miércoles, 22 de diciembre de 2021

EL TRANSPORTE DE LOS SOLDADOS HERIDOS

 

Una vez más se va poniendo en evidencia con motivo de las Guerras, la grandísima importancia que debe concederse al transporte de los soldados heridos y a las “Ambulancias” cuyo objetivo principal es la rápida evacuación de los soldados heridos del campo de batalla a los Hospitales de campaña (1).

 

El concepto actual de ambulancia difiere del que tenía antes, pues en otra época se entendía por dicho nombre a todo lo concerniente a sanidad, pero hoy queda restringido tan sólo al material rodado incluyendo el ganado necesario para su transporte y el de los heridos (1).

 

Foto 1 Ambulancia volante inventada por el médico militar de las tropas napoleónicas Dominique Jean Larrey

 

Se sabe que en el siglo X los anglosajones utilizaban una especie de hamaca de la que tiraban caballos para trasladar a los heridos que habían caído en el campo de batalla. Esta consistía en una hamaca emplazada en un carro tirado por caballos. Posteriormente, los normandos utilizaron hamacas portadas por caballos para llevar a los enfermos (2).

 

También hay constancia de que durante el reinado de la reina Isabel I de Castilla, su Ejército retiraba de una forma similar a los combatientes que habían sufrido heridas, aunque esas labores se llevaban a cabo cuando la lucha había terminado, lo que incrementaba el número de víctimas.

 

En realidad, la primera prueba documental de una ambulancia tal y como hoy las concebimos data de las guerras napoleónicas.

 

En otoño de 1805, Napoleón marchó con sus hombres hacia el este para combatir a los austriacos y rusos. Los superó en ingenio y rapidez de movimientos en Ulm y después en Austerlitz. Aquella noche, Napoleón escribió a Josefina. «He vencido al Ejército ruso y austriaco mandado por dos emperadores». Pero no hizo ninguna mención del elevado número de muertos y heridos que provocó aquel brutal enfrentamiento bélico. Tampoco habló de la fantástica labor que llevaron a cabo las ambulancias tiradas por caballos que había inventado Dominique Jean Larrey años antes durante el asedio de Maguncia.

 

Foto 2 Ambulancia volante de Larrey, 1805

 

Este médico militar comprobó que muchos soldados heridos que pudieron haberse salvado, se desangraban en el campo de batalla al no recibir ayuda sanitaria a tiempo. Para solventar ese problema, Larrey diseñó la primera ambulancia volante, tal y como él la denominó.

 

Se trataba de un pequeño carruaje cerrado de dos ruedas tirado por dos caballos. En pocos meses, el galeno organizó un equipo de ambulancias que acompañó a las tropas de Napoleón en la campaña de Egipto. Su invento, así como los avances en cirugía que se produjeron en otras guerras del siglo XIX, contribuyó a salvar miles de vidas (2).

 

Durante la guerra civil estadounidense, los médicos militares de la Unión, Joseph Barnes y Jonathan Letterman, mejoraron el diseño de Larrey dotándolo de más espacio para los heridos. Se aseguraron de que cada regimiento contara con una “ambulancia Rucker”, que tenía cuatro ruedas y lucía distinciones visibles para advertir al enemigo de su uso como transporte para heridos. A lo largo de la guerra, ambos bandos utilizaron también pequeños barcos de vapor que sirvieron como ambulancias y quirófanos móviles.

 

Foto 3 Ambulancia americana Rucker

 

En las grandes ciudades. El primer uso civil de ambulancias se produjo en Londres en 1832 para transportar a los enfermos de cólera a los hospitales

 

Ambulancia motorizada. El primer vehículo de motor utilizado para el transporte de heridos fue presentado en Estados Unidos en 1899.

 

La primera ambulancia con motos fue presentada en Chicago en 1899. Tendría una velocidad máxima de 20 km/h. teniendo un motor eléctrico con dos caballos de potencia en el tren trasero.

 

Poco después, en Alemania, se presentó un tren ambulancia para civiles para su uso en accidentes de ferrocarril. Este tren estaría provisto de una sala de operaciones móviles y ocho camillas. Tenía prioridad sobre las vías respecto a otros trenes.

 

La primera ambulancia movida por gasolina fue la Ambulancia Palliser en 1905. Constaba de tan solo tres ruedas, una en la parte delantera y dos en la trasera y fue diseñada especialmente para los campos de batalla (2).

 

LAS AMBULANCIAS VOLANTES DE DOMINIQUE LARREY

 

La creación del cuerpo de ambulancias del barón Larrey, un emblemático -a todos los niveles- médico militar y cirujano durante las guerras napoleónicas, que junto a sus mejoras en la cirugía de guerra, está considerado uno de los padres del moderno sistema de ambulancias en campaña (3).

 

El 8 de marzo de 1808, Dominique Jean Larrey fue nombrado Director de Sanidad del ejército e Inspector de los Hospitales de Línea entre Bayona y Madrid. A su entrada en España y en dirección a Madrid, al pasar por Lerma, Aranda, Boceguillas, Somosierra y Buitrago, en todas estas localidades existían “Hospitales o depósitos de ambulancia para recibir a los enfermos de las tropas de paso.

 

Foto 4 Dominique Jean Larrey (1766 - 1842), gran médico militar, figura importante de la cirugía de guerra

 

La guerra en España dificultó considerablemente el empeño de los servicios médicos franceses: no solo había que salvar a los heridos, también había que protegerlos en su periodo de convalecencia y transportarlos en condiciones a menudo difíciles. Por primera vez, se organizó un transporte de heridos a lomos de mulas. El doctor Pierre François Percy, contemporáneo de Dominique Jean Larrey, durante la campaña en la península organizó asimismo un cuerpo de camilleros de ambulancias para recoger a los heridos durante una batalla y llevarlos a un hospital de campaña. Asimismo logró recuperar a los mutilados voluntarios para su empleo como enfermeros: se crearon en principio 10 compañías según un Decreto de 13 de abril de 1809.

 

Pero como comenta John S. Haller Jr., los adelantos en el servicio médico militar en forma de ambulancias volantes y hospitales de campaña fueron un éxito parcial en las filas del ejército francés, y no al alcance de todos los soldados:

 

Sin embargo [...] el respaldo de Napoleón se extendió solo a Larrey y Percy y no a sus planes para un cuerpo quirúrgico permanente para todo el ejército francés. La desconfianza del emperador hacia los médicos, combinada con su creencia de que los oficiales médicos no deberían ser una parte integral del ejército, impidió el establecimiento completo de los vínculos entre hospitales volantes. Además, otras naciones parecían no darse cuenta o no responder a las ideas de Larrey, excepto quizás en la teoría. El cambio se produjo lentamente, como pudieron atestiguar los británicos y rusos en Crimea unos cincuenta años después”.

 

Foto 5 La primera evidencia de una ambulancia data del siglo X y fue construida por los anglosajones. Esta consistía en una hamaca emplazada en un carro tirado por caballos. Posteriormente, los normandos utilizaron hamacas portadas por caballos para llevar a los enfermos. El servicio de ambulancia mediante caballos continuó con algunas variaciones hasta el siglo XX

 

Ningún espectáculo es más doloroso que el del transporte del heridos, enfermos y moribundos en medio de una campaña. Es la página más negra de la guerra. Los triunfos del campo de batalla se atenúan todos al contemplar esta inevitable secuela. Es necesario haberlo visto para comprenderlo, porque los despachos oficiales y la historia dicen muy poco de la realidad (3).

 

LAS AMBULANCIAS VOLANTES DEL DOCTOR LARREY

 

El concepto de “ambulancia” como unidad médica móvil aunque con reminiscencias en el pasado, es básicamente un concepto moderno debido a los cambios en las tácticas militares de finales del siglo XVIII y principios del XIX, las innovaciones en el campo de la cirugía de guerra y el diseño de transportes de campaña cada vez más ligeros (3).

 

Foto 6 Representación de Jack Girbal de una ambulancia de campaña en el año 1813, con algunos de los personajes de la época. El barón Larrey, con sus largos cabellos con bucles al lado de un cirujano. Tras ellos un farmacéutico. Delante de ellos, dos camilleros “llamados brancardiers o despotats” con sus largas picas para formar una camilla. Más a la derecha la ambulancia ligera de Larrey, abierta, a la que se aproxima un médico. Al fondo a la derecha un “Würst” se dirige a una zona de combate. Ninguno de los cirujanos tiene el uniforme reglamentario azul aciano, más claro que el azul representado, pero estamos en 1813 y el azul es más a menudo en el del cuerpo del ejército

 

El primer signo de un cambio significativo en la evacuación de los heridos del campo de batalla se dio en el ejército revolucionario francés del Rhin, bajo el mando de General Adam Philippe de Custine.

 

Allí, un joven militar cirujano, Dominique Jean Larrey demostró que una disposición más ventajosa para la extracción de los heridos podría salvar a un buen número de valiosas tropas. Aunque digno de mención como cirujano militar, las mayores contribuciones de Larrey fueron en sus procedimientos de evacuación de los soldados heridos y sus métodos de administración (3).

 

Dominique Jean Larrey fue nombrado jefe médico de una división del Ejército del Rhin. Por entonces, los enfermos y heridos habitualmente eran recogidos en el tren de impedimenta en la parte trasera de la zona de batalla, donde los cirujanos, apoyados por voluminosos carruajes tirados por cuarenta o más caballos, atendían a los soldados heridos capaces de caminar o que eran transportados a una distancia más lejana. Por su tamaño y la confusión de la batalla, pocos de los furgones llegaban al escenario real de la batalla hasta veinticuatro o treinta y seis horas después del encuentro.

 

Foto 7 Barón Jean Dominique Larrey (1766 - 1843) atendiendo a los heridos en la batalla de Moscú

 

Demasiado a menudo, aquellos soldados que no podían salir de la línea del frente debido a sus heridas morían de shock o desangrados antes de que llegara el apoyo médico. Larrey no inventó los hospitales ambulantes; más bien, proporcionó a los hospitales de entonces una forma eficaz de transporte ligero. Su idea era seguir a la vanguardia de la misma manera que lo hacía la “artillería a caballo” y para brindar atención quirúrgica primaria de emergencia en el campo de batalla, así como para poder sacar a los heridos de la escena del combate (3).

 

Su técnica ambulante se hizo posible con el desarrollo, bajo el mandato de Napoleón, de estrategias de artillería y caballería mejoradas para mejores reconocimiento y maniobras, y el empleo de las escaramuzas en formación abierta sobre un frente extendido. Claramente, las tácticas anteriores de disparos de volea de tropas de pie hombro con hombro en campo abierto a doscientas yardas del enemigo, seguido de una carga de bayoneta, hacía la aplicación de primeros auxilios y la evacuación de los heridos durante la batalla una tarea casi imposible.

 

Foto 8 En la campaña de Egipto también se procuró el empleo de las monturas locales para el transporte de los heridos

 

Larrey consiguió varios vagones ligeros de cuatro ruedas, organizándolos en la “ambulancias volantes”, que se movían por el campo de batalla. Estos vehículos transportaban a los sanitarios y sus ayudantes y se movían directamente hacia la línea del frente, manteniendo el contacto con las tropas durante los enfrentamientos. Los heridos eran llevados directamente a los cirujanos por camaradas o esperaban que el vagón de la ambulancia llegara a donde habían caído. Una vez allí, los heridos recibieron atención médica inmediata, con los cirujanos realizando amputaciones y extrayendo balas. Después de que las heridas eran curadas, los heridos eran colocados en el vagón de la ambulancia y llevados rápidamente a un hospital de campaña cercano.

 

Larrey no perfeccionó su sistema de ambulancias hasta la campaña de Italia de 1796, cuando organizó su sistema de ambulancias volantes con una unidad cada 10.000 hombres.

 

Había una junta directiva para las tres divisiones, que estaba compuesta por funcionarios administrativos y de salud. Un reglamento específico determinaba el orden y la marcha de estas ambulancias hacia el ejército, la policía interior y las funciones de cada individuo. Estas ambulancias estaban destinadas a sacar a los heridos del campo de batalla, después de haberles prestado primeros auxilios, y transportarlos a los hospitales de primera línea. La legión de ambulancias estaba bajo las órdenes inmediatas del Cirujano en Jefe del Ejército, y cada división estaba bajo el mando de un Cirujano General de Primera Clase.

 

También estaban destinados a sacar a los muertos y enterrarlos. Esta función se encargó especialmente a los soldados de enfermería a pie, bajo las órdenes o la inspección del inspector de policía, autorizado para solicitar a los habitantes los hombres de las tareas que le fueran necesarias. Este sistema de ambulancia tenía la ventaja de seguir los movimientos más rápidos de las vanguardias y de poder dividirse en un gran número de fracciones; cada oficial sanitario montado y podía tener un carro suspendido, un enfermero a caballo y todos los objetos necesarios para dar primeros auxilios a los heridos en el campo de batalla.

 

Foto 9 Enfermo en carruaje de ambulancia. Higiene y asistencia pública en Chile: homenaje de la delegación de Chile a los delegados oficiales a la 5ª Conferencia Sanitaria Internacional de las Repúblicas Americanas celebrada en Santiago de Chile. Pedro Lautaro Ferrer R. Santiago, 1910

 

PERSONAL DE LA AMBULANCIA VOLANTE DEL EJÉRCITO DE ITALIA

 

Esta ambulancia, designada como centuria, se compone de 3 divisiones o decurias, ubicadas en Udine, Padua y Milán. Cada una de ellas con los siguientes efectivos:

 

1 cirujano-mayor de 1ª clase comandante, 2 cirujanos-ayudantes-mayores de 2ª clase;

12 cirujanos sub-ayudantes-mayores o de 3ª clase (2 de ellos como farmacéuticos);

1 teniente ecónomo de la división de ambulancia;

1 subteniente, inspector de policía, haciendo funciones de sub-ecónomo;

1 maréchal-des-logis en jefe, empleado de 1ª clase de ambulancia;

 

2 brigadieres, empleados de 3ª clase de ambulancia;

1 trompeta, portador de los instrumentos de cirugía;

12 soldados, enfermeros a caballo, entre los cuales un herrero, un zapatero y un talabartero;

1 sargento mayor, empleado de 1ª clase;

2 intendentes, empleados de 2ª clase;

3 caporales, sub-empleados o jefes de diversos oficios;

1 tambor, chico de aparatos de cirugía;

 

25 soldados, enfermeros a pie;

12 coches ligeros y 4 coches pesados (IV);

 

El número de vehículos comporta:

1 maréchal-des-logis en jefe, conductor;

1 maréchal-des-logis en jefe, subjefe;

2 brigadieres, uno de ellos herrero;

1 trompeta;

 

20 soldados del tren, conductores;

 

Total de personas adscritas a cada división de ambulancia, 113. Para toda la legión, incluyendo el cirujano en jefe comandante, 340 hombres.

 

LOS CARRUAJES

 

Cada división de ambulancias tenía doce carros ligeros suspendidos, para el transporte de heridos: eran de dos tipos, con dos y cuatro ruedas. Los primeros, ocho en total, eran adecuados para terrenos llanos; los otros, sobre cuatro ruedas, estaban destinados a llevar a los heridos por terrenos montañosos. La caja del vehículo tenía la forma de un cubo alargado, abovedado en su parte superior; estaba perforado a los lados por dos pequeñas ventanas; dos puertas batientes se abrían hacia adelante y hacia atrás; el piso de la caja estaba formado por un armazón móvil, forrado con un colchón de crin, con su cabecera, y revestido de cuero. Este marco se deslizaba fácilmente sobre los dos soportes o prismáticos del cuerpo; por medio de cuatro ruedas pequeñas, y estaba armado con cuatro mangos de hierro empotrados en la madera; estas asas estaban destinadas a recibir las correas o cinturones de los soldados para llevar a los heridos en el armazón, ya que en una camilla se podía vestir a los heridos en estos armazones, cuando la temporada no les permitía vestirse en el campo.

 

Cuando el ejército se empleaba en montañas más o menos escarpadas, era imprescindible contar con mulas o caballos de carga, con cestas con compartimentos, para el transporte de vendajes, instrumental quirúrgico, medicinas y demás elementos necesarios para los primeros auxilios.

 

Los pequeños carruajes eran tirados por dos caballos, uno de los cuales era un porteador; internamente tenían once decímetros y doce milímetros (treinta y dos pulgadas) de ancho. Allí yacían cómodamente y en toda su longitud dos heridos; se distribuyeron bolsas en el interior para transportar botellas u otros objetos necesarios para los enfermos. Estos coches combinaban la fuerza con la ligereza y la elegancia.

 

Foto 10 Ambulancias del servicio médico.- El chasis de estos dos vagones de 2 y 4 ruedas estaba sujeto por cinturones de cuero a resortes fijados a la plataforma. Esta suspensión permitía transportar a los heridos de forma más cómoda y rápida que en los carros utilizados habitualmente para tal fin. Siguiendo a los hospitales de campaña había también carruajes conteniendo todo el equipo médico necesario en campaña. La Guardia era más privilegiada que las unidades de línea, ya que su servicio médico estaba mejor organizado y equipado

 

El segundo sistema de coches ligeros suspendidos consistía en un carro de cuatro ruedas, cuya carrocería, más larga y un poco más ancha que la de los coches de dos ruedas, tenía una forma similar: también estaba suspendida sobre cuatro resortes; su piso estaba revestido con un colchón fijo, y los paneles estaban acolchados hasta un pie de elevación, como los de las carrocerías pequeñas. El lado izquierdo de la caja se abrió a voluntad, en casi toda su longitud, mediante dos puertas correderas, de modo que los heridos pudieran ser colocados sobre el carruaje en su posición horizontal.

 

Pequeñas ventanas convenientemente colocadas renovaban el aire o establecían sus corrientes. Estos coches debían disponer, para fijar el centro de gravedad, de una camilla que también pudiera utilizarse para otros fines. Estos grandes coches tenían bolsas en el interior, como los pequeños, y en la parte trasera una provisión de forraje: el eje delantero giraba sobre su eje, para facilitar los movimientos de rotación; eran tirados por cuatro caballos y tenían dos conductores: eran ligeros, fuertes y bien suspendidos. Se podían transportar cuatro heridos en estos carros, tendidos a lo largo, aunque sus piernas se cruzaban un poco.

 

Foto 11 Ambulancia volante de Larrey, 1807

 

Los vagones de las tripulaciones estaban montados sobre cuatro ruedas y no se diferenciaban de otras furgonetas dedicadas al servicio militar.

 

Otro cirujano francés, Pierre François Percy, sirviendo bajo el mando del general Jean Victor Moreau, también se esforzó por mejorar el apoyo médico a los heridos en el campo de batalla. Percy organizó un cuerpo de cirujanos para cada división y diseñó un hospital móvil llamado Würtz (llamado así por el vagón austriaco, aunque más conocido como “El Würst de Percy” debido a su parecido con una salchicha) que, modelada en vagones de artillería ligera, podría acercarse a la batalla y brindar el inicial apoyo quirúrgico.

 

Cada vagón, tirado por seis caballos, llevaba camillas de mano, instrumentos, suministros de emergencia para 1.200 heridos, ocho cirujanos y un apoyo de 120 camilleros. Como era demasiado pesado y engorroso para el campo de batalla, el carro quirúrgico permanecía en un área segura cerca de la línea del frente, donde brindaba ayuda a los que podían caminar o que fueron llevados con una camilla (3).

 

El vagón demostró el valor de la asistencia médica para los soldados que de otro modo podrían haber muerto por exposición o por sus heridas, proporcionando un apoyo esencial hasta que se pudieran administrar otros cuidados.

 

Foto 12 El Würst de Percy, 1813

 

Sin embargo, con el enfoque de Percy se dejaba a los inmovilizados con sus heridas en el campo de batalla en lugar de llevarlos a un terreno más seguro. Durante la campaña de España en 1808, Percy resolvió este problema organizando un cuerpo de camilleros de ambulancia capacitados “Brancardiers para reunir a los heridos durante una batalla y llevarlos a una estación de apoyo quirúrgico.

 

La lanza de cada portador se convertía en un poste de camilla, y la faja del portador, la mitad de la litera cuando se ataba a lo largo. De este modo, dos brancardiers cualesquiera podrían combinar su equipo para crear un brancard, o camilla. El ejército asignó treinta y dos camilleros a cada compañía de asistentes del hospital; su responsabilidad era llevar a los heridos a los organizados puntos de apoyo justo detrás de las líneas del frente.

 

Según un Decreto de 1813, el ejército francés reconoció formalmente el sistema de Brancardiers. Anticipándose a la Convención de Ginebra de 1864, Percy también instó a la neutralización del personal médico y las provisiones, incluidas las ambulancias y los hospitales (3).

 

LOS UNIFORMES

 

El uniforme de los cirujanos de la ambulancias volantes se confeccionó siguiendo el modelo de los cirujanos de los ejércitos: también llevaban una pequeña cartuchera en negro marroquí, ligeramente bordada, cuyo interior, dividido en varios compartimentos, contenía el estuche de instrumentos quirúrgicos portátiles, algunas medicinas y elementos esenciales para proporcionar los primeros auxilios a los heridos en el campo de batalla; iban armados con una especie de espada portada de un arnés de cuero negro, un arma de adorno y defensa (3).

 

Foto 13 Dibujo de un Würst del Barón Percy, con dosel y cortinas

 

El uniforme de los oficiales empleados y subordinados de la administración era de un color diferente, con los distintivos relacionados según los empleos. El primero llevaba charreteras. Los soldados de enfermería, a caballo y a pie, llevaban chaqueta con guarnición de uniforme enrollada, con cinturón de lana roja que, de ser necesario, podía utilizarse para el transporte de heridos.

 

Los jinetes llevaban levita, los enfermeros de a pie un capote; el primero, botas de estilo húsar; los otros, zapatos fuertes y polainas de tela negra: tenían un chacó o fieltro negro adornado en cuero y cobre; cada enfermero a caballo portaba una cartuchera de cuero negro, apta para contener una o dos bandejas, una copa de hojalata, dos instrumentos para los heridos y los utensilios necesarios para los sanitarios: iban armados con un pequeño sable suspendido de un arnés de gamuza (3).

 

Los enfermeros a pie llevaban una bolsa de cuero, dividida en varios compartimentos aptos para contener el aparato de vendaje, que tenían en reserva para los sanitarios. El uniforme de los soldados del tren era muy parecido, pero más sencillo; las telas eran más fuertes. Estas diferentes clases de soldados se distinguían por los colores del cuello y las solapas, así como por los distintivos del uniforme (3).

 

Foto 14 Uniformes del servicio médico.- a) Doctor de 1ª clase; b) Jefe farmacéutico de la Guardia; c) Cirujano de 3ª clase; d) - Oficial; e) Soldado con uniforme de enfermero de hospital

 

El equipamiento del caballo del sanitario consistía en una silla de montar a la francesa, guarnecida por su cobertura y de un color del uniforme del jinete, ribeteado con una trenza dorada más o menos ancha, según el empleo. En lugar de dos pistoleras, tenía dos alforjas instaladas, que podrían estar más forradas con la misma trenza (3).

 

Un pequeño porta mantos de cuero, cubierto con el mismo material, estaba sujeto al sillín. Este porta mantos, destinado a contener los aparatos sanitarios, preparados para vendajes; podía abrirse sin tener que soltar las correas que lo sujetaban. El equipo de los soldados de enfermería montados se basaba en el de los oficiales administrativos; solo ofrecía una diferencia en la calidad del material y en las guarniciones, que eran mucho más sencillas.

 

Agradecimiento

Esteban Durán León

 

BIBLIOGRAFÍA

1.- Ambulancias Sanitarias. Publicado el sábado día 21 de noviembre de 2015. http://enfeps.blogspot.com.es/2015/11/ambulancias-sanitarias.html

 

2.- XL Semanal. Número 1.679. Página 44 del 29 de diciembre de 2019 al 4 de enero de 2020

 

3.- El Rincón de Byron. Las ambulancias volantes de Dominique Jean Larrey. 10 de junio de 2021

https://byroncillo.blogspot.com/2021/06/las-ambulancias-volantes-de-dominique.html

 

Foto 15 Terrible invierno, todas las provincias de Francia eran grandes campos de batalla dónde los heridos, moribundos y muchos mutilados llegaban arrastrándose a las ciudades o se apiñaban en las estaciones de ferrocarril. La ayuda de las mujeres era indispensable, y muchas venían a hacer lo que podían. Normalmente no tenían ninguna experiencia, pero eran siempre tiernas y comprensivas. 1870

 

Manuel Solórzano Sánchez

Graduado en Enfermería. Enfermero Jubilado

Insignia de Oro de la Sociedad Española de Enfermería Oftalmológica 2010. SEEOF

Miembro de Enfermería Avanza

Miembro de Eusko Ikaskuntza / Sociedad de Estudios Vascos

Miembro de la Red Iberoamericana de Historia de la Enfermería

Miembro de la Red Cubana de Historia de la Enfermería

Miembro Consultivo de la Asociación Histórico Filosófica del Cuidado y la Enfermería en México AHFICEN, A.C.

Miembro no numerario de la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País. (RSBAP)

Académico de número de la Academia de Ciencias de Enfermería de Bizkaia – Bizkaiko Erizaintza Zientzien Akademia. ACEB – BEZA

Insignia de Oro del Colegio Oficial de Enfermería de Gipuzkoa 2019

Sello de Correos de Ficción. 21 de julio de 2020

masolorzano@telefonica.net

 

1 comentario:

ivan dijo...

Hola hace rato deje de pensar en el transporte sanitario solo como una carrera desde que empece acá http://www.tecnicoentransportesanitario.com/ lo veo como una vocación y estoy orgulloso de honrar a quienes se preocupan por las personas necesitadas todos los días.