MANUEL USANDIZAGA
SORALUCE LA OBRA DE UN ILUSTRE MÉDICO DONOSTIARRA
El doctor
Manuel Usandizaga Soraluce, creador de una Institución ejemplar en la Casa de
Salud Valdecilla en Santander
FOTO 1 Manuel Usandizaga
Soraluce, Ilustre Donostiarra. 10 de agosto de 1934
El
doctor Manuel Usandizaga Soraluce
“poseedor y servidor de un apellido tan caro a los guipuzcoanos, el de los
compositores José María y Ramón, el jurisconsulto Ignacio”, llegó un día a
Santander, cuando la gigantesca obra de don Ramón Pelayo, “La Casa de Salud Valdecilla” necesitaba la cooperación de hombres
excepcionales, para responder a los propósitos de aquel prócer a quien tanto
debe España.
El
doctor Usandizaga encontró una gran obra y un aforo donde aplicar su talento y
su juventud. Con el director de la Institución, el doctor Emilio Díaz – Caneja, a quien se proclama por el mundo científico
como uno de los primeros oftalmólogos europeos, y asistidos por un Cuerpo de
profesores y médicos que corresponde a las mejores generaciones de la
Universidad española, han logrado que “La
Casa de Salud Valdecilla” adquiera la jerarquía social y científica, que es
el mejor homenaje a la memoria del fundador.
El
doctor Usandizaga, subdirector de la Institución, aplicado a sus trabajos
clínicos, colaborador en la organización compleja “un mundo en el que todos los
resortes, todos los engranajes son de una delicadeza inimaginable” ha podido, a
costa de soportar jornadas y jornadas de trabajo abrumador, crear una Escuela moderna de Enfermeras.
FOTO
2 Escuela de Enfermeras Casa de Salud Valdecilla. Carnet de Mª Antonia
Gutiérrez Asensio
Esta
Escuela de Enfermeras es, quizá una
de las creaciones que en “La Casa de
Salud Valdecilla”, recaban con más fuerza la atención del profesional, y
también, de cuantos, desde fuera del área profesional, nos interesamos por la
función social de la Medicina.
Estima
el doctor Manuel Usandizaga que a la enfermera
ha de confiársela la total asistencia de los enfermos. Y éstas han de
poseer, sobre el perfecto conocimiento de la profesión, un espíritu vocacional
completo, sin desmayos, dotado de una suprema y abnegada entereza. Estas dos
normas han regido y rigen la Escuela de
Enfermeras Casa de Salud Valdecilla, cuyo personal resuelve todos los
problemas que entrañaba hasta ahora, la deficiente preparación técnica, y la falta
de espíritu vocacional, del personal colaborador de los médicos.
Don
Manuel Usandizaga ha recogido en un libro que acaba de publicarse, su doctrina,
su experiencia y la suma de las lecciones a las que se atienen, en sus cursos
preparatorios, las enfermeras de la Escuela de Enfermeras Casa de Salud
Valdecilla.
Comienza
el “Manual
de la Enfermera” con un magnífico estudio sobre la profesionalidad, el
espíritu vocacional, las aptitudes físicas y morales de quienes aspiren a
conseguir el título de “Enfermera Profesional”; sus deberes
para con el mundo complejo en que actúan…
FOTO
3 Manual de la Enfermera de Manuel de Usandizaga. Primera Edición 1934
En
el prólogo afirma el doctor Usandizaga que “lo esencial en la formación de la
enfermera, es el trabajo diario en un hospital. No puede ser buena enfermera,
quien no ha permanecido por lo menos tres años, prestando servicio internada en
el mismo”.
Se
contienen en el libro nociones de Anatomía y Fisiología. Capítulos de Patología
“cuya incorporación justifica atinadísimamente el autor”. Técnica del Cuidado
de los enfermos, nociones de Química, Farmacología Dietética, Fisioterapia y
Puericultura.
Sin
duda, la obra del doctor Usandizaga es la más completa y eficaz de cuantas se
han publicado en España, para colaborar en la formación de las enfermeras. Nos
lo dicen profesionales que se desenvuelven en el medio hospitalario, quejosos,
por lo común de la ausencia de esta clase de textos.
Por
otra parte, el “Manual de la Enfermera”
que publica el doctor Manuel Usandizaga, puede y debe ser texto indispensable
para las mujeres del hogar. En toda madre hay una enfermera natural y
espontánea. El espíritu vocacional de las madres es legítimo y grandioso.
Y
recordándolo, creemos que el ilustre subdirector de la Casa de Salud Valdecilla, ha añadido, a sus aciertos y méritos, el
de facilitar la divulgación de conocimientos indispensables, no sólo para las
mujeres dedicadas profesionalmente la Cuidado de los enfermos, sino también a
las mujeres del hogar, que por un defecto original de instrucción, no pueden
acompañar, a su abnegación de instinto familiar, la técnica indispensable.
FOTO
4 Victoria Eugenia de Battenberg, Reina de España con un grupo de enfermeras en
la Escuela de Enfermeras de la Casa de Salud Valdecilla, 1930
Todavía
en España, en la instrucción femenina de Escuelas y Colegios e Institutos, no
figuran las enseñanzas de puericultura, de higiene del hogar. En algunas
naciones extranjeras, las muñecas que se ponen en mano de las niñas, sirven de
modelo para enseñar cómo ha de lavarse y vestir a los niños…
Anotamos,
con gran complacencia, este nuevo esfuerzo del doctor Usandizaga, a quien
rinden y rendirán tributo los profesionales de más alcurnia científica. El
talento y el espíritu fervoroso del ilustre médico donostiarra, colaborador en
obra de tan extraordinarias dimensiones y calidades como la “Casa de Salud Valdecilla”, nos
depararán, después de ésta, otras ocasiones en las que renovaremos el
testimonio de homenaje y admiración, que inspira esta glosa.
“Manual
de la Enfermera”, por el doctor Manuel
Usandizaga, director de la “Escuela de Enfermeras de la Casa de Salud
Valdecilla, de Santander”. Con la colaboración de G. Arce; J. Lamelas; J. Puyal
y H. Téllez Plasencia, Jefes de servicio de la Casa de Salud Valdecilla.
Primera edición (1934). Librería Internacional de San Sebastián. Impreso en
Adus S. A. Santander (1).
FOTO
5 Enfermeras en la Escuela de Enfermeras de la Casa de Salud Valdecilla
MANUEL USANDIZAGA SORALUCE
Usandizaga Soraluce, Manuel. San Sebastián (Guipúzcoa),
29.XII.1898 – Barcelona, 20.I.1982. Médico, catedrático, ginecólogo,
historiador.
Estudió la carrera de Medicina en el Colegio de San
Carlos de Madrid, los tres últimos años como alumno libre, siendo alumno
interno en el Hospital de Barsurto de Bilbao. Allí se formó como ginecólogo con
Carmelo Gil Ibarguengoitia, pasando
en 1926 a dirigir la consulta de Obstetricia en dicho Hospital. En 1931 obtuvo
en Madrid el título de doctor con la tesis El hemograma de Schilling en el
embarazo, parto y puerperio. Amplió estudios en Alemania y Austria.
Trabajó en San Sebastián (1926 - 1929) en la Casa de
Socorro Municipal. En 1930 fue nombrado jefe del Servicio de Ginecología de la
Casa Salud Valdecilla (Santander) y ocupó el cargo de subdirector. En 1935
obtuvo, por oposición, la Cátedra de Obstetricia y Ginecología de la Facultad
de Medicina de Salamanca y, tras pasar por Zaragoza y Valladolid, en 1949 ganó
la Cátedra en la Facultad de Medicina de Barcelona. Fundó la Escuela
Profesional de Obstetricia y Ginecología y fue además responsable de la
enseñanza de la Historia de la Medicina durante muchos años. En 1966 fue
nombrado director de la Residencia Maternal del Hospital Valle de Hebrón.
En la Casa Salud Valdecilla creó la Escuela de Enfermeras, una de las más
prestigiadas de su época.
Como organizador destacó también su trabajo como
director del Hospital Clínico y Provincial de Barcelona, bajo cuyo mandato se
comenzaron sus obras de modernización. Como obstetra sobresalió por su
equilibrio y defensa de la actitud expectante ante el parto, con intervención
sólo en caso de necesidad, si bien su postura no era compartida por otros
colegas, por lo que su actitud fue importante y de calado. En el campo de la
ginecología, en el que realizó numerosas publicaciones, sobresalió por su
capacidad para generar entusiasmo entre sus discípulos y atraer a la
ginecología internacional, gracias a la fundación, junto al portugués Mario
Cardia, de la revista Acta Obstétrica y Ginecológica Hispano-Lusitana,
de la que fue además su director. Discípulos suyos fueron, entre otros, Emilio
Molinero, José Antonio Usandizaga Beguiristain y Emilio Gil i Vernet.
Entre sus libros sobresale Manual de la Enfermera y del Practicante, escrito con José
Antonio Lamelas González, José Pujal Gil, Helidoro Téllez Plasencia y Guillermo
Arce Alonso, y El dolor en ginecología con Emilio Gil Vernet y Emilio
Molinero.
De sus estudios como historiador destacaron la Historia
de la Obstetricia y Ginecología en España, libro de obligada consulta y que
causó gran impacto por su planteamiento y su rigor metodológico, Historia
del Real Colegio de San Carlos de Madrid. 1787-1828, Historia del Real
Colegio de Cirugía de Barcelona. 1760-1843 y Los Ruiz de Luzuriaga:
eminentes médicos vascos ilustrados. Fue director de la Escuela de
Ayudantes Técnicos Sanitarios de la Facultad, presidente de la Sociedad
Española de Obstetricia y Ginecología, de la Asociación Catalana de Obstetricia
y Ginecología, y de la de Obstetricia y Ginecología del Mediterráneo Latino.
Recibió la Gran Cruz de Alfonso X el Sabio, la Medalla al Mérito en el Trabajo
y Oficial de la Orden del Mérito de Francia. En 1956 ingresó como académico de
número en la Real Academia de Medicina de Barcelona con el discurso Juntas
literarias del Real Colegio de Cirugía de Barcelona (2).
El Manual de la Enfermera
del Dr. Usandizaga y la censura
En el ámbito de la enfermería es clave un manual
gestado en la Casa de Salud Valdecilla. Se trata de Manual de la enfermera, con primera edición de 1934,
firmado por el Dr. Manuel Usandizaga, aunque contó con la colaboración de
distintos Jefes de Servicio de la Casa de Salud Valdecilla, entre ellos el Dr.
Heliodoro Téllez Plasencia, radiólogo.
Antes de nada, se ha de recordar que la Facultad de
Enfermería primero fue Escuela de
Enfermeras. Es necesario remarcarlo porque no es cierto que la Escuela de
Enfermería sea la única entidad del entorno Valdecilla que haya conservado su
nombre original; no, también la Escuela de Enfermería cambió su nombre, al
igual que la Biblioteca Marquesa de Pelayo, en origen Biblioteca de la Casa de
Salud Valdecilla, o la propia Casa de Salud Valdecilla, actual Hospital
Universitario Marqués de Valdecilla. Nada que sorprenda, teniendo en cuenta que
la institución tiene más de ochenta años cumplidos.
La Escuela de Enfermería se fundó de acuerdo con el
modelo Nightingale, en cuya descripción no nos vamos a detener. Baste decir,
por lo que ahora interesa, que era un modelo laico. El director de la Escuela
era el Dr. Usandizaga y su subdirectora la Dra. Teresa Junquera, una figura de
la medicina española a recuperar. Cabe pensar que el primero fue nombrado a
sugerencia de la Marquesa de Pelayo y la segunda por el Dr. López Albo.
FOTO 6 Enfermeras
en la Escuela de Enfermeras de la Casa de Salud Valdecilla
En agosto de 1930, a escasos meses, pues, de la
inauguración de la Casa de Salud Valdecilla, la marquesa impone a Sor Bastos al
frente de la institución aduciendo el mal funcionamiento de la Escuela de
Enfermeras. Consecuencia de este cambio de rumbo es la dimisión del Gerente y
su equipo, incluida la Dra. Teresa Junquera; el Dr. Manuel Usandizaga conserva
su cargo.
Realmente este golpe de timón de la marquesa fue
ideológico. La Escuela de Enfermeras es probable que funcionara mal, pero de
ser así, el principal motivo sería la falta de apoyo por parte del Patronato,
controlado por la marquesa, y no otro.
La Escuela de Enfermeras se resiente. No será hasta el
año 1934, con la publicación del Manual de la enfermera del Dr.
Usandizaga, que no cuente con material de estudio propio.
La Biblioteca Marquesa de Pelayo conserva tres
ediciones de este manual: la primera de 1934, la cuarta de 1943 y la octava de
1964.
La primera contiene un capítulo del Dr. Heliodoro
Téllez Plasencia dedicado a fisioterapia. En las primeras ediciones de la
posguerra este capítulo se mantiene pero sin el nombre del autor. En ediciones
posteriores el capítulo desaparece por completo.
La Biblioteca también conserva un cuadernillo del Dr.
Heliodoro Téllez Plasencia, cuadernillo que es precisamente su capítulo
censurado en el Manual de la enfermera. Es ejemplar único.
FOTO 7 Enfermeras
en la clase de Anatomía en la Escuela de Enfermeras de la Casa de Salud
Valdecilla
Del Dr. Heliodoro Téllez Plasencia es muy poco lo que
sabemos. Apenas que siendo profesor de Terapéutica Física en la Universidad de
Barcelona es invitado a dirigir el Servicio de Fisioterapia y Radiología de la
Casa de Salud Valdecilla, invitación que acepta. En 1937 se ve obligado a pasar
a Francia y de aquí a Barcelona. Con la caída de esta ciudad regresa a Francia.
Sabemos que estuvo vinculado con el Instituto Curie de París. No sabemos
exactamente cuándo ni dónde fallece. Su última publicación conocida, un
capítulo en el Manuel de Photographie Scientifique, es de 1956. El Aula
Magna del pabellón 16 lleva su nombre en su honor (3).
El
Manual de Enfermería de Manuel Usandizaga, 1938
“Todo el día se lo pasaba trajinando, limpiando,
arreglando almohadas, interesando las medicinas, llamando la atención de los
sanitarios tímidamente a las horas de las inyecciones. Al atardecer, en las
horas de calma, se salía a la puerta, con los brazos cruzados, metidas las
manos en las mangas. Allí se pasaba largos ratos, como esas viejas de los pueblos
que miran los caminos solitarios desde el poyo de su puerta”. Ernesto Giménez
Caballero. Notas marruecos de un soldado.
“La enfermera iba a la primera línea, era mujer de
vanguardia, y volvían todas del frente impolutas, con la cofia muy blanca y
almidonada, un poco más demacrada, eso sí, con la guerra pintada en sus bellos
ojos”. Francisco Umbral. Memorias de un
niño de derechas.
El Manual que sacó en varias ediciones Usandizaga, en
1938 no fue el único texto que vio la luz
pública en nuestro país, en este año, con destino a la formación de los
Auxiliares sanitarios, ya que también aparecieron los libros de Enrique Alcina
y Jorge de Murga.
FOTO 8 Enfermeras
e Hijas de la Caridad en la Escuela de Enfermeras de la Casa de Salud
Valdecilla
Manuel Usandizaga escribió el libro sobre la Historia de la Obstetricia y la Ginecología
en España, en 1944 y su corta pero interesante Historia del Real Colegio de Cirugía de San Carlos de Madrid 1787 -
1828. Remarcó que las Ordenanzas de la citada institución madrileña
disponían que el Maestro de partos debía instruir a las alumnas que quisieran
hacerse comadronas; comenzó esta enseñanza en 1789, realizando el curso doce
mujeres que posteriormente aprobaron el examen que les realizó el Tribunal del
Protomedicato.
Manuel Usandizaga se hizo cargo de la Escuela de
Enfermeras de la Casa de Salud Valdecilla en 1929. Un lustro después, en 1934
publicó la Primera Edición del “Manual de la Enfermera”, con la colaboración de
sus compañeros médicos.
La Segunda Edición se publica en 1938, sometiendo a
una gran revisión sobre la primera edición. Reduce los capítulos de
Fisioterapia, por estimar que eran excesivos para una enfermera general e
insuficiente para la especializada.
Esta edición se publicó en plena Guerra Civil,
contiene un total de 82 temas, cifra que contrasta llamativamente con los 34
temas que enumera el Programa Oficial para la Enseñanza de la profesión
enfermera, establecido por Orden de 20 de mayo de 1932.
El Manual de la Enfermera de la edición de 1938 es
ambicioso y pretende cubrir de forma más profunda y especializada la formación
de las enfermeras. Son especialmente llamativos los capítulos de Higiene Social
y Puericultura. También en este libro pone cómo debe ser una “enfermera modelo”
(4).
FOTO 9 Enfermeras de la Real Escuela de
Enfermeras de Santa Isabel de Hungría. Foto cedida: Fundación María Teresa
Miralles Sangro
El primer valor que considera Usandizaga como
fundamental en una enfermera es la vocación, manifestando que es un error el
considerar el cuidado de los enfermos “como una profesión más que permite
obtener la independencia económica”, así piensa el autor que la mujer que tenga
este espíritu no puede ser una buena enfermera.
Esta idea del médico vasco no es nueva, en las
condiciones de ingreso en la madrileña Escuela de Santa Isabel de Hungría,
fundada por el médico Federico Rubio i Gali, se expresaba también que más que
la idea de lucro “aun siendo lícita”, la enfermera debe poseer la virtud de la
caridad, y el amor al prójimo hasta la “abnegación”.
Además las cualidades morales que debe tener una
enfermera son: sinceridad, bondad, paciencia, obediencia, sentido del deber,
economía y amor a la limpieza. Según el urólogo gaditano Enrique Alcina Quesada
dice que además tiene que poseer las cualidades de la diligencia, la
inteligencia, la observación y la subordinación.
FOTO 10 Enfermeras
en nidos en la Escuela de Enfermeras de la Casa de Salud Valdecilla
También nos dice que el Cuidado de los enfermos debe
estar íntegramente en manos de la enfermera.
“La enfermera tiene por misión el asistir a los
enfermos y todos los cuidados que haya que prestarles, sean de la clase que
sean, médicos, higiénicos, personales, corresponden a la misma; debe ser el
único intermediario entre el médico y el enfermo, la única persona que entre en
contacto con éste”.
En el artículo que escribió Usandizaga en el periódico
“El Sol” que llevaba por título “Los colaboradores sanitarios. La mujer como
enfermera” en el que plasmó que la función sanitaria auxiliar debería
ser expresamente de la enfermera, todavía estaban las profesiones auxiliares
divididas y protestaron los practicantes desde “El Practicante Gaditano” de
1932 y el practicante de la Beneficencia Municipal de Madrid, Rafael Fernández
Carril.
En la valoración que hace Usandizaga sobre la labor de
la auxiliar de la enfermera, es el delicado a la “técnica del cuidado de los
enfermos” que engloba un total de 26 capítulos. En este apartado se expone
desde la realización de la cama, la limpieza del enfermo, la forma de alimentar
al imposibilitado, hasta la toma de temperatura, la administración de
medicamentos, inyecciones, etc. Los masajes, la electroterapia, las curas
quirúrgicas, los vendajes, la anestesia, la esterilización, los cuidados pre y
post operatorios.
En el libro editado por Jorde de Murga en el mismo año
que del describimos, en su prólogo ya pedían la unificación de las carreras de
practicante, matrona y enfermera. También hay que decir que existieron roces
entre las diferentes denominaciones, en cuanto a la definición de sus
funciones.
Hay dos apartados nuevos en el libro de Usandizaga:
Higiene Social y Puericultura. El dedicado a la Higiene guarda una correcta
estructuración pedagógica con la que consigue demostrar la importancia de la enfermera social. Comienza explicando
la higiene personal, para pasar inmediatamente a la higiene de la vivienda, a
la higiene urbana, a la del trabajo y definitivamente a la conceptuación de la
Higiene Social.
FOTO 11 Enfermeras
e Hijas de la Caridad en una celebración eucarística en la Escuela de
Enfermeras de la Casa de Salud Valdecilla
Valora el papel primordial que juega la “instructora
sanitaria” o la “enfermera visitadora” o la “enfermera
social”. Con estos tres nombres se denominaba a la profesional de
enfermería que tenía a su cargo la asistencia a los enfermos en su vertiente
social.
En el ejemplo de la lucha antituberculosa, donde este
tipo de pacientes presentan una patología que debe ser entendida en el marco de
su vida personal como el trabajo, la vivienda, la alimentación, etc. Por tanto
“la Enfermera Social” debe ser siempre una enfermera generalista que va a jugar
un papel clave con su labor educadora en el engranaje de la medicina
preventiva.
En el capítulo de Puericultura que abarca más de cien
páginas y es más del 15 % del contenido del libro está realizado por el
pediatra cántabro Guillermo Arce Alonso. Es importante dedicarle tanto espacio
a este capítulo ya que en 1925 se fundó en Madrid la “Escuela Nacional de
Puericultura”, surgiendo posteriormente escuelas provinciales en Sevilla, Gijón
y Valencia. En 1933 se reorganizaron y se crearon los “Servicios de Higiene
Infantil”.
FOTO 12 Enfermeras con niñas
La Misión de
la Enfermera Escolar:
En la
Escuela:
Dedicar a cada Escuela unas seis horas semanales.
Vigilar el estado de limpieza y salud de los alumnos,
detectando parásitos y lesiones de la piel y mucosas.
Ver qué niño tiene que ir al reconocimiento médico y
si es necesario someterlo a aislamiento.
En el
Consultorio:
Ayudar al médico en los exámenes antropométricos y
médicos.
Controlar el fichero de los alumnos sometidos a
reconocimiento médico.
Realizar la investigación social de los alumnos, si lo
ordena el médico.
En el
Domicilio:
Enseñar la Higiene personal y de la vivienda.
Valorar el estado nutricional del niño, etc.
Conclusión
Debemos indicar que es un texto bien estructurado pedagógicamente
y que posee un excelente material iconográfico.
El libro supera ampliamente el temario oficial y la
visión que se refleja en el mismo es la de preparar a las enfermeras tanto en
la vertiente de la aplicación de técnicas como en la aplicación de cuidados.
Usandizaga daba mucha importancia a la formación
práctica y su admiración por las enfermeras anglosajonas, prestando al parecer
especial atención a los programas de las Escuelas de Enfermeras de Canadá y de
Estados Unidos (4).
FOTO 13 Enfermeras, auxiliares e Hijas de la Caridad
dando de comer a los niños
Mª
LUZ FERNÁNDEZ FERNÁNDEZ
María Luz
Fernández, profesora de la Facultad de Enfermería
de la Universidad de Cantabria, Premio al Mérito Profesional del Colegio de
Enfermería
El
legado del Marqués de Valdecilla y
del Ilustre donostiarra Manuel
Usandizaga Soraluce queda en las mejores manos; no pueden ser mejor que en
las manos de la excelente y excepcional compañera y amiga la magnífica
profesora Doña Mª Luz Fernández, por
su forma de ser y de explicar y transmitir esa ilusión que lleva dentro de ella
por la Historia de nuestra Profesión Enfermera.
FOTO
14 Mª Luz Fernández Fernández y Manuel Solórzano Sánchez en la clase de
Historia de la Enfermería en la Facultad de Enfermería, Universidad de
Cantabria, el 11 de enero de 2019
La profesora y legataria de la Facultad Universitaria de
Enfermería “Casa Salud Valdecilla”, María
Luz Fernández, recibía el 12 de marzo de 2014 el “Premio al Mérito
Profesional” que le concedía el Colegio
de Enfermería de Cantabria. La ceremonia tuvo lugar en el Paraninfo de la
Magdalena durante los actos conmemorativos del patrón de los enfermeros, San
Juan de Dios.
Enfermera, profesora de la Facultad de Enfermería de la Universidad
de Cantabria y Licenciada en Historia, María Luz Fernández ejerce como docente
desde hace 30 años y ha impartido clases a más de 2.500 alumnos de Enfermería.
El premio de la entidad colegial reconoce la labor docente de esta enfermera,
que ha sido nombrada madrina de varias promociones y es muy querida por alumnos
y ex alumnos de la Facultad Universitaria por la ilusión que les transmite con
sus enseñanzas sobre la Historia de la Enfermería.
María Luz
Fernández Fernández estudió Enfermería en la
Escuela de Enfermeras de la Casa de Salud Valdecilla, pertenece a la 47ªpromoción
y empezó a trabajar en el servicio de Nefrología del hospital hasta 1988, año
en el que se incorporó al plantel docente de la Escuela hoy Facultad para
impartir la asignatura “Historia de la Enfermería y sus Fundamentos
Científicos”. Posteriormente, en el año 2000, se licenció en Historia e hizo un
Máster en Historia Contemporánea en la Universidad de Cantabria, y en la
actualidad está terminando su tesis doctoral sobre la historia de la Escuela de
Enfermería de Cantabria durante el periodo 1929 - 1954.
Ha publicado artículos en diferentes revistas científicas, ha
impartido conferencias en España y en otros países, como Canadá, Brasil, donde
ofreció un curso sobre historia de la salud en la Facultad de Filosofía y
Ciencias Humanas de Sao Paulo, y ha participado como coautora en varios libros.
FOTO
15 Mª Luz Fernández con las dos clases de Grado de Enfermería, asignatura
Historia de la Enfermería, 11 de enero de 2019
Fotos
Fotos
sacadas en el pasillo de la Facultad de Enfermería. Universidad de Cantabria,
el día 11 de enero de 2019
Agradecimientos
Esteban Durán León
Ion Urrestarazu Parada
Francisco Herrera Rodríguez
Bibliografía
1.-
La Voz de Guipúzcoa del 10 de agosto de 1934, página 6
2.-
Real Academia de la Historia
3.-
Bitácora de la exposición “Valdecilla: La Semilla (1929 -1939)”. Miercoles 27
de mayo de 2015
4.-El
Manual de Enfermería de Manuel Usandizaga (1938). Francisco Herrera. Qalat
Chabir. Revista de Humanidades. Año III. Julio 1995. Número 3. Alcalá de
Guadaira Sevilla.
Manuel Solórzano Sánchez
Osakidetza,
Hospital Universitario Donostia, Donostia, Gipuzkoa.
Graduado en
Enfermería
Insignia
de Oro de la Sociedad Española de Enfermería Oftalmológica 2010. SEEOF
Miembro de
Enfermería Avanza
Miembro de Eusko
Ikaskuntza / Sociedad de Estudios Vascos
Miembro de la
Red Iberoamericana de Historia de la Enfermería
Miembro de la
Red Cubana de Historia de la Enfermería
Miembro
Consultivo de la Asociación Histórico Filosófica del Cuidado y la Enfermería en
México AHFICEN, A.C.
Miembro no
numerario de la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País. (RSBAP)
Académico
de número de la Academia de Ciencias de Enfermería de Bizkaia –
Bizkaiko Erizaintza Zientzien Akademia. ACEB – BEZA
Insignia
de Oro del Colegio Oficial de Enfermería de Gipuzkoa 2019
No hay comentarios:
Publicar un comentario