueron
incorporándolo hasta convertirse en emblemático de su oficio.
Como conclusión personal, deciros que
en este libro de “Parir y Criar en
Vitoria”, mis amigos Manuel y Juan, han demostrado su amor y cariño a una
profesión que es la nuestra, la profesión enfermera, que demuestra una forma de
ver la vida, de sentirla y de transmitir lo que sabemos y lo que buscamos en
los legajos de nuestra historia. He disfrutado leyendo este libro que me ha
trasportado a los siglos XVIII al XX, comenzando también con documentos desde
el siglo XIV.
Leer los
capítulos, por su orden, aunque yo he hecho trampa y me salté varios para leer
con detenimiento “La Gota de Leche” del que soy un enamorado buscando
información y descubriendo muchos datos importantes para la crianza de nuestros
antepasados.
Seguir luego
con la lactancia artificial y con las nodrizas, (tema que tuve la suerte de
tratar en el año 2012). Nos muestran unas aportaciones interesantísimas y
completan un libro fácil de leer y más fácil de aprender lo que los autores nos
transmiten.
Otro libro
especial para Vitoria y con un gran valor histórico para la profesión
enfermera, para que esté en las bibliotecas de las Universidades y de las
Facultades de Enfermería y pueda ser consultado por los profesionales y por los
futuros investigadores.
FOTO 14
Manuel Solórzano Sánchez con el libro Parir y Criar. Matronas y nodrizas en la
Vitoria de los siglos XVIII y XIX. 10 de junio de 2020
Bibliografía
PARIR Y
CRIAR. Matronas y nodrizas en la Vitoria de los siglos XVIII y XIX. Manuel
Ferreiro Ardións y Juan Lezaun Valdubieco. Colegio Oficial de Enfermería de
Álava, 2020. Ediciones Beta III Milenio S. L. 2020. ISBN 978-84-17634-52-0. D.
L.: BI-00370-2020
Otra Bibliografía
Ética y
valores en el Hospicio de Vitoria. Ilustración y Romanticismo. “Una apuesta por
la vida y la dignidad de los expósitos”. Publicado el viernes día 8 de junio de
2012
Nodrizas.
Publicado el jueves día 14 de junio de 2012
El Hospicio
de Vitoria y su “Ramo de Expósitos”. Juan
Lezaun Valduvieco. Publicado el día 12 de diciembre de 2012. Euskonews
La epidemia
de cólera de 1834 en Álava. Manuel
Ferreiro Ardions. Publicado el sábado día 20 de abril de 2013
Maese
Francisco de Herrera. Barbero Cirujano 1599 en Vitoria. Autores: Manuel Ferreiro Ardións y Juan Lezaun Valdubieco. Publicado el
jueves día 18 de mayo de 2017
Parteras y
Comadronas en Álava. Pilar Alonso Ibañez.
Publicado el sábado día 5 de octubre de 2019
FOTO 15
Separador del libro Parir y Criar de los autores Manuel Ferreiro y Juan Lezaun
Autor:
Manuel Solórzano Sánchez
Graduado en
Enfermería. Osakidetza, Hospital Universitario Donostia, Gipuzkoa
Insignia
de Oro de la Sociedad Española de Enfermería Oftalmológica 2010. SEEOF
Miembro de
Enfermería Avanza
Miembro de Eusko
Ikaskuntza / Sociedad de Estudios Vascos
Miembro de la
Red Iberoamericana de Historia de la Enfermería
Miembro de la
Red Cubana de Historia de la Enfermería
Miembro
Consultivo de la Asociación Histórico Filosófica del Cuidado y la Enfermería en
México AHFICEN, A.C.
Miembro no
numerario de la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País. (RSBAP)
Académico
de número de la Academia de Ciencias de Enfermería de Bizkaia –
Bizkaiko Erizaintza Zientzien Akademia. ACEB – BEZA
Insignia
de Oro del Colegio Oficial de Enfermería de Gipuzkoa 2019
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