domingo, 10 de mayo de 2020

PALACIO DE MEDINACELI HOSPITAL DE SANGRE 1936


Una visita al Palacio de Medinaceli, Verdadero Museo de Guerra, de Caza y de Pintura, convertido hoy en Hospital de Sangre y Cuartel de Milicianos

FOTO 1 En el palacio de Medinaceli de Madrid, convertido en parte en cuartel de las Milicias populares, las fuerzas proceden al reparto de municiones. Foto Videa

Armaduras y corazas antiguas que se conservan en el museo de caza del Palacio de Medinaceli. En el centro de una de las salas del museo de caza del Palacio de Medinaceli se encuentra disecada esta jirafa gigante, a la que hubo que cortar treinta centímetros del cuello para que cupiera en la habitación. Crónica. Revista de la Semana. Redacción y Administración. Calle Hermosilla número 73 de Madrid. Director Antonio G. de Linares. 2 de agosto de 1936. Año VIII. Número 351. Página 24

En el palacio de Medinaceli los calendarios se han detenido en una fecha de abril de 1931

Los antiguos propietarios de este edificio salieron de España a raíz de proclamarse la República; y aunque parece que después han regresado a Madrid, no hay indicios de que hayan vuelto a habitar esta casa, verdaderamente suntuosa, en la que se guardan joyas artísticas de valor incalculable.

Los ricos tapices que antaño adornaban las paredes de la lujosa sala de fiestas y de otras habitaciones de la casa fueron llevados de allí, seguramente trasladados al Extranjero; pero de todos modos, la riqueza que en el palacio está atesorada en cuadros de Goya y Velázquez, en antigüedades, relojes y muebles valiosos, equivale a varios millones de pesetas (1).

FOTO 2 Médicos y Enfermeras atendiendo a los heridos. Muchos de los hospitalizados en el palacio de Medinaceli convalecen de sus heridas, y mientras llega el momento de darles el alta definitiva leen tranquilamente el periódico. Foto Videa. Crónica. Revista de la Semana. Redacción y Administración. Calle Hermosilla número 73 de Madrid. Director Antonio G. de Linares. 2 de agosto de 1936. Año VIII. Número 351. Página 25

Al incautarse el pueblo de este edificio lo ha destinado, en parte, a Hospital de Sangre, y en parte, a Cuartel General de la Sección Motorizada de las Milicias Obreras del Partido Socialista.

Los miembros de estas Milicias pasean por el jardín. Sobre el césped, un grupo acaba de montar unas ametralladoras, que esta misma tarde lanzarán desde las cumbres de la Sierra su cortina de fuego. Sobre una de las paredes, los fusiles se alinean en espera de que el maestro armero les eche un vistazo y un poco de aceite.

Los altavoces instalados en todo el palacio transmiten a los milicianos las órdenes de sus jefes, dictadas desde el micrófono. En estos cuarteles de las Milicias, la radio, menos espectacular, pero mucho más práctica, ha sustituido a la cometa.

Hacemos una rápida visita. Los tesoros artísticos del palacio son cuidados con todo celo por estos hombres de «monos» azules, que recorren las habitaciones con ojos maravillados. Unos carteles grandes avisan que todo aquello es del pueblo, y que debe ser respetado.

El antiguo poseedor del palacio tiene una afición extraordinaria a la caza. Llega a constituir casi una obsesión en él. Asombrados, contemplamos el Museo de caza. Animales de todas clases están allí disecados, bien en cuerpo entero, o solamente la cabeza o los cuernos. Rinocerontes, focas, elefantes marinos, búfalos, águilas, centenares de ciervos, jabalíes... Debajo de cada trofeo, un óvalo dorado indica el lugar y la fecha en que fue cobrada la pieza. Hay una jirafa gigante, una de las mayores que se han cazado; tan alta, que para poderla meter en una de estas amplias salas hubo que cortarle treinta centímetros del cuello (1).

FOTO 3 Enfermeras en una sala del Palacio de Medinaceli transformado en Hospital de Sangre, 2 de agosto de 1936

El Museo de armas y armaduras antiguas no es menos valioso e interesante. Las corazas y los cascos guerreros, perfectamente adosados a maniquíes, nos hacen recordar épocas remotas, cuando los guerreros peleaban dentro de una cárcel de hierro, invulnerable a las armas de aquellas épocas. Morteros antiguos, cañones en miniatura, sables, vestimentas de combatientes de otros siglos, pistolones enormes y espuelas valiosas decoran las paredes de este verdadero Museo.

El Museo de pintura, en el que, como hemos dicho, abundan los Goya y los Velázquez, se distribuye por toda la casa. Rara es la habitación o el pasillo donde no hay algún o algunos cuadros de inestimable valor.

Abundan los motivos de caza, y el dormitorio del ex duque tiene las paredes decoradas con escenas cinegéticas.

FOTO 4 Casino de Madrid convertido en Hospital de Sangre, 9 de agosto de 1936

Junto al dormitorio está el cuarto de baño. Las paredes son de caoba y decoradas con miniaturas de bronce de los cuernos de todos los venados cazados. Junto a todo el lujo y esplendor del palacio destaca la sencillez de la cama.

Por las salas, sobre colchones extendidos en el suelo, muchos milicianos, que acaban de regresar del frente, descansan de las duras jornadas, mientras otros se preparan a salir. Las lámparas enfundadas en telas blancas, como muchos muebles, dan a todo un aire fantasmal, turbado a cada minuto por el grito del micrófono:
El miliciano Antonio López que se presente inmediatamente junto al teléfono del jardín para encomendarle un servicio urgente (1).
R. M. G.

PALACIO DE MEDINACELI HOSPITAL DE SANGRE 1936 y también llamado “HOSPITAL DE BASE NÚMERO 1” de Madrid

El Palacio reconvertido en Hotel quedó en manos de un Comité de trabajadores en 1936. Al ver el Ministerio de Guerra un gran repliegue de las tropas del sur, decide convertirlo en Hospital de Sangre, denominado “Hospital de Base número 1” de Madrid. El Médico Manuel Bastos Ansart decidió trasladar el Hospital Militar de Carabanchel, debido a su proximidad con el avance de las tropas asaltantes por el noroeste de la ciudad, evacuándose por completo y trasladando al personal sanitario y el material quirúrgico al Palacio de Medinaceli (2).

En la planta baja se instalan los quirófanos de urgencias. La cúpula que iluminaba el salón de baile con aquella luz, sirvió para poder realizar las operaciones, ya que las bombas caídas sobre Madrid habían acabado con la luz eléctrica. Se instalaron cerca de 800 camas. También estaban además del personal sanitario todos los empleados que se dedicaban a recoger y trasladar a los heridos y enfermos (2).

Agradecimiento
Esteban Durán León

Bibliografía
1.- Crónica. Revista de la Semana. Redacción y Administración. Calle Hermosilla número 73 de Madrid. Director Antonio G. de Linares. 2 de agosto de 1936. Año VIII. Número 351. Páginas 24 y 25
2.- Palacio de Medinaceli. Madrid

Autor:
Manuel Solórzano Sánchez
Graduado en Enfermería. Osakidetza, Hospital Universitario Donostia, Gipuzkoa
Insignia de Oro de la Sociedad Española de Enfermería Oftalmológica 2010. SEEOF
Miembro de Enfermería Avanza
Miembro de Eusko Ikaskuntza / Sociedad de Estudios Vascos
Miembro de la Red Iberoamericana de Historia de la Enfermería
Miembro de la Red Cubana de Historia de la Enfermería
Miembro Consultivo de la Asociación Histórico Filosófica del Cuidado y la Enfermería en México AHFICEN, A.C.
Miembro no numerario de la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País. (RSBAP)
Académico de número de la Academia de Ciencias de Enfermería de Bizkaia – Bizkaiko Erizaintza Zientzien Akademia. ACEB – BEZA
Insignia de Oro del Colegio Oficial de Enfermería de Gipuzkoa 2019


No hay comentarios:

Publicar un comentario