De todas las dependencias propias de una plaza
de toros, siempre existió una a la que se le dio una significación particular
por su importante servicio a las necesidades de los toreros: “La Enfermería”. No se tiene noticia cierta de la
primera organización de este servicio, pero sí de la preocupación constante de
toreros y autoridades por mejorar las condiciones de ésta (1).
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1 En la fotografía del Barrio de Gros se ve en primera línea el nuevo Hospital de San Antonio Abad fue proyectado
por el arquitecto municipal don José Goicoa; su importe, de 608.000 pesetas, lo
costearon entre el Ayuntamiento y la Junta de Beneficencia. La inauguración
oficial del establecimiento se hizo el 20 de enero de 1888 con todos los
adelantos de la época hasta su cierre en 1960. La Plaza de Toros del Chofre fue
un magnífico recinto que se inauguró el 8 de agosto de 1903 con toros de
Ibarra para Mazantini, Bombita I, Antonio Montes y Lagartijo Chico. Estuvo en
activo 71 años, hasta 1973
Los reglamentos taurinos, desde que comienzan
a regir, se preocupan del “Servicio de
enfermería” y, con mayor o menor vaguedad o exigencia, todos hacen mención
de él hasta el vigente. El famoso promulgado por don Melchor Ordóñez en 1852
prescribía en su artículo 14: “se cuidará
eficazmente de que el botiquín esté surtido de los medicamentos indispensables
a su objeto, de que el médico, cirujano y sangrador asistan puntualmente antes
de empezar la lidia y permanezcan hasta que se retire el presidente”. Los
reglamentos inmediatamente posteriores, como el de 1868, copian este precepto
al pie de la letra (1).
Llama la atención la meticulosidad
reglamentaria en cuanto a la organización del personal de asistencia médica.
Este personal era suministrado por el hospital más cercano a la plaza de toros
y pertenecía a su cuerpo de guardia, por lo que habitualmente iba variando
según el día en que se celebraba el festejo. No eran por tanto profesionales
sanitarios con la experiencia en el manejo de las lesiones específicas por asta
de toro.
En cuanto a los medios materiales e
instalaciones, constatamos con lo dicho que la legislación no especifica las
condiciones básicas exigidas, y ésta, por lo tanto, debía de ser muy variable
según los cosos (1).
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2 Programa de la Fiesta de los Toros. San Sebastián bañado por el gran
Océano Cantábrico, y rodeado de un paisaje encantador, es durante el verano el
punto de cita del mundo elegante. Playa Sin Rival de arena finísima,
batida constantemente por el espumoso oleaje. Población Modelo en cultura y buenas costumbres, higiénica como
ninguna, y a la altura de los países más adelantados en cuanto a recreos y
todas las exigencias de la vida moderna. San Sebastián del 9 al 30 de agosto de
1896
La realidad es que hasta entrado el siglo XX las
“Enfermerías”
tenían una funcionalidad bastante reducida. Lo habitual era que en ellas se
realizara una primera cura que consistía en la oclusión de la herida con gasa
húmeda. En muchos casos había que esperar la llegada del médico más cercano, ya
que no siempre se encontraba en la Enfermería como exigía la legislación.
Luego el herido permanecía en dicha Enfermería
varias horas hasta que era trasladado en camilla, carro o coche hasta la fonda
u hotel en que se hospedaba. Si el torero tenía medios económicos era
trasladado a Madrid o a su ciudad de origen, donde contrataba un cirujano, con
más o menos pericia, que le trataba la herida, habitualmente en la casa del
torero. Si no tenía medios económicos, se recuperaba, si lo hacía, en la misma
fonda u hotel (Benjumeda, 2012).
Por esta época ya se había producido
parcialmente la llamada primera revolución dentro de la cirugía, que es la que
supuso la hemostasia o control de la hemorragia. A comienzos del siglo
XIX, el torniquete y la ligadura eran los dos máximos recursos de la
hemostasia. El virtuosismo de la ligadura llegó a su cima antes de 1850 con la
de la arteria ilíaca externa por Abernethy y las de la subclavia y carótida
primitiva por Astley Cooper. En la segunda mitad del siglo, la invención de las
pinzas compresoras (Péan, Doyen), el vendaje elástico de Esmarch, el empleo del
catgut (Lister) y la transfixión de los tejidos sangrantes (Halsted) cambiaron
radicalmente el modo de cumplir este fundamental requisito del acto operatorio
(1).
FOTO 3 Toro de lidia. Toro bravo que
se destina a ser toreado en las corridas
El instrumental quirúrgico que dotaba estas
enfermerías solían conformarlo algunas pinzas hemostáticas, tijeras, agujas,
sedas, alguna venda, paquete de gasa iodofórmica y algodón, así como la venda
de Esmarch y el torniquete de Petit. Todo ello guardado en un armario
frecuentemente desvencijado y sin revisiones periódicas, abandonado en el
lúgubre espacio que conformaba el denominado “cuarto del hule” o “Enfermería”.
Esta denominación provenía, de que las mesas en donde se tendían a los diestros
heridos, al transportarlos desde la arena, estaban tapizadas con hule. Este
tejido cumplía un papel protector de la mesa quirúrgica en una época en que los
lavados de las heridas tendían a ser muy abundantes, por la frecuente
asociación de ulterior infección y la incapacidad de la ciencia médica para
tratarla con garantías (1).
En nuestra “Enfermería de plaza de toros”
de la segunda mitad del siglo XIX, los medios anestésicos se limitan a los frascos
de cloroformo y éter, aplicados por el médico cirujano que atiende al herido o
incluso, más frecuentemente, por personal auxiliar que acompaña al facultativo
(1).
FOTO
4 Postal de la Plaza de Toros del Chofre de San Sebastián
El importante reglamento de 1880 consagra todo
un título al servicio facultativo y Enfermería. Respecto a ésta dispone
sobriamente el artículo 88: “La
enfermería de la plaza se hallará dotada de todo el material necesario, y en
ella será también asistido todo concurrente o empleado que lo necesite”.
Es decir, que la asistencia sanitaria ubicada
en la enfermería no debe limitar su actuación a los accidentados en la lidia
sino extenderla a las necesidades urgentes de todos los presentes (1).
Desde este año 1880 se consigna la obligación
del médico de enviar un parte facultativo a la presidencia para
informarla de las lesiones de los toreros heridos. Esta costumbre es mucho más
antigua pero no se consignaba en los reglamentos.
También el reglamento de 1896 de la plaza de
Sevilla precisa el surtido de material de cura que debe estar en el botiquín de
enfermería: “hilas, vendajes, tablillas
para los apósitos y cuanto fuese menester en armonía con los progresos de la
ciencia, advirtiéndose que de igual suerte los médicos irán provistos del
arsenal quirúrgico conveniente a las lesiones, fracturas y contusiones comunes
a esta clase de espectáculos”.
En el último tercio del siglo XIX tiene lugar
el comienzo de lo que se viene a llamar la tercera revolución de la cirugía; la
introducción de la antisepsia.
Uno de los primeros autores en abordar las
lesiones por asta de toro ya por esta época, fue el cirujano alcarreño y
catedrático de Patología Quirúrgica, Juan Creus y Manso (1828 - 1895). Este
autor contribuyó con siete amplios escritos a la elaboración de la “Enciclopedia
Internacional de Cirugía” del Dr. Ashhurst, entre los que figura el de “heridas
por asta de toro”. Desde entonces algunos autores lo consideran el creador de la
Taurotraumatología (Castillo de Lucas, 1969). También Fernández de Sotomayor publica
en 1840 un caso aislado de herida contusa en una pierna por asta de toro que produce
gangrena de la extremidad (1).
FOTO
5 Plaza de Toros del Chofre de San Sebastián. Fotografía primeros siglo XX
Llegamos ya al inicio del siglo XX, y con la
creación del Montepío de Toreros, se logran disposiciones legales que
preceptúan el estado en que deben de encontrarse las enfermerías para que se
autorice la celebración de corridas. Así el 8 de septiembre de 1911 se dicta
una real orden que legisla acerca de las condiciones, instrumental quirúrgico y
material farmacéutico que deben presentar las enfermerías de las plazas de
toros.
“Enfermería”
Deberá instalarse dentro de la plaza de toros,
en el sitio más inmediato al redondel, con fácil acceso a éste, y consistirá en
una habitación de amplia ventilación y luz natural directa, de paredes y solado
limpios, y cuyas dimensiones mínimas serán de 15 metros cuadrados si existe en
comunicación con ella otra habitación de iguales dimensiones para colocar camas
y servir de hospitalillo, o de 30 metros si en la misma habitación se instalan
las camas.
FOTO 6 El equipo
médico, con Serafín Húder, posa en la Enfermería de la Plaza de Toros de
Pamplona. Eran 3 médicos y un Practicante. Fotografía Navarra.com
La “Enfermería” estará dotada,
necesariamente, de instalación de luz eléctrica o de gas y del menaje y
utensilios siguientes:
1º. Una mesa de operaciones.
2º. Dos camas con colchones y servicio de
camas completo.
3º. Un aparato para hervir agua, el cual
estará encendido constantemente durante la lidia.
4º. Un lavabo.
5º. Un depósito para agua.
6º. Dos cubos para desagüe.
7º. Dos irrigadores de dos litros de capacidad
de cada uno.
8º. Un armario y una mesa pequeña con servicio
completo de escritorio
Instrumental quirúrgico
En toda enfermería habrá indispensablemente:
1º. Una docena de pinzas de Pean.
2º. Un par de pinzas largas o de Espencer.
3º. Una tijera recta y otra curva.
4º. Dos bisturíes rectos, uno curvo y otro de botón.
5º. Dos pinzas de disección.
6º. Dos sondas acanaladas.
7º. Dos separadores anchos de Farebeuf.
8º. Dos jeringas de inyecciones.
9º. Dos sondas de Nelatón.
10º. Un aparato de anestesia.
11º. Cloroformo.
12º. Agujas, seda y Catgout.
13º. Dos tubos con desagüe.
14º. Dos tubos y dos vendas de Esmarch.
15º. Una gotiera de brazo y otra de pierna.
FOTO 7 Médicos Cirujanos en la Plaza del
Chofre de San Sebastián
Material farmacéutico
1º. Doce ampollas de suero fresco.
2º. Dos aparatos inyectores de suero.
3º. Tres depósitos con antisépticos en
pastillas, y los irrigadores con la solución hecha momentos antes de empezar la
lidia.
4º. Gasas y algodón esterilizados, y gasa,
algodón y vendajes, todo en cantidad suficiente.
5º. Un frasco de alcohol puro de dos litros,
otro de yodo de un cuarto de litro y otro de éter de ésta última capacidad.
6º. Estimulantes de cafeína, éter y aceite
alcanforado.
7º. Dos palanganas de hierro portátiles” (De
Cossío, 1995) (1).
Podemos afirmar sin género de duda que pocas
instalaciones sanitarias hace cien años tenían prescritas sus condiciones
mínimas con tanto rigor y exhaustividad como la de la Enfermería de una plaza
de toros.
Este reglamento indicó además que debían ser dos
los cirujanos que conformaran el equipo médico, y que la cobertura
de dicha asistencia no corría a cargo de la Beneficencia sino de la empresa
organizadora del festejo que debía de ser además la garante del mismo. Aun
así, en algunas plazas como la de Madrid, hacían turnos profesores de todas las
especialidades del Hospital de la Diputación Provincial para atender a los
lesionados en los festejos de dicho enclave durante los años veinte.
De esta manera, es habitual encontrar partes
facultativos de la época en dicha plaza firmados por oculistas, ginecólogos,
etc. cuya actividad habitual estaba poco o nada relacionada con el tipo de
lesiones más frecuentemente atendidas. Por este motivo, el tema de las
Enfermerías en las plazas de toros adquiere interés en el mundo del toro y
cierto debate en torno a su importancia (Silva y Aramburu, 1916).
De 1928 data una de las primeras
publicaciones científicas relacionadas con la Cirugía Taurina. El trabajo
lo realiza el Dr. Segovia (cirujano de la plaza de toros de Madrid durante los
años treinta) en colaboración con Aznar y Hombría, y se titula “Estudio de la
flora bacteriana de las astas del toro y de las heridas que éstos ocasionan”,
publicado en el Boletín técnico de la Dirección General de Sanidad (De Cossío,
1995).
En él se analiza un grupo de once casos de
heridas por asta de toro, de las que sólo una resultó estéril, presentando las
otras diez, contaminación multibacteriana. Sus conclusiones marcaron unos
fundamentos muy importantes para el tratamiento de las heridas por asta de
toro.
FOTO
8 Empezando por la izquierda el 5º es el Dr. Luis Ayestarán Gabarain. Médico
Cirujano. 7º Dr. José Luis Ayestarán Otamendi. Plaza de Toros del Chofre, San
Sebastián. 15 agosto 1948
En 1930 se promulga un reglamento taurino que
desarrolla brevemente lo ya aportado por el anterior de 1911, quedando pendientes
para más tarde la mayor parte de estas aportaciones descritas. Este reglamento
de 1930 sí que se ocupará de determinar cómo ha de realizarse la selección del
personal sanitario asignado a la enfermería de la plaza de toros (1).
FOTO
9 Cartel de la Nueva Plaza de Toros del Chofre Corrida Goyesca. 9 Hermosos
toros. San Sebastián. Domingo 22 de julio de 1928 (5)
Heridas por Asta
de Toro
Las lesiones que
aparecen en las heridas por asta de toro, pueden llegar a ocasionar la pérdida
de la vida. El tratamiento de las heridas por asta de toro es una necesidad
ante la existencia de las mismas y por tanto el inicio de la “Cirugía Taurina”
se desarrolla de manera paralela a los conocimientos médicos y la ordenación
legislativa de las enfermerías de las plazas de toros. (Toros y medicina. 2).
En los primeros
momentos, el tratamiento de estas heridas se realizó de manera secreta ante los
mandatos de las autoridades eclesiásticas pudiéndose referenciar que su
Santidad Pío V, en su constitución De Salute (1567), prohíbe totalmente correr
los toros, so pena de excomunión, negando sepultura eclesiástica a los
lidiadores que muriesen en dichas fiestas.
Posteriormente,
en 1575, el Papa Gregorio XIII, ante la solicitud del Rey de España, dio
licencia para correr los toros a los seglares y caballeros de órdenes
militares, excepto los ordenados de Orden Sacro. Indica que se tomen las
medidas adecuadas para que estas fiestas no se sigan de la muerte de nadie. De
igual manera se aconseja que asistan cirujanos y barberos (Toros y medicina. 2).
FOTO 10 Plaza de
la Constitución de San Sebastián. Corrida de toros en el año 1845. Litografía
realizada por el dibujante G. Carpenter con motivo de una de las corridas
celebradas en honor de la Reina Isabel II
A principios del
siglo XX, las “prestaciones médicas de
las enfermerías de las plazas de toros” las realizaban los médicos de
asistencia pública y en las plaza fijas y de cierta importancia, la asistencia
la realizaban cirujanos de prestigio de las diferentes localidades.
Las primeras
disposiciones legales que regulan los espectáculos taurinos, así como las
enfermerías, constituyen el Reglamento Oficial que fue publicado en la Gaceta
de Madrid, el 15 de julio de 1930. En éste se indican los locales a utilizar en
las enfermerías que las divide en 1ª, 2ª y 3ª categoría (como si los toros,
tuvieran que clasificar las lesiones a realizar), así como el material del que
debían disponer y medicamentos a tener en la enfermería.
También se
dictan las normas para el nombramiento del personal médico cuya designación
realizara el Montepío de Toreros, previa propuesta de una terna por parte del
Colegio Oficial de Médicos entre los solicitantes, el facultativo elegido sería
visado posteriormente por el Presidente del Colegio de Médicos y por el Jefe
Provincial de Sanidad. La selección por parte del Montepío de Toreros, del
cirujano-jefe, se realizó hasta su extinción (ver modelo de tarjeta de
identidad foto 11).
FOTO 11 Emilio
Ortega Martín-Corral. Cirujano Jefe de la Plaza de Toros de Zamora. 14 de julio
1977. Foto de la Revista Los Toros y la Medicina
En el B.O.E num.
103 del 9 de abril de 1957, la Dirección General de Sanidad hace público el
baremo de méritos a puntuar para la provisión de médicos cirujanos al servicio
de las plazas de toros y lo pone en conocimiento del Consejo General de los
Colegios Médicos, Colegios Provinciales y Jefes Provinciales de Sanidad. En el
B.O.E num. 68 de 20 de marzo de 1962, en el texto refundido del Reglamento de
Espectáculos Taurinos, se especifica el personal facultativo médico que debe de
tener cada enfermería según su clasificación.
En el B.O.E num.
271 de 12 de noviembre de 1997, clasifica los servicios médico-quirúrgicos en
permanentes y temporales o móviles, especifica las características de locales,
material, así como la dotación de una ambulancia tipo UVI móvil o similar.
Para la
selección de los facultativos especifica el mencionado B.O.E, que las empresas
organizadoras contarán con la colaboración o asesoramiento de las sociedades
científicas o asociaciones profesionales de cirugía taurina en la selección de
los profesionales sanitarios idóneos para cada tipo de festejos.
FOTO 12 Empezando
por la izquierda son los Médicos Cirujanos: 2º Javier Eguiguren (anestesista), 3º
Damaso Sánchez, 6º Santi Cárdenas y el 7º Manuel Cárdenas. Plaza de Toros del
Chofre, San Sebastián
REGLAMENTO OFICIAL para la celebración de
espectáculos taurinos y de cuanto con ellos se relaciona con los mismos
De la Enfermería
Artículo 42. Las enfermerías de las Plazas de
Toros, tanto en lo que concierne al personal técnico a ellas adscrito como a
las condiciones de local y material de curación de que deben estar dotadas, se
dividirán en tres categorías, que serán las de las Plazas a que pertenezcan.
a).- Local.
En las de primera categoría, la enfermería constará de dos partes: una para la
realización de cuantas curas e intervenciones operatorias sean necesarias, y
otra para la hospitalización de los heridos hasta su traslado no origine
peligro para su vida.
La primera
constará de una sala para reconocimiento de heridos y curación de lesiones
menos graves, y será un local como mínimum de cuatro metros por cinco y tres y
medio de altura.
Tanto una como
la otra tendrán ventilación directa e iluminación cenital, estando también
dotadas de adecuada iluminación eléctrica. El suelo y las paredes, hasta una
altura de dos metros, estarán revestidas de mosaico, azulejo u otro material
análogo, impermeable, y dotadas de un desagüe central.
FOTO 13 REGLAMENTO
OFICIAL para la celebración de espectáculos taurinos y de cuanto con ellos se
relaciona con los mismos. Bilbao 1930
Dispondrán de
aparatos de calefacción que, no viciando su atmósfera, permitan mantener una
temperatura de 15 a
20º C.
La parte de
enfermería destinada a la hospitalización de lesionados, estará próxima a la
Sala de operaciones, pero independiente de ella, y será un local de unas
dimensiones de diez metros por cuatro y tres y medio de altura, en la cual se
instalarán cuatro camas con su correspondiente dotación de colchones, sábanas,
mantas, etc.; poseerá iluminación y ventilación directa, así como medios de
calefacción en las condiciones ya citadas en las Salas de operaciones (3).
En las
enfermerías de segunda categoría podrá suprimirse la Sala destinada a
reconocimiento, quedando, por tanto, constituida por la Sala de operaciones y
la de hospitalizados, con las dimensiones y condiciones ya citadas.
Las de tercera
categoría podrán disponer de un local único, con dimensiones de diez metros por
cinco y tres y medio de altura, con suelo y paredes hasta la altura de dos
metros revestidos de mosaico u otro material impermeable, con iluminación
directa y artificial.
b) Instrumental
y material de curación. Las enfermerías de las Plazas de primera y
segunda categoría deberán estar dotadas de:
Un autoclave
para la esterilización del material de cura y del agua para el lavado de los
cirujanos. Éste autoclave ha de tener una capacidad de 1,30 metros, y los
depósitos del agua esterilizada los tendrán aproximadamente de 40 litros.
Dos lavabos, con
grifos, para el agua esterilizada de los depósitos, y, con desagüe directo.
Una vitrina para
el instrumental quirúrgico.
Una mesa de
operaciones, con la movilidad suficiente para poder colocar al lesionado en
posición de talla perineal y en la de Trendelembourg.
Un hervidor para
gas o alcohol, de 60 por 30
centímetros.
Dos mesitas
auxiliares para la colocación del instrumental.
En el segundo
departamento se instalará una mesa de reconocimiento.
Las de tercera
categoría precisan, como mínimum, una mesa de operaciones que reúna las
circunstancias ya citadas.
Un hervidor de
50 por 20 centímetros,
una mesita auxiliar, una pequeña vitrina, un lavabo y un depósito de agua
esterilizada de una capacidad mínima de 10 litros.
c) Instrumental.
Primera y segunda categoría.
Bombonas para material de cura:
Dos de 40 por 25, para sábanas y blusas.
Dos de 25 por 15, para paños estériles.
Cuatro de 20 por 15, para gasa, compresas, etc.
Dos de 15 por 15, para guantes, etc.
Estas bombonas contendrán como mínimum dos blusas, dos
caretas, cuatro sábanas grandes, 12 paños de carapo, 12 compresas grandes de
vientre, gasa, algodón y cuatro pares de guantes; todo convenientemente
esterilizado.
Instrumental: cuatro
bisturís, cuatro tijeras rectas y curvas, dos pinzas de disección con dientes,
dos ídem sin dientes, 18 pinzas Kocher, 12 ídem de Pean, seis pinzas fuertes
tipo Le Fort, seis pinzas de campo, dos separadores Farabeuf, dos ídem de
mango, un separador Gossett, una valva abdominal, dos botones de Murphy, un
periostomo, un costotomo, dos pinzas gubias, un trépano de mano, un martillo,
dos escoplos, una sierra de Gigli, dos clamps intestinos rectos, dos ídem
curvos, dos portaagujas, un trocar, 12 agujas Hagedorm, 12 intestinales rectas
y curvas, una mascarilla o aparato para anestesia por inhalación, una jeringa
para inyección de sangre citratada o aparato para transfusión de sangre
natural, dos jeringas de 10 cc., seis ídem de dos cc., dos compresores de
Esmarch, cuatro gotieras para miembros.
FOTO 14 Subida a
la Plaza de Toros del Chofre de San Sebastián, una tarde de agosto de 1960
Drenajes de goma
de distintos tamaños, 12 tubos de catgut tamaños distintos, cuatro madejas de
seda, 24 vendas de Gambric, distintos tamaños. Medicamentos: seis ampollas de
300 cc. de suero fisiológico ; seis de 10 cc. de suero antitetánico; seis de 10
cc. de suero antianaeróbico; seis ampollas de éter anestésico, seis ídem de
cloroformo, 200 gramos
tintura de iodo, cuatro litros de alcohol, 500 gramos de éter
sulfúrico, inyectables de cafeína, aceite alcanforado, éter, morfina, etc.
Las de tercera
categoría poseerán como mínimum dos bisturís, dos tijeras rectas y curvas, dos
sondas, dos pinzas disección, 12 pinzas Kocher , 12 ídem de Pean, pinzas
fuertes Fort, seis ídem de campo, dos separadores Farabeuf, un separador
Gosset, una valva abdominal, dos clamps intestino recto, dos ídem curvo, 12
agujas de Hagedorm, dos intestinales, dos jeringas de 10 cc., dos ídem de dos cc., un compresor
Ésmarch, 10 vendas Cambric, tamaños distintos. Drenajes catgut y seda tamaños
distintos. Una bombona 40 por 25; dos, de 25 por 15, y una de 15 por 15. Estas
bombonas contendrán como mínimo dos sábanas, dos blusas, 12 paños de campo,
cuatro pares de guantes, gasa y algodón, todo convenientemente esterilizado,
dos gotieras alambre para miembros inferior, una gotiera ídem miembro superior.
Medicamentos. Tres ampollas
de suero fisiológico de 300
centímetros cúbicos, seis de suero antitetánico, seis
ampollas éter anestésico, seis ídem cloroformo, 200 gramos tintura de
iodo. Cuatro litros de alcohol, 500 gramos de éter sulfúrico e inyectables de
cafeína, aceite alcanforado, éter, morfina, etc. Las enfermerías habrán de
estar situados lo más próximo posible al redondel, y, a ser posible, con acceso
directo e independiente al mismo. Todo el material que se designa deberá estar
permanentemente en la Enfermería y en disposición de ser utilizado cuatro horas
antes de la celebración de la corrida.
FOTO 15 ¿Cuándo
en las Plazas de Toros se pondrá en la barrera, Personal Sanitario? Hay médicos y enfermeras de quirófano. Médico
Cirujano Eduardo Ayestarán Eguiguren. Enfermeras Ana González y Leire Rodríguez.
Roberto Martínez y Roald Otzelli
Artículo 43. El personal facultativo de las
Enfermerías de primera categoría se compondrá: de un Cirujano-Jefe responsable
directo de todo el servicio; de un Cirujano-Ayudante, que podrá desempeñarlas
funciones del anterior en caso de ausencia o enfermedad; de un Ayudante de
maño, y un Anestesista, estudiante de últimos cursos de Facultad; un
Practicante, y un Mozo-enfermero.
Si alguna Plaza
de Toros de primera categoría
radicara en población donde no hubiera Facultad de Medicina, podrán los puestos
de Ayudante de mano y Anestesista ser desempeñado por Practicantes (3).
El de las de segunda categoría se compondrán de un
Cirujano-Jefe, un Cirujano-Ayudante y dos Practicantes, uno de ellos con
práctica de anestesista.
FOTO 16 Cartel
de la Nueva Plaza de Toros de San Sebastián. Temporada de verano de 1910
El de las de tercera categoría estará constituido
por un Médico-Jefe, con especialización quirúrgica (si existe en la localidad),
un Médico-Ayudante y un Practicante.
El nombramiento
de este personal se efectuará bajo las siguientes normas:
Cuando se
encuentre vacante: el puesto de Jefe de Servicios de una determinada
Enfermería, el Montepío de Toreros oficiará al Colegio provincial de Médicos
correspondiente, solicitando el nombre de tres colegiados con especialización
quirúrgica y que deseen desempeñar el cargo; de estos tres Profesores, el
Montepío escogerá, uno, al que remitirá el oportuno nombramiento, que habrá de
ser visado por el Inspector provincial de Sanidad.
FOTO 17
Enfermería de la Plaza de Toros de Illumbe de San Sebastián. Se inauguró el 11
de agosto de 1998. Fotografía del 15 de agosto de 2015
El
Profesor-Ayudante será designado por el Jefe del servicio, quien comunicará al
Montepío su nombre y cargo que desempeña, para que reciba a su vez el
correspondiente nombramiento.
El restante
personal subalterno será asimismo designado libremente por el Jefe del
servicio, sin la obligación de dar conocimiento de su nombramiento. Si la
actuación profesional del personal facultativo de una determinada Enfermería
diera lugar a quejas o reclamaciones, éstas se liarán al Montepío taurino, el
cual, si las estima de importancia, solicitará que tres Profesores-Médicos uno
designado por el Colegio provincial de Médicos correspondiente a la Enfermería
denunciada, otro por el Montepío Taurino y un tercero en funciones de
Presidente, nombrado por el Colegio de Médicos de Madrid, se reúnan, y después
de dar audiencia al Jefe del servicio, contra el que se hace la reclamación,
determinará si existe falta y gravedad de la misma, pudiendo indicar al Colegio
de Médicos a que pertenezca la necesidad de la separación del cargo.
El expediente se
tramitará en Madrid, siendo de cuenta del Montepío Taurino los gastos
ocasionados por el traslado y estancia del Médico que viniere a Madrid a
desempeñar funciones de Vocal.
Artículo 44. Corresponde a la Empresa:
1º.- Dotar a la
Enfermería de las condiciones y medios de curación que definen los artículos
anteriores, así como a la reposición del material gastado o inutilizado.
2°.- Satisfacer
al personal médico adscrito al servicio de la Enfermería los honorarios
devengados por su asistencia a la misma, y que serán:
Corridas de
toros y novillos
Plazas de
primera categoría 350 pesetas.
Plazas de
segunda ídem, 250 ídem,
Plazas de
tércéra ídem, 150 ídem.
Becerradas
Plazas de
primera categoría, 250 pesetas.
Plazas de
segunda y tercera ídem, 100 ídem.
Estos honorarios
son por función y para todo el personal, sea cualquiera el servicio que durante
ella se preste.
Artículo 45. Cuando ocurra un accidente desgraciado
en la lidia, el Delegado de la Autoridad gubernativa dispondrá que por Agentes
a sus órdenes se establezca el conveniente servicio en evitación de que el
público se estacione en los alrededores y en las puertas, e impedirá la entrada
en la Enfermería, excepto al personal facultativo y conductores del herido, que
deberán evacuarla una vez realizado su cometido (3).
Una vez curado
el lesionado, el Médico encargado pasará al Presidente de la corrida y a la
Empresa un parte dando cuenta de las lesiones que sufriere, su calificación médica
y expresión de si puede o no continuar la lidia. Determinando la certificación
médica que el lidiador no puede continuar su trabajo, si intentara reanudarlo
se impedirá a toda costa por el Delégalo de la Autoridad y sus auxiliares. Se
prestará asimismo asistencia en la Enfermería al espectador, empleado o
dependiente de la Empresa que lo precisare.
Para que los
lesionados sean atendidos con la mayor rapidez posible, permanecerá
constantemente en el local de la Enfermería uno de los Médicos o Ayudantes,
ocupando los restantes un burladero construido con las debidas condiciones de
seguridad, comodidad posible fácil acceso, que estará instalado en el callejón
en lugar de sombra y en el sitio más próximo a la puerta de comunicación entre
el ruedo y la Enfermería.
Artículo 46. Para la comprobación de lo estatuido
en los artículos anteriores referente a las condiciones de local y dotación de
instrumental y material de cura que las Enfermerías han de poseer, se establece
una inspección médica obligatoria de las mismas. Esta inspección será realizada
todos los años por él Inspector provincial de, Sanidad o Subdelegado de
Medicina del distrito, quien, con la debida antelación, avisará al Médico
encargado de la Enfermería y a la Empresa del día en que habrá de realizarse,
para que estén presentes. Si la enfermería reúne condiciones reglamentarias, se
librará el oportuno certificado; en caso contrario, indicará por escrito las
reformas o mejoras necesarias para llegar a reunir las que se estime más
adecuadas.
FOTO 18 Manuel
Cárdenas en 1955 fue nombrado cirujano jefe de la enfermería en la Plaza de
Toros del Chofre de San Sebastián. El ambiente taurino le encantaba y lo
prolongaba con cenas y tertulias en la que invitaba a médicos, toreros y
apoderados en aquellas añoradas Semanas Grandes donostiarras. Sufrió una “cogida” en el burladero
cuando un “Pablo Romero” le pasó una pezuña por el tórax desgarrándole la
camisa y el cinturón, sin más lesiones, como si fuese un mozo sanferminero.
Foto cedida por Santi Cárdenas
Este certificado
habrá de ser exigido por las Autoridades antes de permitir la celebración del
espectáculo taurino. Se faculta al Montepío de Toreros para que un Profesor
Médico por él designado inspeccione a su vez las Enfermerías, denunciando al
Inspector provincial de Sanidad correspondiente las deficiencias que notare.
En las plazas no
permanentes, las Enfermerías serán establecidas en los locales adecuados y se
ajustarán, en lo referente a material de curación, instrumental y personal, a
lo estipulado en los artículos 42, 43, 44, 45 en el presente, para las plazas
de tercera categoría (3).
Título
IV
Artículo 21.- Enfermerías
y servicios médico quirúrgicos.
1.- Las
plazas de toros de 1ª y 2ª categoría deberán disponer de una enfermería con
acceso directo desde el ruedo y con posibilidades de una evacuación rápida al
exterior de la plaza.
2.- La
enfermería constará, como mínimo, de dos estancias independientes y comunicadas,
una de las cuales se utilizará como zona de recepción y la otra se habilitará
para la realización de intervenciones. La dimensión de los locales deberá
permitir realizar con comodidad la actividad a que se destinan, así como la
colocación del mobiliario y material señalado en los apartados siguientes.
FOTO 19 Ana
González Benito, Elena Extaide Estrada, Manuel Solórzano Sánchez y Leire
Rodríguez Julio. Plaza de Toros de Illumbe de San Sebastián. 15 de agosto de
2015
3.- Sin
perjuicio de lo establecido en la normativa sanitaria que sea de aplicación,
las dependencias de la enfermería dispondrán de ventilación e iluminación
suficientes y de agua corriente potable caliente y fría; existirá un sistema de
iluminación de urgencia para los casos de corte del suministro eléctrico; el
revestimiento de suelos y paredes será impermeable, de material fácilmente
lavable y desinfectable y la dotación mínima de las enfermerías será la
siguiente:
Medios materiales:
Mesa quirúrgica.
Bisturí.
Monitor.
Respirador con pulsioxímetro
y oxímetro.
Lámpara cenital.
Aspirador.
2 tomas con
salida de gases, O2 y vacío.
Desfibrilador.
1 caja de
laparotomía completa.
1 caja de
toracotomía completa.
1 caja de
cirugía vascular.
2 cajas de
cirugía de urgencia.
Material
fungible adecuado y mesas auxiliares.
Medios humanos:
1 cirujano o
cirujana jefe.
1 cirujano o
cirujana ayudante de campo.
1 anestesista.
2 personas
diplomadas en enfermería, hoy Graduado en Enfermería.
1 celador o
celadora.
4.- En todos los
espectáculos taurinos generales deberá disponerse durante el desarrollo del
espectáculo de dos ambulancias, una de ellas de soporte vital básico y otra de
soporte vital avanzado.
FOTO 20 La Cruz
Roja en la Plaza de Toros de San Sebastián. El equipo médico para atender a los
toreros en la enfermería de la Plaza de Toros de San Sebastián, está contratado
por la propia Plaza de Toros: 2 cirujanos, 1 anestesista, 2 enfermeras
quirúrgicas, según la Ley de Festejos Taurinos. Para el cuidado del público, la Plaza de Toros contrata también a La Cruz
Roja que pone una ambulancia medicalizada al servicio del cirujano. El personal
de Cruz Roja es voluntario, y el de quirófano remunerado. (Elena Etxaide
Estrada. Enfermera).
Ambulancias
En los
espectáculos taurinos tradicionales y en otros espectáculos taurinos, cuando se
celebren en locales o recintos con aforo superior a 1.000 personas, deberá
disponerse durante el desarrollo del espectáculo de dos ambulancias, siendo al
menos una de ellas de soporte vital básico. No obstante cuando el aforo sea
inferior o el espectáculo se celebre en vías públicas o en espacios abiertos de
uso público, deberá disponerse de al menos una ambulancia de soporte vital
básico.
Las ambulancias
a que hace referencia el párrafo anterior estarán destinadas tanto a la
asistencia de las personas actuantes y participantes como del público
espectador en general.
Conclusión
La importancia de la figura de la Enfermera
en las Plazas de Toros es fundamental e imprescindible.
Con su formación dan los cuidados
necesarios a los toreros, subalternos, banderilleros, picadores, rejoneadores,
areneros, personal de la plaza, alguacilillos, monosabios, mulilleros, etc., y
a todas las personas que acuden a presenciar el espectáculo, asegurándoles la
protección necesaria para el cuidado de su salud.
Agradecimientos
Pedro Cano Abadía
Alfonso Blanco Picabia
Documentación Diario Vasco
Alberto Miñano Pérez
Luis E. Ortega Martín-Corral
Joaquín Solórzano Sánchez
Eduardo Ayestarán Eguiguren
Luis Ayestarán Eguiguren
Santi Cárdenas
Juan Ignacio Valle Racero
F. Mario Santos
María José Andrade Alonso
Jaime Fernández Mijares Andrade
Pita Pedro Cano
Serafín Húder
Manolo Harina Bañales
Chelo Muro García
Fotografías
Postales, fotos,
revistas, documentos y archivo personal de Manuel Solórzano
Foto 6. La enfermería de la plaza de Pamplona y
un montón inédito en la plaza vieja. Navarra.com
Bibliografía
1.- La Asistencia
Sanitaria en los Festejos Taurinos. Anatomía topográfica y abordaje inicial de
los lesionados. Tesis Doctoral presentada por Alberto Miñano Pérez y dirigida
por el Profesor Francisco Sánchez del Campo. Alicante, 2013
2.- Los Toros y
la Medicina. Luis E. Ortega Martín-Corral
3.- Reglamento
Oficial para la celebración de espectáculos taurinos y de cuanto con ellos se
relaciona con los mismos. Bilbao 1930. (Imprenta Moderna. Avenida de Recalde
15. Bilbao). Archivo: Páginas 23 – 31
4.- BOPV 19 de
diciembre de 2008. Número 243, página 31255
5.- El mes de
agosto y la Semana Grande
FOTO 21 La
empresa BMF ha cerrado los carteles que componen la Semana Grande Donostiarra.
Para el ciclo taurino que se celebrará del 14 al 17 de Agosto en Illumbe se han
programado 4 festejos: 3 corridas de toros y una corrida mixta. 2019
Manuel Solórzano Sánchez
Graduado en Enfermería. Osakidetza, Hospital
Universitario Donostia, Gipuzkoa
Insignia de Oro de la Sociedad Española de Enfermería Oftalmológica 2010. SEEOF
Miembro de Enfermería Avanza
Miembro de Eusko Ikaskuntza / Sociedad de Estudios
Vascos
Miembro de la Red Iberoamericana de Historia de la
Enfermería
Miembro de la Red Cubana de Historia de la Enfermería
Miembro Consultivo de la Asociación Histórico
Filosófica del Cuidado y la Enfermería en México AHFICEN, A.C.
Miembro no numerario de la Real Sociedad Bascongada de
los Amigos del País. (RSBAP)
Académico de número de la Academia de Ciencias de Enfermería de Bizkaia – Bizkaiko Erizaintza
Zientzien Akademia. ACEB – BEZA
Insignia de Oro del Colegio Oficial de Enfermería de Gipuzkoa 2019
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