DIRIGIDO POR LAS HIJAS DE LA CARIDAD DE SAN VICENTE
DE PAÚL
Se trataba de un hospital
especial, ya que la religión fue uno de los criterios utilizado por el mando
nacional para crear una serie de hospitales específicos. En el caso de los
musulmanes, su alimentación característica, rezos, abluciones y ritos
funerarios recomendaron la creación de hospitales específicos para su
asistencia. Por otra parte, hubo que utilizar a personal indígena para el
sacrificio de reses de consumo, cocineros, pinches o enfermeros, incluso se
nombró a un encargado de lavar a los muertos y de su enterramiento (1).
FOTO 001 Edificio de Hacienda que
cursó como Hospital Musulmán. Portada del libro
El denominado “Cuarto Hospital, el moro” se abrió el
15 de octubre de 1936 utilizando tres edificios, la Delegación de Hacienda,
que fue el primero en organizarse con 40 camas en una planta, aunque cuando se
pudieron utilizar sus siete plantas llegó a albergar unas 400 camas. El segundo
pabellón fue el Grupo Escolar Gascón y Marín, abierto un año después con 200
camas, y pasados cinco meses se utilizó también el Colegio de los Corazonistas
con unas 150 camas, de forma que en Zaragoza el hospital para musulmanes llegó
a contar con unas 800 camas, la mayoría permanentemente ocupadas hasta tal
punto que en varias ocasiones hubo que ingresar en otros hospitales, como pasó
en el Hospital Provincial.
El hospital de moros fue
autosuficiente, ya que, además de sus salas y servicios dispuso de quirófano y
aparato de Rayos X. Para dirigir la cocina se nombró a sor Martina Eguiza ayudada por varios cocineros marroquíes, pues no hay
que olvidar las prohibiciones del Corán y otra serie de preceptos que deben
mantener los musulmanes respecto a su comida.
El hospital instalado en los
edificios de “Hacienda” y “Colegio Gascón y Marín” se dedicó para
el ingreso de heridos, mientras que el Colegio de los Corazonistas se utilizó
para el ingreso de enfermos. Muchos de los pacientes llegaban evacuados desde
el mismo frente, como Brunete, entre julio y agosto de 1937, Belchite, en
octubre de 1937, y Teruel y el Ebro en 1938. Rara vez venían de otros
hospitales de la ciudad, ya que eran evacuados directamente desde los puestos
de clasificación, incluso en las mismas camillas usadas por los camilleros en
el frente. Hubo momentos puntuales que al estar llenos los tres edificios, hubo
que ingresar como se pudo, es decir, a los leves de dos en dos en una misma
cama, sentados en los pasillos, recostados en las escaleras o directamente en
el suelo en sus camillas, mientras en la calle esperaban las ambulancias llenas
de heridos, a que se evacuara a los que eran dados de alta para poder
ingresarlos en las camas que dejaban libres. Se calcula que pudieron pasar por
sus salas unos 39.000 pacientes, de los cuales, entre los que llegaron muertos
y los que fallecieron en el hospital, fueron enterrados más de 2.000.
FOTO 002 Enfermera. Hospital
Musulmán de Zaragoza
Personal
El director del hospital fue el
teniente coronel Joaquín de Benito,
el administrador el capitán de Intendencia Enrique
Gallego, y entre el personal médico contó con el comandante médico Jesús Remacha, que ejerció como jefe de
sanidad, el capitán Antonio Valcarreres
Ortiz, jefe del equipo quirúrgico procedente del Hospital Provincial, el
capitán Julio Ariño,
otorrinolaringólogo, el capitán Alejandro
Palomar de la Torre,
jefe de oftalmología, y los médicos Sancho
Marchetti, Julio San Pío, los de
guardia Jaime y Antonio Galán y el
anestesista Robert Macintosh, médico
neozelandés que llegó a España en 1937 y que después de trabajar en Vitoria y
San Sebastián en el Hospital Militar General Mola.
Historia
de una Escuela que se convirtió en Hospital. HOSPITAL GENERAL MOLA DE SAN
SEBASTIÁN. Publicado el 8 de enero de 2012
Se trasladó a Zaragoza en donde
estuvo asistiendo a soldados marroquíes. También había un intérprete para
comunicarse con los pacientes y heridos, y por lo que respecta a la comunidad
de Hijas de la Caridad, comenzó con
ocho y llegó a tener en el hospital a 16 religiosas.
En España había varios hospitales
dedicados al cuidado de los musulmanes y en ellos no existían los problemas
administrativos que se ocasionaron en los hospitales italianos por ejemplo con
el personal administrativo y sus enfermeras (No dependían de la Inspección General
de Sanidad). Todos los trabajadores en los hospitales musulmanes eran atendidos
enteramente por personal español, pero había otras dificultades.
“El personal de Enfermeras” que prestan sus servicios en el 4º grupo
de hospitales es numeroso sobre todo en el Hospital Musulmán de Zaragoza, con
dotación de 370 camas que consta de 34 salas algunas de 3 y 4 camas, siendo la
mayoría de 8 y 9 camas pues instalado el Hospital en un edificio construido
para oficinas (era el edificio de la Delegación de Hacienda), ha habido necesidad de
adaptarse para la instalación de las clínicas a la distribución del edificio
que consta de seis pisos.
En lo concerniente a las Enfermeras su número fue muy elevado
dadas las circunstancias, unas 100, que trabajaban a turno de 8 a 14 y de 14 a 20 horas. Sus circunstancias
laborales son conocidas gracias a un escrito remitido por el director el 21 de
mayo de 1937 en el que informaba: “Teniendo en cuenta la naturaleza de los
hospitalizados, todos musulmanes, que por su religión, sus costumbres y el
concepto que tienen de la mujer como ser inferior, es tan distinto de nuestros
soldados, ha sido preciso multiplicar el número de enfermeras pues yo he
procurado que en cada sala, por pequeña que sea, haya dos enfermeras para
prestarse mutua compañía y apoyo”. (Carta del Director del Hospital Musulmán
con fecha 21 de mayo de 1937). (2)
Ingreso de pacientes
Una vez clausurado, se archivó en
el Hospital Militar un fichero de datos entre el 9 de noviembre de 1936 y el 2
de mayo de 1939, y dos libros de entradas. Del estudio de los libros se deduce
que el empleo de los ingresados podía ser el de áskari, soldado, cabo o
sargento y pertenecían a unidades como las Meal-la de Tetuán nº 1, del Rif o de
Gómara; Regulares de Tetuán nº 1, de Melilla, de Alhucemas o cazadores de San
Fernando. A la hora de ingresar a los pacientes se diferenciaba entre enfermos
y heridos, siendo las patologías más abundantes las heridas por arma de fuego y
la tuberculosis.
Los ingresados procedían tanto de
los frentes próximos de Aragón como de otros más lejanos como Cataluña o el
Ebro, por lo que aparecen pacientes procedentes de Jaca, Aguarón, Belchite,
Fayón, Caspe, Teruel, Lérida o Tremp, y en diciembre de 1938 comenzaron a
llegar de los hospitales de Huesca, Monzón, Binefar o Barbastro, incluso
evacuados desde el monasterio de les Avellanes, en las proximidades de
Balaguer.
FOTO 003 Pacientes. El teniente
coronel de Benito con un grupo de enfermeras. Hermanas de la Caridad y visita
del Gran Visir, todas las fotos del Hospital Musulmán
Por lo que respecta a las salas
del hospital, hay constancia de que existía una para oficiales, mientras que al
resto se las denominaba con una letra, y a los pacientes se les apuntaba en el
libro de ingresos con un número en vez de consignar su nombre. A los que
fallecían sin ser identificados, se les hacía una foto, y al dorso se anotaban
los datos y fecha de defunción, pensando en una posible identificación
posterior.
El hospital permaneció abierto
hasta el 2 de mayo de 1939, que se evacuó a todos los pacientes, excepto a los
amputados y a la Guardia Mora,
ya que se quería entregar rápidamente el edificio de Hacienda, hasta que,
finalmente, fueron trasladados al Hospital del Grupo Costa.
Noticias de Prensa
De este hospital hay bastantes
noticias recogidas por la prensa local, como las aparecidas en el Heraldo de Aragón en noviembre y
diciembre de 1936, alabando la buena asistencia y las inmejorables condiciones
con que se trataba a los pacientes marroquíes que luchaban con los nacionales,
o bien publicando fotos del personal femenino que voluntariamente trabajaba en
el mismo (3).
Posteriormente, en 1937 el
hospital recibió la visita de una serie de obreros que asistían a las escuelas
Fuenclara, que entregaron tabaco a los pacientes y un donativo en dinero a la
dirección; en la noticia se incluyó un listado de los donantes de dinero para
dejar constancia de las personas comprometidas con la causa nacional.
También recibiría la visita del
Gran Visir de la zona de Marruecos, que fue acompañado por el alcalde Señor
Salarrullana, el jefe de los Servicios Sanitarios de la 5ª División, el
teniente coronel Antonio Valero, el director del Hospital Militar del 1º Grupo,
coronel Chamorro y por el comandante de la Mehal-la, siendo recibidos a las puertas del
hospital por su director, el teniente coronel Joaquín de Benito y por el resto
del personal. La visita tuvo una gran repercusión en la ciudad y fue recogida
por la prensa, pues no era habitual que una autoridad marroquí viniera a
visitar a sus compatriotas ingresados, que en ese momento eran 131 entre tropa,
suboficiales, mejazníes y oficiales enfermos o heridos. El artículo se
completaba con abundantes fotografías (9-III-37).
FOTO 004 Cadáver del archivo
hospital militar de Zaragoza. Visitando a un herido. Hermanas de la Caridad,
todas las fotos del Hospital Musulmán
Fiesta en el Hospital musulmán
En el Hospital Musulmán se ha
celebrado una fiesta organizada por las señoritas enfermeras en honor de los
heridos allí hospitalizados.
Se representaron fragmentos de
varias obras teatrales y terminó el acto con un festival de jota (4).
Notas:
(1).- Tanto en Zaragoza como en
Santo Domingo de la Calzada
se preparaban conservas de carne y rancho, interviniendo un operario indígena,
específicas para musulmanes. Salarrullana Alabart, J. Conferencia pronunciada
ante los profesores de la
Academia de Zaragoza.
(2).- Jesús Béscos Torres. “Las
Enfermeras en la guerra de España 1936 - 1939”, página 114. http://www.portalcultura.mde.es/publicaciones/revistas/historia_militar/index.html
(3).- Heraldo de Aragón, 26-XI,
18XII-36; 5-VI-37; 19-VII y 8-XI-38.
(4).- ABC, jueves día 2 de
febrero de 1939, página 19.
BIBLIOGRAFÍA
Guerra Civil Aragón. Zaragoza. Fernando Martínez de Baños de Carrillo
(Coordinador). Luis Alfonso Azcarazo
García; Pedro Barrachina Bolea; Francisco Escribano Bernal. Editorial
Delsan.
Revista de Historia Militar del
Ejército de Tierra. Las enfermeras en la guerra de España. Jesús Béscos Torres.
Teresa Martín Royo. Archivo Municipal de Zaragoza
AGRADECIMIENTOS
José Juan Adán Peguero
María José Gil Sanz
Carlos Adán Gil
Teresa Martín Royo. Archivo de Zaragoza
Archivo General Militar de Ávila
Jesús Béscos Torres
AUTORES
Raúl Expósito González
Enfermero. Servicio de Anestesia
y Reanimación. Hospital “Santa Bárbara” de Puertollano. Ciudad Real. Experto en Barberos, Ministrantes y
Sangradores
Jesús Rubio Pilarte
Enfermero y sociólogo. Profesor
de la E. U. de
Enfermería de Donostia. EHU/UPV
Miembro no numerario de La RSBAP
Manuel Solórzano Sánchez
Enfermero Servicio de
Oftalmología
Hospital Universitario Donostia
de San Sebastián. Osakidetza /SVS
Vocal del País Vasco de la SEEOF. Insignia de
Oro de la SEEOF
Miembro de Eusko Ikaskuntza
Miembro de la Sociedad Vasca de
Cuidados Paliativos
Miembro Comité de Redacción de la Revista Ética de los
Cuidados
M. Red Iberoamericana de Historia de la Enfermería
Miembro no numerario de La RSBAP
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